Tatoeba Last Dungeon Mae no Mura no Shōnen ga Joban no Machi de Kurasu Yō na Monogatari (NL)

Volumen 6

Capítulo 3: Un Brutal Intercambio De Roles – Suponga Que Su Lugar De Trabajo Explotador Lo Transfirió A Su Peor Departamento

Parte 6

Se abrieron agujeros en la frente, el pecho y el estómago de Lloyd. Mina chilló.

“¡Eek! Q-Que estas—”

Pero Lloyd se mantuvo erguido. ¡Naturalmente! Estos tiradores de guisantes no le hicieron más daño a Lloyd de lo que la esquina de un escritorio haría el trasero promedio.

“¡He estado pensando que estos son accesorios realmente impresionantes! ¡Se ven tan reales pero no duelen en absoluto! Vaya, lo siento, me estoy saliendo de mi personaje”.

“¡E-Eres un monstruo!”

“Dejaré eso a tu imaginación, ¡no es que tengas tiempo para eso!”

Con esa genial frase de una sola línea, Lloyd hizo un barrido de piernas, que fue tan rápido que causó una onda de choque.

Uno,  dos,  tres  hombres fueron enviados volando hacia la pared del callejón.

“Uno queda, ¿eh? ¿Bien? ¿Listo para correr?”

En cambio, el hombre sacó un tubo grande y apuntó a Lloyd.

“¡Eres demasiado! ¡Pero nuestro nuevo cañón de piedra mágica acabará contigo! ¡Estarás llorando por misericordia!”

“¿Oh? Fascinante. Ve y pruébalo”. Lloyd levantó una mano y le hizo señas de que continuara.

“¡T-T-T-Tu…lo pediste! ¡Te dejaré boquiabierto a ti y a la dama!”

Un estruendo atronador resonó en el callejón. Una vez más, Lloyd resultó completamente ileso. Había absorbido la explosión con la palma… y ahora estaba cepillando ligeramente el hollín.

“—!” El hombre dejó escapar un chillido sordo.

“Er, ¿en serio? ¿Ningún daño en absoluto? ¿Cómo?” Preguntó Mina.

“¿Cómo? No sé, simplemente hago ejercicio”, explicó Lloyd. Eso parece algo que dirían en las películas, pensó.

Luego le dio un golpe al último de los rufianes. Lo enviaron indefenso como un muñeco de trapo y se desplomó inconsciente contra la pared del fondo.

“Vaya”, exhaló Lloyd. “¡Un pequeño golpecito y sus ojos se pusieron en blanco! Es un verdadero profesional”.

“¿R-Roy?” Preguntó Mina. “¿Quién es usted? ¿Dijeron algo sobre saber quién eres?”

No estaba preparado para eso en absoluto. “Er, um…”, balbuceó, perdido.

“No puedes decirme, ¿eh? Lo suficientemente justo. Pero será mejor que te laves las manos de este lío, rápido. No durarás mucho en Rokujou con el Rising Blue Dragon pisándote los talones”.

“¡Oh! Todavía estamos usando esa línea de la historia”. “¿Línea de la historia?”

“Er, quiero decir… ¿eh?”

Hubo una conmoción en el callejón. ¿Eran policías corriendo hacia la pelea? ¿O respaldo para los rufianes?

“Mierda, es la policía, tienen a la policía en el bolsillo. No nos ayudarán”. “Oh, una de esas historias. Entonces, si me disculpas… ”

“¿Eh? ¡Eaugh! ¡Espera, no tan rápido! ¡No estoy listo!”

Tomando a Mina en sus brazos, Lloyd se retiró apresuradamente, saltando de tejado en tejado.

Cuando se puso el sol, llegaron a un parque junto a la costa y Lloyd la depositó suavemente. Se estaba poniendo bastante oscuro.

Los ojos de Mina estaban completamente abiertos, mirándolo.

“No eres la primera persona que conozco con habilidades como esa. Phyllo, y… ¿Estás seguro de que no tienes un hermano?”

“¿Algo pasa?”

“… No, solo hablo conmigo mismo”.

“Está bien… bueno, será mejor que vuelva. No sé dónde se suponía que tenía que esperar…”

Lloyd se desvaneció como el viento. “Roy Akizuki… Roy… Era tan… cálido”.

Mina pronunció su nombre como si estuviera protegiendo las brasas de su corazón de la brisa del mar. Luego recordó el colgante que había escondido en su pecho y lo sostuvo a la luz de la luna.

“No puedo distraerme. No hasta que haya usado este colgante para salvar a mi madre. No tengo mucho tiempo. Cada momento cuenta”.

Lloyd regresaba por donde había venido, volviendo al rodaje.

“¿Fue suficiente tiempo? ¿Tal vez demasiado? Será mejor que vuelva”.

Lloyd llegó al distrito comercial y miró a su alrededor, preguntándose qué camino tomar a continuación. Entonces sintió ojos fijos en él desde una calle lateral.

“—?”

Se volvió para mirar. “………”

Al otro lado del camino principal había una mujer parada al lado del camino, mirándolo directamente.

Pelo rubio. Piel tan pálida que era casi enfermiza. Llevaba una chaqueta y unos vaqueros normales, fáciles de llevar. Lloyd la reconoció.

“¡La mujer de la foto!”

El que le había mostrado Sardin. Esta era Ubi; Sardin la había llamado su esposa.

Un carruaje pasó entre ellos.

En el momento en que su visión de ella se oscureció, ella desapareció. “… ¿Se fue por el callejón? ¿Quiere que la siga?”

Ella solo había dejado un rastro débil para que él lo rastreara: rastros de polvo, sonidos de movimiento más adelante. Avanzó por el estrecho callejón. Cuando los ruidos de la calle principal se desvanecieron, el camino se abrió y la encontró sentada sobre un montón de madera de desecho. Esto parecía ser un terreno baldío, abandonado a mitad de construcción. Había espacio más que suficiente, y estaba lo suficientemente silencioso, para una pelea.

“No dudó en seguirme”, gritó.

“Um”, dijo Lloyd, tensándose. “Parecías querer que te siguiera, así que…

¿Me equivoqué?”

Los ojos de Ubi se abrieron un poco ante su respuesta, pero esa mirada pronto se desvaneció. “… fanfarronea todo lo que quieras”.

Esta mujer pálida se había tomado sus nervios como un acto, diseñado para hacerla subestimarlo.

“Eso no funcionará en mí”, advirtió.

Lloyd no había intentado nada por el estilo, por lo que estaba confundido. Luego encontró un cuchillo en su garganta.

El viento silbaba.

Sin ninguna señal o sonido de su avance, la espada de Ubi estaba sobre él. Cualquiera más habría muerto sin siquiera darse cuenta de lo que había sucedido.

Lloyd lo esquivó fácilmente.

“¡……!” Ella cambió su agarre, balanceándose de nuevo, y una vez más, Lloyd hizo que pareciera sin esfuerzo.

“¡Tch!”

Él había desviado el golpe de Ubi con tal velocidad que ella perdió el equilibrio y cayó sobre una rodilla.

Volvió a ponerse de pie y atacó de nuevo en poco tiempo. Ahora, usando paredes y montones de madera como puntos de apoyo, se le acercó desde todas las direcciones, tratando de esquivar a la guardia de Lloyd.

“¡A estas velocidades, ni siquiera tú puedes…!” Su cuchillo se precipitó hacia la sien de Lloyd. “¡Whoa!”

Lloyd agarró la hoja entre dos dedos como si fuera fácil. Claramente, no era humanamente posible. Ubi  saltó hacia atrás, repentinamente cauteloso.

“… Eres bueno”, señaló, asombrada.

Lloyd estaba igualmente sorprendido. Ella simplemente me atacó… y sufrió una caída bastante grande cuando la desvié ligeramente… ¡Ohhh!

Lloyd se enderezó y la llamó. “Eres Ubi, ¿verdad?”

Ella respondió con silencio.

“¡Gracias por ayudarme!” dijo, haciendo una profunda reverencia. “¿Eh?” Ella frunció el ceño, ahora genuinamente nerviosa.

Lloyd no se dio cuenta en absoluto. Simplemente miró hacia arriba, con una expresión de profunda gratitud en su rostro.

“Estás tratando de mejorar mi actuación, ¿verdad? ¡Tú eres el productor!”

“¿El productor? ¿Qué es eso?”

“Sardin te llamó su esposa durante nuestra escena de improvisación el otro día. ¡Eso fue una metáfora! ¡Escuché que el director es el padre y el productor es la madre!”

“Sardin dijo… ¿Qué está haciendo?” Ubi se agarró la frente, incapaz de seguir el ritmo de las múltiples capas de distorsión de Lloyd. “… ¿Hablas en serio o es una especie de broma? Nunca he conocido a nadie tan difícil de tratar”.

Como un representante de ventas que intenta atender a un cliente incoherente, claramente estaba renunciando a su manual de juego habitual.

“¡Viste lo mal que estaba en las escenas de acción y me invitaste aquí para ayudar!” Lloyd exclamó, orgulloso de sí mismo por haberlo descubierto. “¡Muchas gracias! ¡Eres una gran actriz! ¡Realmente pensé que eras una asesina que intentaba matarme! ”

Lloyd estaba listo para una lección individual sobre cómo realizar acrobacias.

En lo único que tenía razón era en la parte en la que ella había estado tratando de matarlo.

“¿Te refieres a cada palabra de eso?” Preguntó Ubi, agarrándose la cabeza.

“¡Sí! ¡Creo que eres maravilloso! Puede que estés produciendo esta película, pero en realidad eres una actriz de cine de acción, ¿verdad? La forma en que usas estos accesorios, ¡no puedo esperar para comenzar!

¿En qué página del guion estamos?”

“¿Actriz? ¿Accesorios? ¿Pagina?” Ubi chilló, el pánico aumentaba con cada palabra.

Luego se obligó a calmarse, bajó su centro de gravedad y blandió su cuchillo.

“Puedes crear una nube de confusión con tus palabras, pero no dejaré que eso me distraiga”.

La luz de la luna se reflejaba en su espada.

“Debo matarte aquí por el bien de mi familia”.

“Uh… ¿estaba esa línea en el guion?”

Cuanto más serio se ponía Ubi, más las reacciones de Lloyd lo arruinaban todo, y esto la frustraba cada vez más.

Lloyd se había sacado el guion del bolsillo, ajeno a su frustración. Lo hojeó, buscando esa línea. Entonces…

“¡No está aquí! ¡Entonces debe ser improvisación! ¡Oh, esto es genial para mi entrenamiento en películas de acción!”

Improvisar era como una palabra mágica para Lloyd ahora.

“¡Hablar sobre entrenamiento y actuación no hará sonar…!” Ubi comenzó, pero Lloyd se lanzó a su propia versión de “acción cinematográfica”.

“¡Hah!” Había recogido un clavo oxidado del suelo y se lo había arrojado.

Un clavo había estado allí, azotado por el viento y la lluvia durante días y días… y lo arrojó con tanta fuerza que se enterró en una pared de ladrillos como un cartucho de escopeta.

“¿Eh?”

Antes de que Ubi pudiera recuperarse de su conmoción, Lloyd ya estaba improvisando más acción con objetos cercanos.

“¿Qué tal este trapeador?” preguntó, cogiendo un trapeador viejo abandonado, del tipo que se usa para limpiar la suciedad y el musgo de las paredes. Lo hizo girar como un bastón, algo inexperto.

Ubi levantó su cuchillo, asumiendo que la iba a golpear con él. “Puedo manejar un trapeador”, dijo. De todos modos, era mejor que una bala de clavo oxidado.

“Si cargo el trapeador con energía… ¡ha!”

“¿Eh? ¿Energía?”

Con el grito de Lloyd, los extremos del trapeador comenzaron a retorcerse y luego se afilaron en picos puntiagudos.

“¡Entrando caliente!” Lloyd tomó esa cama de púas y la lanzó directamente hacia ella, sin dudarlo en absoluto.

Ubi huyó desesperadamente del torbellino que su swing impulsó, agachándose contra la pared. Ella había entrado como una hermosa ruda, pero no quedaba ningún rastro de eso.

“¡E-Eso estuvo cerca!”

Aterrorizada, miró hacia la pared sobre ella… y vio una hendidura en ella, como si alguien hubiera tomado una cuchara para hacer un helado.