Tatoeba Last Dungeon Mae no Mura no Shōnen ga Joban no Machi de Kurasu Yō na Monogatari (NL)

Volumen 6

Capítulo 3: Un Brutal Intercambio De Roles – Suponga Que Su Lugar De Trabajo Explotador Lo Transfirió A Su Peor Departamento

Parte 4

La tripulación tomó esto como una broma y se rio, pero los ojos de Sardin no mostraban signos de alegría.

“¡Deja de bromear y filmemos esto!” siseó el subdirector. “Tenemos una agenda apretada, ¿recuerdas?”

“Es cierto, pero Amidine aún no está aquí”. “¿Oh?”

“Sí, dijo que quería estar en esta escena”.

“Estoy aquí ahora.” Amidine entró, vestida con un delantal, jugando al dueño del café.

“¡Llegas tarde! ¿Qué te contuvo?”

“Tuve problemas para conseguir el ve—ejem—el delantal adecuado”.

Amidine señaló con orgullo su delantal, que mostraba adorables gatitos. Todos se quedaron en silencio conmocionados. Este era un aspecto terriblemente lindo para él… De hecho, había estado esperando que llegara el veneno.

Sin prestar atención a las miradas horrorizadas, tiró de las cuerdas del delantal de gatito y dio una palmada.

“¡Empecemos a filmar! ¡Le serviré una taza de café al Sr. Akizuki y él tomará un sorbo antes de decir sus líneas! ¡Bébelo! ¡Vamos, bebe!”

“Uh… supongo que estás en el personaje, ¿eh? Siempre un profesional. Calor completo incluso para una pequeña parte”.

Sardin agarró su megáfono y comenzó a ladrar instrucciones. “¡Hagámoslo! ¡Rueda la cámara! ¡Escena quince! ¡Acción!”

A su orden, un zumbido llenó la habitación. La cámara cobró vida. Mina comenzó a hablar, pareciendo relajada.

La actuación de Lloyd fue un poco forzada, pero dentro de los límites de la escena. Mientras pasaban por sus líneas, Amidine llegó con su café.

Tu café. Y pruébalo”. “Gracias.”

Amidine regresó a la cocina, mirando los labios de Lloyd como un halcón mientras se acercaba el café.

“¡Adelante! ¡Muere! ¡Que tu estómago se derrita!” siseó. El café tocó los labios de Lloyd… y se bebió la taza.

“¡Ahora muere! Continúa… muere… en cualquier momento… ” La escena concluyó.

“¡Y corte! ¡Buen trabajo, Roy! Una buena actuación para tu primera salida”. “¡Alto ahí!” Amidine salió furiosa de la cocina.

“¿Qué pasa, Amidine? ¿Su desempeño fue insatisfactorio?”

“¡Estuvo bien!”

“Er, ¿lo fue?”

Entonces, ¿por qué había salido volando de la cocina? “¡Señor Akizuki!”

“¿S-Sí?”

“¿Tú… bebiste el café? ¿Bien? ¡Di algo!”

“Er… Sí. Fue un poco amargo, pero ¿sigue siendo bueno?”

“¡¿Eso es todo?!”

Todos lo estaban mirando. Y no en la forma en que mirarías a una estrella de cine. Era más como la mirada que le dirías a un anciano loco.

“Amidine, estás demasiado metido en este papel. Hemos terminado de filmar, así que ya no es necesario que sigas siendo el dueño del café fanático del café. ¿Es hora de romper el personaje, mm?”

“¡¿Amargo?! ¡¿Solo… amargo?!” Amidine cayó de rodillas, llorando. Mientras lo hacía, los ojos de Mina vislumbraron algo.

Un colgante de aspecto sencillo.

“¿Es ese el colgante del santo? ¿Por qué lo tiene?” Mina siseó en voz baja, frunciendo el ceño. “Tendré que arrebatárselo… ¡Tengo que ponerle las manos encima!”

“¡¿Qué diablos pasó ahí fuera?! ¡¿No me trajiste la mierda que te pedí?!” Amidine chilló en un rincón de la cocina vacía, sosteniendo a un miembro de su organización por el cuello.

Desde la distancia, parecía el dueño de un café regañando a un trabajador a medio tiempo… excepto que estaba haciendo un uso completo de sus métodos enseñados por la mafia. ¿Qué pasó con ocultar su identidad?

“¡Lo hice! ¡Lo prometo!” chilló el secuaz. Amidine lo miró con recelo. Su delantal de gatito estaba haciendo que esta escena fuera casi cómica.

“Entonces, ¿por qué sigue vivo? … ¡Eso no fue lo que dijiste que haría! No me digas que me trajiste un medicamento para el resfriado o, peor aún,

¡azúcar en polvo!”

Enfadado, Amidine raspó el fondo de la taza de Lloyd con la uña y se la llevó a los labios.

“Es dulce. No me digas que en realidad me diste… ¡Gweh-gah-gah-gah- gah-gah!”

“¡Ah, Amidine! ¡No! ¡Escúpelo! ¡Ahí tienes! ¡Y enjuágate la boca con un poco de agua! ¡Di ‘aaah’!”

Su subordinado sonaba como si estuviera regañando a un niño que había comido algo que se suponía que no debía. Le entregó a Amidine un vaso de agua.

“¡Yow! ¡Mi lengua! ¡Ay! … Glug-glug. Bleh. Glug-glug. Bleh. Glug-glug…”

El dolor finalmente remitió, Amidine se desplomó exhausta. “Perdón por haber dudado de ti… Me trajiste veneno… Solo soy un fracaso…”

Estaba tan deprimido que se había olvidado de su lugar como mafioso.

“J-Jefe… creo que podríamos estar lidiando con una fuerza a tener en cuenta…”

Amidine ni siquiera tenía la capacidad de advertir a su secuaz sobre llamarlo así.

“Así que no podemos dejarlo fácilmente, ¿eh…? Adelante, hijo… ya sabes qué traerme”.

“¿Estás hablando de…?”

“Sí, la pistola Gatling”.

“¡¿Qué?!” El secuaz contuvo la respiración por un momento. “La pistola Gatling… ¡Una ronda de sus disparos puede convertir a cualquiera en carne picada! ¡No podemos! Es increíblemente peligroso y aún no está en el mercado, aunque no tengo ninguna duda de que dominará las ventas en el comercio de armas, ¡y ciertamente no podemos mostrárselo a un civil!”

“Puedo.” El puño de Amidine dio un golpe en la cabeza del secuaz. “¿A quién le importa? No podemos permitir que esta bestia deambule por nuestras calles… Démosle a los periódicos algo sobre lo que escribir. Ve. Tráemelo. Rápido.”

El secuaz se alejó con la cabeza gacha.

Una sonrisa se extendió por los labios de Amidine.

“Te borraré esta vez… usando nuestra arma más nueva”.

Habiendo fallado en matar a Lloyd una vez más, Amidine volvió su mente a la siguiente escena, inventando otro plan.

Esta escena iba a tener lugar en la ciudad. Roy estaría persiguiendo a un gran matón, que le arrojaba a los transeúntes y le dejaba productos, impidiendo su avance. Una clásica persecución a pie.

Selen interpretaría a una chica de pueblo y Phyllo, una vendedora de puestos. Estaban disfrazados y listos.

“Hola chicos. ¿Qué papeles estás interpretando?” Preguntó Lloyd.

“¡Oh, sir Lloy—quiero decir, Roy! Se supone que debo estar charlando en un café. Bueno, en realidad no diré nada. Solo fingir que estoy teniendo una conversación”.

Mientras tanto, Phyllo vestía un traje de verdulero, agarrando con gravedad una manzana.

“… Mi puesto es derribado y estoy enterrada en productos agrícolas”.

Riho les dio una palmada en la espalda a ambos, sonriendo. “¡Roles perfectos para cada uno de ustedes! Phyllo es lo suficientemente fuerte como para soportar la caída, y desde la distancia, ¡Selen parece normal!

¡Casting impecable!”

Lloyd notó que Riho vestía su ropa habitual.

“¿Qué estás participando, Riho? ¿No estás disfrazada?”

Su sonrisa se desvaneció. “Estoy ayudando al técnico con las luces. Es un verdadero dolor”, refunfuñó.

Levantó una tabla plateada. Tenía un brillo apagado. “… ¿Para qué es eso?”

“Se llama tablero reflector”. Riho suspiró. “Refleja la luz del sol, reduce las sombras… Todo es parte de la cinematografía”.

“¡Anímate, Riho!” Dijo Lloyd. “¡La iluminación es una parte importante de cualquier película! ¡Gracias a ti, realmente voy a brillar!”

Esto hizo que sus mejillas se ruborizaran. “B-Bueno, si tú lo dices… haré lo que pueda”.

Fue un momento encantador… pronto interrumpido por un grito acalorado. “¡Bien dicho, Roy! ¡Tú sombra es donde residimos!”

Allan y el resto de las audiciones fracasaron y los pésimos actores llegaron de buen humor.

“¡Que hay, Roy! ¡Allan Toin Lidocaine, capitán de la brigada de tableros reflectores!”

“¡Allan! ¿Espere, capitán?” Preguntó Lloyd.

Allan ahora se jactaba de un título recién acuñado, pero un momento antes, había estado deprimido como un fanático de los ídolos cuyo favorito se vio obligado a retirarse después de  una boda de lujo. ¿Cómo se había recuperado tan completamente?

“Hombre, seguro que has hecho un giro de 180 grados, Allan.”

“¡Ha! Claro que sí. ¡Amidine me habló en persona! ¡Dijo que contaba con nosotros! ¡No seríamos el ejército de Azami si no pudiéramos estar a la altura de eso!”

Es casi seguro que Amidine solo estaba siendo educado, pero eso se le había subido a la cabeza a Allan. Solo un verdadero fanático podría emocionarse así solo porque una celebridad le habló.

“¡La profundidad de su cortesía! ¡Él vio que teníamos potencial de maestros! ¡Me convertiré en el mejor portador de tableros reflectores en la historia de Rokujou!”

Lo único en lo más profundo de la mente de Amidine era hacer picadillo de “Mr. Akizuki,” pero Lloyd asintió con la cabeza como si todo tuviera sentido. Allan le dio una palmada en el hombro.

“¡Dale todo lo que tengas! Una vez soñé con ser un actor famoso, ahora te encomiendo ese sueño a ti”.

Un sueño estúpido y una petición estúpida. No había nada peor que un fanático excitable.

“G-Gracias… pero me diste tan buen consejo. ¿Estás seguro de que no te arrepientes de nada?”

Lloyd se estaba tomando muy en serio esta tonta conversación, aunque la respuesta correcta sería hurgarse la nariz e ignorarla.

“… Ni siquiera le hagas caso… Sus nervios están tensos”, aconsejó Phyllo.

Apartó a Lloyd de Allan. Fue muy amable de su parte no recordarles a todos lo mala que había sido la actuación de Allan.

Entonces Lloyd notó que faltaba alguien. “Uh… ¿dónde está Micona?”

“Micona está actuando con ser una camarera. El chico que corre choca contra ella y deja caer una bandeja llena de bebidas. Allí, ¿ves?”

Riho señaló al otro lado de la plaza, donde Micona estaba parada con un lindo uniforme de camarera… y frunciendo el ceño en su dirección.

“Uh… ella me está mirando.”

Lloyd era felizmente ajeno al hecho de que Micona pensaba que él era un escolta que visitaba el hogar y jugaba con el afecto de Marie, pero incluso él se había dado cuenta de que ella se lo había metido.

“No creo que haga ninguna locura con las cámaras en funcionamiento, así que… concéntrate en tu actuación, Ll-Roy”.

Lloyd volvió a mirar a Micona, se estremeció y se trasladó a su posición.

“Muy bien, extras de Azami, ¡gracias por esperar! ¡Es hora de la siguiente escena y la entrada del rey Sardin!”

Sardin adoptó una pose. Nadie estaba seguro de cómo reaccionar. “¡Yo! ¡Rey Sardin! ¡Eres el mismo de siempre!”

“¡Rey Sardin, pasa por nuestra tienda alguna vez!”

“¡Nuestros hijos ya han crecido, rey Sardin!”

“¡Rey Sardin!”

Parecía bastante popular entre los ciudadanos de Rokujou. Todos lo llamaron como lo harían con un vecino amistoso.

“Alguien es popular”.

“Escuché que todos lo llaman el Tonto Dandy”, dijo Selen. “Un rey que no se enoja, incluso cuando no le das el trato real, sería bastante popular”.

Phyllo se inclinó. “…… ¿Dónde está la heroína?” Riho sacó el guion y lo miró.

“Uh, esta escena tiene lugar después de que la princesa está a salvo y están tratando de atrapar al malo. Entonces la heroína no está aquí. ¿Por qué? ¿Querías su autógrafo?”

“… Mm.”

No estaba claro si eso era un sí o un no.

“Estás siendo muy raro”. Riho guardó el guion y se sentó, bostezando. Allan comenzó a gritarle, todo entusiasmado por alguna razón:

“¡¿Qué estás haciendo, mercenario?! ¡Estás en la brigada de tableros reflectores! ¡Ponte en tu posición!”

“¡No soy parte de tu tonta brigada, idiota! ¡Ow! ¡No brilles esa cosa en mis ojos!”

“¡Vete a tu casa!” Gritó Allan, desesperado por compartir su nuevo amor por la cinematografía. “¡Formación en V! ¡Apoyar!”

“””¡Sí! ¡Luces!”””

“¿Formación en V? ¿Qué somos, gansos? ¡Argh, deja de hacer de esto una prueba!”

Francamente, tener una variedad de tableros reflectores apuntados a usted a plena luz del día bien podría prenderle fuego.

Con sus fuerzas preparadas para la máxima destrucción, Allan informó con orgullo a Sardin. “¡Director! ¡Haz rebotar las tableros en posición!”

“Uh, seguro, ¿gracias? Solo mantenlo bajo”.

El entusiasmo de Allan era tan malo que incluso Sardin se olvidó de ser el Tonto Dandy.

En esta coyuntura, Amidine se acercó sigilosamente con una sonrisa maliciosa.

“Sardin, ¿una palabra?”

“Oh, ¿ahora qué, Amidine?” Sardin volvió a su carácter. “¿Quieres una docena de autógrafos del hombre que pronto será el mejor director del mundo?”

“No, se trata de la otra cosa”, dijo Amidine con gravedad. “Es un problema para nosotros si el Sr. Akizuki no puede investigar el Rising Blue Dragon”.

“Ciertamente… ¿Cómo llegó a esto?” Sardin negó con la cabeza.

“Entonces,” Amidine continuó con una sonrisa como un comerciante sin escrúpulos. “¿Qué hay de tenerlo herido por el arma secreta del villano, lo que lo dejaría temporalmente fuera de servicio?”

“Hmm, lo dejo en la banca, ¿eh…? La refundición por sí sola ha provocado una serie de revisiones. Si hacemos que Roy lleve a cabo una recuperación milagrosa de último minuto, y lo hacemos investigar mientras su personaje está fuera de juego, las demandas de los patrocinadores se cumplirían, ¡y también las nuestras!”

Sardin parecía completamente complacido con esta idea.

“¡Tenemos el sello de aprobación de Sardin!” Amidine gritó. Realmente se estaba desmoronando aquí. “¡Está bien, tripulación! ¡En modo de espera!”

Se dio la vuelta, ladrando órdenes a la tripulación, específicamente, al subordinado del Rising Blue Dragon, que sacó un objeto cubierto de tela… una pistola Gatling.

“¡Te digo, eso es ominoso!” Gritó Sardin. “Parece tan real… ¿Es seguro?”

“¡Vamos, hay poca diferencia entre un accesorio y lo real!”

Amidine ni siquiera estaba poniendo excusas en este punto, y Sardin parecía genuinamente alterada, pero Amidine solo tenía ojos para Lloyd. Su siniestra sonrisa subió otra hendidura.

“Roy, en la siguiente escena, serás derribado por el arma secreta del enemigo y dejado de lado, temporalmente”.

Esta noticia tomó a Lloyd por sorpresa. “¿Estás seguro? ¿Qué tipo de arma?

“Sí, todo tendrá sentido al final. En cuanto al arma… ¡Bueno, eso es una sorpresa!”

Amidine lanzó una sonrisa desagradable y se fue. Riho y Selen intentaron consolar a Lloyd.

“El cambio repentino de clientes potenciales causó muchos problemas. Nadie quiere cabrear a los patrocinadores”.

“¡Aguanta, Sir Lloy, Roy!”

A pesar de su cuerpo adulto, Lloyd hizo su habitual y adorable puñetazo.

“¡Ya veo! Bueno, con cambios repentinos o no, ¡tengo que dar lo mejor de mí!”

Las fibras del corazón de ambas chicas se agitaron. Mientras se agarraban el pecho, tambaleándose, Phyllo entró como el viento, atrapándolos.

“… Mm.”

“Gracias, Phyllo. Pero, ¿por qué ambas se desmayaron repentinamente?” Preguntó Lloyd.

Porque un hombre que es guapo y no lo sabe es un combo asesino.

Sosteniendo a las chicas en posición vertical, Phyllo le lanzó a Lloyd su habitual mirada en blanco y le preguntó: “… La heroína… ¿Cómo es ella?”

“¿Eh? ¿Mina? Ella es muy elegante y refinada. ¿Por qué preguntas?”

“…Bueno—”

Antes de que Phyllo pudiera responder, un miembro de la tripulación gritó: “¡Todos a sus lugares, todos!”

“Oh, lo siento, Phyllo”. Lloyd corrió hacia su objetivo.

“…… No puede ser ella”, susurró Phyllo y fue hacia la suya.

“¡Esa escolta que regresa a casa! Marie ya era bastante mala, ¡pero él está coqueteando con una chica tras otra! ¡Debe ser castigado!”

Con su uniforme de camarera con volantes, Micona estaba hirviendo de rabia, todo dirigido a Lloyd, o de todos modos a Roy Akizuki.

“¡Está bien! La propia película de acción personal de Sardin, ¡para Rokujou!

¡Comienza!”

“¡Está bien, escena treinta y tres! Cinco, cuatro, tres… ” Comenzó la escena de la persecución.

“¡Arghhhhhh!”

Gritando, el gran actor que interpreta al villano se escapó con Lloyd en su persecución. Derribó el puesto de un verdulero con Phyllo adentro, tratando de frenar a Lloyd.

Lloyd lo esquivó fácilmente. Justo cuando el villano parecía acorralado, alcanzó el arma secreta que acababa de agregar al guion.

“¡Sabía que esto pasaría! ¡Es por eso que mis secuaces prepararon esto!”

“… Un arma secreta aquí no tiene sentido, Amidine. Oh, bueno…”, murmuró Sardin.

El medio de una calle de la ciudad seguro era un lugar extraño para guardar un arma, pero los extras que jugaban a los secuaces arrancaron la tela de la pistola Gatling. Sin darse cuenta de los avances recientes en la tecnología de las armas, la gente de alrededor pensó que era una especie de cañón con muchos tubos estrechos.

Cuando el arma volvió su mirada hacia Lloyd, Amidine sonrió, sin prestar atención a que nadie lo mirara.

“… ¡Prepárese para encontrar su fin, señor!”

El actor que interpretaba al villano hizo lo que le habían dicho y apretó el gatillo. Se disparó una ráfaga de balas, proyectiles gastados volando.

“¡Yiiiikes! ¿Qué es esta cosa?”

El rugido del arma y las vibraciones sorprendieron tanto al actor que se salió de su personaje.

La multitud a su alrededor se olvidó de que estaban filmando y se tapó los oídos con las manos.

“¿Qué demonios? ¡Esa cosa está disparando munición real!” Riho gruñó, pero el rugido del arma la ahogó.

Cuando esa lluvia de balas golpeó a Lloyd…

“Ooh, te pillo, te pillo… Dios, están realmente calientes”.

No estaba seguro de qué hacer con eso, así que simplemente los atrapó a todos.

Todos varios cientos.

Se quedó con puñados de balas, sin saber qué hacer.

“Uh… ¿Ahora qué? Una máquina que arroja a la ligera trozos de hierro no puede ser el arma secreta, ¿verdad?”

En opinión de Lloyd, nadie podría morir por unos pocos golpes suaves de estos trozos de metal; por supuesto, lo harían, normalmente, y los golpes fueron todo menos suaves.

“””¿Eh…?”””

Mientras Sardin, Amidine y todos los demás miraban boquiabiertos la actuación de Lloyd, una figura surgió de las sombras y se precipitó hacia él.

“¡MUEREEEEEEEEEEEEE!”

Una camarera con un uniforme con volantes, una bandeja en equilibrio sobre una mano, Micona, con el rostro torcido en un ceño demoníaco.

Lloyd arrojó las balas, bloqueando su golpe. “¿Micona?”

“¡Buen bloqueo, escolta invasor! ¡Puedes ser escoria, pero no eres un soldado Azami por nada!”

Hizo girar la bandeja en un dedo, luego se la arrojó con todo el poder de su hechizo de mejora, Godspeed. Lloyd esquivó el golpe con facilidad y se dio cuenta de que, obviamente, de forma incorrecta.

“¡Oh! ¡Entonces eres el arma secreta, Micona! ¡Eso tiene más sentido!”

“¡¿Cómo te atreves a decir mi nombre, escolta que invade la privacidad?!” Micona sacó los cubiertos del restaurante, un cuchillo y un tenedor, y desató una ráfaga de golpes como si tuviera dos espadas.

Apuñalar, desviar, apuñalar, apuñalar. Se movía demasiado rápido para que el ojo la viera, apuntando a las venas de la garganta y los muslos de Lloyd, yendo totalmente a matar. Naturalmente, Lloyd ni siquiera estaba rasguñado.

La acción fue tan increíble que la multitud solo pudo quedarse de pie y mirar.

Incluso Amidine se quedó boquiabierto, con los mocos corriendo por su rostro.

“¿Cómo… la pistola Gatling no hizo nada? ¿Y ahora otro soldado Azami está tratando de matarlo? Si quiero matarlo, ¿tengo que encontrar a alguien tan fuerte? ¿Está tratando de ponerme de los nervios?”

Para Amidine, se trataba de una batalla entre dos guerreros del mismo bando, una demostración de habilidad diseñada para intimidar a los oponentes para que se sometieran.

“Maldita sea… Bien, enviaré mi carta de triunfo: ¡Ubi el asesino!”

Amidine no se limpió la nariz, pero decidió aceptar el desafío que se le ofrecía.