Saihate No Paladin (NL)

Volumen 3.1: El Señor de las Montañas de Rubín

Capitulo 1: Cercano a la Naturaleza

Parte 2

 

 

Como el guerrero estaba reducido prácticamente a un berserker, su amigo el semielfo lo trajo de vuelta con palabras y puñetazos. Cálidas lágrimas fueron derramadas; un abrazo fue compartido. Los dos recuperaron su unidad, y lucharon contra las bestias.

“Así, los héroes marcharon en el valle, donde una gran bestia con garras se interpuso en su camino. La cabeza de un león, con colmillos filosos. La cabeza de una cabra, con magia maligna. La cabeza de un dragón, con fuego carmesí. Y su meneante cola, una serpiente venenosa. Sus furiosos rugidos arrancaron el viento, y sus patas sacudieron la tierra mientras caminaba.”

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Liderando a las otras bestias estaba una bestia gigantesca con tres cabezas llamada quimera. Los guerreros levantaron un muro de escudos, levantaron sus espadas y se enfrentaron valientemente a la horda de bestias. Entre esos guerreros estaba un espadachín también conocido como el Penetrador, que utilizaba una espada más rápida y más afilada que la de cualquier otra persona.

“William el Paladín Lejano y Meneldor el Ala Veloz cargaron juntos hacia la batalla.”

Por aquí, el estilo de hablar de la narradora comenzó a calentarse.

“¡Oh gran dios perdido en la historia, oh reticente guía de las almas! ¡Dios de la llama, soberana del ciclo eterno, Gracefeel! ¡¿Guiarás a nuestros héroes a la oscuridad que asola la frontera, y mostrarás tu resplandor al mundo una vez más?!”

La batalla contra la quimera fue tremenda. Escuché como Sir William, con su incomparable fuerza, se enfrentó a la quimera y la golpeó con sus propias manos. Oh, él simplemente golpeó a la quimera y la envió volando. La quimera golpeó una roca y la rompió por la mitad. Dejé salir un “¡Guau!” a pesar de mí. Qué héroe.

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Menel, a mi lado, tenía una gran mueca en su rostro.

Cuando se trataba del cazador semielfo, abundaban las descripciones de su belleza. Cada vez que hacía algo, gritos emocionados provenían de la audiencia, particularmente de las chicas.

“Jajaja…”

Hombres jóvenes con cabello castaño y ojos azules se podían encontrar por todas partes, así que yo no sobresalía mucho. Menel, por otra parte, era un semielfo de cabello plateado y ojos de jade. No podría haber sido más distintivo. Estas historias significaban que él se convertiría en el centro de todo tipo de atención, por lo que probablemente se sentía un poco incómodo.

Pero a medida que el relato apasionado de nuestro asesinato de la quimera continuó más allá de la multitud con la voz orgullosa y feliz de la narradora, la expresión de Menel se suavizó, una sonrisa reacia cruzó sus labios y soltó un suspiro, como si la voluntad de resistirse se hubiese desvanecido de él.

Al mismo tiempo, una fuerte ovación surgió de la audiencia. Sir William había atravesado la cabeza de león de la quimera con su lanza favorita.

***

 

 

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La historia terminó, y las propinas fueron arrojadas. Esperé a que la audiencia se dispersara, y cuando la trovadora estaba recogiendo sus cosas, agité una mano y la llamé con voz suave.

“Bee.”

Sus orejas puntiagudas se enderezaron. Parecía que era todo lo que necesitaba. Se dio la vuelta con sorpresa, y su rostro se iluminó con una gran sonrisa. Ella vino corriendo y se lanzó sobre mí, gritando, “¡Estaban escuchando!”

“¡Así resultó ser, sí!” dije mientras la agarraba y giraba en círculos sobre el pavimento de piedra. Ella soltó una risita juguetona. Esta chica, una halfling trovadora con encantadoras expresiones faciales, un desordenado cabello pelirrojo, y el físico de una niña, era nuestra amiga Robina Goodfellow. Ella estaba tan alegre como siempre hoy.

“Parece que sigue siendo popular.”

“No tienes ni idea. ¡Es mi mejor tema gracias a ustedes! ¡Miren esto!” Bee nos mostró una cesta llena de monedas de cobre y plata. “¡Hice bastante dinero otra vez! ¡Genial!”

“Es bueno ver que nuestro duro trabajo se está convirtiendo en montañas de dinero para alguien”, dijo Menel en broma.

“Awww. Está bien, entonces, es casi la hora del almuerzo, de todos modos, ¡creo que debería darles una pequeña remuneración!” Bee se rió, puso sus manos en sus caderas y nos miró. “¿Qué quieren comer, ustedes dos?”

“Carne”, dijo Menel inmediatamente.

“Sabes, si tus fans oyeran eso estarían muy decepcionados.”

“Cállate.”

“¿No tienes algo un poco más, no sé, algo? Élfico, elegante, ya sabes.”

“Está bien. Vegetales. Con guarniciones de carne.”

Eso me sacó una risa.

En los poemas y las historias, los elfos eran una tribu elegante que vivía en las profundidades del bosque en armonía con la naturaleza, y no tenían mucha imagen como carnívoros. Pero, en realidad, vivir en el bosque—vivir en armonía con el bosque—también significaba comer carne animal como un depredador. Recuerdo haber aprendido de Gus hace tiempo que la razón por la que los elfos eran reconocidos como arqueros era porque eran excelentes cazadores. Y eso fue confirmado en la realidad; Menel era todo un carnívoro.

“¿Qué hay de ti, Will?”

“Carne para mí también, creo… No es frecuente que vengamos a la ciudad.”

“Ustedes los guerreros son verdaderos amantes de la carne, eh…”

Como una nota aparte, no había muchas oportunidades para comer carne de ganado en el campo. Yo diría que solo había dos momentos principales: cuando moría el ganado viejo, y durante el otoño cuando llegaba el momento de matar el ganado que no sobreviviría el invierno. Las vacas y los caballos eran valiosos trabajadores, después de todo, y tomaba bastante esfuerzo matar y descuartizar a uno solo. No solo eso, sino que esos animales podrían ser llevados a la ciudad y venderse en lugar de ser comidos.

Debido a todas esas diversas razones, las comidas diarias en el campo serían normalmente pan, avena de trigo, y frijoles, o de vez en cuando la carne de pájaros y de otros animales salvajes que un cazador traía consigo al regresar.

En la ciudad, sin embargo, el ganado y otros animales traídos vivos del campo eran sacrificados y descuartizados todos los días, y se alineaban al frente de la carnicería.

Debido a la gran población, siempre habría personas que querían carne hoy, y tiendas y negocios dedicados a eso podrían sobrevivir aquí para satisfacer esa demanda. Y con las tiendas especializadas llegó un aumento en los restaurantes que dependían de ellos para servir carne.

Todo lo cual significaba que podrías conseguir un plato de carne mucho más fácilmente en la ciudad que en cualquier otro lugar. Dejarlo pasar no era una opción.

“Oh, cielos, ustedes dos no tienen ninguna gracia en absoluto”, dijo Bee, extendiendo sus brazos fingiendo decepción.

“Oh claro, ¿y qué hay de ti?” preguntó Menel. “¿Qué quieres?”

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“¿Yo? Hmm…” La trovadora pelirroja parecía como si estuviera pensando por un momento, y luego se rió. “¡Carne, creo!”

***

 

 

Un poco antes del mediodía, los tres fuimos atraídos a una taberna por el delicioso olor de la carne, y entramos directamente antes de que se pusiera demasiado ajetreado. Cuando Bee nos consiguió una mesa para cuatro, llamó al dueño de la tienda de piel morena que estaba hirviendo algo en una olla grande. “¡Disculpe! ¿Qué estás cocinando hoy?”

“¡Carne de cordero hervida, querida!” respondió con voz animada.

“¡Woo! ¡Para tres, por favor, y una buena ración!”

“¡Enseguida!”

Lo que había en cada uno de nuestros platos era un trozo bien hervido y caliente de carne de cordero sin deshuesar. Al lado, también había vegetales hervidos, y algún tipo de pan hecho amasando la harina de trigo en la masa, fermentándola, y luego cocinándola al vapor.

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Era similar a los bollos al vapor que conocía de mi vida pasada. Debido a que la ciudad de Whitesails era una ciudad portuaria frente a un mar interior, se podía ver la cultura gastronómica de una gran cantidad de regiones aquí, lo cual era realmente interesante.

“Ah, esta es la cocina de Arid Climate, ¿no?” dijo Bee, señalando su origen con una sola mirada.

(TN: Arid Climate significa Clima Árido)

“Claro que sí”, respondió el cocinero. “Ese es el sabor de mi tierra natal.”

Arid Climate… Había oído hablar de él antes. Si mi memoria no me falla, era una tierra de nómadas, extensas estepas y desiertos sin fin. Fiel a su nombre, vientos secos soplaban por todo el territorio, y climáticamente, era fresco. Había oído que aunque las caravanas de los comerciantes cruzaban esa tierra rumbo a los países del Lejano Oriente, era un lugar bastante peligroso que estaba repleto de mesetas controladas por tribus de goblins. Y, por último, lo que había dejado la mayor impresión en mí cuando oí sobre el lugar fue—

“¿Es cierto que hay una raza de centauros por allí? ¿Mitad hombre, mitad caballo?”

El dueño de la tienda se echó a reír y asintió. “Seguro que los hay. Espantosamente buenos con el arco, cada uno de ellos. Muy bien, quizás sea mejor que tú mismo lo descubras.” Y volvió a la cocina.

Menel, todavía con su capucha en la cabeza, miró fijamente la carne de cordero. “Desde abajo del cuello hasta las costillas, parece”, dijo, identificando el corte.


Se veía delicioso. Tenía grandes expectativas. Pero en vez de atacar inmediatamente la comida, me detuve por un momento. “Mater nuestra Madre Tierra, dioses de la buena virtud, bendigan estos alimentos, los cuales por su misericordioso amor estamos a punto de recibir, y dejen que nos alimenten en cuerpo y mente.” Oré con mis manos juntas. “Por la gracia de los dioses, estamos verdaderamente agradecidos.”

Cuando terminé de ofrecer la oración, Menel y Bee se unieron. “Estamos verdaderamente agradecidos.”

“¡Vamos a comeeeeer!”

Tomamos nuestros cuchillos y los limpiamos, luego los insertamos en los trozos de cordero hervido y empezamos a cortarlos. Ninguno de nosotros habló, aunque no fue a propósito; simplemente ocurrió mientras cada uno de nosotros se concentraba en cortar la carne. Había oído decir que las personas no pueden hablar mucho mientras comen cangrejo, y aparentemente lo mismo sucede con el cordero.

Introduje el cuchillo, corté un solo hueso y toda la carne que lo rodeaba, y hundí los dientes en la carne.

Mi boca se llenó con el sabor umami de la carne y un sabor salado que era un poco más fuerte de lo que esperaba. El cordero tenía una textura y olor bastante distintivo, y cada vez que lo mordía, el sabor parecía exudarse y realmente me dio la sensación de que estaba comiendo carne.

Los bollos ligeros y esponjosos al vapor tenían un sabor suave, y eran un buen acompañamiento para la comida, como el arroz blanco.

“¡Esto es genial!”

“Sí, un acierto seguro.”

“¡Y que lo digas! Ah, sabe bien en medio del pan, también.”

“Hm, no había pensado en eso.” Abrí uno de los bollos al vapor y lo rellené con verduras hervidas y parte de la carne que había cortado. Estaba delicioso.

Pero pensé que era un buen momento para tomar un descanso, y decidí abordar el tema principal. “Por cierto, hay algo que quiero preguntarte, Bee.”

“¿Hm? ¿Qué cosa?”

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“Algo ha surgido, y… quiero saber todo lo posible sobre las Montañas de Rubín.”

“¿Sobre las Montañas de Rubín?” Bee alzó sus ojos de la carne hervida y el cuchillo delante de ella y me miró. “Los poemas de una poetisa no son gratis, jovencito. ¿Me vas a pagar por la información?” Ella me sonrió maliciosamente.

“¿P-Pagarte? Este…”

Menel habló antes de que pudiera. “Si terminamos yendo a las Montañas de Rubín, serás la primera en enterarte de lo que hicimos. Material para una nueva historia de aventuras. ¿Suena bien?”

“¡De acuerdo, tenemos un trato!” Bee asintió.

Tenía un mal hábito de pensar demasiado en los comentarios que no pretendían significar algo. Necesitaba aprender a pensar rápido.

“Sin embargo, realmente no sé mucho.” Bee dejó su cuchillo junto al cordero hervido en el plato por el momento y empezó a hablar. “Hace doscientos años, las Montañas de Rubín aparentemente fueron llamadas las Montañas de Hierro. Y solía haber un país allí llamado el País de Hierro. Era el reino subterráneo de los enanos, montañeses súbditos de Blaze, dios del fuego y la artesanía. Fue un país poderoso que se hizo un nombre por sí mismo durante la Era de la Unión.”

Bee continuó. “Pero eso simplemente fue otra cosa perdida en el caos de hace doscientos años. El señor de los enanos en sus salas de piedra, junto con muchos guerreros poderosos, murieron luchando en esas montañas tratando de contener la invasión demoníaca. Mucha sangre fue derramada, muchas armas fueron esparcidas por el suelo… y una vez que las Montañas de Hierro se convirtieron en una guarida de demonios, en algún momento comenzaron a ser referidas como las Montañas de Rubín en su lugar. Eso es lo que he oído.”

Representaba la ruina de lo que una vez fue el hierro, los lamentables restos de la antigua gloria, lleno de armas corroídas y el olor oxidado y metálico de la sangre derramada.

“No sé los detalles de lo que pasó en esa batalla”, dijo. “Realmente no hay información en absoluto.”

“¿Y eso por qué?”

“Porque los guerreros enanos y la gente de esas montañas que lucharon por defenderlas fueron completamente aniquilados. Y también…” Bee tomó aire antes de continuar. “Porque el destino de los enanos que escaparon de su país fue muy cruel. Deberías saberlo, Will, acogiste a algunos enanos refugiados hace un año, ¿verdad?”

Pensé en aquellas personas con ojos exhaustos. Habían estado cubiertos de barro, olían mal, y tenían enormes barbas cubriendo sus mejillas hundidas.

“Es obvio lo que le pasaría a un pueblo expulsado de su tierra natal por la guerra, ¿no? Es por eso que no me dicen nada sobre las montañas que una vez fueron su hogar, o la última batalla que ocurrió allí. Es un recuerdo duro y doloroso para ellos, uno de tragedia y humillación, pero al mismo tiempo, sus recuerdos compartidos de gloria son el único vínculo que los mantiene juntos y les permite mantener su orgullo.”


A pesar de que Bee no tenía ningún instrumento y solo estaba hablando improvisadamente, había una especie de poder en la forma en que hablaba. Tenía una voz fluida y cantarina que era agradaba al oído y sabía cómo hacer una pausa para atraer al oyente.

“Así que es un secreto que mantienen oculto dentro de sí mismos. Nadie que no sea del País de Hierro caído lo sabe. Así que eso es todo lo que puedo decirte. Lo siento…” Bee dio una sonrisa de disculpa. “Si quieres saber algo más… creo que hubo enanos que emigraron a tu puerto fluvial, ¿verdad?”

“Sí.”

“Ellos hablarán si eres tú el que pregunta, creo. No, estoy segura de ello. Si consideras lo que dije.”

Asentí y le sonreí. “Gracias.”

Me preguntaba cuánto me dirían. Mientras imaginaba las rugosas caras de los enanos, pensé en la prosperidad y la caída del reino de los montañeses.

***

 

 

Después de eso, Bee dijo que deambularía por ahí cantando sus historias un rato más, y Menel y yo la dejamos. Salimos de la ciudad de Whitesails y nos dirigimos al sur.

Después de unos días, regresamos a Beast Woods, y volvimos a entrar en el sendero de las hadas.

Una vez más ese extraño paisaje nos rodeó, el día y la noche intercambiando lugares con una rapidez vertiginosa, el bosque retorciéndose, las hadas susurrando entre sí, y la oscuridad horriblemente densa. El hormigueo que sentí en mi espina dorsal no fue diferente al de la primera vez que hice esto. Caminé cautelosamente por ese lugar durante casi medio día, la sensación de asombro y miedo nunca me dejaron.

Pasamos por un extraño anillo de luz que era la salida del sendero de las hadas, y nuestro campo de visión se amplió. Sentí un agradable viento soplar en mi rostro. Me tomé un momento para orientarme, y me di cuenta de que era el atardecer, y estaba de pie en la cima de una colina.

Un número interminable de árboles se erguían, y más allá de ellos un sol naranja se ponía en un cielo rojo. El cielo a mi alrededor había comenzado a volverse del color de la noche, y pude divisar el ligero titileo de las estrellas. Había bosque hasta donde mis ojos podían ver, y un vasto río serpenteaba a través de él.

Moví mi mirada y vi que, extendiéndose a ambos lados de aquel gran río, había una ciudad en ruinas de dos colores: un gris opaco, y el verde de las plantas aferradas. Y justo al lado, había una extensión de tejados rojos y yeso blanco. Era una ciudad viva, con gente yendo de un lado a otro.

Hace mucho tiempo, después de que tuve esa batalla contra el dios de la no-muerte y me despedí de mis padres, seguí este río desde la ciudad de los muertos río abajo hacia el norte. Fue allí, antes de conocer a Menel, que había visto una ciudad medio sumergida, y en este mismo momento, las manos humanas estaban trabajando duramente para volverla a desarrollar.

“Mirándola desde aquí, se ha vuelto bastante grande”, dijo Menel en un murmullo.

“Sí. Ha crecido bastante en solo dos años.”

Hablamos de ello mientras nos dirigíamos colina abajo, y saludamos a la gente que nos cruzamos cuando anduvimos por las calles bajo la luz del atardecer.

Encontramos a Tonio cerca del puerto, hablando de algo con un depositario. Notándonos, interrumpió su discusión, agitó brevemente su mano hacia nosotros, y se acercó.

“Bienvenidos de nuevo, ustedes dos.”

“¡Gracias!”

“Han vuelto mucho antes de lo que esperaba. ¿La anomalía—”

“Se ha resuelto de forma segura. Hemos terminado con nuestro informe al duque también.”

Tonio nos miró con asombro.

Menel y yo nos miramos y nos reímos.

“Dios, son realmente aterradores. ¿Qué truco usaron esta vez?”

“Un truco elementalista secreto”, dijo Menel. “Puede que no sea de mucha utilidad para los negocios, sin embargo. No sirve para transportar cosas.”

“Suena útil para recopilar información, sin embargo. Me gustaría escuchar sobre ello más tarde, si estás dispuesto a compartirlo.”

“¿Dije que es un maldito secreto y todavía estás intentando sacarme información? Vaya. Qué tácticas tan agresivas.”

Soy un vendedor”, dijo Tonio riendo.

Cuando conocí por primera vez a Tonio, tuve una gran impresión de cansancio de él, pero últimamente sentía que algo de su espíritu había regresado. Tal vez el hecho de que el negocio estuviera en auge había causado confianza en sí mismo, un sentido de realización y todo ese tipo de cosas que mostrar en su rostro.

La reurbanización de esta ciudad era algo que Tonio había aprovechado para proponer mientras los aventureros seguían en un lugar después de deshacernos de esa quimera. Habíamos enviado a muchos grupos de aventureros aguerridos en una limpieza a gran escala para eliminar todos los peligros que todavía rondaban por las ruinas. Con el apoyo de Ethel, realizamos labores de mantenimiento en el puerto fluvial, desmantelamos los edificios en ruinas para obtener materiales, y reconstruimos casas.

Luego, utilizando este lugar como su base de operaciones, Tonio comenzó un negocio maderero en las profundidades de Beast Woods, cortando árboles, construyendo balsas, y enviándolas río abajo con leña y madera. Esto fue tremendamente exitoso. El desarrollo de la zona de Whitesails había provocado la necesidad de leña para el combustible y madera para la construcción.

Mientras tanto, Beast Woods, que estaba situado río arriba, tenía una ciudad portuaria en ruinas que podría ser reconstruida, así como una abundancia de recursos madereros. Donde hay demanda para algo, puedes hacer grandes ganancias si puedes encontrar una manera de suministrarlo.

Eso puede parecer obvio, pero era la forma en que Tonio descubría fehacientemente esas oportunidades obvias y de verdad las aprovechaba que definían su manera de hacer negocios.





En cuanto a mí, después de haber matado a la quimera, las zonas de alrededor habían llegado a un sencillo consenso de hacerme un señor feudal, pero parecía que todo lo que esperaban de mí era el poder militar para garantizar la seguridad de la región y que usara mi título de paladín para estar delante de Su Excelencia y representar la zona.

No era como si hubiera una montaña de cosas sobre las que yo pudiera tomar decisiones. De hecho, a pesar de ser un señor, ni siquiera tenía una casa.

Voy a repetir eso: ni siquiera tenía una casa.

Pensé en persuadir a alguna aldea para que me dejaran vivir con ellos, pero mi entrada en la aldea significaría que me estaría metiendo forzosamente en lo más alto de su jerarquía social.

Habría gente que no estaría muy contenta por eso, y otros que intentarían usarme.

Además, pensé que era completamente previsible que algunas personas de la aldea tuvieran la idea de usar mi existencia para darse la ventaja diplomática en las relaciones con otras aldeas. Así que, dada toda esa fricción que probablemente causaría, dudaba en pedir vivir en una aldea sin pensarlo cuidadosamente.

Estaba la opción de no asentarme en ninguna parte y gobernar viajando alrededor de mi territorio—conocía ejemplos de ello de mi vida pasada—pero ese método tenía todo tipo de problemas, así que quería evitarlo si era posible.

Así que decidí unirme a los negocios de Tonio. Invertí, ayudé a proporcionar seguridad, y mientras hacía eso, me instalé aquí en esta ciudad recién formada.

Junto con Menel y algunos aventureros como Reystov, encabecé cacerías de bestias y demonios para la seguridad de la ciudad y proporcioné tratamiento médico. A veces me dirigía a varios lugares en Beast Woods por solicitud y manejaba una gran variedad de problemas menores coordinando con Su Excelencia y los sacerdotes que me había prestado el Obispo Bagley, incluyendo a Anna. Y así es como pasaba mis días.

Fue justo en ese entonces que sucedió. Un grupo de montañeses—es decir, enanos—llegó, oyendo que los bosques se habían vuelto bastante seguros.

Yo fui el primero en conocerlos, en el bosque. Estaban cubiertos de tierra y barro, y parecían haber combatido la hambruna y los animales salvajes para llegar hasta aquí y a duras penas lo lograron. Parecían tener realmente dificultades, así que les proporcioné comida y alojamiento temporal, y traté de ayudarles a encontrar trabajo.

Los enanos eran una raza de artesanos que eran buenos con sus manos, pero estos eran vagabundos, y no esperaba un alto nivel de conocimiento especializado de ellos.

Pero una vez que hablamos, descubrí que muchos de ellos tenían una cantidad sorprendente de conocimiento en cosas como la herrería, marroquinería, carpintería, alfarería, tejeduría y ebanistería. Les pregunté por qué habían pasado tanto por venir hasta aquí a las profundidades de Beast Woods, pero no hablaron sobre ello.

En cualquier caso, ya que tenían habilidades como esas, yo no iba a dejar que sus talentos se desperdiciaran.

Decidí invertir la mayor parte del dinero que tenía a mano, que había conseguido de explorar ruinas y cosas así, en sus habilidades.

Me ofrecí a prestarles los fondos para construir todo tipo de instalaciones: una tienda de carpintería para procesar los troncos después de cortarlos, una curtiembre para fabricar productos de las pieles de las bestias que cazamos, una herrería, hornos para cerámica y fabricación de carbón, y más.

Yo pretendía que esa propuesta se interpretara al pie de la letra, pero me miraron con sorpresa, y llegaron a la mesa de negociaciones muy temerosos y cautelosos de qué tipo de terribles intereses y términos les impondría. Y cuando les presenté los intereses y términos, me miraron de nuevo.

Pero para mí en ese momento, era una decisión necesaria. Hay un número increíble de cosas necesarias para mantener y ampliar un asentamiento recién creado: tejedores, carpinteros, canteros, ebanistas, herreros, marroquineros, carboneros y mucho más.

Al principio, puedes arreglártelas hasta cierto punto con compras provisionales y el trabajo de aficionados, pero en poco tiempo, necesitarás profesionales cualificados.

No había muchos artesanos lo suficientemente curiosos como para venir hasta el fondo de Beast Woods cuando ya tenían habilidades comercializables. Así que ahora que la gente que tenía las habilidades que tanto necesitábamos había hecho su propio camino hacia nosotros, no había manera de que desperdiciara su potencial en mano de obra no calificada como la carga y descarga de madera. Valía la pena rotundamente invertir mi dinero en ellos.

Sin embargo, simplemente prestarle dinero a una persona solo les haría sospechar que tenía algún motivo subyacente.

Eso fue particularmente cierto para estos enanos, muchos de los cuales estaban actuando muy cautelosos. Solo podía adivinar lo que les había sucedido mientras ellos habían estado vagando por la tierra. Varios de ellos insistieron en que la creación de deudas era una mala idea.

Los visité varias veces, cada vez re-explicando mis circunstancias con la esperanza de ganar su confianza.

Mientras inclinaba mi cabeza hacia ellos por enésima vez y les decía que los necesitábamos, su líder, un hombre llamado Agnarr, habló. “Creo”, dijo, “que si este hombre nos traiciona… ninguno de nosotros podría ser culpado por haberle creído. ¿Qué piensan todos?”

Recordé sentirme muy feliz por esas palabras.

No mucho después, se construyeron talleres de todo tipo; el aire se llenó con los sonidos de martillos, sierras y telares; y fuegos ardieron en los hornos.

Una vez que los talleres existieron, la gente abrió tiendas dirigidas a las personas que trabajaban allí. A medida que la lista de artículos enviados a Whitesails creció más, también hubo un aumento en el número de barcos que iban y venían por el gran río.

Por supuesto, era un desperdicio que los barcos vinieran acá río arriba sin carga alguna, así que comenzaron a venir cargados con cosas que pensaban que podrían venderse aquí, y después de venderlas, regresaban río abajo cargados con los productos de esta ciudad.

Los bienes y el dinero cambiaban de manos una y otra vez, y esto fue acompañado por la afluencia de personas. A estas alturas, este lugar que una vez fue una ciudad medio sumergida se estaba convirtiendo rápidamente en un centro para el comercio fluvial.

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Los barcos que llevaban madera y artículos de cuero navegaban río abajo, y los barcos cargados de productos venían de aguas abajo, con las velas hinchadas por el viento.

Más y más casas aparecían cada día, y los sonidos de los martillos y las sierras de los artesanos nunca se detenían hasta que el sol se ponía. Me sentía muy feliz por todo.

“Bueno, entonces, ¿regresamos?”

“¡Síp!”

La gente ahora llamaba a esta ciudad “Torch Port”, el Puerto de la Antorcha.

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