Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 9

Capitulo 73: Una Advertencia

 

 

“Comprendo. Así fueron las cosas…”

Ya en el Palacio, el investigador entregaba su informe al rey.

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No era frecuente que alguien de tan bajo rango tuviera que informar directamente al rey, por lo que el investigador, un plebeyo, habló extensamente sobre cosas que le harían ganar el favor del rey—cosas que no tenían nada que ver con el informe de Lycus. En un tono autoritario, habló sobre todo tipo de cosas que no había confirmado por sí mismo, cosas que solo adivinó, o incluso modificó por completo para adaptarse a la fantasía del Rey.

No había existido ninguna supuesta diosa, afirmó. En cambio, todo el episodio fue una farsa, fabricada por el comandante para echar la culpa por todos los daños que había sufrido su unidad.

Al concluir su informe, habló el rey. “No importa cuán diligentemente expulsemos a los monstruos de nuestras fronteras, el daño causado a nuestros vecinos no ha aumentado. Al contrario, nuestro reino sufrió un duro golpe. ¿Y nuestros soldados están inventando mentiras para eludir sus responsabilidades? Inaceptable. No tenemos más remedio que reanudar el plan de invasión de inmediato. ¡Llevaremos nuestras fuerzas a las afueras del bosque en el lado de la frontera de Marlane y expulsaremos a esos monstruos hasta que no quede ni uno!”

“¿Qué?”

Hubo un grito de sorpresa, no solo del investigador, sino que también de los nobles y del personal militar reunido.

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“¡P-pero, Su Majestad! ¡Llevar nuestras fuerzas a través de la frontera será visto como un acto de agresión! Nuestro tratado informal, elaborado en mutuo acuerdo tácito—” comenzó a decir un oficial de alto rango, que parecía un poco frenético.

El rey, sin embargo, parecía indiferente. “¿Y qué?”

“¿Eh?”

“Ampliaremos el territorio de nuestro reino. Tomaremos el control de ese bosque y las tierras de más allá. ¡Hagan los preparativos de inmediato!”

“¡Sí… sí, señor!”

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Era una declaración de guerra.

Expandirían el dominio de su patria, apoderándose de la riqueza y las fuerzas de sus vecinos. La invasión les traería saqueos y nuevas tierras—regalos que luego podrían otorgarse a quienes hicieran grandes hazañas al servicio de su país. Los nobles podrían tener sus tierras existentes complementadas, y los no nobles podrían recibir la nobleza…

Aunque los nobles se sorprendieron por la brusquedad del anuncio del rey, esta en realidad no era una mala noticia para ellos. Los que probablemente morirían en la batalla eran soldados de infantería y campesinos reclutados.

Los oficiales nobles que los comandaban desde lejos rara vez caían en el campo de batalla, e incluso si se encontraran en peligro, simplemente podrían rendirse para salvar sus propios pellejos.

Después de eso, todo lo que tenían que hacer era pagar un rescate y regresarían a casa sanos y salvos. Incluso mientras  estuvieran  cautivos,  como  nobles, serían tratados con cortesía.

Sus relaciones con Marlane no eran especialmente buenas, pero tampoco tan espantosas como para que Marlane estuviera esperando una invasión repentina. Esta también era una buena noticia, ya que significaba que tendrían el elemento sorpresa.

“El bosque sirve como barrera natural, protegiéndonos de los conflictos fronterizos por años. Eso termina hoy. Cuando conquistemos la totalidad del bosque, seguiremos adelante y nos apoderaremos del bosque de Marlane y de todas sus riquezas, los minerales de las montañas y todo lo que hay alrededor del pueblo de Mafan.”

Un grito eufórico resonó en la habitación.

***

 

 

“…O al menos, eso es lo que me imagino que está sucediendo,” finalizó Pauline, con una expresión de exasperación en su rostro mientras examinaba un volante de reclutamiento de mercenarios que había sido colocado en el gremio.

Sabiendo que no habría ningún movimiento nuevo hasta que el investigador hiciera su informe, Pacto Carmesí había avanzado a paso lento hacia la capital, tomando más trabajos de caza y recolección en el camino. Cuando finalmente llegaron y se dirigieron a la rama del gremio para verificar el mural de trabajo y de información, encontraron el siguiente anuncio pegado a él:

Reclutamiento de mercenarios. Provisiones incluidas, compensación proporcionada por combate, bonificación por logros especiales. Detalles disponibles en el puesto de avanzada del Ejército Real.

Por supuesto, no había nada en el aviso que implicara que los soldados cruzarían la frontera nacional. Todos— incluidos la Corona y los militares—sabían que, después de todo, cualquier información publicada aquí se filtraría a  Marlane.

Con base en este anuncio, la mayoría simplemente asumiría que, como de costumbre, el ejército estaba reclutando combatientes para llevar a los monstruos de regreso a la frontera y corregir los efectos secundarios no intencionales de sus ataques anteriores.

Los cazadores y mercenarios probablemente recibirían un cierto grado de explicación—o al menos una pista de lo que vendría—cuando decidieran alistarse. Algo como; “Existe la posibilidad de que se produzcan batallas contra otros humanos…” Si los nuevos empleados no se dan cuenta de esto y se les ordena hacer cosas que pusieran a prueba los límites de sus contratos, bueno, eso sería su propia culpa.

“Publicar un folleto de reclutamiento para un trabajo que no sea del Gremio, justo al lado del mural de trabajo del Gremio, es una especie de…”

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Mavis estaba un poco aturdida, pero el hecho era que, si esperaba contratar cazadores como mercenarios, colocar su anuncio aquí sería lo más efectivo.

Además, si la Corona era la que estaba a cargo del destino, los cazadores no estaban en condiciones de negarse. El Gremio en sí no participa en la formulación de los contratos de mercenarios, por lo que esto no violaba el principio básico de que el Gremio no se involucraría en la guerra.

Por supuesto, cualquiera que fuera un mercenario de oficio podía asumir oficialmente el trabajo a través del Gremio de Mercenarios. Hasta ahora, los militares no habían estado operando bajo la expectativa de un combate real, por lo que no se habían puesto en contacto con el Gremio de Mercenarios.

Pero esta vez era diferente. Además de llegar a los cazadores y mercenarios, los reclutadores probablemente estarían informando a todos los matones y vagabundos de la ciudad, considerándolos como herramientas desechables para ser enviados antes que los combatientes y los soldados campesinos reclutados.

“¡No! ¡Dejen eso en paz!”

“¡Las humillarán y escupirán antes de que les paguen!”

“¡Gente como ustedes será noqueada antes de que comience la batalla! Están en un viaje, ¿verdad? ¡Sigan moviéndose al próximo país!”

Todos los cazadores actualmente presentes gritaron palabras de advertencia al Pacto Carmesí cuando las vieron mirando el volante de reclutamiento.

“Y, de todos modos,” les gritó un cazador, “esta es definitivamente una marca roja. Aparentemente, hubo algunas cosas que surgieron durante esos retrocesos anteriores—algunas cosas en las que nadie debería meterse en esos líos. Se habla de que hay oposición a ello dentro del ejército, y parece que los soldados son castigados si hablan de ello, pero no estamos obligados a ese tipo de cosas. Aquí y allá escucharán a los cazadores que participaron la última vez, y los varios matones de la ciudad, y no parece que ningún tipo honrado vaya a participar en esto. Los únicos que aceptan este trabajo son las personas sin instinto para el peligro, los que están arruinados y no tienen muchas otras opciones, y los idiotas. Esto significa que no habrá mucha gente en esta misión aparte de los soldados habituales y los campesinos reclutas, lo que significa que definitivamente estarían en la primera línea para protegerlos… De todos modos, hay muchas posibilidades de que a las mujeres como a ustedes se les asigne otras tareas… No planean aceptar el trabajo, ¿verdad?”

“¡Por supuesto que no!” Negó una Reina enfática.

“Eso es bueno. Supongo que no importa, ya que no lo harán, pero los soldados que están dispuestos a salir al frente donde es probable que mueran son gente exaltada, y hay muchos tipos desesperados por ahí. Es mejor que no    anden    descuidadamente   con   gente   así.    Mi recomendación es que sigan su camino y abandonen este país. O tómenlo con calma y vuelvan a casa.”

“¿Está realmente bien que no hayamos aceptado ese trabajo?” Preguntó Pauline, maestra de la astucia, mientras dejaban atrás el Gremio y comenzaban a buscar una posada. “Podríamos haber obtenido información mucho más fácil desde las filas enemigas, y también sería una oportunidad para provocar algunos problemas…”

“No podemos,” respondió Reina. “Si nos contrataran con un contrato, no podríamos traicionar a nuestros empleadores. No es ilegal contratar mercenarios para hacer la guerra, pero hacer una declaración formal de guerra es una decisión política que no tiene nada que ver con los soldados. Si estás obligado por un contrato formal, siempre que los altos mandos no utilicen su posición o estatus para intentar coaccionar a hacer cosas ilegales o cosas que no están en los contratos, no puedes traicionar a tus empleadores. Apesta, ¿no?”

“Nn…”

Pauline no era del tipo que se resistía a apuñalar por la espalda o mentir si era por un bien mayor, pero Reina se inclinaba a defender los principios de los cazadores de principio a fin. No falta decir que Mavis, la aspirante a caballero, nunca aprobaría ningún acto o conducta que pudiera resultar vergonzosa para su posición.

En cuanto a Mile…

“Pero Reina, este es un caso de `ya es ya, y luego es luego’.”

“¡Te callas!”

De todos modos, se rechazó la posibilidad de unirse a las fuerzas enemigas.


“Bueno, supongo que no podría perdonarme si alguien resultara herido o muerto por nuestra culpa,” dijo Mile, mientras las otras tres la miraban, la expresión de sus rostros era como decir; “¡Eso es exactamente lo que pensamos!”

***

 

 

“¡Está bien, me voy!”

“¡Por favor ten cuidado!”

“¡El descuido es el mayor enemigo de uno, Mile!”

“¡Si encuentras algo valioso, tráelo contigo!”

Asintiendo ante las palabras de advertencia de todas—y un comentario con una intención ligeramente diferente—Mile partió en medio de la noche.

A pesar de sus buenas intenciones, lo cierto es que Pacto había provocado un conflicto que debería haber ocurrido hace unos meses empezara de inmediato.

Sus acciones, la cuales no fueron ordenadas por sus empleadores, habían llevado directamente al contra ataque de los monstruos desplazados.

Los soldados de este país no eran malas personas, nada más hacían lo que sus superiores ordenaban. Debería Pacto Carmesi tratarlos como enemigos, no había ninguna razón para eliminarlos o herirlos

Con todo esto en mente, Pacto Carmesí había decidido intentar detener el próximo ataque de monstruos antes de que comenzara, de tal manera que el resultado persistiera incluso más allá de la aventura actual.

El hecho de que la operación actual no fuese una simple operación para repeler monstruos como antes, sino una operación militar legítima dónde se invadiría la frontera vecina, aún no se había hecho público.

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Por lo tanto, Pacto Carmesí todavía creía que no era más que otra expedición del primer tipo. Todos sabían que las operaciones militares llevaban tiempo, tanto en preparación como en ejecución.

Si la Corona estaba reclutando cazadores y mercenarios, probablemente pasaría un tiempo antes de que comenzaran a intentar implementar cualquier plan. Asumiendo esto, las chicas no vieron ninguna razón real para apurarse, aparte de quitar algo molesto del camino lo más rápido posible—y evitar que los campesinos fueran reclutados sin ningún propósito real.

“Muy bien. Este parece ser el palacio.”

Se podría adivinar dónde estaba ubicado un palacio real, basándose únicamente en dónde parecían estar las personas más importantes y en la arquitectura general de los edificios. Además, se podría suponer que el palacio era normalmente el edificio más vigilado.

En otras palabras… “¡Buena noches!”

“¡¿Qu-quién eres?! ¡Guardias! ¡¿Qué están haciendo esos idiotas?!”

Sorprendentemente, el rey todavía estaba despierto,

estudiando detenidamente algún tipo de documento a la luz de la lámpara mientras el resto del palacio—salvo los guardias del turno de noche—dormía. El rey pidió ayuda, pero Mile ya había activado una barrera de sonido y movimiento, lo que significaba que su voz no llegó a los guardias que estaban fuera de la habitación.

“E… ¿Eh…?”

Para  no  asustarlo  demasiado,  Mile  dejó  caer  su camuflaje óptico. Mirándola, el rey se quedó sin palabras.


En realidad, no se le podía culpar. No cuando Mile se veía como lo hacía en ese momento …

Iba vestida toda de blanco, con una elegante prenda que se asemejaba a un Ionic chiton, como el que podría usar una diosa griega. A primera vista, parecía un atuendo complejo, pero en verdad, era el atuendo típico de la antigua Grecia, una prenda de confección simple, hecha con una sola pieza rectangular de tela, sin cortar ni coser en ninguna parte. Por supuesto, eso significaba que era increíblemente fácil de hacer.

Cuando la usaban las mujeres casadas, la prenda llegaba hasta los tobillos, y los dobladillos más cortos eran habituales para los hombres, los niños y los soldados. Para facilitarle los movimientos, Mile era increíblemente baja, lo que la hacía parecer más una niña que una mujer casada.

Las familiares alas de cristal de hielo brotaban de su espalda y sobre su cabeza flotaba un halo de hielo. No tenía idea de si todos los dioses y ángeles de este mundo tenían halos, pero estaba personalmente firme en su creencia de que una deidad simplemente debe tener uno. Combinado con un mágico (léase: nanomáquinas presentes) efecto de luz brillante y cristales de hielo danzantes, su  “Visibiel–  Mk. II ” El disfraz estaba completo.

Había decidido renunciar a usar máscaras extrañas en esta ocasión. No sería natural que una diosa llevara tal cosa.

Hablando de cosas antinaturales, había una parte de su atuendo que era un poco más antinatural que cualquier máscara…

Llámese, su pecho.

Eso sucedió, Visibiel–Mk. lucía un busto anormalmente prominente, dándole una figura de reloj de arena… o al menos uno obviamente falsa.

El realce era claramente artificial y en un extraño desequilibrio con su baja estatura, por lo que el hecho de que llevaba una prenda tan frágil, que no dejaba nada a la imaginación, le daba una vibra aún más surrealista.

Pero Mile estaba feliz con eso—que era todo lo que realmente importaba, ¿no?

Watashi Nouryoku Volumen 9 Capitulo 73 Novela Ligera

 

Incluso sin una máscara, al menos se había disfrazado un poco cambiando el color de su cabello y ojos a un tono dorado, para protegerse contra problemas en caso de que se volvieran a encontrar o la buscaran.

Dado que la fotografía no se había inventado, era impensable que el rey pudiera reproducir su imagen exacta. Mientras cambiara el color de su cabello y ojos, que serían los rasgos fundamentales de cualquier búsqueda, debería estar bien. Ésta fue la conclusión a la que llegaron las pequeñas células cenizas de Mile.

(Por cierto, he oído que “pequeñas células cenizas,” como está redactado en japonés, podría ser una mala traducción.

Según recuerdo, la frase original en inglés era “pequeñas células grises,” y las “células grises” se refieren a las células cerebrales, o la materia gris que forma el cerebro, lo que implica que el individuo en cuestión es inusualmente inteligente. El diminutivo involucrado en referirse a la mente increíblemente astuta como “pequeña” denota modestia, por lo que agregar “ceniza” duplica ese significado… Por otra parte, es posible que lo hayan cambiado a propósito, como expresión literaria, plenamente conscientes de la implicación. ¡Suena más bonito así en japonés y es muy genial! ¡¡¡Los traductores son una cosa bárbara!!!)

Como siempre, las “pequeñas células cenizas” de Mile estaban ocupadas con algo totalmente ajeno a la tarea en cuestión.

“N-no me digas… ¡Imposible! ¡¿Eres esa farsa?! ¡No puedes engañarme!” Gritó el rey desesperado.

La “farsa,” sin embargo, sonrió y respondió; “¿Hm?

Farsa   o  no,   no   he  dicho  una  palabra  ni  me   he presentado, ¿verdad? Entonces, ¿qué derecho tienes para hacer tales acusaciones? No soy más que lo que ves ante ti ahora mismo. Solo alguien que pudo colarse en el santuario más interno del palacio sin que ninguno de tus guardias se diera cuenta, que se coló detrás de ti sin que supieras mi presencia hasta que levanté la voz, y que puedo escabullirse de nuevo sin que nadie se entere…”

El rey empezó a palidecer. La única conclusión posible que se podía sacar de sus palabras era que podía asesinarlo cuando quisiera. Lentamente, deslizó su mano derecha por debajo de su escritorio hacia donde guarda las cuchillas, colocado allí en caso de una emergencia…

¡Ka-shnk!

Sin dudarlo, el rey arrojó dos cuchillos en rápida sucesión. Se había preparado y practicado para tal ocasión. Después de todo, tenía muchos enemigos y su vida dependía de esta maniobra. Los dos cuchillos dieron en el blanco perfectamente, alojándose justo en el pecho de la sospechosa criatura.

“¡Te tengo! Jajaja—¡Ilusa! ¡¿Pensaste que un rey no tendría gusto por el arte del combate?! ¡¿Que no estaría preparado para este tipo de ataque, para un asesinato—!?”

A mitad de la arrogante proclamación del rey, se quedó paralizado, y una expresión de incredulidad se extendió por su rostro.

“No soy más que una chica hermosa… eh, ¿qué?”

Fue bastante incómodo para Mile referirse a sí misma como “hermosa”, pero hay muchos que proclaman lo mismo de sí mismos en Japón. Soldados en traje de marinero, chicas enmascaradas y cosas por el estilo…

Independientemente, cuando Mile bajó la mirada, vio los dos cuchillos que sobresalían… de su propio pecho.

“¡Gahh! ¡Hiciste agujeros en el atuendo que Pauline hizo solo para mí! ¡Ya tuve suficiente! ¡Como te atreveeesss! Puede que haya sido hecho a mano, ¡pero la tela no es gratis! ¡¿Por qué me hiciste esto?!”

Por supuesto, pronunciar estas palabras estaba totalmente en desacuerdo con su farsa de diosa, pero en su rabia, olvidó su pretensión. Afortunadamente, el rey ya estaba lo suficientemente conmovido como para ignorar por completo su extraña redacción.

Verán, los cuchillos solo habían perforado su grueso relle—ejem, ropa. De hecho, incluso sin el relleno, ejem, la parte trasera gruesa de su ropa—era poco probable que un cuchillo arrojado por una persona normal haya perforado el cuerpo de Mile.

Como compensación por su ropa dañada—y porque sus cuchillos parecían relativamente valiosos—Mile los guardó mágicamente, sin siquiera mover las manos.

“¿Qué…?”

Fue entonces cuando el rey finalmente reconoció la realidad de la situación: la criatura que estaba frente a él definitivamente no era una chica normal.

“¡Te advierto—de hecho, resulta que ya te lo advertí! ¿Qué fue del comandante a quien le confié mi mensaje?”

“Uh… Bueno, fue despojado de su mando y encarcelado por eludir su responsabilidad, por hacer comentarios imprudentes sin pruebas y bajar la moral de las tropas.”

Por alguna razón, el rey parecía obligado a responderle con perfecta honestidad. Por supuesto, esto era más o menos el resultado que Pauline y Mavis habían imaginado. Las cosas parecían haberse vuelto bastante desagradables para el comandante, por lo que Mile se sintió obligada a ayudar un poco.

“Lo sacarás de la cárcel. Si necesita una prueba de mis poderes, te las proporcionaré ahora. ¿Debo volar todo este palacio? ¿O te gustaría que redujera este país en un mar de fuego?”

Naturalmente, esto era solo un engaño, pero el rey se puso pálido, temblando del miedo. El hecho de que no le castañetearan los dientes era la última señal de su orgullo.

El trabajo de Mile ya estaba hecho.

No había necesidad de darle la advertencia completa de nuevo. El comandante sería liberado a primera hora de la mañana, momento en el que podría entregar el mensaje él mismo. El rey podría preguntarse quién era Mile, pero eso no importaba. Siempre que ella fuera alguien que pudiera acabar con su vida en cualquier momento, ante la menor ofensa o irritación, eso sería suficiente.

“Muy bien, me iré por esta noche. Ah—pero haré la vista gorda. Hagámoslo para que no tenga que volver aquí de nuevo. Por lo menos, absolutamente no habrá una tercera vez.”

Al escuchar esto, el rey no pudo formar palabras.

Absolutamente no habría una tercera vez. No había otra forma de interpretar esto excepto que cualquier segunda vez significaría el final de su vida.

“Buenas noches…”

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“¿Eh?”

Con esa simple declaración, el rey perdió el conocimiento donde se encontraba sentado.

Mile tenía la intención de usar su magia de sueño, pero no tenía idea de qué método empleaban las nanomáquinas. Quizás habían generado algún tipo de gas para dormir, o le habían hecho algo a su sistema nervioso, o le habían afectado el cerebro directamente… Mile nunca se preocupó por los pequeños detalles como ese.

Ella lo había hecho dormir para que no hubiera peligro de que él armara un escándalo en el momento en que ella desapareciera de la vista. Incluso si era invisible, demasiado alboroto haría que su retirada fuera mucho más difícil, y Mile todavía tenía algunas cosas de las que ocuparse antes de irse.

“¡Aguarda! A este paso, existe la posibilidad de que piense que todo fue solo un sueño… Umm, ¿qué debo hacer?”

Después de pensar por un momento o dos, Mile llevó al rey a su cama. Luego, sacó de su inventario una espada barata que previamente le había quitado a un bandido.

Ka-shnk!

Ella hundió la hoja en la almohada, justo al lado de su rostro.

“¡Esto debería evitar que él piense que fue solo un sueño! Bien, me pondré mi camuflaje óptico y…”

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Durante los siguientes minutos, Mile estuvo sumergiendo espadas en las almohadas de todos los nobles de la realeza y de alto rango que vivían dentro del palacio.

Se dio cuenta de que sería un desperdicio hacer esto con espadas que podría usar ella misma en el futuro, por lo que para todos los que no eran el rey, usó las propias espadas de los nobles, que encontró dentro de sus habitaciones.

Luego, después de hacer sus rondas en el palacio, viajó a las residencias de todos los nobles de alto rango—la mayoría de los cuales estaban empleados como ministros del gabinete u oficiales militares—que se encontraban alrededor del palacio. Mile no fue más que minuciosa.

“¿Hm?”

En el dormitorio de la casa de un noble, Mile encontró cierto libro colocado encima de la mesita de noche.

“¡Este es uno de los míos! ¿Tengo lectores incluso aquí? ¡Que bendición! Probablemente debería alejarlo de donde puse la espada… Espera, ¿eh?

Había algo extraño en este libro. Mile lo cogió y miró más de cerca, para ver…

“¿De Orface Publishing, un libro de Niyama Sattodel? ¡¡¡Esto es uno pirata!!!”

Qué buena suerte que se hubiera envuelto no solo en una óptica sino también en una barrera de sonido…

Mile abrió la tapa y leyó un poco.

“¡El rango social, la edad, la estructura familiar, las circunstancias, el entorno de la academia y el trabajo de medio tiempo del personaje principal son exactamente iguales! Dejaron la historia casi exactamente como estaba—e introdujeron un montón de chistes sucios. ¡Las ilustraciones adicionales son súper pervertidas! ¡¿Y parece que esta versión se está vendiendo?!

Cuando Mile salió de la habitación, dejó doce espadas clavadas en la cama, y algo que alguna vez pudo haber sido un libro hecho trizas en el suelo.

Al parecer se había ofendido.

“¡Volví! Er, ¿eh?”

Cuando Mile regresó a la habitación, todas ya estaban profundamente dormidas.

“¿No dijeron que sería vergonzoso que todas estuvieran dormidas cuando regrese? ¡¿¡¿Que está pasando?!?! ¡¡¡Estaba tan conmovida porque me iban a esperar despiertas!!!”

“¡Mile, cállate!” Gritaron tres voces. “Grrrgh…”

La última vez que había salido, había regresado un poco después de la segunda campana de la tarde (alrededor de las 9 de la noche), pero esta vez era medianoche. Las demás no pudieron evitar quedarse dormidas. Pero incluso dándose cuenta de esto, Mile no pudo aceptarlo…

***

 

 

“¡¡¡Gyaaaaaaaah!!!”

A la mañana siguiente, los gritos resonaron en todas las habitaciones del palacio y en las casas de los nobles de los alrededores.

“Anteriormente, indiqué que invadiríamos el Reino de Marlane cruzando la frontera por el bosque. Sin embargo, he decidido suspender ese plan. He juzgado que nuestro reino aún no está lo suficientemente preparado para implementar tal plan.”

El rey pareció de alguna manera perturbado cuando dio su declaración, y la expresión ambigua en su rostro sugería que había algo que no podía decir. Pero por alguna razón, todos los ministros y oficiales de alto rango en la sala de conferencias parecían no reaccionar a esto, solo asintieron en silencio.

Aunque había unos pocos que inicialmente habían disentido contra la repentina declaración de guerra del rey contra sus vecinos, la mayoría de ellos salían beneficiados.

Entonces, ¿por qué ninguno de ellos se opuso a este cambio de planes igualmente repentino?

Una parte de los asistentes encontró peculiar el cambio de opinión del rey. Pero, pensaron, si la mayor parte de los altos mandos más poderosos y el propio rey estaban de acuerdo, entonces cualquier objeción que pudieran tener no tendría sentido. Si hablaban, simplemente serían etiquetados como oponentes de estas personas importantes.

Así, el plan para la invasión del bosque fue descartado y se detuvo el reclutamiento de campesinos, junto con el reclutamiento de mercenarios, cazadores y matones. Naturalmente, los campesinos estaban encantados.

Los mercenarios, habiendo aceptado contratos a través de su gremio, tenían derecho a una multa  por  incumplimiento  de  contrato,  pero  los cazadores y los matones locales, que habían asumido sus trabajos de forma independiente, tenían sus contratos abolidos unilateralmente sin un solo cobre en compensación…

Encima de lo cual se convirtieron en el hazmerreír de sus colegas, quienes les habían dicho que no se molestaran con esos trabajos en primer lugar.

Y así, los altos mandos del reino perdieron todo interés en invadir el Reino de Marlane a través de esta ruta… por el momento, al menos.

El discurso de Mile al comandante se refería específicamente a la destrucción del bosque. Aparentemente, lo que había enfurecido a “Visibiel” era que el bosque estaba siendo destruido—no la posibilidad de que un país invadiera a otro, u otros conflictos similares entre hombres.

Lo único que le importaba a Pacto Carmesí era no causar problemas a la gente de Mafan. No le debían ninguna lealtad a Marlane en su conjunto, y demandas radicales como, “Nunca podrás invadir ningún otro país,” seguramente rompían los términos de su acuerdo—más temprano que tarde.

Al establecer una meta menor de que no se interfiera con el bosque, mejoraron las posibilidades de que sus términos se mantuvieran indefinidamente. Después de todo, había muchas otras rutas para que los soldados cruzaran la frontera.

***

 

 

Por la mañana, después de escuchar todo sobre la operación encubierta de Mile (de una Mile malhumorada), las chicas decidieron empacar, dejar la posada y moverse a otra ciudad de inmediato.

Si bien todos sus cabos sueltos habían sido atados por ahora, la realeza y los nobles todavía estaban nerviosos por una serie de cosas, y la atmósfera de la capital en sí no era ideal.

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Los mercaderes prominentes que habían perdido dinero en los procedimientos, los mercaderes más intermedios que esperaban beneficiarse de las sobras y las bandas mercenarias y matones se estaban volviendo descarados en su furia con los funcionarios, y los que estaban en posiciones de negociación más débiles recurrían a más actos escandalosos para expresar su descontento.

Sin embargo, lo más importante es que Pacto Carmesí se preocupó por lo que podría suceder si Mile estuviera activa en la capital.

No importa cuán drásticamente haya cambiado el color de su cabello y ojos, le había mostrado su rostro al rey. Las posibilidades de que un cazador de rango C promedio conociera a un rey eran casi nulas, pero uno nunca sabía lo que podría suceder.

El rey podría decidir salir del palacio y avistarla desde la ventana de su carruaje o algo así. Los otros cazadores les habían instado a seguir con su viaje desde el principio, por lo que no había nada de malo en irse antes de asumir cualquier trabajo.

Y así, Pacto Carmesí abandonó su posada bastante tarde. Después de un almuerzo un poco temprano, se detuvieron en la rama del gremio para descubrir que el aviso de reclutamiento del palacio había sido retirado y reemplazado por un aviso de que el reclutamiento estaba detenido. Oyeron de un cazador bien informado que los avisos de reclutamiento enviados a los campesinos habían sido rescindidos—y con eso, Pacto Carmesí se despidió del personal del Gremio y los cazadores reunidos, dejando atrás la capital a salvo.

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