Haken no Kouki Altina (NL)

Volumen 7

Prologo 1: El Herrero Obstinado

Año 851 del Imperio, 25 de mayo– Día de descanso.

El herrero Enzo se frotó los ojos secos.

La adrenalina de terminar una pesada carga de trabajo, combinada con la fatiga de trabajar toda la noche, lo hizo sentirse débil.

La luz del sol brillaba a través de la ventana.

Sus seis discípulos ya habían comenzado los preparativos para el trabajo del día.

Como la tienda estaba justo al lado de la carretera principal, podía oír claramente el ruido de los carruajes y el parloteo de los peatones.

Era casi la hora de que la tienda de Enzo se abriera.

Esta era la ciudad de Rouen, a un viaje de medio día a pie desde la capital imperial, Versailles. Muchos artesanos vivían en esta ciudad: panaderos, costureros, carpinteros, etc.

Y, por supuesto, también había muchos herreros.

Todos los talleres se ubicaban en el lado oeste de la ciudad, y este lugar se convirtió gradualmente en una calle de talleres.

Normalmente hablando, sería mejor si hubiera menos competencia, pero había una razón por la cual se congregaron aquí de esta manera.

Herrero era una profesión que trabajaba y fabricaba acero. No importa cuántos muros de ladrillo hubiera, todavía se podía oír el sonido del metal. Si tuvieran que apurarse en un trabajo, los vecinos no podrían dormir toda la noche.

Si los vecinos no estuvieran en la misma línea de trabajo, no podrían vivir allí.

Y los profesionales también tenían diferentes especialidades. Algunos eran expertos en hacer hebillas de cinturón, mientras que otros eran buenos en remaches o bisagras. Si todos estuvieran ubicados en la vecindad, el taller podría pedir ayuda mutuamente. Esto significaba que el trabajo sería más fácil.

Los profesionales en las calles del taller estaban cubiertos por el gremio de herreros.

La Unión tenía dos funciones importantes. Primero sería la calificación.

La mayoría de los profesionales tomaría discípulos. Pueden ser ayudantes de trabajo, o herederos de sus habilidades, o incluso ser tratados como sus propios hijos o parientes.

Enzo era un maestro que tenía seis discípulos en el pasado. Naturalmente, su objetivo era abrir su propio taller.

Para trabajar por su cuenta, tenían que pasar la prueba de calificación del gremio. Para demostrar que poseían las habilidades necesarias para poner “herrero de Rouen” en su letrero.

Por cierto, una recomendación de su propio maestro era necesaria antes de que uno pudiera tomar la prueba de calificación. Sin la recomendación, ni siquiera podrían intentarlo.

Había todo tipo de personas, y Enzo era afortunado entre ellos. Pasó la calificación en menos de tres años.

Hasta el momento, dos de sus discípulos pasaron la calificación y partieron por su cuenta.

Los otros cuatro renunciaron a su objetivo de convertirse en herreros, y buscaron otro trabajo en su ciudad natal.

Y ahora, Enzo solo tenía un discípulo que tenía el potencial, y estaría listo después de suficiente entrenamiento.

Ese discípulo era – Lionel.

“Buenos días Maestro. Ya es hora de abrir la tienda”.

“Está bien.”

Lionel era delgado para un herrero, y mencionó que quería ser pintor en el pasado.

Y, por supuesto, Enzo también estudiaba arte. Crear hermosos diseños era una de las tareas de un herrero.

No puedo perder con mi propio discípulo, él es realmente talentoso. Pensó Enzo.

“Maestro, el gremio todavía no ha enviado las planchas de acero hoy… He oído que el Ejército de High Britannia va a atacar aquí pronto, qué debemos hacer”.

El gremio tenía otra responsabilidad importante, que era la adquisición de placas de acero.

Era imposible fabricar un buen trabajo sin un buen acero.

Los profesionales siempre hablaban de que el gremio controlaba el suministro de placas de acero, por lo que no se podía trabajar como herrero a menos que se unieran al gremio.

Por otro lado, si el gremio llegaba tarde en su adquisición de acero y afectaba la calidad del trabajo del herrero, el gremio sería muy criticado.

Así es como las relaciones eran entre las dos partes.

Durante este período de guerra, las solicitudes de empleo de armas y armaduras seguían llegando, por lo que hubo un retraso en la adquisición de placas de acero. El precio del mercado también era muy elevado, por lo que el gremio tenía que hacer todo lo posible.

Lionel quitó el cierre de la barra y usó todas sus fuerzas para abrir la puerta de metal.

Este era ‘Le forgeron d’Enzo Bardot Smith’ (Taller de Trabajo del Herrero Enzo Bardot). Las palabras hechas de acero brillaban bajo la luz de la mañana.

Enzo envolvió la espada gigante que acababa de terminar con un paño blanco. Parecía ser algo que no debería mostrarse a los clientes.

Lionel preguntó mientras barría el piso cerca de la entrada: “Maestro, ¿terminó eso?”

“Perfectamente. Solo necesito empaquetarlo bien. No puedo entregarlo así, es un cliente importante después de todo”.

“Es verdad. Cuando el Maestro se dirigió a Su Alteza como ‘tú’, podría haberla enojado”.

“No hables de eso, si se trata de esta espada tesoro, incluso sermonearía a mi esposa. Parece algo salido de un sueño”.

“Jaja… Ah, bienvenido”.

Lionel dejó de barrer y atendió al cliente.

Era una mujer de mediana edad, de rostro sombrío, a la que seguía una sirvienta. Era la esposa de un vizconde que vivía en el centro de la ciudad.

Un cliente del que recibieron varios pedidos en el pasado. El formulario de solicitud era vago y ella era exigente al recibir el trabajo, demorando el pago por más de un año. En pocas palabras, un cliente difícil.

Eso podría ser así, pero aún tenían que darle la bienvenida con una sonrisa. Enzo estiró su espalda perezosamente y se acercó a ella.

“Bienvenida, ¿alguna cosa con la que pueda ayudarle?”

“Por supuesto, no vendría aquí si no tuviera asuntos contigo”.

“Por favor dígame.”

“Este podría ser un taller, pero solo saber cómo forjar acero no es lo suficientemente bueno. Tienes que aprender las habilidades sobre cómo atender a los clientes”.

“Hah… tiene razón”.

¿Ella está aquí para sermonearme? Si ese es el caso, solo aguantaré y lo dejaré ir. 

La vizcondesa hizo un gesto con sus ojos, y la sirvienta sacó algo de su canasta que estaba cubierta con un paño.

“Esto es…”

Enzo lo tomó y lo abrió, y encontró tijeras de coser dentro. “Ah, son tijeras hechas a mano aquí en el pasado”.

“Sí, funcionaban sin problemas, pero se rompieron hace poco”.

“Hmmm…”

Eran tijeras de coser que le había confiado a su discípulo hacer, eso fue hace medio año.

No sería extraño para una costurera, pero la durabilidad era demasiado pobre si se rompían después de medio año cuando la esposa de una familia noble las estaba usando.

Revisó la mano de obra, y no parecía ser la calidad de las tijeras.

“Las cuchillas están astilladas… ¿Se usaron para cortar algo que no sea tela, como el cuero?”

“¿Quién cortaría ese tipo de cosas?”

La vizcondesa gritó de repente, y todos los discípulos la miraron.

“Hmm, ¿es así…? ¿Por qué habría tantas astillas en las cuchillas que solo cortarían tela?”

“¡No cortaría algo como cuero! ¡Es tu culpa por producir tijeras de tan mala calidad! ¡Date prisa y arréglalas!”

“Bueno, después de todo, fueron hechas por nosotros, solo se harán las cuchillas… Pero nuestro horario está lleno hoy, ¿puede volver unos días más tarde?”

“No bromees conmigo, necesito usarlas ahora. Por eso vine a primera hora de la mañana.”

“Incluso si dice eso, aún tendremos que trabajar de acuerdo con cuándo se realizó la solicitud de trabajo”.

“¿Qué, son solo peticiones de los plebeyos, verdad?”

“No…”

“Estoy usando esas tijeras para el Vizconde House*. En lugar de plebeyos, ¿no tendría prioridad la reparación de mis tijeras?” *(Como mierda te llamas Casa?)

Realmente tengo ganas de ahuyentarla. 

Hace unos días, fue grosero con un cliente arrogante y su esposa lo sermoneó mal. Si supiera que rechazó el negocio de una mujer noble, las consecuencias serían terribles.

Como no sabía qué hacer, su discípulo Lionel fue encima y susurró. “El cliente que hizo esa solicitud está aquí”.

“¿Hmm?”

Miró afuera y vio a un soldado con armadura ligera sosteniendo las riendas de un caballo de guerra.

La capa blanca sobre los hombros del soldado llevaba la insignia de una tierra verde con escudo blanco, el escudo de armas de la princesa Marie Quatre Argentina de Belgaria.

El soldado entró al taller después de saludar.

Desde su piel seca, los ojos cubiertos de polvo y la forma áspera en que desmontó, estaba claro de dónde venía.

Su voz fue raspada.

“Soy un mensajero del campo de batalla con noticias urgentes, ¿puedo decir una palabra?”

Enzo miró al cliente al que estaba atendiendo. “Si la vizcondesa lo permite”.

La ciudad de Rouen estaba cerca de la capital, pero la tensa atmósfera de guerra rara vez se sentía aquí. La aparición repentina de un soldado que regresaba del campo de batalla la hizo darse cuenta de que la guerra era muy cercana a ella.

“P-por favor”.

“¡Perdóname! Sir Herrero, por favor, toma esta carta”.

Enzo aceptó la carta del soldado, desabrochó el sello de cera y leyó.

El contenido era simple, y la escritura parecía ser del hermano de su esposa, Regis Auric. Según las últimas noticias que escuchó, debería ser Regis d’Auric.

Pero la firma era la del comandante.

El contenido de la carta incluía la situación del Cuarto Ejército Imperial y la urgente necesidad de la espada tesoro reparada por Enzo.

“Hmm… Parece que tengo que entregársela al Ejército”.

“Hay soldados para guiar el camino en el lugar indicado. Inicialmente, habría más hombres para escoltar, pero no hay ninguna caballería de sobra, y la infantería es demasiado lenta”.

“Ya veo.”

“Si te pones en marcha así, tendrás que protegerte, ya que podrías morir en cualquier momento. Fui perseguido por el ejército de High Brittania en mi camino hasta aquí… Sin embargo, esto no es una orden sino una solicitud. El comandante me ordenó que no te forzara.”

“Entiendo. Parece que ustedes se encontraron con el ejército de High Britannia. ¿Viajaste por la carretera principal?”

“La carretera principal es inaccesible, tendremos que hacer un desvío de 10Li (44km)”.

“Hmm… Estará bien si eso es todo”.

“¿Nos vamos?”

“Cuando tomé la solicitud, ese chico Regis… Oh, no… tu Sir Estratega ya me lo contó. Dijo que las unidades probablemente estarían en el campo de batalla cuando se realizaran las reparaciones, y la colección tendría que esperar hasta después de la guerra. ¿No es una tontería? La solicitud de trabajo es para la reparación de un arma, ¿no es el punto de existencia de un arma su uso en la guerra?”

“Sí.”

“Le dije ‘la entregaré sin importar dónde se encuentren, sólo díganme la ubicación diez días después, terminaré con la reparación antes de eso’.”

Y hoy era el décimo día.

El soldado bajó la cabeza con una expresión de respeto.

“Mi más profunda gratitud… Esa espada es el apoyo espiritual para mí y para mis hermanos. ¡Si se puede enviar de vuelta al ejército, definitivamente guiará al Imperio a la victoria!”

Enzo asintió profundamente.

Y luego miró a la vizcondesa que estaba junto a él.

“Lo siento, pero por favor, deje las tijeras aquí. Si regreso con seguridad, las repararé y la enviaré a su residencia en un mes. De lo contrario, ¿quieres que este soldado me espere a moler sus cuchillas?”

Enzo mostró la firma en la carta a ella. Marie Quatre Argentina de Belgaria.

La cuarta princesa del Imperio de Belgaria, comandante de todas las fuerzas occidentales, que ahora es el cuarto ejército imperial.

Los ojos de la vizcondesa se abrieron. “¿Eh?”

“Lo siento, no todas mis solicitudes son de plebeyos”.

Enzo dijo con una sonrisa superficial, y la cara de la vizcondesa se puso roja al instante.

Pero ella no podía decir algo como “las tijeras de un Vizconde son más importantes que la espada de la Princesa”. Ella solo podía esforzarse al máximo para evitar que su rostro se retorciera.

“E-eh… Es un gran honor realizar un trabajo para Su Alteza, por supuesto, su tarea tiene prioridad. Aunque soy poco mundana, todavía sé de eso. Fu, fufu…”

Ella sonaba generosa, pero su voz temblaba. Luego le gritó a su sirvienta “¿¡Por qué sigues ahí parada!?” Y huyó.

Enzo se dio media vuelta y le dio largas instrucciones a sus discípulos. “¡Nos dirigimos hacia el oeste! ¡Prepárense!”