Haken no Kouki Altina (NL)

Volumen 7

Capitulo 3: Rey Mercenario Gilbert

Parte 4

Uno de los mercenarios empujó su lanza contra el estómago del líder de los Piqueros.

“¿¡Guaa!? ¡¡Maldición-!!”

Cuando lo golpearon, el líder liberó su pica. Cuando él estaba esquivando antes, ya estaba preparado para morir.

Simplemente se fue y agarró la lanza del enemigo con fuerza. “¡Viva el imperio de Belgaria!”

“¿¡Hah!?”

El mercenario cuya arma fue tomada se sorprendió por un momento, luego fue apuñalado por numerosas picas.

Sin importar cuán fuerte fuera el mercenario, sólo se contaban trescientos. Si se alargaba la batalla, los 5.000 soldados imperiales no perderían.

Pero cuando el ejército pasó por una fusión, los soldados carecieron de entrenamiento y el sistema de mando aún era imperfecto.

De los 5.000 hombres, la mitad de ellos eran los antiguos guardias de Beilschmidt. El resto eran los restantes del Segundo Ejército, y los ejércitos privados enviados por los señores de varios territorios debido al estado de emergencia.

Entre ellos había reclutas no entrenados, soldados retirados e incluso nobles que se unieron por orgullo.

Para los soldados mal entrenados, ya habían presentado una gran debilidad en la operación de unidades y el transporte de información antes de que su potencial de combate incluso se pusiera en duda.

Algunos no escucharon las órdenes correctamente porque estaban demasiado emocionados. Algunos hicieron su propio juicio basándose en su experiencia. Había soldados que no podían cumplir sus órdenes debido al miedo.

Al final–

Los guardias que se suponía debían reforzar las unidades de defensa que se desmoronaban llegaron demasiado tarde.

Los soldados que custodiaban el campamento base habían caído. El hombre con el tridente ya estaba ante Altina.

Estaban a solo diez pasos de distancia,

¿Cuántos soldados mató para llegar a este lugar?

Una lluvia de sangre parecía haber empapado las túnicas negras, ya que todavía estaba goteando sangre.

Pedazos de carne todavía quedaban en el tridente en su mano.

El hombre mostró una sonrisa salvaje.

“Creo que esta es la primera vez que nos conocemos, Princesa del Imperio”.

“Tridente… Debes ser el Rey Mercenario Gilbert Schweinzeberg”.

Altina desenvainó la espada en su cintura.

Los guardias aún estaban encerrados en la batalla por cuatro mercenarios con extraordinario poder de brazo.

Regis finalmente se dio cuenta de su paso en falso. “… Cómo puede ser esto.”

Ocurrió una situación inimaginable, no solo lo hizo temblar, tampoco pudo recuperar el aliento.

¡Atravesando el campamento base custodiado por 5.000 soldados con menos de mil hombres!

Gilbert dijo:

“Su Alteza, ¿qué tal un cambio? Usando los suministros a cambio de tu vida”.

“¿Pesando mi vida contra el futuro del imperio? ¿Quién aceptaría este tipo de trato?”

“Esta chica… tengo que enseñarle una lección”. Altina era muy leal al Imperio.

Jerome no aceptaría estos términos. Pero sería difícil juzgar qué harían los soldados.

Había muchas maneras de infligir dolor y desesperación a los humanos. Si la princesa emitía las órdenes después de la tortura, era muy posible que las tropas le devolvieran los suministros.

Regis maldijo su propia superficialidad.

— Cuando hizo planes para la niebla, consideró la posibilidad de que el enemigo tratara de capturar a su comandante.

Por eso organizó 5.000 soldados para proteger el campamento base, por las dudas.

¡Pero se atravesó tan fácilmente! Subestimó a ‘Renard Pendu’.

El problema fue su juicio erróneo sobre el potencial de combate de la nueva unidad.

Los soldados imperiales eran fuertes, pero solo agruparlos no era suficiente para fortalecerlos. Regis no utilizó eficientemente a los soldados.

Incluso si tuviera que dejar que el Segundo Ejército reclamara la victoria de esta batalla, debería haber asignado a todos los guardias antiguos de Beilschmidt para proteger el campamento base.

Si Regis era hábil en artes marciales, podría decir que las nuevas unidades no eran rivales para los mercenarios.

Gilbert cargó con el hombro su tridente y se acercó despreocupadamente.

“Tengo algo que preguntar… Sé que esta no es la temporada para las nieblas. ¿Qué hiciste?”

Altina se enjugó el sudor en la frente.

Todavía se enfrentaban uno contra el otro, pero estaba bajo mucha presión. “Mi estratega es un mago”.

“¿Hmm? Ya veo… noté en mi camino aquí que había manchas de terrenos  húmedos por todas partes. ¿Derramaste mucha agua? ¿Ese fue el secreto detrás de esa magia?”

“De hecho, entiendes mucho”.

“Eso explica la incursión nocturna medio asaltada antes. El objetivo era simplemente ubicarnos en el campamento. Hubiera sido desastroso si descubriéramos las unidades derramando agua”.

“……”

Altina estaba en silencio.

Ella no afirmó ni negó. Gilbert asintió.

“¡Qué estrategia tan impresionante! El estratega, eh… ¿Regis d’Auric, cierto? Barrió con la mirada a todos los presentes.

Primero estaban los escoltas alrededor de Altina, luego el discípulo de Enzo, además de las cajas cerca del carruaje, y finalmente Regis.

“¿Ese eres tú?”

“Ughh… sí.”

Escuchó la descripción de Franziska antes. Regis tenía un cuerpo frágil a diferencia de un soldado. Gilbert no podía explicar por qué podía identificarlo.

Se rió en voz alta

“¡Jajaja! ¡De verdad! ¿¡Eres Regis!?”

“¿Ugh…?”

“¡Es mi total derrota! ¡La primera vez que mi registro perfecto ha sido empañado!¡Un tipo que puede crear niebla! ¡Como se esperaba de un mago!”

En lugar de un cumplido, estaba más cerca de la risa burlona de un demonio. La piel de gallina.

Aunque Regis se sentía sin aliento, aún respondió con determinación.

“… Para evitar que esto sucediera, planeé tanto… Para evitar que el Rey Mercenario Gilbert se acercara a Su Alteza. El que falló fui yo”.

“Ahh, puedo entender. Pensaste que el enemigo no podría atravesar si tuvieras 5.000 hombres en defensa ¿verdad? ¡Ingenuo, la guerra no está determinada por los números!”

“… Este incidente fatal se debe a la falta de entrenamiento de los soldados”. “¿Falta de entrenamiento? ¡Incorrecto!”

“¿Huh?”

Gilbert atravesó su tridente. Y lo apuntó a Altina.

Él miró hacia aquí con los ojos inyectados en sangre.

“Las cosas que deciden una batalla siempre han sido… ¡Agallas!” Altina también agarró su espada.

“¡Siento lo mismo! Cuando le entregué la tarea a Regis, no consideré cómo pensarían los soldados, así que fue mi error. ¡Soy demasiado ingenua como para pensar que puedo ganar con solo números!”

“Como era de esperar de la princesa. ¡Bueno, entonces reclamaré el precio que tienes que pagar por tus fallas!”

“¿Qué tontería estás diciendo? ¿Rey Mercenario? El precio es permitirte mostrar tu rostro ante mí”.

“¿Hoo?”

“¡Soy la princesa del Imperio Belgaro! ¡Aunque eso no es lo que quiero ser!”

“¡Jaja! Muy valiente. ¡Pero no me importa aplastar tu arrogante orgullo y hacerte suplicar! ¡Te arrancaré la falda y te colgaré en una cruz, princesa!”

“¡¡Asqueroso!!” Gritó Altina.

Gilbert clavó en el suelo y la hierba se sacudió en la onda de choque como si hubiera una explosión.

Y cargó con una velocidad que era difícil de imaginar. Los escoltas querían proteger a Altina–

Pero fueron detenidos por los cuatro mercenarios cercanos.

Después de romper las picas que bloqueaban su camino, Gilbert se movió ante Altina.

El filo del tridente apareció ante los ojos de Altina. Ella evadió girando su cuerpo.

“¿¡Eso es todo lo que tienes!?”

“¡Jaja! ¿¡Crees que puedes esquivar eso fácilmente!?” Como una serpiente, el tridente rastreó el cuerpo de Altina.

El camino del tridente cambió de repente, lo que era imposible de hacer sin una fuerza extraordinaria de brazo.

Altina lo detuvo con su espada. “¡Toma esto!”

“¡Ven!”

El tridente fue retirado al instante. Antes de que fuera retirado o incluso indicado, fue expulsado de nuevo.

Un chirrido penetrante en las orejas se escuchó.

El tridente fue bloqueado nuevamente.

Cualquier movimiento más lento y su muñeca habría sido cortada por la hoja. Gilbert rugió:

“¡Más rápido! ¡Este no es el tiempo de juego en verano!”

“¿¡Ugh!?”

Era imposible saber cuántos empujones había.

Ataques consecutivos similares a Jerome, pero los ataques fueron más rápidos que los de él.

El intenso sonido del metal entró en la mente cuando la espada crujió. Regis estaba pensando.

Esta fue su culpa.

Estaba bien con cualquier castigo que se le pudiera imponer. Pero lo que podía hacer ahora era…

— El objetivo de Gilbert era capturar a Altina con vida. No tenía sentido matarla.

Si lo hacía, lo único que lo esperaba sería que 5.000 soldados lo destrozaran para vengarse de su comandante.

Solo debería estar pensando en capturarla con vida. Regis se giró y miró:

“… Debería ser, no… tengo que estar seguro”. Ya no puede fallar.

En este momento, dijo con certeza.

“¡Gilbert apunta a la espada de la princesa!”

“Oh, pero incluso si lo descifras, ¿qué puedes hacer?” Gilbert atacó ferozmente mientras lo gritaba.

Altina apenas se defendía de los golpes con su espada, y tampoco podía contrarrestarlo. Pero ella no tenía intención de correr.

Ella debía estar pendiente mientras apretaba los dientes. “¡¡Ughh…!!”