Haken no Kouki Altina (NL)

Volumen 7

Capitulo 3: Rey Mercenario Gilbert

Parte 3

Después de mantener sus picas, los soldados en guardia saludaron.

El carruaje llegó lentamente desde el oeste y entró lentamente en el campamento base.

El jinete que se dirigía al frente desmontó al lado de Altina. “¡He traído al Sir Herrero conmigo!”

“¡Perdón por la espera!”

Uno de ellos era el jinete que esperaba en el este. El otro era un jinete que se quedó atrás en la vieja base cuando se movieron anoche. Su tarea era llevar al herrero a la nueva base.

Completaron su misión espléndidamente.

Altina respondió “Muchas gracias” y los jinetes finalmente relajaron su expresión. Trataron el carruaje con más cautela y lo detuvieron más lejos.

En la cima de la colina, la bandera que marcaba el campamento base se erigió en el medio, mientras que la silla de Altina y la mesa para los planes de batalla se colocaron a un lado.

A poca distancia se encontraba un lugar para comidas, reparaciones de equipos, tratamiento de heridos y descanso para los trabajadores por turnos.

Quinientas infanterías protegían el corazón de la base en todo momento. En la capa exterior había mil hombres formados en equipos de diez.

El carro se detuvo en el medio de las unidades de defensa traseras.

Bajo los ojos atentos de los soldados, el herrero Enzo descendió del carruaje.

Parecía cansado, y era fácil decir lo difícil que fue su viaje por su rostro y su forma de andar.

Enzo se inclinó respetuosamente.

“¡Su Alteza, he traído su artículo conmigo!”

“¡Mi más profundo agradecimiento! ¡Debe ser difícil hacer una entrega al peligroso campo de batalla!”

“Es una espada después de todo. ¿Cómo se puede hacer sin ella en el frente de batalla? Me preocupa eso, entonces…”

“¿Puedo abrirlo ahora?”

“Sí por favor.”

Altina caminó hacia el carruaje. Regis asintió con la cabeza a Enzo.

“Te di muchos problemas… Será grandioso que la guerra termine pronto…”

Enzo miró a su alrededor y dijo en un volumen que los soldados a su alrededor no podrían escuchar:

“… ¿Cómo va la guerra? ¿Afectará a la ciudad de Rouen?”

“… Por lo que puedo decir, no hay necesidad de preocuparse”.

“La ciudad de Rouen está muy cerca de la capital, ¿verdad? Le pedí a mi esposa que llevara a los niños y buscara refugio en mi antigua ciudad natal. Está más al norte”.

“… ¿Hermana buscó refugio?”

“Erm, no. Ella insistió en que ‘estará bien dejárselo a la princesa y a Regis’. Bueno, el Imperio no fallaría, así que mis preocupaciones eran infundadas”.

“… Aunque estamos tratando de igualar el puntaje después de la devastadora derrota anterior… De todos modos, la guerra terminará pronto, estará bien si el Primer Ejército Imperial no se equivoca”.

Mientras Enzo tenía una expresión preocupada, Regis le dijo que no se preocupara. Regis y Altina caminaron uno al lado del otro hacia el carruaje.

Cuando Altina llegó al carruaje primero, de repente se echó hacia atrás “¿¡Qué!?”

“¡Hyaaa-!”

¡Alguien salió volando del carruaje!

El hombre estaba sosteniendo una espada. Y él golpeó la cabeza de Altina.

Nadie pudo reaccionar a tiempo.

Pero Altina respondió rápidamente. Ella desenvainó la espada en su cintura y bloqueó el golpe.

¡Ding! Un sonido agudo resonó.

El ataque no se detuvo, y el hombre del carruaje comenzó su segunda ola de ataques.

“¡Hee! ¡Hee! ¡Hee!”

“Eh… Tch… ¡Hah! ¡Hyaaa! ”

Altina blandió su espada ágilmente, esquivando los múltiples ataques antes de contraatacar desde un costado.

Su espada rozó las túnicas marrones. Ambas partes se alejaron.

Y se acercaron de inmediato Sujetando su mano izquierda.

“¡No es este Baltasar! ¡De verdad has venido!”

“¡Eres tan buena como siempre, Argentina!”

Altina se rió feliz y el viejo enfrente de ella rió entre dientes.

Los soldados a su alrededor estaban apuntando sus picas hace unos momentos, pero ahora se miraron, preguntándose qué pasaba.

Regis fue encima.

“¿Podría ser el Duque Baltasar Basil de Balzac?”

“Ese soy yo.”

El anciano asintió con la cabeza.

Altina sostuvo su espada con su mano derecha y movió su mano izquierda que sostenía la mano del viejo Duque como un niño.

Regis suspiró.

“… No hagas eso… ¿Y si los guardias te arrojan sus picas?”

“Si tengo que morir por sus picas, sería un final apropiado”.

Altina asintió con la cabeza.

Es problemático incluso si lo entiende. “… Princesa, las tropas están mirando”.

“Ah, eso es cierto”.

Altina solo se dio cuenta de esto ahora, y mostró una expresión seria mientras envainaba su espada.

Baltasar también envainó su espada.

Regis comenzó a explicarles a los confundidos soldados:

“Bueno… Este es el ex-Duque Baltasar. Todos deben haber oído hablar de él. Él es el maestro de espada de la princesa”.

Los soldados finalmente dejaron sus picas después de entender la situación.

La casa Baltasar alcanzó numerosos méritos como la mano derecha del Emperador fundador, una famosa casa noble que fue otorgada con una de las espadas del tesoro del Imperio. Fue un hecho que el ex-Duke estaba calificado para enseñarle a la princesa el manejo de la espada.

El sorprendido Enzo suspiró aliviado.

“Hah… Estábamos muy preocupados durante la pelea con los soldados enemigos”.

“¡Kakaka! Si mis manos se hubieran vuelto opacas, podría haber perdido mi cabeza”.

Baltasar pareció decir algo casual y Altina, además de él, también se echó a reír. Pero no era un asunto de risa.

La forma en que estos dos pensaban era un poco diferente de los demás. ¿O eran cabeza de músculos?

Regis no podía entender.

Pero la misión de hacer la entrega al campo de batalla se había completado perfectamente.

“¿Qué te trae al oeste, Baltasar?”

“Nada importante. Acabé escuchando que Altina estaba preocupada por algún mercenario”.

“¿Eh?”

Altina sonrió con ironía. “¿Perdiste?”

“Bueno… Sí… Para evitar un golpe, mi espada golpeó un árbol y la empuñadura se rompió…”

“Lo que sea que haya pasado o se haya roto no importa. ¿Perdiste?”

“… Sí”.

Altina se mordió los labios y asintió. Baltasar suspiró profundamente.

“No es lo suficientemente bueno… Lo importante no es la forma en que usas tu espada. No importa qué tan fuerte sea tu oponente, qué tan grave es la situación, incluso si tienen armas o cualquier otra cosa, tienes que ganar. Perder en el campo de batalla significa la muerte. Todo ha terminado si mueres”.

“Lo sé… Entonces envié mi espada para reparaciones”. Ella miró hacia el carruaje.

Enzo asintió. “Sácala.”

Junto con su discípulo, descargó una caja que parecía un ataúd.

El conductor miraba desde detrás de la cortina.

La caja estaba sellada con muchos clavos, y necesitaba ser sacado uno por uno. Baltasar observó la caja con curiosidad.

“Ohh, entonces eres el herrero que estaba reparando esa espada”.

“Sí. Tuve que concentrarme aquí… Usted también señor, para ser realmente el maestro de la Princesa “.

“¡Mmm! ¡No es un maestro! ¡Sino un amigo! No es enseñanza, ya que es así”. Altina asintió.

“Así es, solo alguien con quien me hizo amiga de la esgrima”.

“¡Sin embargo, este viejo nunca ha perdido!”

“¿¡Ehh!? ¡Pero gané tres veces!”

“¡No perdí!”

El anciano dijo infantilmente.

Enzo finalmente sacó todos los clavos.

“Bueno, en el mundo de la herrería, ustedes dos serían compañeros discípulos”.

“Jaja…”

Su discípulo se rió con ironía. La caja finalmente se abrió.

Regis lo planeó maravillosamente.

Lo que quedaba sería tomar la espada.

Y esperar los resultados de la batalla de los caballeros de Jerome.

***

Luego enviar noticias de la victoria del Cuarto Ejército sobre la unidad de suministros.

Ya se trate de los High Britannians o el primer ejército imperial, después de recibir esta noticia…

La guerra terminará.

Incluso si los High Britannians tienen rifles y cañones nuevos, si los 40.000 hombres bajo el mando de Latreille no atacan al enemigo en el campo, el Fuerte no caería en solo medio mes.

Una suave brisa acariciaba la frente de Regis.

El Dios de la Muerte golpeó en la densa niebla, los primeros en caer fueron los centinelas.

Al principio, los soldados a su alrededor no entendían lo que estaba sucediendo.

Luego se convirtió en una masacre unilateral sin ninguna resistencia. Todos murieron sin ninguna última palabra.

La hierba estaba cubierta de sangre fresca. Los soldados sin cabeza se quedaron allí sin siquiera levantar sus picas.

Probablemente ni siquiera sabían cómo murieron. Apareció un hombre con un tridente gigante.

Hombres de ropas negras salieron desde la niebla uno tras otro.

La armadura que llevaban y las armas que manejaban variaban muchísimo. Había lanzas, espadas, arcos, guadañas, bastones e incluso armas desconocidas.

Lo único que tenían en común era su túnica negra y el hedor a sangre. El hombre con el tridente dijo en voz baja.

“Un hombre para enfrentar a cien… ¡Y abrir un camino sangriento!”

El grupo en negro asaltó a los soldados antes de que siquiera respondieran. Los soldados Belgaros no eran débiles.

“¡Enemigo! ¡Es el mercenario… estos tipos…!” Un soldado recogió su pica para luchar.

Pero su visión se llenó con un gran martillo. “¿¡Qué!?”

“¡Warrgghhh!”

Lo que surgió cuando sonaron los gritos de desesperación fue un martillo. Inclinó la pica y se estrelló contra el rostro de ese soldado.

Su oponente era un hombre grande y fornido que empuñaba un martillo gigante. Las picas de los soldados que lo atacaron se rompieron, y retrocedieron.

“¿Qué hay con ese tipo…? Al igual que un tornado…”

“¡No podemos retirarnos! ¡La princesa está detrás de nosotros! ¡Deténganlos!”

“¡Maldita sea… ahora es el momento de mostrar el honor del Imperio!”

Las tropas sacaron sus espadas y lo azotaron.

Pero las espadas se quebraron bruscamente en dos, como si ya estuvieran rotas.

Fue por la forma extraña de la gran espada que los cortó. La hoja de la espada era muy ancha en la punta y estaba curvada.

Tal vez viniera del este, al igual que el té de High Britannia.

Un hombre esbelto con la hendidura de los ojos examinó el área y luego gritó:

“Fufu… ¡Haha-! Hyaa! ¡Laa-! ”

Empuñaba un sable retorcido, que era sorprendentemente agudo.

Rompió fácilmente la espada y las picas de los soldados imperiales. En lugar de que la hoja estuviera afilada, era la potencia del brazo del hombre lo que era increíble.

Ya fueran venas o huesos, todo eso sería cortado en dos como tallos de trigo.

Los soldados imperiales lucharon como si no se dieran cuenta de que el resultado del combate cuerpo a cuerpo ya se había determinado, hasta que todos fueron derrotados.

El que estaba en el frente era un hombre con un tridente. El rey mercenario Gilbert Schweinzeberg.

Dirigía al grupo mercenario más fuerte.

Los trescientos elites de ‘Renard Pendu’ comenzaron su asalto en la niebla.

Su destreza de combate individual era abrumadora, aplastando fácilmente la formación de defensa de los imperiales.

Pero los soldados del Imperio no se retiraron tan fácilmente.

Las guerras habían estado en curso antes de los tiempos de sus bisabuelos, todos los hombres fueron educados con la idea de que un día iban a ir al campo de batalla.

En este momento, los guardias a la izquierda de la base estaban enfrentando a los mercenarios.

El líder de los Piqueros al mando de diez soldados cargó contra el fornido mercenario con su pica.

“¡Somos el 19º equipo de Piqueros! ¡Incluso en la muerte, le mostraremos al enemigo nuestro honor! ¡Todos, carguen!”

“¡Ohhhh!”

“¡¡Roar!! ¡¡Hyaa!!”

El mercenario cortó todas las picas y tomó las cabezas de los imperiales con un golpe.

Los soldados detrás empujaron sus picas del lado de los soldados muertos. “¡¡Muere-!!”

“¿¡Guah!?”

El sable retorcido cayó de sus manos.

Dos, luego tres picas perforaron su cuerpo. El líder de los Piqueros gritó:

“¡Carguen! ¡Carguen!”

El empuje de una lanza cambió de dirección.