Haken no Kouki Altina (NL)

Volumen 7

Capitulo 1: Hoy, Mañana

Parte 3

Además de su caja de herramientas estaba su discípulo Lionel. Estaba tallando un pedazo de madera, no afectado por el tembloroso carruaje.

“¿Hmm? ¿Qué ocurre, maestro?”

“Ah… en realidad quería que te quedaras atrás y te hicieras cargo de mi trabajo”.

“Me convertí en tu discípulo porque admiro tu trabajo. Este es el trabajo más importante en la vida del maestro, ¿verdad? Quiero verlo hasta el final”.

“Los otros discípulos se apartaron cuando sabían que me dirigía a una zona de guerra”.

Al final, solo vino Lionel.

“Es genial que aceptaran el trabajo de quedarse atrás. Gracias a ellos, no fallaremos en las solicitudes de los clientes, incluso si no estoy cerca”.

“Es verdad.”

No importa cuán importante fuera el trabajo de la Princesa, no podía llegar tarde a atender las solicitudes de otros clientes.

Si sus discípulos hicieran su mejor esfuerzo, no demorarían los otros trabajos que aceptó, incluso si no regresara a tiempo.

“Por su bien, tenemos que regresar con vida”.

“Sí.”

Valientemente se enfrentaron al peligro impredecible.

Enzo se preguntó si este hombre llamado Lionel era más valiente que él, o simplemente era simplemente optimista.

“Por cierto, deberíamos llegar al próximo pueblo pronto”.

“Sí, el mapa dice que hay un pequeño pueblo por aquí…”

Se cubrió con un lienzo el carruaje para protegerlos de la lluvia y del viento. Él enrolló el lienzo y miró afuera…

“Espera”, le dijo al conductor. “¿Dónde está el pueblo?”

“Erm…”

“¡Está destruido!”

“¿¡Qué!?”

Él pensó que los pueblos lejos de la carretera principal estarían bien…

La valla hecha para mantener alejadas a las bestias salvajes estaba hecha jirones.

Un cadáver en un extremo de la carretera estaba perforado con la marca de las balas.

Enzo gruñó.

“… Los High Britannians atacaron los pueblos”.

“Eso es muy despreciable”.

Lionel colocó sus manos sobre su pecho para calmar su ira. “¿Qué debemos hacer?” Preguntó el conductor.

“Solo escabúllete por aquí”, respondió Enzo.

Si un ejército invasor atacara un pueblo, el propósito sería el sabotaje. Ya fueran personas o artículos, robarían todo lo que valiera.

O mejor dicho, si alguien todavía estaba cerca, probablemente serían tropas enemigas.

Avanzaron cautelosamente.

Lionel señaló al frente. “¡Alguien está aquí!”

“¿Hmm?”

Enzo pensó por un momento.

Si era el enemigo, deberían huir ahora. Pero podrían ser sobrevivientes.

El conductor que tenía ojos pequeños los abrió de par en par en este momento. “¿¡Corremos!?”

“… ¡No! ¡Vamos a ver!”

El carruaje avanzó lentamente.

Enzo y Lionel se asomaron del carruaje y miraron ese lugar.

Solo vieron una capa atada a un árbol meciéndose con el viento, eso era todo. “… ¿Oye? Lionel?”

“P-perdón Maestro… Debo haber sido confundido…”

“Uf… no me asustes así”.

Enzo suspiró suavemente. En ese momento–

El caballo relinchó y de repente se detuvo.

El carruaje también frenó de inmediato, casi arrojando a Enzo fuera del carruaje. Lionel perdió el equilibrio y la madera en la mano salió volando.

“¿¡Wahh!?”

“¡Shhh, shhh!”

El conductor hizo callar a los caballos para calmarlos.

Enzo apoyó la gran caja que estaba a punto de caerse, y la empujó a su posición original con un poco de esfuerzo.

“¿¡Q-qué pasó!?”

“¡Lo siento! ¡Algo acaba de estrellarse!”

— ¿Qué fue eso? Quizás sea un animal.

“Mis disculpas, debo haberte alarmado”.

La voz que se acercó en un instante le dio a Enzo y a los otros un susto. Un hombre estaba parado junto al conductor.

Un anciano con una túnica marrón.

En su mano había una delicada madera. “Esto se cayó”.

Su rostro arrugado sonrió, oscureciéndose aún más.

Después de recibir esa madera, Lionel hizo una profunda reverencia. “G-gracias… Erm… ¿Eres un sobreviviente de este pueblo?”

“No. Acabo de llegar aquí, y estaba pensando en buscar sobrevivientes”. El viejo negó con la cabeza.

Ambas partes se quedaron en silencio.

Como si estuvieran guardando un momento de silencio por la gente del pueblo difunto, todos guardaron silencio.

Un momento después, Enzo preguntó: “¿Qué te trae a este pueblo?”

“Me estoy quedando sin alimentos, y estaba pensando en comprar algo aquí. No imaginé que pudiera ver una escena así”.

“Qué desastre.”

“Es verdad. En lugar de una guerra, esto es más como una catástrofe”. Enzo pensó mientras apretaba el puño.

“Cierto…”

Sus provisiones eran limitadas. Querían apurarse a su destino con una carga ligera, por lo que no trajeron mucha comida y agua.

Si compartieran con el viejo, no tendrían suficiente.

Y darle algunos suministros al viejo simplemente retrasaría lo inevitable. Incluso si busca comida en el pueblo para sobrevivir uno o dos días más…

Enzo vino desde la ciudad de Rouen hacia el este, lo que resultó ser la dirección opuesta a la que los High Britannians invadían.

Muchas de las ciudades fueron saqueadas y la gente huyó, dejando ruinas. Aunque todavía había algunos lugares relativamente más seguros…

Enzo sabía que había otra ciudad a unos dos días de viaje a pie hacia el este. “¿Cuáles son tus planes?”

“¿Puedes venderme algo de comida, cuánto costará?” Enzo no era bueno en mentir.

Después de reflexionar un buen rato, explicó la situación actual al viejo con una sonrisa irónica.

“Es la idea lo que cuenta, no te sientas mal por esto. Desde que viniste por aquí, debe haber una tarea que deseas completar, ¿verdad?”

“Sí, eso es correcto”.

“No tengo intenciones de frenar los avances de los jóvenes. Incluso si perezco aquí en esta tierra, estaré satisfecho”.

Lionel pensó en estas palabras aparentemente profundas. El conductor preguntó inquieto.

“Estimado cliente, será preocupante si no tenemos suficientes provisiones”.

“Aun así, no puedo dejarlo…”

Enzo finalmente resolvió su mente. Se giró hacia el anciano.

“Lo sentimos, tenemos que ir al campo de batalla. Nos uniremos a los soldados que nos esperan, y nos dirigiremos a uno de los ejércitos imperiales”.

“Oh, un ejército”.

“Esto es urgente, no tenemos tiempo para hacer un desvío a otro pueblo “.

“No te preocupes por eso”.

El anciano sacudió la cabeza y se encogió de hombros. Enzo estaba pensando de otra manera.

“Bien, entonces, si estás dispuesto a venir con nosotros a la zona de guerra, podemos darte un paseo. ¿Qué te parece?”

El anciano abrió mucho los ojos.

Lionel también miró a su maestro por sorpresa.

El conductor murmuró con una expresión preocupada.

“¿Eso es realmente bueno? Nuestra comida y agua tal vez no sean suficientes”. Enzo se encogió de hombros.

“Incluso si te diriges al este y llegas al otro pueblo en varios días, podría estar desierto. No verás ningún pueblo a menos que escales las montañas hacia el norte, y no hay pueblos al sur”.

“Además, incluso si le damos provisiones al viejo por un día o dos, no será de mucha ayuda”.

“Eso podría ser así…”

“Como no podemos simplemente dejarlo, sería mejor llevarlo a la zona de guerra. Si racionamos un poco, deberíamos ser capaces de hacerlo”.

El conductor estuvo de acuerdo y asintió.

Si no había suficiente comida, Enzo pensó que podría darle su parte al viejo. Él no moriría si no comiera ni bebiera por un día.

El anciano preguntó:

“Tienes que ir al campo de batalla”.

“Sí, porque tenemos algo muy importante que hacer”.

“Hmmm… Es cierto, en lugar de quedarme aquí, sería mejor seguirte al campo de batalla”.

“Si tenemos suerte, podemos reunirnos con el Ejército Imperial. La comida y el agua no serían un problema entonces”.

El viejo asintió con la cabeza. “¡Estupendo!”

“¿Ah?”

“¡Eres un verdadero hombre! ¡Me gusta eso!”

“Erm, gracias”.

“Soy un anciano que vino desde la capital, llévame contigo”.

“Soy un herrero de la ciudad de Rouen, este es mi discípulo”.

“Buenos días, soy Lionel. ¡Desde máquinas de coser hasta armaduras, visita nuestra tienda si necesitas algo!”

Después de escuchar al discípulo, que dijo algo tan casual, el viejo se rió. Enzo señaló la bandeja de carga.

“Lionel, por favor, haz un poco de espacio”.

“Bien. Vamos a apilar estas cajas aquí… Sería mejor atar las cubiertas, por favor espera un momento “.

Disculpen– dijo el anciano y abordó.

Enzo inconscientemente notó algo atado a la izquierda de la túnica marrón del viejo.

“… ¿Tienes una espada?”

“Por supuesto. No tener armas mientras viajas es peligroso, esto es para defensa propia”.

“Está bien, solo es mi hábito profesional”.

“Lamentablemente, esto no es nada valioso, solo algo barato”. El viejo echó hacia atrás su capa para mostrarles su espada.

Al igual que él dijo, era una espada producida en masa normal que se podía encontrar en cualquier lugar.

Lionel, quien despejó un poco de espacio, hizo un gesto para que el anciano se sentara en una alfombra.

“Tu trasero te dolerá si te sientas demasiado tiempo”.

“Comparado con acampar en la naturaleza, esto es celestial”.

“Mis habilidades se volverán aburridas si me quedo parado. Si es posible, ¿puedo afilar tu espada?”

“¿Hm? Eso debería estar bien…”

El anciano parecía estar esperando que Enzo lo reconociera, así que Enzo dijo:

“Por favor, déjaselo a él si está bien contigo. Sus habilidades no son malas. No sería una sorpresa si él se fuera por su cuenta el año que viene”.

“No, todavía estoy aprendiendo. Seguiré contando con la tutela del Maestro”.

Mientras hablaba, Lionel sacó sus herramientas de afilado y se preparó para comenzar.

El anciano se apoyó en una caja y suspiró aliviado. “Uf, gracias a Dios por mostrarme gracia”.

“Encontrarme en un lugar así fue como una señal de Dios… He orado sinceramente antes, por supuesto”.

El conductor levantó su látigo y el carruaje se alejó una vez más.

***

Año 851 del Imperio, 3 de Junio, Noche– El cielo estaba lleno de estrellas.

Se dirigirán hoy.

Después de ser reabastecido, el Cuarto Ejército tenía muchos equipos.

El comandante y los oficiales se quedaron en enormes tiendas, las bases solo tenían carpas simples, pero era suficiente para protegerlos del frío y la lluvia.

En el centro de las grandes tiendas había camas simples para Altina y la sirvienta Clarisse.

Dentro de la tienda, aparte de ellas, estaba la habitación de Regis, que había sido ascendido a un oficial militar…

Regis se sentó dentro del carruaje que se desató de los caballos.

El carruaje blanco y hermoso era lo suficientemente grande como para que seis personas pudieran sostener una reunión.

Las ventanas estaban hechas de vidrio de alta calidad, y los ejes del carro estaban asegurados con resortes.

Este era el transporte de la más alta calidad en esta era, no era algo que se pudiera comprar con el presupuesto de un regimiento fronterizo. Fue un obsequio personal de la nueva noble del sur, Eleanor, a Regis.

Diseñado como un centro de comando móvil, tenía una pequeña mesa plegable, y Regis colocó muchos documentos en él.

La luz de las lámparas que colgaban de las paredes se balanceaba. Toc Toc.

El sonido de llamar rompió el silencio. “¿Hmmm?”

Regis levantó la cabeza de su libro y miró por la ventana.

Las colinas que solo estaban iluminadas por las estrellas eran oscuras. Lo único que podía ver desde las ventanas era su reflejo iluminado por la lámpara. No podía ver nada afuera.

Pase lo que pase, alguien peligroso no tocaría la puerta.

Regis giró el picaporte y abrió la puerta del carruaje. La luz brilló sobre el visitante.