Wortenia Senki (NL)

Volumen 12

Capítulo 2: Kikoku

Parte 1

“Bien, lo lograste,” dijo Ryoma, suspirando de alivio. Puso la pluma que había estado agarrando sobre la mesa. “Me alegra saber que el Conde Zeleph sigue a salvo.”

Después de que Laura regresara de escoltar al conde Zeleph a la guarnición de Helena en la ciudad de Tritron, se había reportado a Ryoma.

Laura asintió. “Sí, Maestro. Es gracias al oportuno informe de los ninjas de Igasaki. Los escoltas del Conde Zeleph fueron asesinados en el ataque inicial, por lo que la situación era urgente. Pero pudimos acabar con los atacantes. Después de eso, lo llevamos con Lady Helena. Su conversación fue como usted predijo también. Ambos acordaron abandonar a la Reina Lupis. Además, Lady Helena nos confió un mensaje, diciendo que le gustaría mucho discutir el futuro del país con usted.”

Laura entregó la carta a Ryoma. Después de pasar rápidamente por ella, los labios de Ryoma se doblaron en una sonrisa de satisfacción. Luego sostuvo la carta hasta la llama de la vela. Sería devastador si esta información se filtrara a un tercero.

Si dejamos a Rhoadseria en paz, el país se desmoronará por sí solo en poco tiempo. Y si eso sucediera, esta tierra se convertiría en un infierno en la tierra. Siendo una ex plebeya, Helena no tiene otra opción.

Helena era una líder militar hábil, pero tenía poca aptitud para la política.

Tal vez podría gobernar un pueblo, pero se conocía a sí misma lo suficiente como para saber que no tenía ningún derecho a ser soberana. En la superficie, había pedido una discusión, pero en realidad había declarado implícitamente su intención de entrar en el campamento de Ryoma.

Mientras el olor a papel quemado llenaba la habitación, Ryoma se recostó en su silla y miró hacia el techo con una expresión de satisfacción.

“El Conde Zeleph hizo el movimiento exacto que pensé que haría. Bueno, no es como si tuviera muchas razones para dejar la capital e ir a hablar con Helena. Me gustaría hablar personalmente con el Conde Zeleph más tarde, pero por ahora dejemos que tome un respiro y eche un vistazo alrededor de Sirius.”

El conde Zeleph había ido a ver a Helena poco después del ataque a su vida, y luego viajó hasta la península de Wortenia inmediatamente después. Y como habían estado viajando de incógnito, había sido un viaje agotador. El Conde Zeleph probablemente estaba agotado.

Sería mejor darle unos días para descansar.

No es que sea por la bondad de mi propio corazón…

Si el Conde Zeleph visitaba a Sirius y veía el progreso de la ciudad, sus impresiones al respecto influirían en el equilibrio de poder que se avecinaba.

“Sí, ya le he dicho al Conde Zeleph que es libre de mirar alrededor de la ciudad,” dijo Laura, suspirando. A regañadientes, continuó, “Pero no esperaba que las cosas fueran exactamente como lo habías planeado.”

Ryoma se rió a carcajadas. “Pareces sorprendida”, bromeó con una sonrisa.

“Bueno, sí. Convenció al Conde Bergstone para que renunciara a la Reina Lupis e incluso decidió unir fuerzas con Helena. No pensé que el Conde Zeleph sería tan decisivo.”

La mirada de Laura cayó sobre la carta. Estaba claro por su expresión que todavía estaba preocupada por este giro de los acontecimientos.

Ya me he reunido y hablado con el Conde Zeleph muchas veces, pero nunca pensé que fuera tan aterrador.

El Conde Zeleph era un hombre de mediana edad amigable, y su comportamiento agradable se extendía a las hermanas Malfist, a pesar de que eran sirvientes.

Parecía de modales apacibles y tenía una disposición amistosa y una inclinación por las bromas. Su personalidad abierta era única entre los nobles de Rhoadseria, quienes a menudo destacaban su estatus y posición.

Pero eso era sólo lo que parecía el Conde Zeleph. Él era un noble de todos modos. Laura y Sara solo lo veían como un hombre sencillo y regordete que se escondía detrás de la sombra de su cuñado. Eso no quería decir que lo despreciaran, pero era exactamente la razón por

la que este desarrollo les sorprendió tanto.

“¿Es realmente tan sorprendente?” Preguntó Ryoma.

“Sí. Todavía me resulta difícil de creer,” contestó Laura, asintiendo. Sus hermosos rasgos estaban empañados de dudas.

Laura creía que no juzgaba a las personas únicamente por su apariencia. Sin embargo, estaba equivocada. Ella inconscientemente hizo suposiciones sobre el Conde Zeleph basado en cómo se veía.

Cuando Ryoma le ordenó evitar el asesinato del Conde Zeleph, también se enteró de los negocios turbios del Conde. Pero incluso después de verlo con sus propios ojos, Laura luchó para creer que Elnan Zeleph había estado enmascarando sus colmillos.

“Ese es su truco, ¿ves?” dijo Ryoma, riendo. “Parte de su modus operandi está influenciando las impresiones de la gente sobre él.” Laura parpadeó. “Su…em oh?”

“Sí, significa, hm, sus métodos habituales.”

Por lo que Ryoma había observado, Elnan Zeleph era considerablemente hábil en política. No era tan bueno como el conde Bergstone, pero comparado con los otros nobles de Rhoadseria, era un activo. A pesar de esto, la opinión pública sobre él era sorprendentemente baja.

Quiero decir, tiene sentido. Siempre es comparado con Bergstone, una comparación que nunca funcionará a su favor, especialmente cuando intencionalmente hace el papel de un tonto.

El conde Bergstone era un dandy alto, guapo y refinado en la flor de su vida. El Conde Zeleph, por otro lado, era bajo, regordete y de aspecto sencillo. Estaba claro quién llamó más la atención. El Conde Zeleph siempre aparecería como el contraste o el secuaz del Conde Bergstone. Sea como sea, el Conde Zeleph decidió usarlo a su favor para poder actuar en las sombras.

“Él sabe que es sencillo y discreto”, explicó Ryoma. “Siempre se mantiene uno o dos pasos alejado de la vista del público escondiéndose a la sombra del Conde Bergstone”.

“¿Así que estás diciendo que lo hace para no llamar la atención sobre sí mismo?” Laura preguntó.

Ryoma asintió. “Por así decirlo. La diferencia entre él y el Conde Bergstone es como la diferencia entre un actor y una mano entre bastidores.”

El actor brilló en el escenario y recibió todos los aplausos, pero el que dirigió la atención sobre él desde detrás de las escenas fue igual de crucial. Fue un trabajo aburrido e ingrato, pero sin él el telón ni siquiera podía levantarse.

El Conde Bergstone realizó impresionantes hazañas que llamaron la atención, y el Conde Zeleph lo apoyó desde las sombras e hizo su trabajo sucio. Los dos eran efectivamente uno y compartían un destino común.

“De cualquier manera, eso me da tres peones de lo más valiosos,” concluyó Ryoma.

“¿Lady Helena y los Condes Bergstone y Zeleph?”

“Sí. Los tres son peones muy poderosos, pero el Conde Zeleph es excepcionalmente útil.”

“¿El Conde Zeleph? ¿En serio?” Laura preguntó sorprendida.

Ella estuvo de acuerdo en que los tres eran valiosos. Pero si se le preguntaba quién era el más valioso, ella respondería que era Helena, o tal vez el Conde Bergstone. El conde Zeleph era un manipulador sorprendentemente bueno, pero Helena era conocida en varios países por sus hazañas militares, y el conde Bergstone había demostrado su aptitud política bajo el régimen de la reina Lupis.

Ryoma agitó la cabeza, como para reprender a Laura por su incredulidad. “Su red de inteligencia le permite adquirir información tanto de la aristocracia como del palacio, lugares a los que el clan Igasaki no puede llegar fácilmente.”

Los ninjas de Igasaki eran cruciales para los planes de Ryoma porque le proporcionaban inteligencia e información, pero ni siquiera ellos podían manejar la totalidad de ese papel. El clan Igasaki estaba formado por doscientos miembros, entre ellos mujeres y niños.

También habían entrenado a los niños esclavos liberados en las artes ninja, pero en este momento, sólo un centenar de ellos eran lo suficientemente buenos para estar en el campo. El tamaño y la escala del clan ciertamente crecerían en el futuro, pero si Ryoma tomara

más territorio ahora, no habría suficientes de ellos para todos. Además, tener a alguien versado en la sociedad noble y capaz de reunir inteligencia en ese frente sería indispensable.

Después de todo, a los ninjas de Igasaki les sería difícil mezclarse en el palacio con su pelo negro y piel bronceada.

Eso no significaba que fueran terriblemente discriminados, ya que las personas con estas características eran comerciantes de otros continentes, pero el continente occidental estaba predominantemente ocupado por personas afines a los caucásicos. Los ninjas sin duda destacarían.

Y la sociedad noble era un espacio insular, lo que hacía extremadamente difícil reunir información.

No es que pretenda dejar demasiados nobles por aquí… Ryoma tenía una visión de su país ideal. Quería hacer un lugar dirigido enteramente por el mérito. No le gustaban los nobles,

principalmente los que conservaban sus papeles sin hacer nada para merecerlo, parásitos que sólo extorsionaban a su gente para vivir en el lujo.

Ryoma no fue tan ingenuo como para permitir que estos parásitos infestaran su país, su proverbial jardín.

Pero a pesar de sus ideales, sabía que eliminar por completo la nobleza y dirigir toda Rhoadseria por sí mismo sería demasiado problemático. Eso lo dejó con una sola opción: tomarse su tiempo, examinar a través de todos los nobles, y dividir las joyas de los guijarros-los que eran hábiles y beneficiosos de los que eran sanguijuelas los demás.

Para hacer eso, necesitaba al Conde Zeleph, un hombre familiarizado con el funcionamiento interno de Rhoadseria.

El día en que el Conde Zeleph probaría que su valor aún estaba lejos. Ryoma era todavía un gobernador menor de una tierra fronteriza, así que planear lo que haría una vez que gobernara todo sería presuntuoso y absurdo.

Por ahora, vayamos paso a paso.

Fiel al plan original de Ryoma, estalló una rebelión en el Reino de Rhoadseria, y los funcionarios del gobierno se dispersaron demasiado para controlar la situación de manera efectiva. Con el país en este estado, uno podría obligar a que suceda casi cualquier cosa.

El ataque al Conde Zeleph fue un buen ejemplo de esto. Bajo circunstancias normales, un ataque tan descarado a la vida de un noble nunca ocurriría al descubierto. Había formas más discretas de tratar con él, ya fuera veneno o extorsión.

Pero eligieron atacar su carruaje en la carretera, donde cualquiera podía verlos. Cierto, tal vez tenían prisa por eliminarlo lo más rápido posible. Pero si ese fuera el caso, habrían planeado más meticulosamente.

La conclusión natural era que su asesinato habría servido como advertencia a cualquier noble que se opusiera a la Reina Lupis.

Ryoma solo podía pensar en dos personas que llegarían tan lejos por la Reina Lupis en tiempos tan inciertos.

Mikhail es el candidato más probable, pero Meltina se está volviendo más vocal ahora que se desempeña como asistente de la reina Lupis. Supongo que esos dos todavía no se dan cuenta de nada.

Que Mikhail y Meltina fueran irreflexivos e impulsivos no era nada nuevo. No se podían encontrar dos personas más leales a la Reina Lupis si registraban Rhoadseria arriba y abajo, pero todo lo que hacían parecía ser contraproducente.

Eran particularmente malos cuando se trataba de política. Su lealtad es importante, sin duda, pero carecen de la comprensión básica de que no todos los ideales pueden convertirse en realidad. Cada vez que un burócrata u oficial no cumplía las órdenes de la reina, Mikhail y Meltina se burlaban de ellos por ello.

Muchos de los problemas de la reina Lupis se remontan a la facción de los nobles. Su interferencia definitivamente inhibió el trabajo de los burócratas y las reformas de la Reina Lupis. Pero esa no era la razón principal por la que el régimen de la reina estaba fallando.

El ataque al Conde Zeleph fue porque se dieron cuenta de que ayudó al Conde Bergstone a reunir los documentos que Bergstone había traído a esa reunión, o porque estaban protegiendo el honor de la

Reina Lupis. De cualquier manera, planearon esta venganza a su propia discreción.

Antes de que las gemelas Malfist escoltaran al conde Zeleph a Tritron, recogieron una de las flechas como prueba del ataque. Se lo habían mostrado a Helena, quien inmediatamente lo reconoció como el tipo utilizado por los caballeros rhoadserianos para matar monstruos grandes.

Por supuesto, algún tercero podría estar incriminando a Mikhail y Meltina usando las flechas de los caballeros. Pero Laura había enviado a un mensajero del clan Igasaki para inspeccionar a todos los caballeros rhoadserianos.

El mensajero había descubierto que diecisiete caballeros de la guardia real habían muerto por enfermedad. Todos estos informes llegaron pocos días después del ataque al Conde Zeleph.

Es más, un comandante de compañía dentro de la guardia real se había encargado de todo lo relacionado con sus muertes, desde los informes hasta los preparativos del funeral.

Los caballeros se veían como una familia, así que cuando uno de ellos moría, sus colegas colaboraban y ayudaban a la afligida familia. Pero si el comandante de esta compañía estaba cerca de Meltina o Mikhail, la historia se volvió mucho más sospechosa.

Otro detalle sospechoso fue que durante los funerales, ni la familia ni los caballeros asistentes podían ver el cuerpo. Era como si estuvieran tratando de ocultar algo y tenían prisa por enterrar el cadáver y terminar con él. Esto era muy inusual para funerales militares en este mundo.

Una vez que se consideró que el Conde Zeleph había sido atacado por diecisiete personas, la respuesta se hizo bastante clara.

Basado en lo que dijo Laura, la lucha fue bastante salvaje. No puedo imaginar que mostrarían los cuerpos en ese estado.

En los casos de muerte accidental o asesinato, en los que el cuerpo estaba particularmente dañado, lo cubrían para evitar a las familias y a los huéspedes más angustia.

Este mundo carecía del conocimiento para embalsamar un cuerpo. Pero se informó que estos caballeros habían muerto de enfermedad. No podían decir eso y mostrar cadáveres heridos y mutilados por la batalla.

Aun así, usar a sus propios subordinados para un asesinato… Quienquiera que esté detrás de esto hizo una apuesta bastante peligrosa enviando caballeros en lugar de contratar asesinos. Aunque supongo que eso es algo que sólo puedo decir gracias a la retrospectiva. Si no hubiera enviado a Laura y su equipo, el Conde Zeleph estaría muerto ahora. Así que puedo ver por qué se sentirían más confiados en los caballeros que conocían más que en los forasteros. Definitivamente se están impacientando. Es bastante irónico que su ataque al Conde Zeleph es lo que terminó exponiéndolos.

De cualquier manera, este momento fue una oportunidad única en la vida para Ryoma. Estaba claro para él que posponer la guerra más allá podría permitir que las fuerzas que operan en las sombras del continente occidental interfirieran.

“Creo que ahora es el momento,” dijo Ryoma. “Dile a Simone y Gennou que necesito verlos urgentemente.”

Laura comprendió inmediatamente las implicaciones de su orden. “¿Entonces es hora, Maestro Ryoma?”

“Sí,” confirmó Ryoma, asintiendo. “Nos estamos apoderando de Epirus”.

Laura salió de la habitación para llamar a Gennou y Simone. Ahora solo, Ryoma se apoyó contra el sofá mientras esperaba a que llegaran. Fue entonces cuando escuchó lo que sonaba como el viento gimiendo, un demonio gimiendo en la noche.

“Qué voz tan melancólica”, dijo un hombre desde detrás de la puerta de la habitación de Ryoma.

“Gennou.” Ryoma reconoció la voz áspera y se sentó. “Escuché su llamada, mi señor”, dijo Gennou, con su voz amortiguada por la puerta.

“Sí, entra”.

La puerta se abrió silenciosamente, y un anciano entró. Tenía el pelo blanco y un bigote largo, y estaba vestido con su atuendo negro habitual, como era costumbre en el clan Igasaki. Se inclinó respetuosamente ante Ryoma.

“Siento haberte llamado de la nada así,” dijo Ryoma, inclinando la cabeza hacia atrás.

Gennou agitó la cabeza. “Somos ninjas, mi señor. Siempre estamos a su servicio. Siempre que necesite nuestra ayuda, estaremos allí para responder a su llamada.”

“¿Sí? Es bueno oírlo.” Ryoma le pidió a Gennou que se sentara en una mesa en la esquina de la habitación. “Basado en lo descuidado que fue el intento de asesinato del Conde Zeleph, parece que la capital está en un estado de caos. Todo parece listo. ¿Cómo van los preparativos que pedí?”

“Ya hemos identificado a la mayoría de los jugadores principales del enemigo, empezando por Yulia Salzberg. Estamos listos para comenzar cuando nos dé la orden”.

“Bien. Todo va bien, entonces,” murmuró Ryoma.

Gennou entonces vacilante dijo, “Aunque esto puede parecer descortés, mi señor, debo preguntar. ¿Qué te parece la katana que te dimos?”

“¿Te refieres a Kikoku?” preguntó Ryoma. Cuando Gennou asintió, Ryoma continuó, “Hm, bueno…” Se rascó la nuca y dejó caer la mirada hacia Kikoku, que estaba colocado encima de un estante. Se detuvo un momento, escogiendo cuidadosamente sus palabras. “Bueno, es conveniente. No requiere ningún mantenimiento, e incluso si se rompe, se arregla después de una noche en su funda. Eso ahorra tiempo en afilarlo y arreglarlo. Pero… no puedo decir que realmente esté a la altura de tu historia, Gennou.”

Ryoma había oído la historia de Gennou un poco antes de irse a la expedición a Xarooda. Una noche, Ryoma fue llamado a una reunión secreta con los ancianos del clan Igasaki, donde se le dio esta katana.

Kikoku: el demonio de los lamentos. Era una espada demoníaca forjada por el fundador del clan Igasaki, Douman Igasaki. Se dijo que lo había forjado mezclando la carne de su propia esposa e hijo en la hoja.

La espada se había transmitido durante quinientos años, pero el único que realmente la manejó con todo su poder fue Douman.

Después de la muerte de Douman, la espada fue sellada en una vaina de madera con múltiples sellos en ella. Esto se hizo de acuerdo con la voluntad de Douman. Al parecer, el clan Igasaki había pasado los últimos quinientos años como vagabundos para que pudieran completar el último deseo de Douman.

Quiero decir, no quiero hablar fuera de lugar. Gennou dedicó su vida a esto. Pero por lo que me ha dicho, este testamento que dejó Douman Igasaki no tiene sentido.

Douman había dejado su clan con dos órdenes: buscar un verdadero maestro que pudiera liderar el clan y que este nuevo maestro heredara su voluntad. Ryoma no se burló de heredar el testamento de un anciano; pensó que era una búsqueda noble. Sin embargo, era mucho más fácil decirlo que hacerlo, especialmente cuando Kikoku eligió a su nuevo maestro.

Además, esta espada maldita absorbió el prana de los seres humanos y las formas de vida circundantes, a excepción de su maestro. Por eso tenía que ser sellada y cuidada cuidadosamente y por eso el consejo de ancianos la trataba como un arma divina.

Los ninjas de Igasaki habían atravesado la tierra. Cada vez que aparecía un maestro prometedor, les pedían que agarraran a Kikoku. Si Ryoma fuera sincero, todo parecía terriblemente fortuito.

La parte más perturbadora, sin embargo, era que si Kikoku encontraba al maestro indigno, los drenaría de su prana hasta que murieran.

Quiero decir, no puedo decir exactamente que hayan engañado a nadie. Confirman la habilidad y el temple de la persona, y comprueban si son japoneses. Y luego explican la situación y obtienen la aprobación de la persona.

Afortunadamente, cuando Gennou informó a los otros ancianos que había encontrado un maestro potencial, Kikoku había comenzado a llorar por su cuenta por alguna razón.

Esto los había convencido para servir a Ryoma. Si eso no hubiera pasado, probablemente no habrían considerado trabajar con un hombre al que una vez se le ordenó asesinar. Pero para cuando Ryoma se preparó para irse a Xarooda, los ancianos parecían reconocer a Ryoma como el verdadero maestro de Kikoku.

Desafortunadamente, aunque Ryoma se convirtió en el amo del clan, Kikoku demostró ser una katana bastante ordinaria, indigna de su historia histórica.

Era ciertamente una mejora en las katanas que le habían dado previamente, y era capaz de repararse a sí misma y no requería mantenimiento. Era una hoja fuerte que era poco probable que se rompiera. Pero eso era todo.

Gennou afirmó que una vez que realmente despertara, Kikoku podía cortar cualquier cosa con un solo corte. Pero por ahora, no era más que una bonita katana que se cuidaba sola. Ryoma no iría tan lejos como para llamar falsa a la historia, pero sintió que era sólo una verdad a medias.

De cualquier manera, la katana de Ryoma aún tenía que mostrar su verdadero valor.

“Ya veo,” dijo pensativamente Gennou. “Pero el hecho de que puedas sostenerlo sin que drene tu prana significa que eres su legítimo dueño.”

“Bueno, supongo, pero…” La expresión de Ryoma era ilegible mientras miraba al techo.

Su intercambio continuó hasta que Simone llamó a la puerta.

***

La reunión con Gennou y Simone había terminado, y Ryoma estaba solo en su habitación. Su mirada se volvió hacia la katana colocada en el estante junto a su escritorio de trabajo. Como si sintiera los ojos de Ryoma sobre ella, la espada de Kikoku soltó un triste gemido.

Kikoku, ¿eh?

Se había transmitido como prueba del heredero del clan Igasaki y había pasado siglos esperando a un buen portador. Mientras la luz de la luna brillaba en la habitación, los labios de Ryoma se enroscaban en una sonrisa. Si alguien más hubiera estado allí, habrían visto la cara de un demonio ensangrentado.

“De cualquier manera, contaré contigo de ahora en adelante, socio.” Kikoku no mostró el poder del que hablaba Gennou, pero eso no significaba que Ryoma tuviera intención de descartarlo. Cuando atacó el fuerte Notis para cortar la línea de suministro de O’ltormea, lo había usado para matar a Greg Moore. Desde esa batalla, Kikoku se había convertido en un aliado y una herramienta indispensable.

Eres el único en quien puedo confiar mi vida.