Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 8

Capitulo 67: Monstruos

Parte 2

Por un rato, todos habían estado nerviosos, sin saber si de repente podrían tropezar o ser emboscados por monstruos, pero con alguien que pudiera usar una magia de supervigilancia entre ellos, podrían estar un poco más tranquilos.

Aunque Reina les había dicho antes sobre las habilidades de Mile, habían supuesto que, dado que Mile parecía ser principalmente una espadachina, sus habilidades de búsqueda solo significaban que podía sentir vagamente los signos de vida de los monstruos cercanos.

Ciertamente no pensaron que ella tenía la habilidad  de captar monstruos que estaban a una distancia de hasta 300 metros por delante.

Por lo tanto, el equipo de recuperación enfrentaría a los ocho monstruos, listos, con una forma perfecta.

“¡Los veo! ¡Hay ocho orcos!” El enano al principio de la fila informó a los demás en voz baja, haciendo una señal con la mano para que todos los que estaban detrás de él se detuvieran.

El viento estaba a su favor, por lo que los orcos parecían no haberlos notado todavía. El líder habló en voz baja, haciendo un gesto para todos ponerse en formación de ataque contra los orcos de frente. Con la diferencia en número, no había preocupación que los orcos escapasen, por lo que no había necesidad de rodearlos.

Sin embargo, algo estaba en los pensamientos de Mile.

¿Orcos? Pero este presentimiento que tengo…

“¡¿Por qué estás parada?! ¡Vamos!” Dijo Reina, dándole una palmada en el hombro.

Mile apresuradamente desenvainó su espada.

Para esta carrera, Pacto Carmesí se posesionó en la segunda línea del ataque. Esta era una batalla que legítimamente pertenecía a los enanos; estaban allí sólo para ayudar. Además, desde aquí atrás, estaban en una mejor posición para acudir en ayuda si alguien la necesitase o curar a quién fuese herido.

Era un consuelo saber que solo se enfrentaban a los orcos.

Con ogros, las cosas podrían ser diferentes, pero no había ninguna razón para que un grupo de enanos incondicionales, que han protegido su aldea y sus minas durante siglos, tuvieran que temer de un par de orcos.

Además, no parecían subestimar a sus oponentes ni darles oportunidad. Por lo tanto, Pacto Carmesí vio la batalla sin gran preocupación, preparados para lanzar un hechizo de curación o ataque según fuese necesario en caso de que surgiera algún giro inesperado. Sin embargo, para su sorpresa…

¡Ka-fwump!

¡Ker-smack!

¡¡¡Ka-thud!!!

Con un solo alarido, tres de los enanos fueron mandados a volar apenas inició la batalla.

“¡¿Qué?! ¡Son todos unos debiluchos!” Gritó Reina.

“¡No son tan fuertes como aparentan ser!” Gritó Pauline a su vez, asestando un segundo golpe al orgullo de los enanos.

Al escuchar esto, Mavis gritó: “¡Par de tontas! ¡¿Por qué bajan la moral de sus propios aliados?! ¡Además, los enanos de esta aldea no son débiles!”

“Así es, no son débiles, agregó Mile. “¡Los monstruos son demasiado fuertes! ¡No están al nivel de los orcos normales! También obtuve una reacción diferente de ellos con mi magia de búsqueda que de los orcos normales. No se parecen en nada a los orcos normales, musculosos y rechonchos que hemos visto. Si no luchamos como si fuéramos contra ogros—o tal vez contra algo aún más fuerte—ni siquiera nosotras los eliminaremos. ¡En cambio, seremos todos nosotros los aniquilados!”

Esta era Mile que por fin entendía el por qué estos enanos, que habían protegido sus propias tierras de los monstruos por tantos años, habían recibido dicho daño.

“Pues, si no eran monstruos normales, entonces, ¿por qué no se dieron cuenta la vez anterior?” Gritó Reina con furia.

Sin embargo, algo más espeluznante y tenebroso cruzaba por la mente de Mile y Mavis.

Si los orcos son así de fuertes, es posible que los ogros lo sean mucho más…

“¡Pauline, usa tu magia curativa! ¡Luego, empieza a usar tus hechizos de ataque! ¡Nuestra prioridad es asegurar que nadie salga gravemente herido o sea aniquilado! Reina, empieza tu ataque. Vamos a una batalla constante, así que usa hechizos rápidos. ¡Ten cuidado de no lastimar nuestros aliados, y asegúrate que no sea nada que los vaya a matar en caso de que falles! ¡Mavis, ten presente tu límite, por lo que usa tu True Godspeed Blade! ¡Vamos no hay que perder tiempo!”

Por una vez, era Mile, y no Reina, quien estaba dando las instrucciones de batalla, eran rápidas y enfáticas. Sin embargo, las instrucciones que estaba dando eran lógicas, por lo que todos obedecieron reflexivamente.

Pauline corrió hacia los tres enanos que habían sido derribados, acercándose al más herido de los tres, sin querer desperdiciar el hechizo de sanación que ya había tenido en espera.

Luego, comenzó rápidamente a cantar un hechizo de ataque. Eran monstruos a los que se enfrentaban esta vez, por lo que no había necesidad de que ocultara la naturaleza de su hechizo realizando el encantamiento en silencio.

Después de lanzar el hechizo que también había tenido en espera, Reina comenzó un hechizo de ataque simple también.

Se aseguró de limitarlo a algo que no lastimara a nadie hasta el punto de que la magia curativa sería ineficaz en caso de que golpeara accidentalmente a uno de sus aliados. Por supuesto, no les haría nada a los orcos si era demasiado débil, por lo que aún tenía que poner un poco de empuje detrás.

Mavis no había pensado que hubiera ninguna razón para lanzar su técnica definitiva en una batalla contra orcos, entre todas las criaturas.

Sin embargo, prestando atención al juicio de Mile, comenzó a usar su True Godspeed Blade. Incluso Mavis sabía que su Godspeed Blade normal no sería suficiente para superar esto, y su cuerpo solo podía resistir el poder de la versión EX por unos breves momentos, para que no se autodestruyera.

A decir verdad, no podía usar la True Godspeed Blade por mucho tiempo, pero al menos era mucho más soportable que EX.

En el momento en que Pauline y Reina liberaron sus hechizos retenidos y comenzaron a encantar de nuevo, Mavis y Mile se lanzaros juntas, sumergiéndose en el fragor de la batalla, cada una blandiendo sus amadas espadas en tándem.

En un frenético combate cuerpo a cuerpo, donde tanto enemigos como aliados estaban al alcance de la mano, era mucho más fácil atacar con una espada… Al menos cuando había una clara diferencia de fuerza entre sí mismo y tu enemigo.

Afortunadamente, era una ventaja que Mile y Mavis poseían. Las dos hojas bailaban a través del campo de batalla.

Ráfagas rápidas de magia golpeaban una y otra vez.

Si Pacto Carmesí no hubiera estado presente, esta habría sido una batalla de veintiocho contra ocho, y los enanos habrían terminado con varias bajas importantes. Era posible que incluso fueran aniquilados—contra un oponente que normalmente podrían eliminar con solo unas pocas heridas menores…

Sin embargo, con Mavis y Mile ahora en la refriega, los enanos podían resistir, y con la ayuda de la magia de Reina y Pauline, pudieron exterminar con éxito a los orcos sin que el bando de los enanos sufriera heridas considerables.

***

“¿Y bien? ¿Qué rayos ocurre?”

Mientras Mile y Pauline atendían a los heridos, Reina se encontraba cuestionando al líder.

“¿De qué o qué?”

“¡Deja de hacerte el tonto! ¡Claramente estoy preguntando el por qué esos orcos eran más fuertes y el por qué no dijeron ni una sola palabra al respecto!”

“Bueno, creo que les dijimos que los monstruos eran fuertes…”

“¡¡Bueno, pensamos que nada más era una mentira o una advertencia, por lo que no le prestamos atención!! ¡¿Por qué no fueron claros en su explicación?! ¡¿De verdad creyeron que podrían ganar sin más contra estos monstruos?!”

Sin embargo, con toda tranquilidad, el líder respondió; “Tengamos o no la posibilidad, vamos a ganar. Apostamos nuestro orgullo como enanos. Eso es todo.”

“¡Pero si la última vez huyeron con la cola entre las patas, ¿no?!”

“¿Y bien? ¿Qué hacemos?” Preguntó Mile. “¿Qué deberíamos hacer?” Dijo Mavis.

“Ya hicimos que los mercaderes redactaran un contrato formal, y recibimos el pago de antemano para que no hubiera disputas después,” respondió Pauline.

“¡No hay nada que podamos hacer!” Gritó Reina.

En efecto, no había nada que pudieran hacer.

Pacto Carmesí ya había recibido su paga por el trabajo antes de tiempo, solicitando la ayuda de los mercaderes, que eran profesionales en el campo de los contratos, para redactar el suyo.

Al aceptar trabajos independientes, donde el acuerdo se hacía directamente entre el empleador y el empleado y no a través del Gremio, las disputas eran frecuentes.

Para evitar esto, habían preparado un contrato y habían recibido su dinero por adelantado. Sin embargo, había una razón por la que Pacto Carmesí ahora estaba sujeto.

Si se determinaba que el informe de un cliente sobre una situación era falso o incompleto, normalmente, el contrato debía romperse de inmediato y la tarifa sería confiscada.

No había mentiras ni deficiencias en el informe que les habían dado los enanos. Los oponentes con los que debían luchar eran monstruos en general, o posiblemente ogros, para ser específicos. Los enanos habían intentado eliminarlos antes, pero los monstruos eran demasiado fuertes y perdieron. Para intentar sacarlos por segunda vez, habían solicitado refuerzos.

En realidad, no había absolutamente nada malo aquí.

“Les dijimos que los monstruos eran mucho más fuertes de lo normal. Estoy seguro de que el jefe de la aldea les dijo mucho antes de que finalizara el contrato. Entonces, ¿por qué están tan molestas?” dijo el líder, habiendo escuchado el intercambio.

“¡Ningún perdedor te dirá jamás que su enemigo era débil!” Gritó Reina. “¡Obviamente, dirían que eran fuertes! ¡¡¡Nadie supondría jamás que eso fuese cierto!!!”

Reina continuó rechinando los dientes, mientras Mavis la consolaba con un simple, “ya, ya relájate.”

“Bueno, ya no hay nada que podamos hacer ahora. No es que los monstruos tuvieran campos de entrenamiento especiales, y esta no era una banda de orcos de élite. De vez en cuando aparecen algunos individuos más fuertes, pero eso es en casos raros.”

Como dijo Mile, nadie había oído hablar de monstruos que formaran unidades especiales. Que estos orcos fueran fuertes era solo un hecho. Esto era todo al respecto.

“Tenían la fuerza de los orcos supremos, pero por lo demás seguían siendo bastante parecidos a los orcos normales…”

Mavis también tenía razón.

Cuando Pacto Carmesí estaba en sus inicios, habían ido a las colinas, preparando sus propios almuerzos y agua para ahorrar dinero. Su gran objetivo era cazar al legendario “orco supremo y al rey goblin.” En otras palabras, fueron a por un rey- supremo. Gracias a eso, estaban muy familiarizados con los orcos supremos.

“Además, no debería haber hordas de orcos formadas solo por orcos supremos. Eso es como tener un solo escuadrón del ejército compuesto por nueve generales. ¿Quién querría un equipo así? agregó Reina, y Mavis asintió.

“Sin embargo, hay un dicho en mi país,” dijo Mile. “‘Con suficientes barqueros al timón, un barco puede escalar una montaña’. Significa que, con suficientes personas poderosas a disposición, puedes lograr lo imposible”

“Mile, estoy bastante segura de que has dicho lo mismo antes, y estoy bastante segura de que eso no es cierto en absoluto, considerando todas las cosas que he leído en los manuales de combate.”

Mavis tenía muy poca confianza en la “sabiduría” de la tierra natal de Mile. Los valores expuestos eran tan creíbles como los cuentos populares japoneses que ella contaba.

“B-Bueno, de todos modos, esto está bien. La verdadera pregunta es, ¿qué hacemos desde aquí?”

Reina también tenía razón.

“Sabemos al menos que los orcos son fuertes,” dijo Mile. “Lo que no sabemos es, ¿por qué? Ya derribamos a ocho orcos, por lo que deberíamos poder encontrar fácilmente a cualquiera rezagado. Con la fuerza de combate que tenemos ahora, no deberían ser ningún problema. Incluso si nos encontramos con algunos goblins o kobolds o jackalope y sean varias veces más fuertes de lo normal, podremos lidiar con ellos. El verdadero problema es…”

“Los ogros, ¿verdad?” Preguntó Mavis. “Hay una diferencia de fuerza en los orcos normales y en los orcos que acabamos de eliminar, si aplicamos la misma diferencia en el poder de los ogros, entonces…”

“Sí, veríamos el nacimiento de un hiper ogro. Se abre el Aura Road. ¡Esto es ‘Ogre Battler Dunbine!’”

Esta vez fue Mile quien completó la frase de Mavis. Nadie tenía la menor idea de lo que estaba hablando, pero entendieron la esencia de lo que estaba tratando de decir e ignoraron el resto.

“Bueno, ¿qué debemos hacer?”

“No hay mucho que podamos hacer.”

Esta vez fueron los enanos los que replicaron.

“Puede que hayamos ganado ahora, pero si no nos deshacemos del resto de estos monstruos será el fin de la aldea. Mientras los ancianos del pueblo sean los que tomen las riendas, nunca podremos pedir ayuda a otros humanos. Dada la cantidad de tiempo que le queda a esta aldea y nuestro presupuesto, es probable que nunca tengamos otra oportunidad de tener un grupo tan poderoso para ayudarnos, especialmente uno con dos expertas en magia curativa que los ancianos puedan tolerar. Esta es nuestra primera, última y única oportunidad. Espero que no les importe, pero nos gustaría que permanecieran a nuestro lado.”

Las chicas del Pacto Carmesí se miraron entre sí.

“Um, aunque sólo tengo trece años… Todavía es un poco pronto para que acepte propuestas formales.”

Reina a lo karateka golpeó la cabeza de Mile.

“Está bien,” dijo Mavis, “pero no hay dragones viviendo por aquí, ¿verdad? Y no hay ningún enjambre de dragones rotos deambulando por aquí, ¿verdad?”

Los enanos se pusieron pálidos y sacudieron la cabeza rápidamente.