Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 8

Capitulo 65: El Pueblo Fronterizo

Parte 1

Era un pequeño pueblo fronterizo en los confines orientales del Reino de Marlane. Aunque era comparativamente pequeño, en realidad era un pueblo de tamaño medio, hogar de las ramas tanto del Gremio de Cazadores como del Gremio de Mercaderes.

Era el tipo de lugar que, aunque tal vez dos o tres rangos más bajos que una metrópoli como la capital real, los ciudadanos del campo llamarían una gran ciudad, al tipo de lugar al que todas las abuelas y abuelos del campo podrían visitar una vez al año con sus hijos, hijas y nietos.

Para la gente plebeya de estas tierras remotas, que nunca pensarían huir y abandonar su territorio natal, la capital del reino era un lugar que solo se podía visitar una vez en la vida, a menos que fuera un mercader o algo similar. Por lo que, en términos de la realidad de los plebeyos, este lugar estaba tan cerca de una ciudad como se esperaba.

Tal era la naturaleza del pueblo fronterizo, Mafan.

Si todo lo que querías era una vida simple—no demasiado rural, ni demasiado metropolitana—junto a un río que nunca se seca incluso en la peor sequía, no era en absoluto un mal lugar para vivir.

Estaba situado cerca de la frontera con el país vecino, y si bien las relaciones con ese país no eran especialmente buenas, no eran tan malas como para que estallara una guerra en el corto plazo, por lo que esto no era un gran problema. Además, Mafan ofrecía un punto de parada ideal para las rutas mercaderes que atravesaban el área, lo cual fue una gran ventaja para un pueblo pequeño como este.

“Esto parece un pueblo donde realmente podrías tomarlo con calma,” dijo Mile alegremente.

“¡No tenemos tiempo para ‘tomarlo con calma’ en una misión de entrenamiento!” Dijo Reina regañando a Mile.

Actualmente, las chicas del Pacto Carmesí estaban en la habitación que habían tomado en una de las posadas. Como siempre, habían elegido su alojamiento después de investigar cuidadosamente todas las posadas del pueblo y preguntar por sus precios… Aunque, si no les gustaba el lugar que eligieran por primera vez, simplemente podrían cambiar a otro.

El precio, las habitaciones, las comodidades, la limpieza, y la comida y todo eso estaba bien…

Solo, que no había una chica neko.

Este lugar no tenía chicas con orejas de gato…

Había una pareja casada que era dueña del lugar, un chef de unos treinta años y una jovencita de unos diecisiete años que trabajaba como camarera y hacía trabajos extraños. Todos los hijos de los propietarios se casaron y se mudaron a la capital real para hacerse una reputación, por lo que el chef y la camarera parecían empleados asalariados regulares.

Cuando Mile preguntó si los dueños cocinaban algo, los dos inmediatamente miraron con sospecha.

Todos en el mundo tienen una o dos cosas de las que nunca desean hablar. Por lo tanto, cuando Mile vio su reacción, no preguntó más.

Aunque no había niños aquí para que Mile adulara, la camarera, Mitella, era un poco coqueta. Ella era pelirroja y pecosa, con una apariencia encantadora y una fuerte voluntad… Es decir, ella habría encajado perfectamente en el papel de camarera en un salón.

Tal vez porque tenía más o menos la misma edad que Mavis—quien, después de haber cumplido su años, ahora tenía dieciocho años—parecía encantarle molestarla, aunque no de una manera desagradable. Más bien, ella la arrastraba en sus compras en sus días libres o la seguía sin ninguna razón en particular, todo lo cual dejó a Mavis desconcertada.

“¿Por qué solo parece interesada en mí?” Preguntó Mavis quejándose.

“Eso es obvio. Te está utilizando como novio sustituto,” respondió Reina sin dudarlo.

“¿Qu…?”

El terror se extendió por la cara de Mavis.

“Ya tuve bastante de chicas pelirrojas, descaradas y dominantes, ¡gracias!”

“¡¿Q-q-q-q-q-q-q-q-qué…?! ¡¿Quién?! ¡¿¡¿De quién estás hablando?!?!”

Aparentemente, incluso Mavis podría ser contada para aumentar el calor de vez en cuando, cuando se ofendía. Reina, aunque ella misma estaba dispuesta a hablar de casi cualquier cosa, se irritaba fácilmente con las palabras de los demás y cambiaba al modo de ira.

“¡O-oh, vamos! ¡¡Y-ya relájense las dos!!” Dijo Mile en pánico.

Pauline solo se encogió de hombros con cansancio…

***

“¿Cómo suena este para nuestro primer trabajo en el pueblo?”

Todas las chicas del Pacto Carmesí aceptaron, seleccionando su primer trabajo oficial en el Reino de Marlane.

“¡Bien, al mostrador!” “¡Aguarda ahí!”

Al ver los asentimientos de Mavis y Pauline, Reina supuso que el asunto estaba decidido y comenzó a dirigirse al mostrador, cuando de repente Mile levantó una objeción.

“¡Mira esa!”

“¿Cuál?”

Las otras tres miraron hacia donde señalaba Mile, hacia un trozo de papel que estaba colocado a un lado del mural de trabajo lejos de los demás.

SOLICITUD DE EMERGENCIA:

Exterminar a los monstruos que salen del bosque.

Pago: una moneda de oro cada uno.

“¿Qué es esto?”

La sospecha de Reina era justificada. ¿Monstruos saliendo del bosque? Tal cosa rara vez sucedía. Al menos, no sin algunas circunstancias atenuantes. Además, si el trabajo fuera realmente tan urgente, no se hubiera publicado con indiferencia en un mural como este. En cambio, lo habría llevado a cabo una fuerza especialmente reclutada de grupos de rango C o superior. No tenía ningún sentido…

“Bueno, supongo que no lo sabremos hasta que preguntemos.”

Las cuatro fueron al mostrador para pedir una explicación. La recepcionista parecía preocupada y explicó, “Todas ustedes vinieron de otra región, ¿no? La verdad es que hay algunas circunstancias peculiares que rodean esa solicitud…”

Según la recepcionista, parte de la frontera—la frontera con la tierra vecina, cerca de la cual se encontraba Mafan—estaba rodeada por un bosque denso.

Aparentemente, se sabía que las personas al otro lado de este bosque fronterizo, es decir, los ciudadanos del otro país, expulsaban periódicamente a los monstruos del bosque—no para exterminarlos, sino para ahuyentarlos.

Naturalmente, cualquier monstruo que fuera perseguido iría corriendo en la dirección opuesta—y como resultado, todos huían al lado del bosque de este país.

Posteriormente, las guerras territoriales comenzaron a estallar entre los monstruos que huían y los monstruos que ya vivían en el lado de Marlane, y los monstruos que perdían se movían más en la dirección de Marlane, los más débiles huyeron del bosque. Como resultado, los locales estaban siendo atacados y sus cultivos y ganado estaban siendo destruidos.

Por lo tanto, si bien era necesario eliminar estos monstruos, si tuvieran que hacer una solicitud cada vez que necesitaran ayuda, los aldeanos afectados irían a la bancarrota.

El señor feudal de este territorio ya había enviado sus propias tropas una vez, pero el hecho era que el ejército estaba principalmente en el lugar para defender la tierra de los invasores externos, y mientras los hombres se practicaban en la lucha contra otros humanos, la caza de monstruos estaba un poco fuera de lugar de su timonera.

En consecuencia, no fueron muy buenos en eso.

Además, trabajos como este no eran buenos para la moral de los soldados. Hubiera sido una cosa si estuvieran luchando contra otros soldados, arriesgando sus vidas en defensa de su país, pero no estaban demasiado interesados en morir o lesionarse y no quedar aptos para el servicio a causa de un montón de monstruos.

Una vez era suficientemente, pero enviarlos una y otra vez, y hacer que los números de los soldados disminuyan poco a poco, sería un gran golpe para la fuerza del feudo.

Y así, parecía que el señor feudal había decidido aumentar estos números contratando cazadores, que estaban acostumbrados a luchar contra las bestias. Sin embargo…

“Déjame adivinar,” dijo Reina, “los soldados y los cazadores de aquí no se llevan muy bien, por lo que se han desatado peleas, y los cazadores han sido cargados con las partes más peligrosas del trabajo, por lo que la cantidad de cazadores que aceptarían este trabajo está disminuyendo.”

La recepcionista asintió.

“Si. Por mucho que los soldados detestan este deber, siguen hablando mal de los cazadores, porque tenerlos involucrados perjudica el orgullo de los soldados. Los empujan a todos los roles más peligrosos, y no hacen nada para apoyarlos activamente. Incluso si tuvieras nueve vidas, eso sería demasiado para aguantar, y ciertamente, nadie haría todo lo posible para tener que lidiar con ese tipo de tratamiento a propósito. El resultado es que las únicas personas que tomarían el trabajo ahora estarían desesperadas por dinero, con un corazón suave hasta un grado tonto, o simplemente idiotas. Y esto…”

Una mirada de rabia torció el rostro de la chica. “¡Todo esto es solo acoso por parte de nuestros vecinos!” Dijo enojada. “¡Ellos son los que siguen conduciendo a esos monstruos a nuestro lado de la frontera!”

“Ah…” Pacto Carmesí asintió.

Era una situación sencilla con un resultado sorprendente.

Y luego, llegó la igualmente sorprendente respuesta del Pacto Carmesí:

“Está bien. Lo tomaremos.”

“¿Qué?”

La recepcionista se congeló. “¡N-no, no creo que todas me hayan escuchado! ¡¿Realmente estás tan desesperadas por dinero?!” Preguntó la alarmada chica.

“Para nada,” dijo Reina. “Estamos en la tercera categoría.”

“¿Eh?”

Reina continuó con una sonrisa. “Lo que digo es que estamos en la tercera categoría. Los que tomarían este trabajo por ser idiotas. ¿No es una razón suficiente para aceptar?”

La recepcionista, junto con el resto del personal y los cazadores del Gremio que habían estado escuchando su charla, se congelaron, y el silencio se extendió por todo el Gremio.

***

“Así que, ustedes son los cazadores que aceptaron el trabajo, ¿eh?”

Dos días después, Pacto Carmesí, habiendo asumido oficialmente el trabajo antes mencionado, se reunió en la guarnición del ejército local, en su punto de encuentro asignado. A su llegada, su primer movimiento fue saludar al Capitán a cargo.

Los participantes en esta partida eran un pelotón de cuarenta soldados y tres grupos de cazadores que totalizaban quince—un total combinado de cincuenta y cinco combatientes. Sí, otros dos grupos también habían decidido unirse al Pacto Carmesí.

A decir verdad, los otros dos grupos no tenían ningún interés en este trabajo, pero cuando la recepcionista los apartó y les dijo lo que estaba sucediendo, estos hombres comenzaron a temer la posibilidad de un grupo de solo mujeres jóvenes, que acababan de llegar de otro país, podría ser aniquilado, acosado o maltratado por los soldados. Por el bien del Pacto Carmesí, estos cazadores se habían puesto voluntariamente en peligro.

“Si sucede algo, pueden confiar en ellos. Ambos son grupos confiables,” había dicho la recepcionista al Pacto Carmesí, pero en lugar de parecer aliviadas, como la chica había imaginado que lo harían, las chicas del Pacto Carmesí se pusieron inmediatamente tensas. Parecía que ahora estaban siendo una molestia para otros cazadores, y sería terrible verlos heridos o muertos por eso.

“Me alegra ver a tantos de ustedes aquí hoy. Estoy seguro de que saben que esta no es una tarea fácil, pero es una tarea que debemos asumir por el bien de nuestros campesinos y de todas las demás personas que dependen de los cultivos y el ganado que nuestros granjeros han criado con su sangre, sudor y lágrimas. ¡Sonriamos, aguantemos, y hagamos lo mejor que podamos!”

Sorprendentemente, el Capitán del escuadrón de exterminio era un tipo bastante humilde. Ya sea que estuvieras en el ejército o la mafia, no era inusual que las personas con sentido común encontraran su camino hacia los rangos superiores.

“Somos Pacto Carmesí. Recientemente hemos llegado del Reino de Tils en un viaje de entrenamiento y autodisciplina. ¡Es un placer conocerlo!”

Después de presentarse al Capitán, las chicas del Pacto Carmesí se movieron para intercambiar presentaciones con los otros dos grupos.

Según la recepcionista, ambos grupos estaban formados por buenas personas, y parecía que debían expresar adecuadamente su agradecimiento por la asistencia. Incluso Reina dio a los otros cazadores un saludo inusualmente manso y modesto—con una sonrisa brillante nada menos. Aparentemente, incluso ella recordaba cómo hacer un poco de espectáculo.

“Las sonrisas y los halagos no cuestan nada, después de todo.” Las palabras que surgieron de la boca de Pauline fueron tan cínicas como siempre.

“Soy Wulf,” dijo un hombre, “del Paraíso del Maligno. Aquel de allá es Vegas, de la Hermandad de las Llamas.”

En la presentación de Wulf, uno de los otros hombres agitó suavemente su mano derecha en señal de saludo. Los miembros del Pacto Carmesí asintieron cortésmente en respuesta.

“Somos cazadores—luchar contra monstruos es lo que hacemos. Así que no podemos dejarnos caer detrás de esos mocosos del ejército. Si no matamos al menos dos o tres veces el número que esos tipos hacen, los cazadores de todas partes se ven mal. Tanto Paraíso del Maligno como la Hermandad de las Llamas van a alcanzar al menos tres veces su cuota, y todos deberían intentar apuntar al menos el doble. Dicho esto, esos vagos se van a dar vueltas, no queriendo golpearse los dedos de los pies en un territorio desconocido, así que, si unos pocos cazadores de rango C pueden hacer lo que normalmente hacen, ¡derrotarlos debería ser pan comido!”

Colectivamente, los otros dos grupos estaban compuestos por un grupo de hombres de entre treinta y cuarenta años, todos en su mejor momento—ninguno de ellos de la edad en la que estarían interesados en chicas jóvenes.

De hecho, los miembros del Pacto Carmesí eran probablemente todas de las edades de las hijas de estos hombres. De todos modos, como la recepcionista había dejado claro, en realidad podría haber una sola razón por la que habían decidido aceptar este trabajo—la única razón por la que uno aceptaría un trabajo que ni siquiera valía la pena la paga, fue por el bien de algunos extraños a quienes tenían sin lealtad, cuando probablemente tenían sus propias familias que deberían estar protegiendo:

Todos eran idiotas.

Por supuesto, Pacto Carmesí no estaba en condiciones de hablar sobre la tontería de nadie más, y realmente, ni siquiera les importaba ese tipo de idiotas. Acaban de tratar de asegurarse de que nadie terminara herido en su nombre.

¡Hermandad de las Llamas! Eso definitivamente suena como el nombre del tipo de grupo que sería aniquilado por un solo monstruo, pensó Mavis. Será mejor que los cuidemos…

Mientras tanto, Mile estaba pensando en algo completamente ajeno, como siempre.

¿Por qué tendrían un nombre como ‘Paraíso del Maligno…?

***

El día siguiente llegó sin más: el día del exterminio.

Naturalmente, sabían el día en que sus vecinos iban a expulsar a los monstruos para hostigarlos. Los vecinos del otro país contratan cazadores como refuerzos también, por lo que se corría la voz. La información fluía libremente entre los Gremios de ambos lados, y el señor local no era un tonto.

Contrató a cazadores que estaban registrados en el otro Gremio para recibir información de ellos.

Por lo tanto, el segundo día después de que los demás comenzaron su campaña programada, los combatientes del lado de Marlane se ponían en marcha. Su objetivo era hacer retroceder a los monstruos antes de que pudieran salir del bosque. Sin embargo…

“¿No deberíamos comenzar al mismo tiempo que ellos y obligar a todos los monstruos a ir hacia la frontera?” Preguntó Mile.

El Capitán respondió: “Lo intentamos antes. Todo lo que sucedió fue que los monstruos quedaron atrapados entre los monstruos que venían del otro lado delante de ellos y los soldados que los empujaban hacia adelante detrás de ellos. Se volvieron contra los soldados y muchos hombres resultaron heridos. Parece que sucedió lo mismo en el otro lado con los mismos resultados. Desde entonces, hemos abandonado ese gambito.”

Ante esto, Pauline pareció atontada.

“En ese caso, ¿por qué no se dieron por vencidos con todo este acoso?”

El Capitán simplemente se encogió de hombros como diciendo, “¿Por qué no les preguntas eso?” No había forma de que él pudiera responder por ellos, después de todo.