Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 8

Capitulo 63: El Feudo Ascham

Parte 4

 

 

Todos los regadíos se ocultaron o quedaron temporalmente inutilizables. Con algo de tiempo y esfuerzo, podrían volver a cavarse de nuevo, pero ninguna fuerza invasora se tomaría el tiempo para hacer tal cosa.

“¡Rápido! ¡El ejército Imperial… ¡No, los ‘bandidos albarnienses’ llegarán pronto!”


Las escorias que no habían emitido una declaración de guerra no podían ser reconocidos como un ejército. ‘Bandidos’ era un término suficientemente bueno para estos bastardos. En cualquier caso, eso pensaba Juno.

En solo unos días, el ejército Imperial probablemente se pondría en movimiento nuevamente. Existía la posibilidad que las tropas de reconocimiento y otras unidades de avance pudieran comenzar antes, por delante del ejército principal. Al igual que las unidades de antes… En cualquier caso, cuando se enfrenten de nuevo al enemigo, Juno no sería sorprendido.

Poco después de terminar los preparativos de evacuación en una de las aldeas y se movieran nuevamente, ayudando a transportar las cosas de los aldeanos a la capital, ocurrió el primer incidente.

“¡Señor Juno! ¡Hemos perdido de vista a los niños!”

Era un pequeño feudo, protegido por una pequeña armada. Era difícil que los aldeanos no reconocieran el rostro de Juno, que seguido visitaba los asentamientos en aras de entrenamiento o con la asistencia de otros trabajos forzados. Varios ancianos con el pelo cenizo habían acudido a él.

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“¡¿Qué?!” Gritó Juno.

Recabando más, se enteró que algunos de los niños más traviesos habían desaparecido repentinamente—y había una buena posibilidad que no se hayan perdido, sino que hayan huido a propósito.

“Mi hija dijo que había olvidado algo importante en casa, así

que es posible que volvieran a la aldea…”

Al escuchar esto, Juno llamó a su ayudante, Roland, de inmediato.

“Roland, haz que la mitad de los hombres continúen escoltando a los aldeanos. Tomaré la otra mitad y buscaré a los niños.”

“¡Sí señor!”

A este punto, Roland sabía que no tenía sentido perder el tiempo tratando de detener a Juno. No había un miembro del ejército de Ascham que no lo supiera.

Juno y los quince hombres bajo su mando regresaron a la aldea y encontraron a los cinco niños. Sin embargo, justo cuando emprendían su regreso para alcanzar a las tropas principales— “¡Soldados del reino! ¡No dejen escapar a ninguno! ¡Asegúrense de atrapar a algunos para sacarles información!”

Con estas palabras, aparecieron varias docenas de soldados imperiales.

A juzgar por lo que se dijo, tenían la intención de capturar a algunos de los hombres de Juno y matar al resto. Probablemente serían torturados para obtener información sobre Brandel sin tener la oportunidad de enviar noticias de sus propias circunstancias.

Si los soldados enemigos hubieran cabalgado a caballo, probablemente los habrían visto antes, pero parecían ser tropas de reconocimiento u otro tipo de precursores, acechando y preparando trampas para los soldados de Brandel, así que se movían en silencio a pie.

Con su atención enfocada en encontrar a los niños, Juno y sus hombres se dieron cuenta de los soldados enemigos demasiado tarde.

Con los niños, sería imposible correr. No tenían más remedio que detenerse y luchar. La rendición, por supuesto, nunca era una opción.

“¡Mantengan las paredes de los edificios a sus espaldas y protejan a los niños! Si cada uno de nosotros puede derribar—

¿qué, dos o tres enemigos? —Entonces  terminará en un santiamén. ¡Será fácil!”

“¡Entendido, Señor!” Gritaron los soldados.

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No había un soldado que temiera a una pelea como esta. Sonriendo ante la dura respuesta de sus subordinados, Juno se lanzó a las filas enemigas, con un puñado de sus hombres detrás. El resto se quedó como guardias, protegiendo a los niños.

En la batalla que se desarrollaría, las fuerzas de Ascham eran ampliamente superadas. En batalla, Juno era un león, pero luchar contra soldados reales y entrenados—que eran lo suficientemente hábiles como para haber sido seleccionados como vanguardias—no era lo mismo que luchar contra bandidos, y no importa cuán optimistas estuvieran sus hombres, no estaban cerca del nivel para enfrentarse a varios hombres a la vez.

Sin embargo, lo que los dejaba en una desventaja aún mayor era el hecho de que se vieron obligados a dividir sus recursos en dos.

Si tuvieran que agruparse todos como uno, manteniendo a los niños en el medio, entonces, el enemigo los rodearía y los eliminarían a su antojo.

Así que no hubo más remedio que dejar una parte de sus fuerzas defendiendo a los niños, mientras que el otro grupo entraba en batalla, provocando un frenesí entre sus enemigos.

Sin embargo, esto significaba que los hombres que resguardaban a los niños no podían moverse de donde estaban, y por ahora, los soldados Imperiales eran libres de ignorarlos por completo. Por lo tanto, la ira de los soldados Imperiales caería sobre las fuerzas fragmentadas con toda su fuerza, y parecía claro que ambas serían sofocadas a su vez.

La suposición de los soldados de Ascham—que las fuerzas Imperiales planearan capturar a los niños como rehenes—los traicionaría.

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Hubiera sido una cosa si las tropas Imperiales fueran solo un poco más del doble de su número.

Sin embargo, aquí se enfrentaban a cuatro o cinco veces su número, y rápidamente se encontrarían completamente aturdidos.

Juno logró derribar a varios de los soldados Imperiales, y los otros hombres también dieron todo lo que tenían, pero fueron superados en número. Ahora solo podían rezar para que el enemigo no pusiera una mano sobre los niños una vez hayan terminado con ellos.

Después de todo, los hombres de Ascham se tranquilizaron, los enemigos que enfrentaban no eran bandidos o asesinos, sino soldados entrenados como ellos. Estaban bajo el cargo de un oficial al mando legítimamente designado y, como tal, era impensable que actuaran con barbaridad. Pero…

“No necesitamos a esos mocosos. Mátenlos a todos.”

“¡¿Qué?!” Gritaron todos los hombres de Ascham.

En cualquier parte del mundo, había buenas personas. Del mismo modo, en cualquier parte del mundo había personas que podrían describirse mejor como basura humana.

Luego de derribar a los hombres que luchaban junto a Juno uno por uno, el Comandante Imperial ordenó un ataque contra los soldados que resguardaban a los niños. Naturalmente, el alcance de ese ataque incluiría también a los niños…

“¡No pueden! ¡No los dejaré! ¡¡¡Graaaaah!!!

Juno lanzó un grito de batalla y blandió su espada con todas sus fuerzas, pero la Ley Lineal de Lanchester es una muy cruel. En una batalla de espadas y flechas, todos los resultados dependían de la diferencia de números entre cada uno de los bandos—en una dura función lineal. Lo único que podría alterar esto era…

“¡Fireball!”

“¡Ice Needle!”

“¡Wind Edge!”

En efecto, la única forma de combatir tal realidad era introducir en la lucha a los combatientes que tenían los medios para eliminar indiscriminadamente a un grupo de enemigos, independientemente de su número. Era muy similar a usar un rifle o una ametralladora.

En tal caso, un lado estaba operando con la Ley Lineal versus otro que opera en la ley cuadrática. Las dos partes eran tan fundamentalmente diferentes por lo que no tenía sentido siquiera tratar de formular una ecuación.

La magia comenzó a llover sobre los soldados Imperiales.

Los hombres que se dirigían hacia los soldados que custodiaban a los niños se agitaron mientras eran bañados en una lluvia de bolas de fuego, mientras que los hombres que mantenían al equipo de Juno bajo control fueron atacados con agujas de hielo y torbellinos en forma de guadaña.

“¡Rayos, ¿no creo que sean aficionadas?! ¡Son magas, ataquen y derríbenlas antes de que puedan terminar sus próximos hechizos! ¡Vamos!”

En combate a corta distancia no había esperanza para un mago que no tuviera tiempo suficiente para lanzar sus hechizos. Sin embargo, ese era solo el caso si fueran atacados y si fueran magos.

“¡Wind Edge! ¡Wind Edge! ¡¡¡Wind Edge!!!

“¡¿Qué?! ¿Puede atacar sin un encantamiento? ¡¿Y más de una vez?!”

Hasta donde Mavis misma sabía, su ‘Wind Edge’ no era magia. Era simplemente un ataque con espada que utilizaba su energía espiritual, por lo que mientras pudiera mover su espada, podría atacar tanto como quisiera…

Seguramente, esto rompía las reglas. Dicho esto, el poder del Wind Edge no era suficiente para atravesar a un enemigo con armadura de un solo golpe. Aun así, a medida que el número de soldados Imperiales disminuía, mientras trataban de lanzarse hacia los magos…

“¡EX True Godspeed Blade!” Gritó Mavis.

Pensando que el poder de su True Godspeed Blade normal sería insuficiente contra la mayoría de los soldados entrenados, ya había sacado una cápsula Micros… Solo una, esta vez. No podía arriesgarse a destrozar su cuerpo en un momento como este, cuando Mile no se encontraba presente.

Los soldados Imperiales cayeron de izquierda y derecha. Afortunadamente para ellos, contuvo su poder, golpeándolos con la parte plana de la espada para no matarlos.

“¡Imposible! ¿Cómo podría una simple maga…?” El hombre que parecía ser el Comandante comenzó a gritar.

Mavis respondió con orgullo, “Soy un caballero. ¡¡¡Un caballero mágico!!!

Watashi Nouryoku Volumen 8 Capitulo 63 Parte 4 Novela Ligera

 

Mientras los soldados imperiales retrocedían, las tropas de Ascham aprovecharon la oportunidad para movilizarse. El número de sus enemigos había disminuido enormemente, siendo doblegado por ataques mágicos… Era una cacería de patos.

Sin tener en cuenta algunas excepciones más extraordinarias, había poca diferencia en la fuerza entre la mayoría de los soldados de primera clase.

Por lo tanto, si un lado reducía su fuerza incluso en un 20 por ciento, estarían en una posición insostenible. Imbuidos de una nueva confianza, los soldados que defendían a los niños repelieron a las fuerzas enemigas como uno solo, y juraron que no permitirían que ni un solo hombre se les escapara.

En el desorden, Reina y Pauline pudieron concluir sus siguientes hechizos, Reina lanzó otro ataque y Pauline proporcionó curación a los soldados heridos de Ascham.

Cualquiera que se acercara a cualquiera de las dos era enviado a volar por el plano de la espada de Mavis.

A medida que el número de soldados enemigos continuaba disminuyendo, el número de soldados listos para la batalla por parte de Ascham aumentaba constantemente, gracias a la curación de Pauline.

 

 

 

El duelo se resolvió rápidamente después de eso. Luego de atrapar al Comandante enemigo, que intentó huir, Juno dejó su captura a sus subordinados y se dirigió hacia las tres chicas.

“Cielos, nos han salvado dos veces ya,” dijo. “No puedo agradecerles lo suficiente. Además…”

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Se interrumpió en medio de su agradecimiento, mirando a su alrededor nerviosamente.

“¿D-dónde está la Señorita Mabel…?”

Ah.

Las cabezas de las tres chicas cayeron.

“Desafortunadamente, tenía una carta que entregar.”

Ante la respuesta de Pauline, Juno no pudo evitar pensar: Ah, está enviando un mensaje a los dioses en el cielo. Le daba pena que no pudiera verla, pero si ella hacía un recado a los dioses, entonces había poco que hacer. Sin embargo, aún podía sentir la profundidad de su amor y gracia al dejar a sus siervas para protegerlos. Así reflexionaba Juno, hasta que…

“Por casualidad pudimos ayudar esta vez, pero por favor no esperen más nuestra ayuda. Ese tipo de pensamiento dependiente ofende a la Diosa, y a aquellos que se comportan de esa manera se les negará su protección,” decretó la chica tetona, al parecer había adivinado exactamente lo que estaba pensando.

Rápidamente, Juno inclinó su cabeza, enmendando su línea de pensamiento defectuosa y ‘dependiente’. “Muy bien, nos marchamos.”

Con esas palabras, las tres chicas se fueron. Juno y sus hombres observaban mientras desaparecían en el horizonte.

***

 

 

“Mile nos dijo que nos tomáramos las cosas con calma y comiéramos algo en un pueblo cercano hasta que volviera de entregar esa carta. ¡Y, sin embargo, aquí estamos trabajando gratis!” Dijo Reina refunfuñando.

Aparentemente, el hecho de que el trío haya estado presente en la misión de rescate fue pura coincidencia—en este caso, no habían planeado acudir en ayuda del ejército de Ascham.

Por supuesto, aunque Reina estaba vagamente hosca al respecto, todas sabían que, en primer lugar, no tenían la intención de ganar dinero durante este trabajo en particular.

“Puede haber sido una coincidencia, pero creo que es bueno que hayamos podido ayudar. Recordemos que salvamos a un conocido de Mile, y los soldados que técnicamente trabajan para Mile, y un grupo de niños que viven aquí,” respondió la siempre optimista Mavis.

“Es muy cierto. Además, si el Comandante del ejército de Ascham muere en este lugar, eso pondrá en riesgo nuestros planes. Aunque, este malentendido a puesto las cosas muy raras entre Mile y ese hombre… Tengo el presentimiento que entre más se vean, peor se sentirá Mile, así que creo que es lo mejor.”





Luego, la chica tranquila llamada Pauline habló al final. “A este ritmo, parece que las tropas de Ascham estaban bien equipadas en términos de comida y agua, y una vez lean la carta tendrán en exceso, por lo que creo que podemos esperar que usen a discreción su distribución. A este punto, creo que es seguro que dejemos a Ascham en sus manos. Cuando nos reunamos con Mile, podremos dirigirnos hacia el condado del sur que ya ha sido invadido por el Imperio.”

Pauline hablaba con una sonrisa, pero no mostraba ni una pisca de misericordia.

***

 

 

Su trabajo de escoltar a los aldeanos estaba completo, todos los hombres de Juno regresaron a la capital. Ahora, con todos reunidos, Juno una vez más tomó el cargo de la armada. Mientras formaban una formación para repeler al enemigo imperial que se aproximaba, un soldado se acercó a Juno, junto con un mensaje.

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“Una chica de cabello plateado me pidió que le entregara esto,” dijo el hombre.

“¿Un mensaje…?”

La chica morena tetona dijo algo al respecto, ¿verdad? Lo

que Juno recordó fue…

“Desafortunadamente, tenía una carta que entregar.”

Juno arrebató la carta de las manos del hombre. El contenido del mensaje era:

Las fuerzas Imperiales han perdido todos sus suministros, incluyendo su comida y agua. En adición, todos sus intentos de reabastecerse han sido anulados. Se han tomado las siguientes medidas para evitar que reciban suministros…

Debajo de esta se encontraban varios métodos de ataques sorpresas y de retaguardia, e instrucciones para poner trampas increíblemente malvadas…

El remitente no estaba escrito, pero Juno no necesitaba el nombre para saber de quién era. Cualquiera que leyera esta carta, y que haya sido víctima de las travesuras e ingeniosas trampas de la Señorita Mabel, reconocería de inmediato los métodos descritos en esta carta como los que la Señorita Mabel usaría cuando estaba enfadada.

Al final de la carta tenía escrita una sola línea.

“Oh, cielos…”

Juno agarró la carta de la chica de cabello plateado con fuerza, las lágrimas recorrían por su rostro.

“¡Yo di mi palabra!”

Justo cuando los demás comenzó a preocuparse de que algo anduviera mal, Juno gritó: “¡Es un decreto divino! ¡Por ahora, nosotros el ejército de Ascham somos los soldados de infantería de la Diosa, bajo su mando! ¡Somos un ejército elegido! ¡Desde este momento, somos una fuerza divina! ¡Los vientos de la justicia, la voluntad divina y la propia protección de la Diosa fluyen a través de todos nosotros!”

Los hombres soltaron un grito, de los cuales solo una tormenta de aullidos podría rivalizar.

Juno no era del tipo que alborotara a sus hombres con mentiras vacías, y ahora que, todos habían escuchado la historia de cómo las Siervas de la Diosa los habían ayudado a evitar la emboscada Imperial solo unos días antes, y, además—cómo esas mismas siervas habían venido en ayuda del escuadrón de Juno y de los niños hace poco tiempo.

La Señorita Mabel había descendido del cielo con el fin de protegerlos. Ahora había derramado su bendición sobre ellos— además de tener a tres soldadas divinas que la acompañaban también.

Podrían vencer. No, debían ganar. La voluntad del universo nunca podría permitir que un ejército divino bajo las órdenes de la Diosa cayera ante las fuerzas del mal.

Y con esto, los espíritus de venganza comenzaron a multiplicarse.

“Muy bien, comenzaremos a promulgar nuestro plan, según lo indique nuestra Diosa. Gracias a su castigo divino, el ejército Imperial ha perdido todos sus suministros, hasta comida y agua, y se han cortado todas las rutas de reabastecimiento. Obstruiremos al enemigo para que no intente producir ninguno de sus suministros localmente y luego nos retiraremos a esperar hasta que estén débiles y agotados.”

“Si entramos en batalla, solo será en pequeños grupos de reconocimiento o como agentes independientes. La Diosa ha hecho de la vida y la seguridad de los ciudadanos de Ascham su prioridad, y nunca debemos olvidar que nosotros, los soldados, también somos sus ciudadanos. No habrá muertes sin sentido en este conflicto. ¡¿Me escucharon?!”

“¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!”

Otro grito valiente resonó en el lugar.

“¡Muy bien! Mientras nos retiramos, cazaremos todos los jackalopes y orcos que el ejército imperial podría usar para alimentarse. Almacenaremos tanto frutas y verduras silvestres que crecen al costado del camino que parezcan comestibles, también. ¡Ahora, que comiencen los preparativos!”

El ejército comenzó apresuradamente la tarea de empacar el campamento.

***


 

 

“…Así que, nos gustaría que todos confiaran su comida y sus barriles a la Diosa por un corto periodo de tiempo. Nos aseguraremos de devolverlos después, y si no quieren, el Imperio seguramente los robará. ¿De verdad creen que esos soldados, que lo han perdido todo—que son ciudadanos de una nación enemiga—verán amablemente a los ciudadanos de Brandel y les dejarán las semillas para sus cultivos del próximo año? Les quitarán todo, los obligarán a llevar sus propios artículos a la primera línea y exigirán a las mujeres—tal vez incluso a los niños pequeños—para que los sirvan. Escondan todo y luego ocúltense en las montañas. Es por su propia seguridad.”

La llamada Orden de la Sangre Carmesí se mantenía ocupada, viajando a todas las aldeas más grandes a lo largo de los caminos principales del Condado de Cesdour, que lindaba con la frontera nacional y territorio ya conquistado por el Imperio.

Enviaron a los aldeanos que ya habían sido persuadidos como mensajeros a las aldeas más pequeñas. El mensaje que llevaban era: “Escondan su comida y todo lo demás, y luego escóndanse ustedes también.”

Ascham estaba ahora en manos de su ejército. Si seguían las instrucciones descritas en la carta, Mile calculaba que, ahora deberían estar haciendo los mismos preparativos. No tenían acceso al inventario de Mile, pero con sus fuerzas concentradas juntas, deberían poder manejarlo lo suficientemente bien. Y, por supuesto, Pacto Carmesí no tenía motivos para dudar de una sola partícula de la resolución de Juno. Después de todo, a sugerencia de Pauline, habían incluido una sola línea al final de esa carta:

¡Juno, debes proteger Ascham!

Era una táctica bastante malévola…

***

 

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“¡Mierda! ¡¿En dónde estarán esos bastardos de Ascham?!” Dijo el coronel del ejército Imperial, sin intención de esconder su molestia.

Las tropas habían comenzado su marcha infructuosa para solicitar suministros de los lugareños y habían asaltado innumerables aldeas, solo para volver con las manos vacías en cada ataque. Todos los aldeanos habían desaparecido, incluida su comida y agua.

Ni una pisca de nada había quedado. Parece que tampoco pudieron encontrar rastros de ningún pozo.

Parecía que habían sido enterrados, y se desmantelaron todas las cuerdas y aparatos para sacar agua, sin dejar ningún indicio de que hubieran existido—para evitar que las tropas Imperiales los usaran.

Si todo lo que habían hecho fue enterrarlos, volver a cavarlos después no sería una gran tarea. Con los esfuerzos combinados de todos los aldeanos, la reconstrucción no tardaría más que unos pocos días.

Sin embargo, ahora miso, las fuerzas Imperiales no tenían tiempo para pasar días buscando los sitios de excavación y luego otros días más cavando. Sería mucho mejor dedicar ese tiempo a seguir avanzando y derribar la capital.

Además, no se sabía cuánto tiempo tomaría construir las simples estructuras requeridas sobre la parte superior de los pozos—o si se necesitaba algo más elaborado, cuánto tiempo tomaría encontrar los dispositivos. Por ahora, no tenían más remedio que seguir adelante.

“¿Dónde están las tropas de Ascham? No me digan que se reagruparon y nos han eludido para coordinar un ataque sorpresa…”

“¡No! Si lo hacen, no habrá nadie que defienda la capital de nosotros. Sería imposible que evacuaran por completo el pueblo y esconder todos sus recursos al igual que las aldeas que hemos visto hasta ahora. Si pierden su capital, no importa cuántos cientos de soldados hayan dejado, todo Ascham morirá.”

“Incluso si se las arreglan para reclutar a los campesinos, tendrían solo unos cientos de soldados más a lo mucho. No habría nada que pudieran hacer contra nosotros si ya estuviéramos instalados en su base de operaciones. Nunca irían tan lejos como para destruir su propia capital, después de todo.”

El coronel asintió ante las palabras de su oficial.

“En ese caso…”

“Bueno, señor, creo que deberíamos ignorar este truco de inteligencia por parte de nuestro enemigo y proceder hacia nuestro destino.”

“En efecto. Aparentemente, fuimos tontos al pensar que podríamos interrumpir su cadena de mando con un asalto sorpresa y movernos para ocupar la capital ilesos. Si nada más los hubiéramos abrumado con fuerza desde el primer momento y nos hubiéramos movido directamente, ya nos habríamos relajado y bebido unos buenos vinos,” dijo el Coronel con un poco de desdén.

El Oficial retrocedió. Él fue quien propuso el ataque sorpresa en primer lugar, pero, por supuesto, fue el Coronel quien consideró que este plan de acción era el correcto y ordenó a sus hombres que lo siguieran, así que el Oficial no podía cargar con toda la culpa.


“Muy bien hay que moverse.”

Luego de tomar un extenso descanso para el almuerzo, las tropas imperiales comenzaron a moverse de nuevo. A los únicos a los que se les había proporcionado comida—hecha de la escasa comida que habían almacenado fuera de los depósitos de suministros y de la minúscula cantidad de hierbas que habían recogido a lo largo del camino—fueron los Oficiales. Para el resto de soldados fue nada más que un largo descanso.

Inicialmente, habían planeado asar cualquier animal salvaje a lo largo del camino, pero por alguna razón, no pudieron cazar nada. Sin lugar a dudas, moverse con muchos hombres agotados sería un lio, supusieron los Oficiales, sin pensar en la extraña situación.

“¡Gah!”

“¡¡¡Gwaaaah!!!”

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