Otome Game no Hametsu Flag shika nai Akuyaku Reijou ni Tensei shite shimatta… (NL)

Volumen 9

Capítulo 2: Un Encuentro en el Callejón

Parte 2

Yo, María Campbell, de nuevo fui asignada a una misión junto a Lady Katarina Claes. Ella me había salvado, tanto durante nuestro tiempo en la Academia como en el Ministerio, en innumerables ocasiones. Siempre me salvaba. Yo no quería ser un peso. Quería ser yo quien la salvara a ella…

Era nuestro segundo día desde que llegamos a Ocean Harbor. Nuestro turno de almuerzo había terminado, y dejé la cocina para ir al comedor. Katarina no estaba allí.

“Buen trabajo. A la gente le han encantado tus postres.” Me dijo Regina, que salía de detrás del mostrador.

“Gracias.” Respondí, justo antes de ver a Lady Katarina entrar por la puerta del restaurante. Había cambiado el cartel por el de ‘Cerrado’.

Lady Katarina también alabó mi cocina, llegando a decir que todos esos clientes habían venido gracias a mí. Me sonrió, pero negué con la cabeza.

Creía que el mérito era de ella. Le expliqué que, si no hubiera sido porque ella promocionaba mis dulces fuera del restaurante, nadie habría entrado. Ella afirmó humildemente que apenas había hecho nada, pero yo sabía que no era así. Al fin y al cabo, no había hecho nada más que cocinar.

Desde mi infancia sabía que, por muy delicioso que fuera un postre, no tenía sentido mientras nadie se lo comiera. Antes, nadie comía lo que yo, una chica solitaria con poderes de Magia de Luz, cocinaba.

Todo esto había cambiado gracias a Lady Katarina. Yo cocinaba, porque era lo que me habían dicho que hiciera, pero no sabía cómo podíamos mostrar a los clientes potenciales nuestras ofertas. Sin embargo, Lady Katarina no tardó en pedirle permiso a Regina y salió a la calle, mostrando los postres a la gente que pasaba, e incluso ofreciéndoles muestras gratuitas.

“¡A partir de hoy, el Restaurante Portuario también tiene postres! ¡Vengan a probarlos!” Declaraba.

Después de que las primeras personas, interesadas por este peculiar espectáculo, entraran, un cliente empezó a seguir a otro. Le expliqué mi razonamiento a Lady Katarina, pero no pareció estar de acuerdo.

Sin embargo, Regina nos interrumpió para decir que ya era hora de descansar, alejándonos del comedor.

Cuando nos volvimos a mirar, Lady Katarina me preguntó qué creía que debíamos hacer en nuestro tiempo libre, y yo le dije nerviosamente que quería ver la ciudad, añadiendo que sería un gran placer que aceptara venir conmigo. Pensé que invitarla así era bastante impertinente por mi parte, pero afortunadamente, me sonrió y aceptó.

Le contamos a Regina lo que pensábamos hacer y nos advirtió que evitáramos los lugares potencialmente peligrosos. Haciendo caso a su advertencia, decidimos no alejarnos demasiado del restaurante.

La ciudad bullía de actividad mientras la brisa salada del mar la recorría. Muchas de las personas que nos rodeaban parecían extranjeras, y me sentí como si me hubiera transportado brevemente a otro país. Además, había colas de tiendas y puestos que vendían todo tipo de productos que no se podían adquirir en la capital.

Lady Katarina no dejaba de cambiar su mirada con entusiasmo de un lugar a otro, incapaz de decidir qué debía comer. Su infantilismo era entrañable y no pude evitar sonreír.

Le sugerí que simplemente probara todos los puestos que le interesaban, ya que teníamos tiempo suficiente para hacerlo, y empezó a pensar por dónde iniciar. A pesar de haber mirado con cara seria las distintas ofertas durante un buen rato, parecía que seguía teniendo problemas para elegir.

“A mí también me gustaría probar diferentes golosinas, así que ¿por qué no compramos varias y las repartimos entre nosotras?”

“¡¿De verdad?! ¡Gracias, María!” Respondió extasiada.

Poco después, nos sentamos en un banco y empezamos a comer juntos. Partió uno de los dulces que había comprado por la mitad y me dio mi parte. La respetaba mucho por la despreocupación con la que podía hacer algo así a pesar de su noble educación.

En cuanto le di las gracias, ya estaba pinchando una tortita con un tenedor. Momentos después ya se lo había comido y se alegraba de lo bien que le sabía. Parecía encantada.

Yo también lo comí y comprobé que el suave bizcocho estaba lleno de deliciosa fruta.

Lady Katarina se dio cuenta de que nunca habíamos visto una fruta así en la capital, y pensé que utilizar una especialidad local en el restaurante podría hacerla aún más popular.

Le comenté la idea, y rápidamente estuvo de acuerdo conmigo, diciendo que debíamos comprar algo de esa fruta antes de volver. Yo estaba más que feliz de hacerlo, sobre todo porque quería hornear algo que le gustara a Lady Katarina.

Después de comer, fuimos a ver las tiendas cercanas al puerto. Nunca había ido de compras con una amiga y me hacía mucha ilusión poder hacerlo por primera vez.

Mientras mirábamos recuerdos, Lady Katarina sugirió que fuéramos al mar. Yo nunca había visto el mar, pero tenía muchas ganas de hacerlo. Le respondí que sí, y ella me tomó de la mano y empezó a caminar. La última vez que había caminado con alguien de la mano fue probablemente cuando era una niña pequeña, así que me sentí un poco avergonzada, pero de una manera agradable.

De camino al puerto, me fijé en que Sora estaba trabajando, pero pensé que si me paraba a saludarle, Lady Katarina me soltaría la mano.

No quería que eso terminara. Fingí no verlo, decidiendo que más tarde diría, como excusa, que no encontré el momento adecuado para acercarme a él.

Una vez que llegamos al puerto, nos recibió una extensión azul aparentemente infinita. El agua, tan clara como el cielo, llegaba hasta el horizonte.

Esto es… el mar. Esperaba que fuera grande, pero… ¿cómo podía ser tan magnífico?

Estaba tan conmovida por la vista que permanecí en silencio. “Precioso, ¿verdad?” Me preguntó Lady Katarina.

Sólo pude estar de acuerdo y asentir. Era, en efecto, muy hermoso. Sabía que nunca olvidaría el espectáculo que tenía delante.

“Aunque siga siendo Sorcié, este lugar es tan diferente de la capital. Otros países son probablemente aún más diferentes…” Reflexionó, mirando los barcos en el agua.

El mundo sobre el horizonte… Los países de allí estaban probablemente más allá de lo que podíamos imaginar.

Miré a Lady Katarina, su mirada apuntaba hacia tierras lejanas que no podía ver, y sentí miedo. Sentí que iba a dejarme y a ir a un lugar donde no podría alcanzarla nunca más. La agarré del brazo.

Me miró, sorprendida, y me preguntó qué estaba haciendo.

“Sentí que ibas a ir a un lugar lejano… ¿Quiere ir al extranjero, Lady Katarina?”

En mi corazón, la verdadera pregunta era ligeramente diferente. ¿Quieres irte al extranjero y dejarnos a todos atrás? Pero me resistí a decirlo.

“Si alguna vez voy al extranjero, prefiero ir con mis amigos. Ir sola no me parece divertido.” Respondió, y mi miedo desapareció de repente.

Entonces me tendió la mano y me preguntó si la acompañaría. Nunca me dejaría atrás.

“¡Sí! ¡Te seguiré a cualquier parte!” Mientras ella me lo permitiera, me quedaría a su lado.

Siempre.

En la época en que me sentía rechazada y sola, nunca habría imaginado que un día alguien me pediría con tanta naturalidad que le acompañara a algún sitio. El mundo era un lugar más cálido de lo que había pensado, y podía sentir ese calor en mi pecho.

“Hagámoslo un día de estos. Jeje, esto fue muy divertido. Era la primera vez que compraba y comía fuera con una amiga así.” Comentó Lady Katarina, pero lo mismo me ocurrió a mí. Sinceramente, pensé que un día así no llegaría nunca.

“Gracias por venir conmigo, María… ¿María? ¿Qué pasa?” Me preguntó. Cuando su voz me hizo volver en sí, me di cuenta de que tenía la cara mojada. Había empezado a llorar sin darme cuenta.

Claramente preocupada por mí, me preguntó si estaba herida. Imaginando lo preocupada que estaría al verme llorar de repente, le dije que sólo estaba profundamente conmovida. Ella no me entendió, pero no fue culpa suya; mi repentino arrebato habría confundido a cualquiera.

Luchando contra la vergüenza, le dije simplemente lo que sentía. “Sólo quiero decir que la quiero mucho, Lady Katarina.” “Gracias.” Respondió con una sonrisa.

Ver eso me hizo volver a sentir calor en el pecho, y tuve que ejercer toda mi fuerza de voluntad para no empezar a llorar de nuevo. No quería molestarla con mis lágrimas.

Lady Katarina, hoy ha sido un día especial para mí. He visto el mar por primera vez y lo he hecho junto a la persona que más quiero.

Volvimos al restaurante, parando para comprar la fruta de la que habíamos hablado, y por el camino, Lady Katarina me recordó que no debía llamarla “Lady” aquí.

Regina nos esperaba en el restaurante y nos preguntó si habíamos visto a Sora en el puerto. Había fingido no verlo, pero no quería mentir, así que admití que lo había hecho.

Lady Katarina me preguntó por qué no lo había dicho antes, y le di la excusa que había pensado antes.

“No lo he conseguido.”

El mero hecho de decir eso me hizo sentirme avergonzada, ya que la verdadera razón era que quería disfrutar de mi tiempo junto a ella durante el mayor tiempo posible.

Sora, que había vuelto para ayudarnos a preparar el restaurante la noche, nos informó de lo que había visto ese día. Descubrió que era posible ocultar algo dentro de la carga de un barco, lo que significaba que existía la posibilidad de que se produjera un tráfico de personas.

“Pero, ¿podría realmente ocurrir eso en un pueblo como éste?” Preguntó Lady Katarina, y yo sentí lo mismo.

La ciudad que acababa de visitar era luminosa y animada, sin duda no es el lugar que uno se imagina al oír hablar de crímenes tan atroces.

Sin embargo, Regina nos explicó que había muchos extranjeros de paso por el puerto y que a menudo causaban problemas. Afortunadamente, no solían visitar esta parte de la ciudad, por lo que era relativamente segura.

Casi nunca había interactuado con extranjeros, excepto durante mi misión encubierta en la Asamblea Internacional del Castillo.

Recordé a algunos de ellos, nobles que trataban a los plebeyos como simples objetos. Me sentí inmediatamente incómoda. Si había gente como ellos en Ocean Harbor, era muy posible que estuvieran traficando con seres humanos. Y si la chica secuestrada era uno de ellos…

Apreté los puños.

Teníamos que hacer todo lo posible para obtener la mayor información posible y averiguar si la chica estaba en esta ciudad.

Cuando terminó de informarnos, Sora se dirigió a su habitación, pero antes de irse nos preguntó si habíamos estado cerca del puerto. Probablemente él también se había fijado en nosotras, y me sentí mal por ello.

“Sí, Lady Katarina y yo dimos un paseo por la ciudad durante nuestro descanso.” Confirmé.

“Oh, eso suena divertido. De todos modos, esta zona es relativamente segura, pero no vayan a ningún sitio raro.” Concluyó, preocupado por nosotros. Sora era una persona realmente amable, y me dio pena fingir que no lo veía sólo para poder pasar más tiempo a solas con Lady Katarina.

Cuando se marchó, oí a Katarina soltar un suspiro de alivio. “Sora no estaba enfadado…” Murmuró.

¡¿Por qué se enfadaría?! ¡¿Lady Katarina había descubierto la verdadera razón por la que no había hablado con él antes?! Me asusté, pero ella me explicó rápidamente lo que quería decir. “Sólo pensé que, ya sabes, se enfadaría con nosotras por no invitarle.” Dijo.

Me pareció que tenía razón, así que le propuse que la próxima vez que saliéramos a pasear, lo hiciéramos todos juntos. Según tenía entendido, a Sora también le gustaba mucho Lady Katarina, así que no dudé de que le gustaría esa idea. Hoy la había guardado toda para mí al ignorarlo, y no invitarlo la próxima vez sería muy injusto.

Después de eso, me fui a mi habitación para empezar a prepararme y, en poco tiempo, llegó la hora de abrir el restaurante para la cena.

Lady Katarina realizó su trabajo aún mejor que el día anterior, moviéndose con gracia entre las mesas llevando los platos y tomando los pedidos. Como se esperaba de ella, era muy popular entre los clientes.

Después, nos enteramos de que Regina había escuchado una información sobre acciones sospechosas de algunos extranjeros y dijo que lo investigaría más a fondo.

Mientras regresábamos a nuestras respectivas habitaciones al final del día, le dije a Sora: “La próxima vez, deberíamos recorrer la ciudad los tres juntos.”

“Tienes razón.” Respondió, con cara de satisfacción. Probablemente también quería salir a pasear con Lady Katarina.

De vuelta a mi habitación, rememoré los buenos recuerdos que había hecho durante ese día y me preparé para el trabajo del día siguiente.

Me divertí mucho… pero tal vez, en esta misma ciudad, una chica secuestrada estaba sufriendo. Tal vez estaba tan asustada como yo cuando esos nobles extranjeros me secuestraron.

Si ese era el caso, debíamos rescatarla cuanto antes. Haré todo lo posible por llevarla a casa sana y salva, me juré a mí misma antes de quedarme dormido.

***

A diferencia del día anterior, conseguí despertarme sin problemas antes de que fuera demasiado tarde… Con la ayuda de María, claro.

Hoy también, Sora estaba trabajando en los muelles mientras María parecía ocupada preparando los postres para servir a la hora del almuerzo.

Ayer no había hecho casi nada, pero hoy decidí que quería ayudar, así que le pregunté a Regina qué ingredientes necesitábamos y fui a comprar los víveres. Me estaba acostumbrando a la ciudad, y podía ir a la tienda más cercana por mi cuenta.

Regina me ordenó que llamara inmediatamente a un guardia si pasaba algo, pero apenas fueron más de diez minutos de viaje, y ni siquiera me perdí por el camino. También me encontré con algunos de los clientes del restaurante del día anterior, que me reconocieron y me preguntaron si había salido a comprar para el restaurante. Eso me hizo sentir aún más segura.

Compré las cosas que me dijo Regina y estaba lista para volver cuando oí que alguien me llamaba.

“Oh, eres la nueva camarera del puerto, ¿no?”

Levanté la vista y vi a un hombre delante de la tienda de enfrente que me sonreía. “¡Gracias por el postre de ayer!” Dijo, y recordé quién era.

Era el cliente que había venido al restaurante con su hija que quería probar nuestro postre. Acabamos haciendo uno solo para ella para que pudieran comerlo después de irse.

“¡Descuide! ¿Le gustó a su hija?” Le pregunté.

“¡Seguro que lo hizo! Lo devoró todo mientras hablaba de lo bien que sabía. Ah, sí, toma esto. Como agradecimiento por lo de ayer.” Dijo, lanzándome una de las manzanas que estaban expuestas en la tienda.

“¡Gracias! Por favor, vuelve a visitarnos alguna vez.” Dije antes de irme.

La manzana que me había dado era brillante y olía bien. Podía saber lo deliciosa que iba a ser sólo con mirarla.

Voy a compartir esto con María más tarde. Si tenemos nata montada, iría muy bien con esto. Y me pregunto si también tenemos miel. La miel sería genial.

Estaba tan ocupado pensando en cómo comer la manzana que me distraje y tropecé con una roca.

¡Wah!

Hice todo lo posible para no caerme y para proteger los ingredientes que había comprado al mismo tiempo… pero, por desgracia, la manzana se cayó. Era tan suave y redonda que rodó hasta un callejón.

¡Mi manzana! Pensé, corriendo tras ella. Después de caminar un poco por el oscuro callejón, finalmente encontré la manzana junto a otro pequeño objeto que no pude distinguir.

El objeto se levantó de un salto y, al verlo mejor, me di cuenta de que era un gatito sucio y con poco peso. No llevaba collar en el cuello, así que probablemente era un gato callejero. Empezó a sisearme sin dejar de mirar la manzana. Parecía realmente desnutrido. Tomé la manzana y, agachada, intenté imitar el ronroneo de un gato. Sin embargo, el gatito empezó a sisear más fuerte y retrocedió lentamente.

Sabía que los perros me odiaban, pero pensaba que los gatos me toleraban… Tal vez los gatos callejeros se asustan fácilmente.