Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 7

Capitulo 62: El Momento de la Verdad

Parte 1

“Llegó el momento de la verdad…” dijo Reina casualmente. Las demás asintieron.

En efecto, era el momento de la verdad. La hora crucial, cuando finalmente pasarían al siguiente pueblo. Ya habían aprendido cómo era el Gremio en esta ciudad, completaron un gran trabajo y se hicieron una reputación. No importa cuán agradable se haya vuelto el lugar, quedarse para siempre en un solo lugar no lo hacía un viaje. El día en que finalmente comenzaron a sentirse como en casa era el momento en que deberían partir. Así era la naturaleza de un viaje de superación personal. No era un viaje en busca de un lugar para echar raíces.

Por supuesto, habían muchos cazadores en esos viajes que decidieron establecerse en algún pueblo que les atrajo por el camino, pero Pacto Carmesí aún tenía cinco años más de servicio obligatorio al Reino de Tils, y, además, eran demasiado jóvenes para no inquietarse en vivir en un pueblo rural. Y cada una aún tenía sus propios sueños…

“Entonces está decidido. Haremos nuestro informe al Gremio, nos despediremos de las Sirvientas de la Diosa y de la familia Aura, y dejaremos que la gente de la posada sepa que partiremos.”

El silencio cayó cuando extrañas miradas se extendieron por todas sus caras. Esta ciudad se había vuelto preciada para todas, y, sin embargo, tenían que despedirse una vez más. Particularmente de su preciosa niña de orejas de gato…

“¿Hablan en serio?! Bueno, en realidad, si están en un viaje de entrenamiento, entonces supongo que eso tiene sentido…”

El maestro del Gremio fue bastante comprensivo. Sin embargo, comprender la situación y aceptarla eran dos cosas muy diferentes.

“Aun así, ¿están seguras que no quieren quedarse un poco más?”

Si no peleaba ahora, iba a perder cuatro cazadoras con un futuro muy prometedor. Estas extrañas y maravillosas chicas habían completado toda una sucesión de misiones que nadie más hubiera hecho, sin un rasguño.

¡¡¡Deben de quedarseeeeeeeee!!! ¡Las necesitamos aquí como nuestras covers girls! ¡¡¡Un grupo de señoritas elegantes y hermosas!!! Maldita sea, jóvenes de esta ciudad, ¿qué están haciendo? Si tan solo se atrevieran y encerraran a estas chicas… ¿Qué estoy diciendo? Eso es imposible…

En su cabeza, el maestro del Gremio jugaba con fantasías alocadas.

“No. Ya nos hemos quedado lo suficiente. Es el momento adecuado para que nos vayamos,” dijo Mavis.

Ante esto, el maestro del Gremio pensó en toda la diversión que había tenido cuando era joven en un viaje propio—los paisajes que vio y las cosas que hizo mientras viajaba por la tierra—y decidió no molestarlas por quedarse más tiempo.

Además, parecía haber algunas circunstancias secretas con respecto al incidente de los bandidos, lo que dejó al grupo en un estado en el que ya no podrían darse a conocer más. Suponiendo que querían salir antes de que comenzara a circular demasiada información, no tenía sentido tratar de obligarlas a permanecer. Él fue quien las presionó para que tomaran ese trabajo, después de todo.

“Ya veo. Odio verlas partir, pero supongo que deben hacerlo. Rezaré por su éxito en el futuro. Cuando terminen su viaje, ¿vuelvan a visitarnos de nuevo?”

“Gracias por todo,” dijeron al unísono, “¡Han sido de gran ayuda!”

Con su practicada señal de despedida, las cuatro dejaron atrás la oficina del maestro del Gremio.

Realmente son un grupo fascinante. Estuvieron aquí solo por un corto tiempo, soplando como una tormenta y saliendo tan rápido… Me pregunto si las volveremos a ver algún día. El maestro del Gremio tenía esperanzas, aunque ya sabía que, incluso si los visitaban de nuevo, este pueblo no era un lugar donde las chicas pudieran elegir establecerse.

“No vamos a decirle a ninguno de los cazadores además de las Sirvientas de la Diosa,” declaró Reina.

Las otras tres asintieron.

A estas alturas, habían aprendido una o dos cosas—incluido el hecho de que, si hablan sobre temas en los que no eran buenas, nada bueno podría salir de eso.

“Entonces, estábamos pensando que era hora de que nos moviéramos al siguiente pueblo…”

Esa noche en el Gremio, atraparon a las Sirvientas de la Diosa, que regresaban de hacer algunas solicitudes diarias, y las guiaron de regreso a su habitación en la posada.

Si hubieran tenido esta conversación en el comedor del Gremio, todos los ojos y oídos en la habitación habrían estado puestos en ellas, por lo que no tenían otra opción. No podían usar un restaurante para una conversación en la que pretendían ser breves, y, de todos modos, hablar en un restaurante sería tan malo como hablar en el Gremio.

“Ya veo. Hemos aprendido mucho de todas ustedes. Buena suerte en su viaje,” dijo Telyusia, la líder de las Sirvientas, con una sonrisa.

Las otras miembros ofrecieron sus palabras de despedida, una tras otra.

Y luego, era el turno de Leatoria…

“¡Por favor, haz lo mejor que puedas! Espero con ansias el día en que podamos encontrarnos de nuevo. ¡Hasta entonces, trabajaré también para convertirme en una cazadora hecha y derecha!”

Inesperadamente, ella estaba actuando como una persona completamente normal, no tratando de perseguirlas, o incluso detenerlas…“¿De qué se trató todo eso?” preguntó Mile. “Estaban tan apegadas a nosotros antes. ¿Nos hemos distanciado tan rápido?”

“Tal vez tuvieron algo—¿cómo lo llamaste? ¿‘Desarrollo de personaje’ Mientras estábamos fuera?” dijo Reina.

“Dudo que ese sea el caso,” dijo Mavis.

Mientras las tres se preguntaban sobre el encuentro, Pauline sonrió.

“Pensé que algo así podría suceder, así que hice una solicitud a Telyusia hace un tiempo. Pensé que deberíamos dar todo para hacer un pequeño espectáculo para la pequeña Leatoria, de cazadoras en un viaje, amigas sorprendentes que no había visto en mucho tiempo e impresionar a esas amigas con lo mucho que ha crecido en una escena conmovedora de reunión …”

“¡Oh!”

Las demás entendieron de inmediato. Este era un patrón narrativo utilizado a menudo por autores jóvenes prometedores. Al parecer, Reina no era la única amante de estas historias.

“¡Ahora bien, a la mansión Aura!”

“Me duele verlas partir, pero esto es algo que deben hacer por su propio bien. Realmente nos han ayudado mucho. Si alguna vez tienen la oportunidad vuelvan. Y, si alguna vez tienen problemas, no duden en visitar la casa Aura. El pago y la recompensa que les hemos otorgado no son suficientes para pagar por todo lo que han hecho.” El barón continuó, “Antes de irse, ¿puedo decir una cosa?”

“Sí, por supuesto,” respondió Mavis.

El Barón respiró hondo y luego gritó con todas sus fuerzas, “¿Por qué tuvieron que hacer que ser un cazador suene tan divertido? ¡Ser un cazador es algo miserable, una miserable excusa tonta de profesión! ¡Es peligroso, pueden morir y siempre les faltará dinero! ¿Cómo pueden parecer que se están divirtiendo tanto, y ni siquiera tienen un rasguño? ¡Es gracias a sus historias que mi preciosa hija, mi preciada Leatoria está…!”

“¡Bu-bueno, tenemos que irnos!”

Pacto Carmesí corrió lo más rápido que pudo, dejando atrás al Barón y sus mejillas manchadas de lágrimas. Detrás de él, el resto de la familia Aura y su personal inclinaron la cabeza y se despidieron de las chicas.

“¡Joder, eso fue aterrador!” dijo Mile.

“Creo que tuvimos que ver los verdaderos colores del Barón. Aun así, nos equivocamos, ¿no?” se lamentó Mavis.

Ambos parecían compartir un sentido de responsabilidad. “Sin embargo, no es asunto nuestro,” dijo Reina.

“Es su culpa, de verdad,” coincidió Pauline. Ninguna de ellas sintió ninguna culpa en absoluto.

Los problemas de cada hombre eran propios. Tal era una filosofía natural para un cazador y un mercader. Sin embargo, era un concepto que Mavis, que pretendía ser una caballero, y Mile, con su peculiar colección de filosofías, no estaban familiarizadas.

“¡Ahora, todo lo que tenemos que hacer es despedirnos en la posada y partir!”

Esa mañana, un grupo de cinco cazadores había salido, y esa noche, solo tres de ellos habían regresado.

Otro grupo se había puesto en servicio de escolta, dejando su equipaje, pero sus caras no habían sido vistas el día en que estaban programados regresar, ni en los días posteriores.

Tales cosas eran comunes. Entonces, desde una edad temprana, muchos hijos de posaderos desarrollaron un sentido peculiar de la vida y la muerte. La pequeña Faleel era solo uno de esos niños.

“¿Se van todas ahora?”

“S-sí…”

¡Ella va a llorar! Pensó Mile, sin pensarlo, abrazó a la niña. Sin embargo…

“¿Es así? Gracias por hospedarse con nosotros. ¡Espero que decidan quedarse en nuestra posada la próxima vez!”

“¿Qué…?”

Su respuesta fue seria y anormalmente tranquila para su edad. Ella no parecía estar conmovida en absoluto.

“¡¿Quéeeeeeeeee?!” Mile gritó, “¿Qué ocurre? ¿Qué pasa con todo el tiempo que pasamos, todas esas noches cálidas? ¿No significó nada para tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii?”

¿Podrías no decir cosas que suenan tan sospechosas?!” gritó el dueño.

¡Smack!

Reina se unió al regaño, golpeando a Mile. “¡No grites a todos los que escuchan cosas que hacen que Faleel suene como alguien mancillada para sus oídos! ¡¿Qué vas a hacer si la gente comienza a difundir extraños rumores sobre ella?!”

“¿Eh? Pero esas noches…”

“Esas fueron las noches en que estaba demasiado húmedo para dormir, así que te quedaste despierta hasta tarde contándole cuentos antes de acostarse, ¿no?”

“P-pero esas noches empañadas…”

“¡Y no fueron solo ustedes dos! ¡Todas ustedes estuvieron allí! ¡Y no fue ‘empañada’, fueron ‘húmedas’!”

El posadero, el padre de Faleel, parecía a punto de explotar. “D-de todos modos, ¡gracias por todo!”

“Oh sí, lo mismo digo. No puedo agradecerles lo suficiente por rescatar a Faleel. Si alguna vez vuelven a esta ciudad, espero que decidan hospedarse con nosotros.”

“¡Gracias por todo!”

“Nos vemos de nuevo algún día!”

“¡Hasta pronto”

Y entonces las cinco chicas dijeron sus palabras de despedida y se despidieron de la posada que habían llamado casa durante todas esas semanas, dejando atrás el humilde edificio.

“¡Espera, espera un minuto!” gritó el dueño. “¿Qué ocurre?”

“¡No me digas ‘qué ocurre’! ¡¿Qué crees que haces al tratar de llevarte a Faleel así?!”

Faleel, que casi había sido conducida a la salida, con cada una de sus manos entrelazadas con las de Mile y Reina, miró inexpresivamente.

***

“Entonces, ¿a dónde vamos?”

Mile, que no entendía el diseño general de su entorno, había dejado la planificación de la ruta a las otras tres. Tanto Mavis como Pauline tenían un poco de conocimiento, pero al final le dejaron la toma de decisiones a Reina, que en realidad había recorrido los países de esta región a pie junto a su padre.

“Pasar por todos los pequeños pueblos y aldeas lleva demasiado tiempo y no tienen mucho valor si estamos tratando de promocionarnos. Valen la pena si hay algún trabajo interesante allí. Nuestro plan inicialmente era solo viajar entre las ciudades más grandes de todos modos. Los únicos lugares donde deberíamos parar a largo plazo son las capitales o pueblos de tamaño comparable.”

Esto era aceptable. Las otras tres asintieron.

“De todos modos, apuntemos a la capital del próximo país. Nos detendremos en cada uno de los pueblos intermedios por una noche, nos registraremos en  el Gremio para obtener trabajos e información, y si no hay solicitudes interesantes, continuaremos. Planificaremos pasar al menos unos días en cualquier ciudad más grande. El tiempo que permanezcamos dependerá de las circunstancias. Ni siquiera nos molestaremos en quedarnos en ninguna aldea—es una pérdida de dinero. En cambio, acamparemos.”

Con un asentimiento de aprobación de todas, se resolvió.

Normalmente, dormir al aire libre era una experiencia muy inferior a quedarse en una posada.

Incluso con los últimos avances en tecnología para exteriores en la Tierra moderna, una tienda de campaña con capacidad para cuatro personas sería increíblemente engorrosa y pesada.

A la luz de las tecnologías mucho menos desarrolladas de este mundo, un conjunto de carpas sería imposible de transportar sin una carreta.

A lo sumo, uno podría llevar un poco de lona impermeabilizada y solo una manta por persona, e incluso eso dificultó traer mucho otro equipaje.

Además, tenían que dormir en el suelo duro, prescindir del calor, estar rodeado de mosquitos y otras plagas, y preocuparse por los monstruos. No era el tipo de estadía lujosa que permitía tranquilidad y relajación hasta que estuvieran completamente recuperadas.

Por lo tanto, incluso si fuera más costoso, los cazadores generalmente deciden dormir en una posada, cuando tenían la oportunidad. Dejar que la salud decaiga por ahorrar un poco de dinero, solo para morir en un trabajo al día siguiente porque no se estaba preparado para pelear, era un error común de novatos.

Incluso si se estuviera en el más pequeño de los pueblos, si tuviera una posada, se quedarían ahí. Si no tuviera una posada, se podría rogar para quedarse en la casa de un local; incluso recibir un granero para dormir sería de gran ayuda.

Y luego, estaba el asunto de la comida.

Por supuesto, una buena noche de sueño era una razón para quedarse en una posada, pero disfrutar de una comida saludable era otro factor importante.

Una buena comida era uno de los pocos placeres en la brutal vida de un cazador. En el campo, no se tenía más remedio que comer cualquier cosa cruda que andaba por ahí, así que cuando se tenía la oportunidad de comer algo bueno, se aceptaba. No había un cazador alrededor que no se sintiera así.

Por todas estas razones ningún cazador, a excepción de aquellos que les faltaba dinero, elegiría una posada por su propia voluntad… excepto Pacto Carmesí.

Tenían una gran carpa, que ya estaba armada. Tenían mantas más que suficientes para cada una. Tenían magia de limpieza y, a veces, incluso la posibilidad de bañarse en una bañera.

Tenían comida que Mile y Pauline cocinaban, con ingredientes más sabrosos y frescos que cualquier cosa que una posada pudiera proporcionar. Tenían barreras repelentes de insectos.

Podrían deambular libremente en cualquier dirección que elijan sin tener que preocuparse por dirigirse a pueblos o aldeas. Podrían viajar todo el día, hasta que estuviera casi demasiado oscuro para ver, lo que las hacía más eficientes. Y no tendrían que gastar un solo cobre para descansar bien por la noche.

Cuando, en el trabajo, otros cazadores decidieron, “Quedémonos en una posada en lugar de acampar,” para aumentar sus posibilidades de supervivencia, Pacto Carmesí podría decidir alojarse en una posada sobre la marcha simplemente por el hecho de reunir inteligencia, ir de compras o hacer turismo.

No había la menor razón para pasar a pequeñas aldeas donde no encontrarían información útil, mucho menos quedarse allí a pasar la noche. Si iban a detenerse, el pueblo necesitaba tener una rama del Gremio como mínimo o no tenía sentido.

“Dime, ¿puedo preguntarte una cosa?” Mile preguntó tímidamente. “¿Qué sucede?”

“¿Por qué todas están vestidas así?”

Tal como Mile había señalado, todas estaban vestidas con los atuendos que habían comprado durante el trabajo de pesca de bandidos (a costas del Gremio, por supuesto). Pauline estaba en su traje de sirvienta, Reina y Mavis vestían vestidos alegres, que eran un poco más elegantes que el de los plebeyos promedio, y que habían comprado sin ninguna necesidad particular.

Los vestidos realmente se adaptaban a la pareja, aunque Mavis, que normalmente solo se vestía con ropa varonil y que había sido forzada por Reina y Pauline a comprar algo un poco más femenino, parecía un poco incómoda.

“………”

Las tres actuaron como si ni siquiera hubieran escuchado la pregunta de Mile. “Realmente les gustan, ¿no?”

“………..”

El silencio persistió hasta que Mile anunció, “Muy bien, ¡vamos al siguiente pueblo así!”

“¿Qué?” preguntaron las otras tres.

“Bueno, es un pueblo pequeño, así que probablemente no habrá muchos trabajos, ¿verdad? Al menos tendremos que parar y revisar el mural de trabajo, pero ¿por qué no pasamos el día como un par de hermanas ricas, su sirvienta y la cazadora novata contratada para protegerlas? Será un juego de roles.”

“E-eso suena divertido…”

Cada chica soñaba con ser una princesa. Incluso Reina, técnicamente una adulta a la edad de dieciséis años, todavía era una joven doncella. Por supuesto, ella también albergaría estos sueños también.

“Supongo que mejor me cambie entonces,” dijo Mavis.

“No hay forma de que un guardia pasee con ropa como esta.” Mile la detuvo.

“No, quédate como estás, Mavis. Esta vez voy a ser el guardia, así que deberías interpretar el papel de la hermana mayor.”

“¡¿Qué?!” Mavis, segura de que su papel ya había sido elegido, gritó sorprendida.

“Quiero decir, ya te molestaste en ponerte esa linda ropa… y tuve que ser la doncella noble la última vez, así que esta vez es tu turno y el de Reina. En cuanto a Pauline…”

“Estoy bien con esto, en realidad,” respondió Pauline. “En lugar de interpretar a la joven doncella, es más divertido burlarse de ella y provocar problemas a su alrededor. Estoy más que feliz de volver a ser la sirvienta.”

“Pauline, lo juro…” Reina suspiró. Y así, el plan estaba ahora en orden. Cuando llegaron al siguiente pueblo, el telón se levantaría en la ejecución del espectáculo inaugural de Reina y Mavis.

Espera, ¿no era Mavis ya una doncella noble?

Técnicamente, mientras era hija de un Conde, había sido criada como una joya preciosa, escondida en las habitaciones interiores de su propiedad sin nadie más que su propia familia, su personal o sus tutores para hablar.

Más allá de los diversos asistentes a las fiestas familiares, ella solo había tenido contacto con el mundo exterior como cazadora novata, aspirando a ser una caballero.