Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 7

Capitulo 61: El Cuento del Compromiso Frustrado por la Doncella Malvada

Parte 1

Era mucho después de que Pacto Carmesí volviera de su viaje de superación personal para trabajar en la capital del Reino de Tils, su base de origen, cuando cierto día, al llegar al Gremio para recibir una marca por un trabajo recién terminado, fueron aclamadas por una empleada del Gremio.

“¡Oh, señorita Mavis! Hay una carta para ti.”

Mavis recibió la carta y la giró para ver quién era el remitente, luego la guardó de inmediato en el bolsillo de su pecho. Era impensable que alguien además de su propia familia le enviara cartas, y no estaba a punto de abrir una comunicación privada en una habitación abierta, rodeada de extraños, después de todo.

“………”

Después de volver a su posada, sacó la carta y la leyó, luego se congeló. Tenía los ojos muy abiertos y desenfocados, y no parecía seguir las letras de la página.

“¿Hm? ¿Qué pasa, Mavis?” preguntó Mile, preocupada.

Cuando Mavis se giró para mirarla, prácticamente se podía oír crujir sus articulaciones ahora congeladas.

“V-va a haber una boda…”

“Oh, ¿uno de tus hermanos se va a casar? ¡Esa es una noticia maravillosa! Aunque estoy segura de que es un poco impactante para una hermana con complejo de hermano como tú, ¿no es así, Mavis? Pero, aun así, no es eso…”

“No… es así…”

“¿Hm?” Preguntó Mile, incapaz de distinguir la respuesta susurrada de Mavis (que parecía ignorar por completo la implicación de Mile de un complejo siscon).

Esta vez, Mavis respondió con claridad. “Aparentemente, yo soy la que se va a casar…”

“¡¿Quéeeeeee?!?!?!”

Al carecer de la fuerza de voluntad para explicar la situación, Mavis simplemente extendió la carta y se dejó caer en una silla. Las otras tres cogieron la carta y la leyeron…

Evidentemente, una propuesta de matrimonio había llegado repentinamente del segundo hijo de la familia de un Marqués.

Incluso si él era el segundo hijo, su familia aún ocupaba un lugar destacado y, además, el propio padre del chico ocupaba el segundo lugar dentro de su familia.

Eso convirtió al padre en Vizconde, un puesto que este segundo hijo heredaría. Además, la familia tenía buena reputación dentro de la facción personal de la familia Austien. El joven era una pareja perfecta… en lo que respecta a la familia de Mavis.

Aparentemente, la propia opinión de Mavis sobre él no influyó en esto en lo más mínimo, pero entonces, bueno, eso es bastante normal para el matrimonio de una hija de una familia noble, ¿no?

“¡Felicidades, Mavis!”

¡Smack!

La estúpida broma de Mile le valió de inmediato un golpe de Reina en la parte posterior de su cabeza—un golpe muy fuerte, que hizo un sonido bastante espléndido.

“Entonces, ¿qué vas a hacer?” preguntó Reina.

Mavis guardó silencio, incapaz de responder. Según la carta, la familia Austien, dadas sus alianzas y posición social, no estaba en condiciones de rechazar esta propuesta. Y, por supuesto, por mucho que su padre y sus hermanos dijeran que nunca la lanzarían al matrimonio, no era como si tuvieran la intención de quedarse con ella para siempre, obligándola a vivir su vida como una solterona vieja. Ser la esposa de un Vizconde dentro de la familia de un Marqués era en realidad una perspectiva bastante prometedora. Por lo tanto, mientras sus hermanos probablemente todavía estaban quejándose, sus padres seguramente estaban ansiosos por ver que este matrimonio se llevara a cabo.

“¿Podrías ignorarlos y saltarte de la reunión para conocerse?” Pauline propuso. “Si hiciera eso, sería como escupir en la cara del hombre que se supone que debo conocer, y la casa Austien se arruinaría. Sería un problema no solo para nuestra familia, sino también para todos nuestros seguidores  y  vasallos…” respondió Mavis hoscamente. “Tal como están las cosas, mi padre ya recibió la propuesta formal, lo que significa que este segundo hijo y yo ahora somos básicamente como marido y mujer. Aunque su aceptación es solo provisional— incluso si no tuviéramos razones para aceptar la propuesta—no es como si realmente pudiéramos rechazarla. Mi opinión no vale en lo más mínimo…”

Los hombros de Mavis se desplomaron. Las otras tres guardaron silencio.

Situaciones como estas no eran las que podrían ser alteradas solo por la voluntad de una hija noble. Además, como el honor de la familia estaba en juego, el padre de Mavis no podía excusarla de este papel, por mucho que ella pudiera ser la niña de sus ojos.

Y, por supuesto, Mavis, la hija de un noble que amaba tanto a su propia familia, nunca podría huir e ignorar su deber. Más que conscientes de esto, las otras tres chicas tenían expresiones oscuras.

“Entonces, ¿estás diciendo que ya es demasiado tarde para que la familia Austien se niegue?” Pauline confirmó.

“Sep.…” Mavis respondió con voz triste. “Como hija de un hogar noble, es natural que mi compromiso se haga por el bien de mi familia. Incluso si es un error, no puedo permitir que suceda nada que pueda causar problemas a mi familia u otros parientes. Este es el deber de todos aquellos en un hogar noble. Es el precio que pagamos a cambio de los lujos que disfrutamos y la educación superior que recibimos.”

“Y así, incluso si nunca he conocido al hombre, incluso si eso significa renunciar a mis sueños, debo casarme, tener hijos, cuidar la hacienda, tener más hijos y mezclarme en las fiestas, y tener más hijos y pensar en todos los sueños que nunca pude… yo… cumplir…” Un suave rastro de lágrimas goteó por la mejilla de Mavis mientras su voz se apagaba.

Después de unos momentos de silencio, Pauline volvió a hablar. “En ese caso, tenemos que obligarlos a retractarse de la propuesta, ¡o hacer que suceda algo que permita que su familia se niegue!”

“¿Eh?”

Una sonrisa oscura se puso en el rostro de Pauline. Reina y Mile también comenzaron a sonreír.

“Si no podemos sacar a nuestra amiga de entre una roca y un lugar duro—”

“¡¿Entonces para qué son las aliadas?! ¡¿Para qué están las amigas?!”

“¡Somos Pacto Carmesí, aliadas unidas al alma!”

“¡¡¡Y vamos a romper esa propuesta en pedazos!!!”

***

Varios días después, en la propiedad principal de la familia Austien, de vuelta en el territorio natal de Mavis. “Padre, he regresado…”

“¡Oh, mi querida Mavis! ¡Has vuelto a nosotros! Tal como lo habíamos planeado, dentro de dos días recibiremos la visita de tu prometido y sus padres— Oh, ¿también trajiste a tus amigas cazadoras?”

“¡Perdón por la intrusión!” dijeron las tres al mismo tiempo.

Aparentemente, el Conde tenía el salvaje pensamiento de que Mavis podría simplemente abandonar a las chicas de su grupo y volver a casa sola. Una vez que hubiera tenido lugar el primer encuentro con su prometido, ella tendría que comenzar sus preparativos para el matrimonio, por lo que no tenía mucho sentido traerlas. Seguramente, ya no tendría la intención de volver con ellas…

“Dado que este caballero se va a casar con nuestra preciosa amiga,” dijo Reina, “tenemos la intención de asegurarnos completamente de que él sea digno de ella.”

“Uh… Ah, ya veo…”

Un plebeyo que hable con toda franqueza a cualquier noble, puede ser castigado a muerte por tal franqueza. Sin embargo, al escuchar las historias de Mavis sobre su familia una y otra vez entre sus días en la Hunters’ Prep y ahora, Reina sabía que el Conde no era el tipo de persona que haría tal cosa. Pensaba en él como el padre de su amiga antes de pensar en él como un noble.

Por supuesto, en verdad, fue solo por accidente que ella se deslizó dentro de sus patrones de habla normales, sin pensar. Por lo tanto, en el momento en que dejó de hablar, cerró la boca de golpe, con una cara que decía: “¡Oh, mierda!”

Sin embargo, el Conde no había prestado atención a lo que Reina había dicho en absoluto. Por supuesto, pensó, es peligroso para una joven viajar sola, por lo que vinieron con ella para despedirla. Con qué buenas amigas te has rodeado, Mavis…

De hecho, aunque eran bastante astutos en cuanto a los nobles, los miembros de la familia Austien realmente no eran tan malas personas.

Mavis pasó los dos días, tomando lecciones especiales con un tutor privado para recordarle toda la etiqueta que había comenzado a olvidar.

Mientras tanto, Reina y las demás, sin nada más que hacer, recorrieron las tierras de la familia Austien y desarrollaron aún más sus planes. Por supuesto, no se quedaron en la mansión de la familia Austien, sino en una posada en el pueblo.

La familia de Mavis y el tutor por igual habían conspirado para hacer que Mavis usara una peluca para ocultar su cabello corto.

Sin embargo, Mavis argumentó que la propuesta ya se había hecho sabiendo que los Austien eran una línea familiar marcial y que Mavis se había estado dando reputación como cazadora novata durante los últimos meses. Además, cualquier movimiento repentino desalojaría la peluca, haciendo que su plan fracasara.

Ante estas protestas, todos parecían tener un momento de claridad y abandonaron por completo el plan de la peluca. Una vez que estuviera vestida, Mavis se vería muy hermosa, con cabello corto o no.

***

Y entonces, el día de la reunión finalmente llegó.

Naturalmente, no había razón para que los otros miembros del Pacto Carmesí estuvieran presentes. La asistencia a este evento se limitó a las dos personas clave y a los dos grupos de padres. Hermanos y hermanas tampoco fueron incluidos bajo este paraguas.

“E-encantado de conocerte… Soy Jusphen, el segundo hijo de la familia del Marqués Woitdein.”

“Y yo soy Mavis, la hija mayor de la familia del Conde Austien…”

Jusphen era un joven de aspecto serio de unos veinte años.

En lo que respecta a las miradas, se podría hacer mucho peor. Considerando el hecho de su parentesco, y que él era el siguiente en la línea de sucesión de un Vizconde, ésta realmente era una propuesta extraordinaria.

Para la familia Austien, la aceptación era el curso de acción obvio. Exceptuando a la chica particularmente rara que buscaba a una princesa heredera o un busto, una joven noble normal saltaría de alegría ante la perspectiva de una propuesta de alguien como él. De hecho, casi se esperaría que saltase de alegría.

Desafortunadamente, Mavis no era de ninguna manera ‘una chica normal’.

Tal como estaba, valoraba la superación personal por encima del romance. No quería un paladín con joyas, sino una caballería. Cuando se trataba del matrimonio, se imaginó una gran epopeya de estar vinculada por un amor profundo e inseparable a un compañero caballero, junto a quien cabalgaba en defensa del reino…

Mavis era una doncella de sueños vastos y salvajes.

De hecho, la primera vez que Mavis les contó a las demás sobre este sueño suyo, las otras tres chicas sintieron que sus almas salían volando de sus bocas.

Mavis no tenía intención de comportarse deliberadamente de tal manera que el joven la odiara. A ella le parecía bien decir mentiras para engañar a los malhechores, pero decir una mentira en una situación como esta sería una violación de su propio código personal.

Además, comportarse de una manera obviamente grosera solo causaría problemas a su familia. Significaría problemas no solo para la posición de su padre, sino también para la de sus hermanos, quienes ocuparían la línea familiar después de él.

Además, Pauline le había informado que ‘nada de eso será necesario.’

Y así, Mavis saludó a los recién llegados como siempre. Jusphen, que  la deseaba principalmente por su condición de hija de la Casa Austien, al parecer también era algo consciente de su habilidad marcial.

Parecía que la había visto una vez antes, cuando ella tenía alrededor de quince años, y se había enamorado de ella, una chica que en ese momento parecía ser una doncella ligera y protegida, con largos mechones dorados.

Había escuchado rumores de que ella se había escapado de casa, registrado como cazadora y había hecho todo tipo de cosas escandalosas, de las peleas en el examen de graduación, en los trabajos de ‘marca roja’ que había asumido. Cuanto más aprendía, más herido se volvía…

Sabía que había huido de su casa y que era un marimacho atroz, y aun así la desea como esposa… Lord Jusphen también parece ser experto en muchas áreas. En verdad, no podía esperar una mejor pareja…

Cuanto más oía hablar del joven, más entusiasmado estaba el Conde Austien ante la perspectiva de su pareja. A medida que la conversación avanzaba sin problemas, ambos grupos de padres observaban, con una amplia sonrisa en sus caras.

Luego, después de que pasó un poco de tiempo…

“Bueno, entonces, ¿por qué no lo dejamos aquí? Te unirás a nosotros para el almuerzo de mañana, ¿no?” dijo el Conde Austien, cerrando los procedimientos del día.

Naturalmente, la familia Woitdein ya había aprobado esta próxima reunión, que había estado en el calendario desde el principio.

Debido a que las primeras reuniones generalmente involucraban mucha incomodidad entre ambas partes, el verdadero evento comenzaría con una reunión para almorzar al día siguiente.