Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 7

Capitulo 57: Los Raptores Misteriosos

Parte 4

Por supuesto, los hombres no eran lo suficientemente estúpidos como para ser engañados por el hechizo de Lacelina por segunda vez.

En lugar de reaccionar de la misma manera que antes, se detuvieron y giraron sus cuerpos hacia un costado, posicionándose para que la primera línea de las Sirvientas sirviera como sus escudos.

Esto no les proporcionaría una defensa completa contra la nube que se aproximaba hacia ellos, pero al menos era mejor que enfrentarla. Sin embargo, justo cuando entrecerraron los ojos, calculando el momento de su ataque para cuando terminara la tormenta de polvo, las cinco Sirvientas de la Diosa fueron a por ellos.

En efecto, las cinco. Tasha había desechado su arco a favor de su daga—que, aunque se llamaba ‘daga’, no era un cuchillo sino una hoja de unos cincuenta centímetros de largo que resistiría espléndidamente a cualquier enemigo en cuyas defensas pudiera encontrar una apertura.

Lacelina también estaba allí, blandiendo su bastón como una lanza. En algún momento u otro ella había arrojado la tapa de hierro en el extremo del báculo (la parte que golpea el suelo), revelando un implemento de metal diabólicamente afilado.

“¿Un báculo… espada?” dijo Reina asombrada.

“¡Eso no es diferente de una lanza!” dijo Pauline a su vez.

Por lo general un mago nunca entraría en combate junto con la línea frontal, y un báculo típicamente era un arma contundente en lugar de una herramienta para perforar.

Además, si bien las dos habían oído hablar de una llamada ‘barra espada’, que tenía una cuchilla oculta en su interior, un ‘Báculo Espada: Edición Lanza’ era algo completamente nuevo. Sin embargo, no había duda de que un arma tipo lanza—con su mayor alcance y facilidad de uso, incluso para un principiante—era la opción obvia para la pequeña Lacelina.

Los hombres, que se habían posicionado de tal manera que evitarían la nube de polvo, notaron los movimientos de Tasha y Lacelina demasiado tarde. Cuando se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo, las cinco chicas cayeron sobre ellos a la vez, con Tasha entre Telyusia y Philly, y Lacelina entre Philly y Willine.

Gracias a la tormenta de polvo, los hombres, que se habían detenido a medio ataque y ahora esperaban, no podían ver con claridad.

Si bien esperaban enfrentarse a un ataque directo de las tres combatientes de la línea frontal, se habían imaginado que, con cinco de su lado, podrían derrotar fácilmente a la oposición.

Afligidos por la sorpresa de que no solo estaban siendo atacados por la línea frontal, sino también inexplicablemente por las líneas media y trasera, fueron demasiado lentos para reaccionar.

En una situación como esta, incluso un momento de retraso podría significar un golpe fatal.

“S-son fuertes…” dijeron Reina y Pauline de inmediato, y en ese momento, los hombres que enfrentaron a las Sirvientas de la Diosa y al Pacto Carmesí fueron despojados de su fuerza para luchar de una vez por todas.

“Mejor nos ponemos en marcha. Hay que dejarlos aquí,” dijo Mile al grupo, después de separar a los dieciséis hombres ahora impotentes y atarlos a todos con el hilo de pesca de su inventario.

El hilo era delgado y fuerte, y además de tener los brazos asegurados detrás de ellos, sus pulgares habían estado unidos, por lo que, si intentaban desatarse, el hilo los cortaría y adiós dedos.

Los hombres habían supuesto que un hilo tan delgado sería muy fácil de romper, nada más tendrían que flexionar sus músculos para romper las cuerdas. Sin embargo, con la explicación de Mile, sangre drenó de sus caras. No había lugar en este mundo para un espadachín que no tenía pulgares.

“No tenemos tiempo para tortu—interrogarlos—y tengo la sensación de que los secuestradores están cerca. Será más rápido si continuamos. ¡Vamos!”

Además de tener sus manos, pies y dedos asegurados, los hombres habían sido atados juntos y luego atados a un árbol grande, por lo que sería bastante difícil que escaparan. Y a diferencia de la cuerda, el hilo de pescar podría estar atado increíblemente tenso, incapaz de deshacerse sin algo afilado. Naturalmente, Mile ya había confiscado y almacenado todos los cuchillos y espadas de los hombres.

Mientras esto sucedía, Mile y Pauline habían curado cualquier lesión particularmente grave que los hombres habían sufrido—aunque, por supuesto, no las habían curado por completo, solo lo suficiente para que no murieran antes de que regresaran por ellos.

A diferencia del Pacto Carmesí, que se había contenido, había algunos que se enfrentaron a las Sirvientas que muy posiblemente habrían muerto si se hubieran quedado como estaban.

Al verlos recuperados en un estado estable, los ojos de las Sirvientas se abrieron de par en par.

¡¡¡Es increíble!!! pensaron todas.

Los hombres que acababan de enfrentar habían sido poco más que el número de apertura. La verdadera batalla sería lo que vendría ahora, y, sin embargo, aquí estaban las chicas, ¿desperdiciando infructuosamente su energía en curar al enemigo? ¡Qué tontas de corazón blando!

Cuando las cosas se vayan al traste y la victoria se les escapara, la magia que acababan de desperdiciar seguramente sería la causa.

Incluso los hombres cuyas heridas deberían haber resultado mortales habían detenido su sangrado y su respiración se estabilizó. ¿Cómo podían estas dos usar sus poderes curativos sin reservas sobre sus enemigos?

Eran increíbles. Como dos doncellas celestiales de un cuento de hadas… Retomando su camino nuevamente, las Sirvientas de la Diosa fueron tras las chicas, sacudiendo la cabeza con desconcierto.

En este punto, Mile ya había determinado la posición de Faleel y los secuestradores con su ubicación mágica. Como tal, la batalla anterior no había sido por el simple hecho de recopilar información, sino, como Mile lo habría dicho, para ‘sacar la basura’.

Sabiendo que Faleel todavía estaba a salvo, y habiendo asegurado su posición, Mile comenzó a sentirse un poco más a gusto.

Sin este conocimiento, no habría podido contenerse en la batalla anterior, y aunque los hombres podrían no haber muerto, la fuerza de sus ataques habría sido suficiente para romper todos los huesos de sus cuerpos.

Ahora estaba oscureciendo más, pero de alguna manera el grupo logró mantenerse junto a Mile a medida que avanzaban. Justo cuando comenzaron a pensar que no podrían ir más lejos sin linternas, Mile se detuvo.

“Ahí.”

El grupo salió de su columna de marcha y se agrupó alrededor de Mile. Siguiendo su dedo, miraron a través de un hueco en los árboles de adelante, era un área amplia y sin árboles.

En el claro había unos treinta hombres. Al igual que antes, su ropa estaba echa andrajos, pero todos llevaban capas negras.

No parecía haber ninguna mujer entre ellos. Aproximadamente veinte estaban en una formación circular cerca del centro del claro, con siete u ocho más en el exterior alrededor del perímetro.

Los hombres que estaban en el medio sostenían bastones y, presumiblemente, eran magos. Los hombres del perímetro estaban equipados con espadas. Parecería que estos hombres estaban destinados a proteger a los magos.

El claro era brillante, iluminado por braseros ardientes por aquí y allá. Y en el centro del círculo estaba…

“¡Lattice Power, Barrier!” dijo Mile suavemente, la calma finalmente regresó a su rostro mientras susurraba, “¡Uf, eso me pone más tranquila!”

De hecho, allí en el medio del círculo, tendida sobre una manta en el suelo, estaba Faleel. No se sabía si Mile, con su visión superior, había confirmado que el pecho de Faleel subía y bajaba con cada respiración o si su radar había confirmado los signos vitales de ella.

De cualquier forma, ella podría estar segura que la niña bestia estaba ilesa, y ahora que estaba rodeada por la barrera de Mile, su seguridad estaba asegurada incluso si se desatara una batalla a su alrededor.

“¿Ahora qué hacemos? Parece que, dentro de todos, los del medio son magos, lo que significa que no podemos proceder como antes. Si no nos preparamos, no tendremos posibilidades de ganar. Además, si toman a la pequeña Faleel como rehén, no podremos rescatarla… Incluso si hacemos uso de la magia que tiene Reina y las demás, Faleel podría quedar atrapada en ella o ser tomada como rehén de todos modos…”

Aparentemente, la razón por la cual las primeras fuerzas de vigilancia cortante no tenían magos era porque todos sus magos estaban reunidos aquí. Tener tantos magos en un solo lugar era un claro desequilibrio, especialmente en comparación con el número de luchadores de primera línea en la escena.

Siguiendo las sugerencias de Telyusia, todas habían comenzado a reflexionar en un plan de ataque, pero Mile comenzó a avanzar con valentía.

“Bueno, ¡vamos a romper culos!” dijo. “¡¿Eh?!”

Ante las palabras de Mile, las Sirvientas se pusieron ansiosas, pero las chicas del Pacto Carmesí simplemente se encogieron de hombros y la siguieron.

“¡¿Q-q-q-q-qué estás haciendo?! ¿Te has puesto tan nerviosa que has perdido toda razón? ¡Aguarda un momento!”

Cuando Telyusia intentó desesperadamente detener a Mile, Mavis se volvió hacia ella. “¡Lo siento! ¡Eso es típico de Mile!”

“¡¿Q-qué significa eso?! ¡Eso no explica nada!” murmuró Telyusia, incapaz de aceptar la explicación de Mavis. Sin embargo, Pacto Carmesí continuó marchando detrás de Mile, dejando a las Sirvientas sin otra opción que seguir tras ellas.

“¡Al carajo! ¡Si algo sale mal, no será mi culpa!”

Las Sirvientas valoraban la seguridad primero y nunca actuaban sin un plan para cada eventualidad. Esta era la primera vez en mucho tiempo que saltaban antes de observar, entrando en una situación peligrosa sin una ruta de escape en mente. El malestar era claro en sus caras, pero no tenían intención de dejar atrás ni al Pacto Carmesí ni a la pequeña Faleel, por lo que no tuvieron más remedio que seguir a Mile.

“¡¿Quién diablos eres?!” gritó uno de los guardias.

La distancia entre el sitio de su batalla anterior y este claro no era grande. Naturalmente, los hombres de aquí deberían haber podido escuchar el falso canto de búho de antes y habrían concluido que sus compañeros guardias y vigías tratarían con los intrusos. Por lo tanto, era difícil para este grupo comprender lo que significaba que las chicas aparecieran completamente sin previo aviso, sin noticias de sus vigilantes.

“Nos llevaremos a Faleel de regreso.”

Los guardias del borde exterior ya se habían reunido, bloqueando el camino de las chicas. Ante las palabras de Mile, los hombres sabían que no tenía sentido interrogar más. Todos sacaron sus espadas.

Al comprobar que un tercio de las chicas eran magas, los hombres pidieron más refuerzos del círculo interior y se unieron otros seis hombres.

Los quince o dieciséis magos restantes permanecieron donde estaban, sin preocuparse por las recién llegadas. Juntos, comenzaron lo que solo podría describirse como un encantamiento sospechoso.

Algunas de las chicas comenzaron a preocuparse de que estaban preparando un hechizo de ataque, pero no había palabras que transmitieran una clara indicación de violencia. En cambio, susurraban sin parar. Era casi más como una oración a un dios que un hechizo, si lo ponemos así…

Aunque, por supuesto, si se trataba de una oración que implicaba el secuestro de una niña, entonces era más probable que fuera dirigida a un demonio que a un dios.

“¡Dense prisa y elimínenlas! ¡Debemos volver al círculo para completar el hechizo de invocación!”

Uno de los magos que se había unido al grupo como refuerzo tuvo la amabilidad de confirmar las sospechas de las chicas.

“Un hechizo de invocación…” murmuró Mile, en voz baja.

[Invocación + Chica secuestrada = Sacrificio]

Basado en los conocimientos de su vida anterior, Mile no pudo llegar a otra conclusión.

“¡Aha!”

¡Zip!

Los ojos de Reina, Mavis y Pauline se abrieron por la impresión.

“Ahahaha…” Se estaba riendo. Mile se reía… pero sus ojos no sonreían en absoluto.

“¡Hahahahahaha!”

Una bruma arremolinándose llenó sus ojos muertos. Si tal escena fuera representada en un manga, habría habido espirales girando dentro de ellos…

En ese momento, los magos enemigos lanzaron sus hechizos. Cinco de los seis se unieron al ataque, mientras que el sexto sostuvo un hechizo defensivo, listo para activarlo.

Tres de los hombres apuntaron una fireball a los magos enemigos, mientras que los otros dos lanzaron firebombs a cada uno de los grupos.

Para que esas mujeres jóvenes derribaran a los vigilantes, concluyeron los magos, debe ser el caso de que no solo sus luchadoras cuerpo a cuerpo fueran más que simples aficionadas, sino también de que sus magas eran hábiles. Después de todo, la apariencia era un pobre indicador de la habilidad mágica.

Esta era la lógica detrás del plan de ataque de los magos. Incluso si se desviaba con una espada, una firebomb explotaría, e incluso si sus oponentes se alejaran, seguirían siendo parte de un impacto sustancial—al menos lo suficiente como para hacerles perder el equilibrio.

Y, por supuesto, el mago final estaba listo y esperando defenderse contra cualquier ataque mágico del bando contrario. Dicho todo esto, debería de haber sido una estrategia perfecta.

¿Cómo reaccionaría Pacto Carmesí a las tres explosiones mágicas que se acercaban a ellas?

Reina y Pauline desviaron cuidadosamente las fireballs con escudos mágicos. Y en cuanto a la explosiva firebomb que volaba hacia las otras dos…

“¡Anti-Magic Blade!”

Antes de que Mile pudiera siquiera hacer un movimiento para eliminar la firebomb, una Mavis emocionada dio un paso al frente, radiante y temblorosa con la emoción de que su día finalmente había llegado.

En el momento en que la espada de Mavis atravesó la bomba incendiaria, desapareció sin siquiera hacer un sonido. Su Anti-Magic Blade había hecho su debut en batalla. Mientras tanto, del lado de las Sirvientas…

A pesar de las habilidades limitadas de Lacelina, ella valoró su propia vida y pudo conjurar apresuradamente un hechizo de protección para defenderse de la fireball dirigida a ella.

Mientras tanto, Tasha había disparado una flecha en el momento en que vio a los enemigos haciendo movimientos para atacar y ahora la soltó. La flecha colisionó con la firebomb que aún volaba, haciendo que detonase en el aire.

Tanto las fireballs como las firebombs eran mucho más lentas que cualquier arco y flecha, por lo que rastrear su trayectoria era una hazaña simple para cualquier arquero experto.

“¿Qué…?”

Los cinco magos enemigos quedaron estupefactos al ver que todos sus ataques se desviaron tan fácilmente—especialmente el hombre que había lanzado la firebomb que fue interceptada por la Hoja Anti magia de Mavis.

La magia defensiva era algo que sabían. También podrían usar tales hechizos, y era perfectamente normal que un mago pudiera conjurar uno en un corto período de tiempo.

Por lo tanto, pensaron que era suficiente simplemente forzar a los magos oponentes a defenderse para que los hechizos que habían preparado en silencio fueran inútiles.

Al mismo tiempo, harían que las luchadoras frontales se movieran para desviar sus hechizos para proteger a sus aliadas, causando heridas a todas.

Qué estos grupos puedan haber estado perfectamente protegidos contra cada ataque y salir ilesas era impensable—tan impensable como el hecho de que un arco y una flecha habían vencido a una firebomb… Claro, razonaron, tales técnicas no eran desconocidas.

Realmente, era algo que casi cualquiera podría lograr si tuviera la suerte de su lado para guiar el curso de su flecha.

Sin embargo, quedaba una evidente improbabilidad: la chica que, con un movimiento de su espada, cortó un hechizo explosivo y no solo evitó detonarlo, sino que lo hizo desaparecer en el aire.

Tales cosas no deberían pasar. ¡No deberían pasar!

El ataque mágico que los cinco hombres habían lanzado había sido frustrado por tres simples magas, una arquera y una espadachina. Los hombres quedaron atónitos ante este giro de acontecimientos totalmente inconcebible, y como resultado, los ocho espadachines se quedaron quietos, perdiendo el momento de atacar.

Mientras los enemigos estaban momentáneamente congelados, las chicas no perdieron ni un segundo en preparar sus próximos hechizos. Lacelina fue la primera en atacar.

“¡Ice Needle!”

Era un ataque aéreo, dirigido a los seis magos enemigos. Si bien su poder de ataque era bajo, seguía siendo un hechizo que sería desagradable tomar de frente. Por lo menos, si los magos fueran golpeados por las agujas, sus propios encantamientos serían interrumpidos.

Ante las palabras de Lacelina, el sexto mago desató el hechizo defensivo que había estado reteniendo para proteger a los seis. Con un hechizo tan débil como este, importaba poco si el efecto de protección se reducía un poco extendiéndolo sobre un área más amplia.

Sin embargo, solo un momento después de Lacelina, Reina y Pauline completaron sus encantamientos también. Y en su momentánea sorpresa, los hechizos de los cinco magos enemigos fueron muy lentos.

El hombre que había usado el primer hechizo de protección estaba comenzando el siguiente, y le correspondía a uno de los otros cinco defenderlo. Fue entonces cuando Reina y Pauline gritaron las palabras de activación de sus despiadados hechizos.

“¡Quémalos hasta los huesos!”

“¡Winds, swirl!”

El claro era amplio, por lo que la posibilidad de iniciar un incendio forestal era baja. Incluso si se iniciara un incendio, Mile y Pauline estaban presentes, por lo que extinguir el fuego sería simple. Habiendo juzgado tanto, Reina decidió desatar su hechizo más poderoso. Pauline, reconociendo el encantamiento de Reina, eligió el hechizo de viento para ayudar.

Los seis hombres estaban envueltos en un remolino de llamas, golpeados por un viento apabullante.

“¡¡¡Barreraaaa Máagiicaaaaaaaaa!!!” gritó el hombre que había estado desesperadamente preparando un hechizo defensivo cuando otros dos cambiaron a medio camino de sus hechizos de ataque a los defensivos.

Cada uno de los hombres presentes valoraba su propia vida. Era natural que priorizaran defenderse a sí mismos en lugar de atacar.

Además, si pudieran mantener la atención de las magas, entonces sería más fácil para sus espadachines superar al resto de sus oponentes. Tenían un papel importante que cumplir.

Por supuesto, no era como si los luchadores frontales estuvieran simplemente sentados y haciendo girar sus pulgares, esperando que concluyera la batalla mágica.

La batalla era de seis contra tres, y no podían comprender la idea de que sus aliados perdieran ante un grupo de chicas jóvenes, pero mientras  sus  aliados estaban atentos en los ataques mágicos, su deber era aplastar las líneas frontales y luego apresurar la retaguardia para eliminarlas también.

Un grupo de magos sin su línea frontal no tenía esperanzas de enfrentarse a un asalto simultáneo de espadas, lanzas y magia. Serían aplastadas en un instante.

Con esto en mente, los ocho espadachines lanzaron su asalto.

Los que se enfrentarían a este ataque serían las cuatro portadoras de espadas— Mavis, Mile, Telyusia y Willine—junto con Philly, la lancera. Tasha, la arquera, disparó una flecha a quemarropa antes de sacar rápidamente su daga y saltar a la lucha.

De los ocho hombres, pares de dos se movieron para oponerse a Mavis y Telyusia, quienes parecían ser las más fuertes en el manejo de la espada, así como Philly, mientras que uno fue a Mile y otro a Willine, quienes parecían ser las dos más jóvenes.

Tal vez pensando que las flechas de Tasha podrían fácilmente defenderse con una espada, la dejaron para el final.

Seguramente con la mayoría de las batallas siendo dos contra una, las chicas serían vencidas en un abrir y cerrar de ojos, y habría tan poco retraso que no tendría tiempo para disparar una segunda flecha.

Pero entonces…

¡Whsh, chnk!

“¡¡Gaah!!”

La flecha de Tasha atravesó a uno de los enemigos en el costado sin que él pudiera hacer un simple movimiento para esquivarla. De alguna manera, se había apresurado hasta al frente, a un pelo del enemigo y lanzando otro disparo. No había forma de que pudiera haberla evitado o desviado. Luego, después de retroceder, arrojó su arco y sacó su daga.

Con esto, los tres luchadores frontales de las Sirvientas de la Diosa se convirtieron en cuatro, y los enemigos que se oponían a ellas también se redujeron a cuatro.

Y si bien el enemigo podría tener habilidades más pulidas, en comparación con las habilidades de las Sirvientes, las jóvenes claramente tenían experiencia en batalla. Tal era la escena actual.

“¡Gwah!”

“¡Gyah!”

“¡¡Guh!!”

“¡Gah!”

Y luego, los cuatro hombres cayeron—abatidos por Mile y Mavis que entraron por detrás, golpeándolos con la punta de sus cuchillas.

“¿Eh…?”

Las Sirvientas quedaron atónitas.

Mile, y Mavis con su True Godspeed Blade, necesitaron poco más que unos segundos para derrotar a los enemigos sin experiencia en batalla.

Si se lo hubieran dejado a las Sirvientas, las personas habrían resultado gravemente heridas, lo que sería una gran molestia, por lo que pensaron que deberían ocuparse de esta situación lo antes posible. Este no era el examen de graduación o un duelo deportivo, por lo que no había necesidad de sobrecargar las habilidades de nadie o hacer un espectáculo.

Con la línea frontal ahora ocupada, todos miraron para observar la pelea de los magos donde Reina continuaba encantando su especialidad, Crimson Hellfire.

Finalmente, ella lanzó el hechizo. Las llamas habían sido reforzadas por la magia de viento de Pauline, pero milagrosamente tejidas de tal manera que no amenazaran la vida de los magos enemigos ni rompieran su magia de protección.