Tantei wa mou, Shindeiru (NL)

Volumen 5

Capitulo 3: El Verdadero Final De La Ruta X

Parte 3

Nagisa Comienza A Correr

“Natsunagi…”

Grité su nombre de nuevo, aturdido.

Nagisa Natsunagi, mi compañera de clase y compañera, de quien una vez me separé por la muerte y que había estado dormida desde entonces, ahora parpadeaba frente a mí.

“Sí, mi nombre es Nagisa Natsunagi… hehe, ha pasado mucho tiempo.”

Entonces Natsunagi levantó lentamente su cuerpo y me dio un signo de paz con una sonrisa traviesa.

“Oye, Kimizuka, ¿estás llorando? Ahaha, ¡¿me extrañaste tanto…?!” Abracé a Natsunagi tan fuerte como pude.

“Espera… ¿Eh? ¿Ki-Kimizuka…?”

Podía escuchar la voz de pánico de Natsunagi justo al lado de mi oído, pero no estaba de humor para revisar su rostro o su condición. Pero por ahora, si pudiera, quería quedarme así.

“…! Esto es realmente inesperado… no, ¿Kimizuka? … Eh, eeeeh~…” Natsunagi se puso rígida y pareció confundida por esta situación.

“Oye, Kimizuka, ¿tu personaje está bien? Por lo general, no eres del tipo que hace algo como esto, ¿verdad?”

“…Cállate.”

Argh, mi nariz se congestionó mientras hablaba.

La abracé con fuerza, tratando de que al menos no viera mi rostro. “… Ahh querido, supongo que no puedo evitarlo.”

Sentí un toque suave envolver mi espalda. Los brazos de Natsunagi me sostenían.

“Sí, ya veo. Así es, siempre he querido que me traten así”.

Básicamente fue una recreación de la época en que conocí a Natsunagi en el aula de esa noche. En ese momento, ella me estaba buscando como detective, para encontrar al dueño de su corazón. Pero, de hecho, el deseo por el corazón ya se había hecho realidad en ese momento, y Natsunagi me abrazó.

“Erm, bueno, ¿de qué se trata esto? Oh, después de todas estas lágrimas y mocos, ¿todavía quieres jugar conmigo? ¿En serio?”

“¡…! ¡No tienes que intentar recrear esa escena!” Sacudí sus brazos y finalmente nos miramos. “Pfft.”

“Pfft.”

Y luego ambos nos reímos.

Ha pasado un tiempo desde que vi a Natsunagi sonreír así. “Kimizuka, te ves terrible.”

Entonces Natsunagi señaló mis ojos enrojecidos. “Tenías tantas ganas de verme, ¿eh?”

Le dije a Natsunagi bromeando. “Sí, te extrañé.”

Le dije exactamente cómo me sentía. “Quería verte y estar enojado contigo”.

“… Uuu.”

Natsunagi se dio la vuelta, luciendo infeliz como si tuviera una premonición de lo que vendría.

Como Natsunagi se había despertado, primero la regañaría. Sacrificar su propia vida para salvar a su amiga no fue la decisión. No es un futuro que nadie quisiera… pero.

“Bueno, no estoy en condiciones de regañarte”.

Y cuando dije eso, Natsunagi volvió su rostro hacia mí.

No podía negar la posibilidad de que si estuviera en la  posición de Natsunagi, hubiera hecho lo mismo. De hecho, consumí la [semilla], porque estaba dispuesto a sacrificar mi propia vida.

“Además, estoy tan feliz de verte con vida que no puedo enojarme”. “… ¿De qué se trata eso?”

Natsunagi se rio exasperada, luego se secó las lágrimas que de alguna manera se habían acumulado en las esquinas de sus ojos con las yemas de los dedos.

“Pero, Natsunagi, ¿por qué recuperaste la conciencia de repente?”

Si bien ese fue un resultado feliz, no debemos descartarlo como una coincidencia. Le pregunté por qué había ocurrido este milagro.

“¿Por qué, me pregunto?”

Natsunagi miró por la ventana de la habitación del hospital.

“Mientras estaba inconsciente, me paré al borde de las hermosas olas. No en la oscuridad donde no podía ver nada, no en una jaula de pájaros donde no podía ir a ninguna parte, como estaba en el pasado… estaba por el mar azul claro y en la playa de arena blanca donde quería correr descalzo. Allí, he estado sentada al borde de las olas, mirando el océano”.

Probablemente sea el mundo inconsciente dentro de Natsunagi. Pero a diferencia del momento en que Hel había controlado su conciencia, era un paisaje mental que Natsunagi había alcanzado como meta después de que asumió que había completado su misión.

“Pero mientras miraba el mar, una pequeña mano me dio un golpecito en la espalda”.

Entonces la mano derecha de Natsunagi se acercó a su pecho izquierdo.

“Cuando me di la vuelta, había una chica linda frente a mí que parecía que acababa de salir del País de las Maravillas, como una muñeca. Estaba tratando desesperadamente de decir algo, pero por alguna razón, no podía escuchar su voz.”

Natsunagi apretó su pecho izquierdo… y su corazón dentro, como si estuviera recordando ese momento.

Natsunagi ya sabía quién estaba allí, ciertamente.

“Pero luego, escuché la voz de otra chica saliendo de su boca. Esa voz también me era muy familiar, y no pude separar las dos… me encontré siguiendo la voz, simplemente moviéndome”.

… Sí, así siempre fuimos. Nos ha conmovido su voz cuando era nuestra enemiga y cuando era nuestra amiga. Ella, que llevaba el nombre del gobernante del inframundo, quería empujar a Natsunagi de regreso a este mundo. Y esa palabra espíritu habló por la voz sin voz de la chica con el cabello color melocotón.

“¿Qué te dijo ella?”

Pregunté, y Natsunagi miró hacia arriba, diciendo.

“Empieza a correr”, dijo.

El rostro digno era diferente al de cualquier otra Nagisa Natsunagi que había visto. Nagisa Natsunagi, que ha tenido varios otros seres en su corazón, recuerdos y conciencia, había aceptado de todo corazón la voluntad de esos otros seres, y seguramente renació de nuevo. La niña que había sufrido por ser un don nadie ya no estaba allí.

“Siento que todo lo demás pasó tan rápido”.

La expresión de Natsunagi se relajó de repente.

“Mi cuerpo, cada célula de mi cuerpo estaba gritando para verte. Así que corrí, corrí y pasé corriendo junto a la vieja Nagisa, ahora la alcancé”.

Yo vengo por ti.

Entonces Natsunagi puso su puño ligeramente contra mi pecho. “¿Por qué yo?”

“Porque, Kimizuka, estabas tan deprimido que no podías levantarte”. Podía decirlo incluso en mi sueño, Natsunagi sonrió irónicamente. “… Es por eso que lo estás.”

Esa noche, Scarlet me dijo que los instintos humanos estaban arraigados en el ADN del cuerpo, justo cuando la sangre lo atravesaba, los muertos que los vampiros devolvían a la vida resucitaban con esos instintos.

No sabía dónde se encuentran el corazón, el alma y la conciencia de Natsunagi dentro de su cuerpo. ¿Era su cerebro, su corazón o cada una de sus células? Pero al menos, sabíamos cuáles eran los instintos de Nagisa Natsunagi: detective y pasión.

Natsunagi, que no pudo ser nadie durante mucho tiempo, encontró el camino que se suponía que debía caminar cuando asumió el papel de detective un día. Ella persiguió a Siesta, a veces eligiendo un camino diferente, pero aun así nunca perdió de vista su deber como detective.

Por eso, ahora, el detective se había despertado a mi llamada. Fue lo mismo que cuando luché contra Camaleón en el crucero. Siesta, cuya conciencia había estado durmiendo dentro del cuerpo de Natsunagi, se despertó cuando yo estaba en una crisis. Esta vez también, Natsunagi—

“¿No me quieren mucho ustedes dos?”

Sentí caer todo el equipaje de mis hombros y la burlé.

“Ahora, sobre ese problema que estás teniendo…”

“… Oy.”

En respuesta a mi réplica, Natsunagi se rio mientras cubría su boca con la manta.

“Lástima, me temo que no me gusta Kimizuka”.

Si lo sé. Tampoco me agradas ni tú ni Siesta, así que es algo mutuo. “Pero correremos hacia ti cuando nos necesites, Kimizuka.”

La mirada rubí de Natsunagi se volvió hacia mí.

“Ignoraremos todo el sentido común, nos desviaremos de todas las teorías, reemplazaremos esa coincidencia con la palabra ‘milagro’, e iremos a encontrarte, Kimizuka”.

Si es lo que quieres.

Natsunagi habló por el otro detective que no estaba presente. “… Dime, Natsunagi.”

“¿Mmm?”

Natsunagi me miró gentilmente.

“Entonces, si quiero volver a ver a Siesta…”

“¡Oh sí!”

Entonces Natsunagi se sentó en la cama y con confianza puso sus manos en sus caderas.

“Por eso viniste aquí, ¿no, Kimizuka?”

“…Lo sabias.”

Como era de esperar de este famoso detective, luego dijo: “Tienes que estar al día cuando se trata de esas cosas”, como si hubiera escuchado esa línea en alguna parte antes.

“Quiero decir, te escuché murmurar algo para ti mismo antes, Kimizuka.”

“… ¿No podrías haberte despertado antes o algo así?”

Me llamaron cobarde sin ningún motivo.

“En resumen, Kimizuka, te estás preguntando si está bien revertir la respuesta de Siesta de nuevo, ¿verdad?”

Sí es cierto. Siesta conocía todos nuestros pensamientos y deseos en este momento, y no sabía si estaba bien arruinar la decisión que tomó por mi egoísmo.

“Entonces…”

La voz de Natsunagi cortó mi vacilación.

“¿Por qué no confías en cosas tan vagas como pensamientos y deseos?” Y con eso, abandonó su única arma, su pasión, y dijo.

“Vamos a superar a Siesta una vez más. No solo con nuestras sensaciones esta vez, sino con nuestras habilidades”.

Y así comenzó nuestra reunión de estrategia para superar a la detective famosa.