Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 6

Capítulo 13: El After-Party

Luego de que la ceremonia de entrega de premios y la fiesta terminaran, Haruto y Kaizu se unieron a otros escritores para un after-party.

En ocasiones, la editorial celebraba oficialmente este tipo de eventos y aunque GF Bunko por sí misma no organizaba nada, existía la tradición de que los nuevos ganadores saliesen con los jueces para relacionarse y charlar sobre cómo triunfar en la industria. Aoba Kasamatsu y Soma Misaka, al ser menores de edad, tuvieron que irse a casa, pero los otros cuatro ganadores estaban en el grupo.

El after-party se celebró en una sala privada de un izakaya que permanecía abierto toda la noche. Las paredes entre habitaciones eran lo suficientemente gruesas como para hacer posible una conversación seria, lo que permitía a los escritores desahogarse y difundir chismes sin preocuparse de que la gente de más allá del círculo escuchara. Había diez personas en total—Haruto, Kaizu, los cuatro ganadores y cuatro amigos escritores de Kaizu y Haruto.

Haruto se sentó junto a la mesa, sólo para encontrarse con Ui Aioi, quien había caminado detrás de él durante todo el viaje, sentada justo a su lado. Ella había estado detrás de él toda la noche. Era francamente aterrador, al igual que las miradas que Kaizu y los demás le dirigían.

Una vez que estuvieron todos sentados con sus bebidas, iniciaron con un brindis. Haruto pidió un Hoegaarden Original White; Aioi pidió lo mismo.

“Escuche,  Fuwa-sensei,  permítame  agradecerle  de nuevo por esa charla en mi clase”.

Él negó ligeramente con la cabeza. “No, no, realmente no hice nada…”

Esto no era modestia de su parte. Lo decía en serio.

Aunque su ofensiva en el aula escolar la llevó a cambiar de vida, ganar el gran premio era el resultado de su propio esfuerzo.

“Rayos”, dijo Kaizu con otra sonrisa inquietante, “me gustaría que me contaras toda la historia, Fuwa. Sobre cómo conseguiste encajar todas tus piezas con ella, ya sabes… en detalle…”

“¿Piezas? En realidad, no es así”.

Haruto, angustiado, miró a Aioi. Ella se sonrojó un poco, haciendo una sonrisa significativa.

“Conocí a Fuwa-sensei cuando—”

Ella relató la historia completa. Kaizu quedó impresionado.

“Vaya, maldición. También tendré que dar clases en una escuela de formación profesional. Así podré asustar a mis alumnos y susurrarles al oído ‘las novelas ligeras no son un juego de niños, ¿entiendes?’ con la voz más sexy que pueda imaginar. Eso debería desencadenar todas las banderas que necesito…”

“¡No se lo susurré al oído!”

Fue Haruto quien se puso de color rojo esta vez. Era un recuerdo vergonzoso, y el hecho de que un grupo de personas lo escuchara le hacía desear que le explotara la cabeza. Se esforzó por pintar una sonrisa de felicidad en su rostro.

“¡Pero—pero oigan, ¿qué hay de ustedes muchachos?! ¿Qué los inspiró a convertirse en escritores? ¡¿Qué obras los influenciaron?! ¿Qué hay de ti, Yanagase?”

Decidió dirigirse primero a Makoto Yanagase, sobre todo porque estaba sentado frente a él, el hombre que estaba detrás de la bomba ¡La diosa debe ser castigada! ¡Salvaré el mundo por ti, así que muéstrame tu trasero! y toda la locura que contenía.

“¿Yo?”, preguntó una vez que se le planteó el tema, con una mirada muy seria.

“Escribí ese libro porque me gustan las nalgadas”.

Bueno, al menos no se fue por las ramas.

“Ah, uh, um, vaya… Genial… Uh, entonces…”

“¿Puedo entrar un poco más en detalle?”, preguntó Yanagase, interrumpiendo a Haruto antes de que pudiera preguntar a alguien más.

“C-Claro, por supuesto”, respondió, ya que negarse era imposible.

Yanagase utilizó un dedo para empujar el puente de sus gafas hacia arriba. “Me estimuló sexualmente azotar el trasero de una mujer por primera vez en la noche de mi decimoquinto cumpleaños…”

…Fue como si estuviera dando una presentación en su oficina. Con un discurso claro y lógico, matizado ocasionalmente con ataques de pasión, habló de su atracción por el mundo de las nalgadas, sacando a relucir anécdotas de su vida personal y datos de otros entusiastas.

El seminario duró unos quince minutos aproximadamente hasta que terminó. Haruto y el resto le dieron un aplauso espontáneo. No podían empatizar con todo, pero su pasión ciertamente se hizo notar.

“…Muchas gracias”, dijo solemnemente, utilizando una toalla húmeda para limpiarse la frente. “Estaba esperando   que  estuvieran   disgustados…  pero  todos ustedes parecen ser más abiertos de mente”.

“Oh, no, estoy bastante disgustado”, admitió Kaizu, “pero aquí no encontrarás a alguien que critique tus pasatiempos personales”.

“Lo  entiendo…  Ahora  estoy  contento  de  haberme decidido a escribir esa novela”.

Una ligera sonrisa se materializó en el rostro de Yanagase.

“¿Qué tal si el señor Kiso es el siguiente?”

Yoshihiro Kiso, autor de Sengoku Kenpuden de sesenta y siete años de edad, quien tenía el aspecto de un samurái viviente, fue el premiado más longevo en la historia de GF Bunko.

“Bueno, terminé de escribir la novela como pasatiempo luego de jubilarme, y ésta resultó ser la competencia más conveniente en cuanto a la fecha en que se iba a realizar… Eso es todo, en realidad”, dijo con voz tranquila y serena.

“Um, ¿sabía que era un concurso de novelas ligeras?”

“No. Nunca había oído hablar de las novelas ligeras hasta que me lo notificaron”.

“¿De verdad…?”, Haruto quedó sorprendido. “…Entonces, ¿tiene alguna idea para su próxima novela?”.

“Bueno, poner un pie en un mundo completamente desconocido a esta edad debe ser cosa del destino, diría yo. No sé hasta dónde podré sumergirme en él, pero estoy dispuesto a luchar en el mundo de las novelas  ligeras hasta que mis fuerzas se acaben”.

Diablos… Este es el abuelo más genial de todos. El enfoque filosófico de Kiso afectó profundamente a Haruto. “Eso es genial. Entonces… ¿Señor Kamo?”

Tadashi Kamo era el autor treintañero y de barba frondosa del libro Illegal Trial. A los jueces les gustó sus temáticas y personajes, pero la prosa en sí misma era áspera en algunos puntos.

“Ah, um, eh… Bueno… Como ya sabrán, estoy sin trabajo…”, su voz apagada surgió a ráfagas. “…me quedé sin dinero, así que envié esto como… ya saben, mi última oportunidad…”

No dijo nada más, sino que volvió a beber su cerveza.

Por lo tanto, había un asalariado obsesionado con las nalgadas, un jubilado alejado del mundo y un vagabundo desempleado. La belleza pechugona y la altanera del instituto atraían la mayor parte de la atención, pero los demás también eran auténticos ejemplares únicos. Y con su debut, pensó Haruto, tal vez sobrevivan en esta industria durante un tiempo.

***

Con la llegada de los últimos trenes nocturnos, el after- party llegó a su fin. Kaizu y Kiso se fueron a casa, mientras que Yanagase, Kamo y los otros cuatro amigos anunciaron su intención de beber hasta la mañana. Haruto tenía la intención de retirarse él también, pero justo cuando salía del restaurante, Aioi lo llamó.

“Fuwa-sensei… ¿Quiere que estemos juntos un poco más…? ¿Sólo nosotros dos?”

Sus mejillas estaban ligeramente rojas, sus ojos humedecidos, sus pechos enormes. Haruto pensó que sería absorbido por ella antes de poder recuperar la compostura.

“Lo siento, necesito ir a casa”.

“Oh…”, dejó escapar un suspiro decepcionado y hechizante. “Bueno, ¿podemos intercambiar contactos?”

“Oh, claro… Está bien”.

Se entregaron mutuamente sus tarjetas de presentación, junto con sus números de teléfono y sus credenciales online.

Separándose de la multitud en la estación, Haruto subió al tren y se sentó, sólo para descubrir que Aioi le envió casi inmediatamente un mensaje de texto. Le daba las gracias de nuevo por su gran oportunidad, expresaba su alegría por haberlo visto hoy y lo invitaba a reunirse con ella en otro momento.

Sí que es insistente, pensó, sonriendo mientras leía el largo mensaje—antes de ponerse nervioso con la última frase.

¡No voy a perder contra esa linda señorita de la editorial! ♥ 

…Maldición, realmente está detrás de mí. ¿Estaré bien…?

Haruto (el virgen) sintió los reveladores signos de una  nueva comedia romántica en  el horizonte—y se estremeció.