Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 6

Capítulo 12: La Ceremonia de Premiación

Parte 2

 

 

A continuación, llegó el momento de entregar los premios. En primer lugar, todos los ganadores subieron a la vez, sentados en seis sillas alineadas a la derecha. Fueron recibidos por Yoshifumi Gizan, presidente de Gift Publishing, un hombre de mediana estatura de unos cincuenta años cuyo largo bigote no favorecía su aspecto.

“El ganador del Gran Premio GF Bunko para Nuevos Autores es… ¡Ui Aioi!”

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Al ser nombrada por el presentador masculino, la ganadora se levantó y se dirigió a Gizan.

“Ooh…”

“Vaya…”

“Oye…”

La multitud, especialmente los hombres, conversaban entre ellos. Era una mujer, tal vez de unos veinte años, y a la vez era hermosa y pechugona, hecho que sólo se acentuaba gracias a su seductor vestido de noche.

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“Me sorprende que eso haya sido escrito por una mujer”, susurró Haruto. Y tenía razón de estarlo. Su novela, ganadora de un premio, presentaba a un protagonista masculino con un harem de chicas atractivas revoloteando a su alrededor y montones de escenas de sexo—definitivamente construida para un público masculino.

“Je-je-je… Sabía que no me fallaba el ojo… ¡Será mejor que vaya a contarle lo duro que insistí para que ella ganara…!”

“¿Lo hiciste, eh?” Haruto fulminó con la mirada a Kaizu, que en ese momento exhibía la sonrisa más despreciable conocida por la humanidad. “Porque recuerdo que fue más bien un proceso de eliminación muy reticente…”

El presidente, obviamente tomando cuidadosamente nota de los pechos de la ganadora, leyó el certificado del premio en voz alta. “Em, este es el Gran Premio del Decimoquinto Concurso de Nuevos Escritores de GF Bunko, otorgado a Ui Aioi. Esto certifica que su novela, Desperté como el rey demonio de otro mundo, así que armé un harem, ha sido galardonada con el premio mencionado anteriormente en base a su calidad ejemplar”.

…Y cuando Aioi aceptó el certificado e hizo una reverencia, los ojos de Gizan apuntaron directamente al amplio valle de su pecho.





Ella regresó a su asiento y llamaron al siguiente ganador.

“El primer premio finalista es para… ¡Aoba Kasamatsu!”

Otro murmullo se produjo entre el público.

“Jaja”, dijo admirado Kaizu. “Sabía que era una adolescente”.

Ella vestía un blazer rojo vino y una falda con patrón a cuadros, claramente el uniforme formal de alguna escuela. Tenía quizás unos dieciséis años y llevaba el pelo largo recogido. Su aspecto era impresionante, pero las arrugas de su rostro indicaban claramente que tenía pánico escénico o quizás incluso desagrado.

“… ¿Ella era la admiradora de Kanikou?”, preguntó Itsuki suavemente.

“Sí”. Asintió Haruto.

“Ah, este es el Premio a los Finalistas del Decimoquinto Concurso de Nuevos Escritores de GF Bunko, otorgado a Aoba Kasamatsu. Esto certifica que su novela, Recuerdos del cielo, ha sido galardonada con el premio mencionado anteriormente en base a su calidad ejemplar”.

Kasamatsu aceptó el papel mientras el siguiente finalista se ponía de pie detrás de ella—un hombre de aspecto serio, de unos treinta años, con gafas y traje de negocios.

“Ah, este es el Premio a los Finalistas del Decimoquinto Concurso de Nuevos Escritores de GF Bunko, otorgado a Makoto Yanagase. Esto certific… ¡Bppphhh!”.

El presidente estornudó a mitad de la lectura del certificado y el micrófono chirrió.

“Disculpen… Em, esto certifica que su novela, ¡La diosa debe ser castigada! ¡Salvaré el mundo en tu lugar, así que muéstrame ya tu trasero! ha sido galardonada con el premio mencionado anteriormente en base a su calidad ejemplar”.

A pesar del temblor de sus labios, logró terminar sin equivocarse. La parte del título Así que muéstrame ya tu trasero provocó la risa del público. Esto sucede, a veces, con los títulos que tienen cierto impacto. Algo parecido ocurrió en la entrega del gran premio de la 6ª edición de los Premios de Novela Ligera de MF Bunko J. Los presidentes de las editoriales lo tienen difícil a veces, pensó Itsuki.

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No obstante, Yanagase aceptó en silencio el certificado y volvió solemnemente a su asiento.

Siguiendo de cerca sus pasos, Soma Misaka se acercó para aceptar una mención honorífica por Maken Wars. Era un chico de aspecto indiferente, con uniforme escolar, de unos quince años. Mientras tanto, Yoshihiro

Kiso, autor de la siguiente mención honorífica, Sengoku  Kenpuden, era un hombre de unos sesenta años, con la cara y el kimono de un espadachín sacado de su propia historia.

El último premiado fue Tadashi Kamo, quien ganó el premio de la Selección Especial de los Jueces por Illegal Trial. Resultó ser el tipo  con capucha  y pantalones deportivos de antes, un hombre joven y sin afeitar que parecía no haber comido lo suficiente. Le costaba quedarse quieto en el escenario, siempre se balanceaba o jugaba con sus manos e incluso tropezó un poco al ir a recoger el certificado.

Una vez que terminó, todos los ganadores se reunieron en el centro del escenario.

“¡Démosles un gran aplauso a estos seis ganadores,


autores que construirán el futuro de GF Bunko!”

El público siguió las instrucciones del presentador y todos los ganadores se inclinaron ante el público antes de retirarse.

Itsuki los miró con malicia mientras aplaudía. “Je-je- je… Veremos cuántos de ellos sobreviven realmente…”

“Oye, no seas así”, amonestó Haruto con una sonrisa.

Las posibilidades de que el ganador de un premio como éste publicara otra novela y más aún, de que construyera una carrera profesional extensa, no eran muy alentadoras. En el 10° Concurso de Nuevos Escritores de GF Bunko hubo cinco ganadores, pero sólo Itsuki y Haruto permanecieron en la profesión.

“Será mejor asegurarse de que no puedan superarnos”, dijo encogiéndose de hombros.

“Je”. La sonrisa descarada de Itsuki volvió a aparecer.

“¡Me gustaría verlos intentarlo…!”

Puede que fueran compañeros de premio, todo el grupo de ellos. Pero también eran camaradas en armas, luchando al mismo nivel y—al mismo tiempo, rivales enfrentándose en la misma industria.

Kaizu dejó escapar un suspiro abatido. “Oh, genial, otra cosecha de nuevos escritores talentosos… Ahora me resta un trozo aún más pequeño del pastel… Espero que sus libros no se vendan demasiado bien”.

“¿Pero no compras siempre los libros de los ganadores cuando salen, Kaizu?”, dijo Haruto, reprendiéndolo. “¿Incluyendo los nuestros? Algo así como, ¿tres copias de cada uno si se trata de su primera publicación?”

Kaizu sonrió de forma inquietante. “Si alguno de ellos tiene talento de verdad, quiero asegurarme de que sus libros salgan de las estanterías lo antes posible…”

“Simplemente los reimprimirán, sabes…”

En otras palabras, Kaizu estaba siendo malo de nuevo sin razón.

Con los ganadores de GF Bunko fuera del escenario, llegó el momento de que el equipo de Comic Gifted entregara sus premios a los nuevos autores de manga.

Cuatro de ellos se presentaron, y el presidente Gizan fue el encargado de la entrega una vez más. Kaiko Mikuniyama, autora de la versión manga de ImoSube, no estaba entre ellos, ya que había acudido directamente a los editores con su obra en lugar de presentarse al concurso. (GF Bunko, por su parte, no solicitaba manuscritos fuera de sus concursos para novatos, principalmente porque las novelas necesitan más tiempo para ser leídas).

“¡De acuerdo, otro gran aplauso para el futuro de la revista Comic Gifted!”

Una  vez  que  ellos  abandonaron  el  escenario, la presentadora tomó la palabra. “Ahora, todo el mundo, celebraremos una reunión de bienvenida en el piso de eventos. Disponemos de una deliciosa cena para todos, ¡así que siéntase libres de ir a comer!”

Ahora que las formalidades habían terminado. Era el momento de comer, charlar e intercambiar tarjetas de presentación. Para la mayoría de los asistentes, la ceremonia de entrega de premios no importaba en realidad—éste era el evento principal.

“Muy bien, vayamos por algo de comida…” Haruto miró a su alrededor. “Oye, ¿dónde está Kaizu?”

“¿Hmm? Oh”. Itsuki miró a su alrededor, sin encontrarlo. “¡Ah!”

Vio a Kaizu de primero en la fila para el buffet de la cena, con un gran plato en una mano y utilizando la otra para tomar muchos cortes de carne asada a la vez con unas pinzas.

“Maldición, eso fue rápido…”

Haruto e Itsuki lo miraron fijamente, con los ojos muy abiertos, antes de decidir esperar hasta que la cola se redujera. Se quedaron de pie, bebiendo vino y echando un vistazo a las cosas del buffet, hasta que Kaizu regresó. Cada milímetro cuadrado de su plato estaba lleno, los jugos de los múltiples tipos de comida se mezclaban entre sí e incluso se filtraban hacia el sushi.

“Je, je, je… Primero en salir por la puerta este año, también…”

El dúo lanzó miradas incrédulas al satisfecho Kaizu.

“…Esto es todo mío. No pueden tomar nada”.

“Quédatelo”.   Suspiró   Haruto.   “Nosotros   también deberíamos ponernos en la cola, Itsuki”.

“Sí”.

En el buffet ya se habían agotado la mayoría de los platos más selectos—carne asada, bistec, sushi, caviar, foie gras, cangrejo, langosta, etc. Suspirando, recogieron lo que quedaba (sobre todo alimentos como pasta, arroz pilaf y paella) y volvieron a su mesa. Kaizu les presumía cuando llegaron.

“Je, je, je… Una fiesta como ésta es una lucha sin cuartel”.

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De alguna manera, se había conseguido dos platos más. Uno de ellos contenía postres como tarta y fresas; el otro, jamón, canapés, rollos primavera, pollo tandoori y otras selecciones no muy elegantes, pero sí decentes.

“Ahora lo entiendo”, dijo Itsuki asombrado. “Primero, te abalanzas sobre lo más popular durante tu primer recorrido y luego te tomas tu tiempo para elegir los menos populares. Incluso te aseguras de echar un vistazo a los postres antes de que la gente se fije en ellos. Qué profesional…”

“¿Llamas a eso un profesional?”, se lamentó Haruto. “Je, je, je… Hace quince años que me llaman el Lobo

de las Cenas… Es por eso que llevo tanto tiempo en el negocio…”

“Em… ¿Fuwa-sensei?”

“¡Oh! … ¡¿Hoh?!”

Al oír su nombre, Haruto se dio la vuelta y se encontró con un enorme par de pechos que llenaban su campo de visión. Era Ui Aioi, la belleza del sensual vestido de noche, quien acababa de ganar el gran premio.

“Emmm, señorita, Aioi, ¿verdad? ¡Es un placer conocerla!”

A Haruto le costó saber hacia dónde dirigir sus ojos al saludar, pero Aioi no le dio importancia. Al principio parecía un poco desanimada, pero luego esbozó una suave sonrisa, como si estuviera encantada.

“Muchas gracias por elegir mi novela para el gran premio”.

Kaizu se acercó a Haruto. “¡Ah-jem! Em, mi nombre es Kaizu; soy uno de los jueces restantes, y déjame decirte que me esforcé mucho para que estuvieras en la selección final—”.

“Nunca habría llegado hasta aquí de no ser por usted,

Fuwa-sensei”.

Aioi ignoró por completo a Kaizu. Sus ojos estaban puestos en Haruto, con las mejillas un poco sonrojadas.

“¿Eh?”

“¿Debo suponer que no se acuerda de mí?”

“Em… emmm… Me disculpo, ¿dónde fue que nos conocimos…?”

Haruto revolvió su memoria, pero al final se quedó en blanco. Si hubiese hablado con una chica tan sexy como ella, estaba bastante seguro de que lo recordaría.

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“Oh, bueno, usted vino a mi escuela a hablar una vez”.

“¿Tu escuela…?”

Él había dado una vez una charla ante una clase de aspirantes a novelistas en una escuela de formación profesional, aproximadamente medio año después de la publicación de su primer libro. Uno de los novelistas más veteranos de GF Bunko le rogó que lo hiciera. ¿Pero había alguien así de atractiva en la clase…? ¡Oh, espera!

Él no recordaba la cara, ¡pero creía recordar un poco esos pechos!

Imouto Sae Ireba Ii Vol 6 Capítulo 12 Parte 2 Novela Ligera

 

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Sí, estaba esa chica, ¿no es así? Ella era bastante engreída, con el cabello negro y unas gafas, vistiendo nada más que de negro (lo que hacía que sus pechos resaltaran aún más).

No le prestó atención a Haruto, sino que se sentó a leer una novela de Boogiepop. Haruto le dijo que le prestara atención y ella le contestó “No quiero escribir novelas como las suyas, simplemente siguiendo las tendencias y creando otro ‘héroe isekai súper poderoso’ sin una pizca de originalidad. Quiero hacer algo mejor, más original e interesante, como Boogiepop y otras novelas ligeras de los días gloriosos”.

Esto enfureció a Haruto lo suficiente como para que iniciara una épica discusión sobre lo superficial que era su mente, cómo carecía de la habilidad técnica que necesitaba para llegar a ser una profesional y cómo en realidad no quería oponerse a la tendencia, sino que era demasiado torpe para leerlas y aprovecharlas, y además las nuevas novelas de Boogiepop seguían publicándose, por lo que no era correcto calificarla como perteneciente a los ‘días gloriosos’, idiota.

Fue perfectamente plano y lógico con el argumento, pero aun así acabó haciéndola llorar, y entonces, justo cuando sonó el timbre de la escuela, la remató con un frívolo “Las novelas ligeras no son un juego para niños, ¿entendiste?” El profesorado y el novelista que le pidió que hablara, quedaron sumamente indignados.

Sí… yo también era bastante joven en aquel entonces, ¿no es así?

Acababa de aventurarse en el ámbito profesional, todavía luchando con el dinero y su carrera, al tiempo que no había desarrollado un carácter firme contra las críticas. Incluso ahora, no creía haber dicho nada malo, pero eso no venía al caso.

“Oh… Espera, ¿estuviste en esa clase…?”


La cara de Aioi se iluminó. “¡Sí! Yo fui la alumna que se puso a llorar después de que nos enfrentáramos en una discusión. Mi profesor me rogó que me retirara, pero no podía dejarlo pasar… Apenas tuve energía para hablar en clase después de eso durante un tiempo. Je-je… Supongo que no tenía ni idea, pero usted me ha convertido en una mujer adulta, Fuwa-sensei”.

“Em, ¡la gente puede malinterpretarlo si lo expresas de esa manera…!”.

En ese momento sus mejillas se pusieron muy rojas, lo que hizo que Haruto se pusiera nervioso. Itsuki y Kaizu lo miraron fríamente.

“Vaya,  realmente    eres   un   Príncipe  Mujeriego…”, murmuró Itsuki.

“Fuwaaaa…”, se quejó Kaizu. “¿Qué tal si subimos un momento a la azotea…? Por primera vez en mucho tiempo… estoy sinceramente enfadado contigo…”

“No, no es lo que parece—”


Itsuki y Kaizu no eran los únicos que lo miraban fijamente. Miyako, con su traje de negocios, acababa de aparecer de la nada.

“¡¿M-Miyako?!”

“…Supongo que me equivoqué contigo, Fuwa”.

“¡No, lo estás! ¡Realmente lo estás! ¡Te equivocas!”. Ella ya se había dado la vuelta y marchado enfadada, mientras Haruto la perseguía desesperadamente.

“Sólo estaba bromeando un poco. No esperaba eso…”, susurró Aioi, observando cómo se marchaban mientras las llamas de la competitividad ardían en sus ojos.

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