Isekai Ryouridou (NL)

Volumen 13

Capitulo 1: La Audiencia

Parte 1

Y así, después de completar nuestras diversas tareas, partimos juntos del asentamiento de Ruu.

Como el grupo era demasiado grande, no pudimos usar el vagón. Después de todo, teníamos a las nueve personas participando en la reunión, el grupo de siete de Zuuro Suun y diez guardias, lo que hacía un total de veintiséis.

Los nueve que asistieron a la reunión fueron los tres jefes de clanes principales, Gazraan Rutim, los jefes de clan Fou y Beim, Ai Fa y yo, y Bartha.

El grupo de siete cuyos crímenes serían investigados por Cyclaeus consistía en Zuuro Suun, Diga, Doddo, Mida, Yamiru Lea, Oura y Tsuvai.

Y los diez guardias incluían los rostros familiares de Darmu y Ludo Ruu, Dan Rutim y Rau Lea, así como dos miembros cada uno de Zaza, Dom y Jeen, lo que lo convierte en una bonita unidad de élite.

De particular interés fue el hecho de que tanto Gazraan como Dan Rutim estarían participando.

La costumbre en el borde del bosque era que, en situaciones de emergencia, el jefe del clan o su heredero debía quedarse para proteger su hogar. Incluso anoche, los que participaron en la reunión permanecieron en el asentamiento de Ruu para ayudar a vigilar a Zuuro Suun y compañía, pero Dan Rutim y Rau Lea regresaron temporalmente a casa.

Hoy, sin embargo, fue un caso único, por lo que Dan Rutim fue seleccionado para ser uno de los guardias bajo las órdenes de Donda Ruu. Dado que estábamos pisando el territorio desconocido de la ciudad del castillo, decidió que sería mejor tener la formación más fuerte posible.

Ahora que lo pensaba, ya que incluso Ai Fa y Mida estarían presentes, eso significaba que siete de los ocho primeros del concurso de fuerza del clan Ruu estarían allí.

El único que faltaba sería Jiza Ruu, ya que solo él se quedaba atrás para proteger el asentamiento. La seguridad de las aproximadamente cien personas bajo el clan Ruu se colocó firmemente sobre sus hombros como heredero de su padre. Y Shin Ruu tampoco fue elegido, por lo que también se quedaría para realizar su propio trabajo.

Aun así, esos cazadores del norte son abrumadores… pensé para mí mismo mientras caminaba por el camino hacia la ciudad postal, rodeado de cazadores y mucha vegetación exuberante.

Los hombres que me rodeaban eran élites de Zaza, Dom y Jeen, clanes del norte que anteriormente habían caído bajo el dominio de Suun. Se decía que eran tan valientes como los Ruu y sus clanes relacionados, y ciertamente se veían lo suficientemente impresionantes como para encajar con esa reputación.

“No tienes ninguna objeción a dejar a Deek Dom y Dan Rutim a cargo del grupo de guardia, ¿verdad?” Gulaf Zaza llamó a Donda Ruu mientras caminábamos por el sendero.

Aparentemente, Deek Dom se refería al jefe del clan Dom, esa montaña musculosa de un hombre que usaba una calavera giba sobre su cabeza.

Tenía una constitución aún más grande que Donda Ruu y Gulaf Zaza, y su rostro y brazos estaban cubiertos de innumerables cicatrices. Incluso después de todo este tiempo que había pasado entre la gente del borde del bosque, tenía que decir que todavía tenía la apariencia más intimidante de todos los cazadores que había visto en mi vida.

“¡Con Deek Dom y yo cerca, no tendremos nada que temer, no importa cuántos cientos de soldados nos rodeen!” Dijo Dan Rutim con una carcajada, mientras que su homólogo del norte simplemente lo miraba en silencio por el rabillo del ojo. Sin embargo, sus ojos negros ardían como llamas debajo de ese cráneo giba.

Aunque los dos realmente eran polos opuestos, tuve problemas para imaginar una combinación más fuerte. Y me hizo darme cuenta una vez más de lo precario que era el destino del borde del bosque, que nos obligaba a usar todo lo que teníamos.

“Los he estado esperando a todos ustedes, representantes del borde del bosque”, gritó Leito, que nos había estado esperando en el punto medio entre el pueblo y el bosque.

Originalmente, Kamyua Yoshu fue quien invitó a Bartha a ser testigo. Por eso Leito nos acompañaría en su lugar mientras nos dirigíamos a la ciudad del castillo.

“Melfried preparó un pase para Bartha, pero no pudo movilizar a los guardias ducales para asuntos privados, así que ¿está bien si nos dirigimos juntos a la mansión de Cyclaeus?”

“Hmph. Así que Kamyua Yoshu no lo logró al final…”, dijo Donda Ruu.

“Todavía hay tiempo antes de que el sol alcance su punto máximo, así que no puedo decir nada con certeza. Sin embargo, definitivamente espero que lo haga”.

Naturalmente, no había ninguna razón para rechazar la solicitud de Leito en este momento. Y así, nos dirigimos juntos a las puertas del castillo.

Normalmente, cuando Donda Ruu y los demás iban a una de estas reuniones, pasaban detrás del matorral para atraer la menor atención posible de la gente del pueblo, pero eso resultaría difícil con una multitud tan grande.

“No hay necesidad de preocuparse por la atención. Después de todo, mientras fuiste secuestrado por la hija de ese noble, había una multitud aún mayor de nuestros camaradas en la ciudad”.

“¿Eh…? Pero hoy tenemos a Zuuro Suun y su familia con nosotros, ¿verdad?”

Diga y Doddo se habían desatado, mientras que Zuuro Suun seguía siendo el único hoy con los brazos y las piernas sujetos con correas de cuero. Si fuéramos y lo hiciéramos desfilar abiertamente por la ciudad postal, podría transmitir el mismo miedo y confusión que la gente del pueblo había experimentado cuando vieron que arrastraban a Zattsu Suun.

Y luego estaba Mida. En el pasado, había lanzado rabietas ridículas que dejaban los puestos destruidos cuando no le gustaba la comida que servían. Aunque había perdido un poco de exceso de grasa en este punto, dudaba que alguno de los habitantes del pueblo no lo reconociera.

“Dije que no hay necesidad de preocuparse por eso. No me hagas repetir la misma línea una y otra vez “, refunfuñó Donda Ruu, luego se volvió hacia sus compañeros. “El grupo de Zuuro Suun, ponte en el centro de la alineación. Y Asuta del clan Fa, te quedas con las mujeres”.

“Entendido.”

Fue entonces cuando finalmente me di cuenta de lo esenciales que eran esas medidas.

¿Estaría la gente de la ciudad postal dispuesta a perdonar las acciones ilegales del clan Suun, o no? Al igual que Gazraan Rutim había dicho una vez, no sería solo el señor de Genos quien decidiera eso. Este también fue un momento ineludible de juicio para ellos.

Mirándolo ahora, la gran boca parecida a un sapo de Zuuro Suun estaba abierta de par en par, resoplando y jadeando, como si lo hubieran hecho marchar a través de las montañas. Y Diga y Doddo miraban sus pies con expresión preocupada.

Para empezar, Diga había tenido miedo de la gente del pueblo, y Doddo era tan débil de voluntad cuando no tenía alcohol en él para darle valor. Pero sus ojos parecían mostrar mucha más vida en ellos ahora en comparación con cómo estaban antes de la cena de anoche.

Por otro lado, las mujeres parecían firmemente resueltas. Eso, por supuesto, fue para Yamiru Lea y Tsuvai, pero incluso la generalmente indefensa Oura sostenía solemnemente la cabeza en alto y parecía estar enfrentando su destino de frente.

“Vamos.”

Después de deslizarse por un callejón entre edificios, nuestro grupo que había crecido a veintisiete con Leito puso un pie en la carretera de piedra.

Solo quedaba media hora más o menos hasta que el sol alcanzara su punto máximo, por lo que fue alrededor del punto en que la ciudad comenzó a bulliciar.

Quizás era natural, pero sentí que el miedo y la confusión se agitaban rápidamente en el aire por toda la calle.

Dado que estaba rodeado de tantos cazadores, era posible que realmente no estuvieran viendo a Zuuro Suun. Y de hecho, sentí que había más conmoción al ver a los cazadores del norte, vistiendo sus pieles giba con cabezas o cráneos en la parte superior.

Los asentamientos de Zaza y Dom estaban ubicados lejos de la ciudad postal. Incluso ahora que teníamos carros, seguramente solo las mujeres venían a la ciudad. Y así, bien podrían haber pasado décadas desde que se vieron cazadores del norte alrededor de la ciudad postal.

Incluso conducido al centro del grupo, el enorme cuerpo de Mida todavía asomaba más de media cabeza por encima de todos los demás. Zattsu y Tei Suun en su mayoría habían mantenido sus malas acciones fuera de Genos propiamente dicho, por lo que en los últimos años los que amenazaban a la gente del pueblo habían sido Mida y Doddo.

Y dado que Mida había hecho estragos mientras se veía tan inusual para empezar, seguramente había grabado una profunda sensación de terror en muchas mentes.

Las mujeres jóvenes y los ancianos presentes parecían dispuestos a gritar, y algunos incluso cayeron de rodillas. Incluso muchos de los sureños, que tendían a no tener tantos prejuicios como los occidentales, se quedaron allí mirando sorprendidos por la apariencia de Mida.

Mientras esos sentimientos de miedo y confusión se apoderaban de nosotros, los cazadores del borde del bosque simplemente caminaban por la calle de piedra. Y los guardias que patrullaban la ciudad postal no mostraban signos de acercarse.

E-Eso es…

Después de avanzar un poco, nos encontramos con una figura familiar: el propietario de The Kimyuus’s Tail, Milano Mas. Estaba parado frente a su posada, mirándonos con una mirada intensa.

Todos los criminales habían muerto y los que quedaban no eran culpables… Milano Mas dijo algo así, pero Zuuro Suun y su antigua familia eran descendientes directos de esos criminales. ¿Qué tipo de emociones giraban en el pecho del hombre en este momento?

Un poco más adelante nos acercamos a la zona de los puestos, donde encontramos a Yang preparándose para el negocio. El rostro de la chica que lo ayudaba se puso completamente pálido mientras se paralizaba en su lugar, mientras el chef mismo miraba en nuestra dirección con sorpresa.

Yang era un chef en la ciudad del castillo y no tenía precisamente buenos sentimientos hacia Cyclaeus. No estaba directamente involucrado en la discordia entre nosotros, la gente del borde del bosque y ese malvado noble, pero probablemente al menos había escuchado un resumen de lo que estaba pasando de su empleador, Polarth.

Pero incluso mientras Yang se estaba poniendo bastante pálido, lo noté escaneando a la multitud en busca de mí y enviando un firme asentimiento en mi dirección. Asentí con la cabeza sobre los hombros de Ai Fa y Ludo Ruu.

Después de eso, el final de la ciudad postal finalmente apareció a la vista… junto con un solo hombre saltando frente a nosotros.

Era la vendedora de verduras, Dora.

Donda Ruu estaba a la cabeza de nuestro grupo, por lo que fue él quien se detuvo y levantó el brazo derecho para que todos los demás hicieran lo mismo.

“E-Eres Donda Ruu, uno de los principales jefes de clan del borde del bosque, ¿verdad? D-¿Te acuerdas de mí? Te conocí varias veces cuando Asuta fue secuestrada, pero aun así…”

Incluso el rostro de Dora estaba pálido. Era un hombre corpulento y de aspecto bastante fuerte, pero cuando se enfrentaba a un grupo como este, parecía un cachorrito lamentable.

Después de intercambiar una mirada con Ai Fa en el centro del grupo, ella y yo nos apresuramos hacia ese camino, mientras la conversación continuaba.

“No recuerdo haber escuchado tu nombre, pero eres un vendedor de verduras de estas partes, ¿no es así?”

“S-Sí, eso es correcto. Cultivo verduras en las plantaciones de Daleim y las vendo, y me llamo Dora. Su hijo y sus hijas han tenido la amabilidad de favorecer mi negocio”.

“En ese caso… Cultivas y vendes el aria y el poitan que siempre comemos,” respondió Donda Ruu en su tono profundo, parada allí imponente.

La multitud que pasaba miraba conteniendo el aliento mientras los dos continuaban hablando.

“C-Cierto. Mi tienda ha prosperado gracias a que Asuta y la gente de tu clan Ruu han comprado tantas verduras. Espero seguir haciendo negocios con todos ustedes en el futuro, Donda Ruu…”

En ese momento, Ai Fa y yo finalmente logramos llegar al lado de Donda Ruu.

Al ver eso, Dora nos lanzó una sonrisa indiferente, su cuerpo musculoso temblaba levemente.

“Queremos seguir viviendo como lo hemos hecho también… Y si las cosas van a cambiar, queremos que sea bien”, respondió Donda Ruu. “Por eso hemos venido a la reunión de hoy. Si las cosas van bien, enviaré a mis hijas a que vuelvan a comprarle verduras en poco tiempo”.

“Rezaré desde lo más profundo de mi corazón para que así sean las cosas. Que la protección divina del dios occidental Selva te acompañe… Y Asuta, será mejor que tú y toda tu gente de lo mejor de ti, ¿de acuerdo?”

“Correcto. Gracias.”

Con eso, Dora retrocedió y Donda Ruu continuó como si nada hubiera pasado.

Y mientras su padre nos veía marcharnos, Tara se aferró a su pierna. Giré el cuello y seguí mirándolos a los dos hasta que desaparecieron de la vista.

¿Podremos seguir interactuando con gente de la ciudad postal como lo hemos hecho hasta ahora…? Eso también depende de la reunión de hoy.

Y cuando salimos de la ciudad postal, había árboles esparcidos a ambos lados de la carretera. Continuando hacia el norte nos encontramos con otra carretera hacia el oeste, que conducía a la ciudad del castillo. Mientras veíamos destellos de las murallas del castillo a través de los huecos entre los árboles, ahora estaban a la vista.

Los muros de piedra tenían unos seis o siete metros de altura y rodeaban la ciudad del castillo. Esta fue la primera vez que los vi cuando todavía estaba brillante.

Se extendían aparentemente sin fin hacia el oeste a lo largo de la carretera, pero una vez que avanzamos unos veinte metros, finalmente vimos las puertas. Eran enormes, como una boca abierta en forma de arco. Y en lo alto del puente levadizo que conducía a la entrada, había comerciantes de aspecto adinerado y ancianos con vestidos que iban y venían, protegidos por soldados y similares.

Entonces, cuando por fin llegamos a la base del puente levadizo, un gran grupo apareció desde la espesura hacia el sur.

“Los hemos estado esperando, líderes de clanes”, dijo uno de ellos, acercándose a Gulaf Zaza.

El joven corpulento también vestía una piel de giba con la cabeza todavía unida. Este era el hijo mayor de la casa principal de Jeen. Y la treintena de hombres que tenía detrás de él eran todos cazadores del borde del bosque.

Eran un grupo mixto que se había apresurado a llegar desde los asentamientos de Zaza, Jeen y Sauti.

Su deber era vigilar y asegurarse de que la milicia de la ciudad del castillo no estuviera haciendo ningún movimiento extraño, y también esperar a que los jefes de los principales clanes regresaran a salvo con ellos.

Donda Ruu y los otros jefes estaban preparados incluso para la posibilidad de que Cyclaeus pudiera lanzar un ataque contra el asentamiento en el borde del bosque mientras se encontraban en la ciudad del castillo.

“Aparentemente aquí en la ciudad del castillo, tocan la campana seis veces entre el momento en que el sol alcanza su punto máximo y cuando se pone. Si parece que la reunión no terminará antes de la tercera campana, enviaremos a uno de los guardias como mensajero, así que espérelos aquí”.

“Entendido.”

Con eso, los cazadores volvieron a desaparecer en la espesura.

Y luego, como esperando ese momento, un solo soldado se acercó a través del puente levadizo.

“Te hemos estado esperando, líderes de clanes en el borde del bosque”.

El hombre corpulento, Jimon, tenía grabado el escudo de la casa Turan en su peto. Aunque había actuado con tanta arrogancia delante de mí y de Ludo Ruu, su tono y actitud habían cambiado cuando se enfrentó a los líderes del clan.

“Soy el capitán de la primera unidad de guardia del Conde Turan, Jimon, y te llevaré a la mansión del Conde. Hay ocho participantes en la reunión, siete criminales cuyos delitos serán juzgados y diez guardias que lo acompañan, ¿verdad?”.

“Tus números no están mal, pero hay una cosa que me gustaría revisar. Solo uno de esos siete puede ser correctamente llamado criminal. Hoy evaluaremos los crímenes de los otros seis, ¿no es así?”

“Mis disculpas por hablar mal…” dijo Jimon, inclinando inexpresivamente la cabeza.

Me resultaba difícil imaginar lo que debía estar sintiendo al enfrentarse a tantos cazadores.

“Y también tenemos dos acompañantes adicionales. Sin embargo, no es nuestro trabajo manejarlos “, agregó Donda Ruu, momento en el que Leito y Bartha dieron un paso al frente.

“Fuimos invitados por el líder de la guardia ducal, Sir Melfried, a participar en la reunión de hoy. Tenemos los pases preparados, por eso te pedimos que tú también nos guíes”.

“El conde también me informó de ese asunto,” dijo Jimon mientras hacía un gesto hacia el puente levadizo con su mano derecha. “Los pases para sus líderes han sido preparados, así que por favor suba a los carros totos por ese camino”.

“¿Vagones Totos?”

Mirando hacia donde me dirigía, vi que efectivamente había varios carros acercándose lentamente. De hecho, eran cuatro algo grandes, cada uno dibujado por dos totos. Fueron construidos en forma de caja sellada y, naturalmente, el emblema de Turan se mostraba claramente en sus lados.

“Ciertamente pasaste por algunos problemas al preparar carros para nosotros. ¿Nos confundiste con damas nobles o algo así?”

“No. Pero tomaría algo de tiempo llegar a la mansión desde las puertas a pie, y además… no estaría bien molestar innecesariamente a los residentes de la ciudad del castillo,” respondió cortésmente Jimon, a lo que Donda Ruu dio un bufido de disgusto.

“Cada vagón tiene capacidad para diez, así que aborde como mejor le convenga”.

“Hmph…”

Naturalmente, nos dividimos para que los cazadores equipados con sus espadas estuvieran distribuidos uniformemente junto a los que estábamos indefensos. Terminé montando junto a Ai Fa, Ludo y Darmu Ruu, Bartha y Leito. Tomamos nuestros asientos con tres cada uno en cada banco, uno frente al otro en el interior verdaderamente espacioso del vagón. Con Ai Fa y Ludo Ruu ahora a cada lado de mí, llamé al conductor: “Um, ¿está bien si retiramos la tela que cubre esta ventana?”

“Como desees…” respondió el hombre con voz levemente temblorosa. Aparentemente, no tuvo tanto éxito en reprimir sus emociones como Jimon.

De todos modos, sin embargo, seguí adelante y corrí la cortina de la pequeña ventana.

“Sí, simplemente me pone nerviosa, no poder ver lo que me rodea”, dijo Bartha desde el asiento opuesto mientras hacía lo mismo. Tenía su espada en forma de media luna colgando de su cadera nuevamente, marcándola como uno de los miembros del grupo listos para el combate.

“Bueno, entonces, ¡vámonos!” Ordenó Jimon, momento en el que los carros totos empezaron a cruzar el puente levadizo uno por uno.

Lenta pero constantemente, la espesura donde se escondían nuestros camaradas se desvaneció en la distancia.

Finalmente es el momento…

Por fin, estaríamos arreglando las cosas.

Nuestra relación con Genos se había vuelto compleja y retorcida, y no tenía idea de cuánto podría mejorarse eso solo hoy.

Pero Kamyua Yoshu había elaborado su plan para utilizar a Bartha como base para construir un caso que expondría los antiguos crímenes de Cyclaeus, y los principales jefes de clan habían determinado que este era el día en que arreglaríamos todo.

Esta reunión determinaría si Cyclaeus y, a su vez, el duque Marstein Genos, eran dignos de que la gente del borde del bosque ofreciera sus espadas en servicio.

Y así, con todo tipo de pensamientos y emociones ardiendo en nuestro interior, finalmente pasamos por las puertas de la ciudad del castillo de Genos.