Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 6

Capitulo 56: ¡La Chica Enmascarada Vuelve A Las Andadas!

Parte 1

“Supongo que simplemente caminaré de regreso…”

Una vez que logró cumplir su sueño imposible de encontrarse con un hada el primer día de sus vacaciones de cinco días, Mile pensó que podría tomar un ritmo pausado en el viaje a casa.

Debido a que no había estado segura de cuánto tiempo necesitaría para poder cumplir su tarea, se apresuró a salir, moviéndose a toda velocidad.

Para este viaje en particular, había usado un traje ajustado hecho de materiales especiales para reducir la resistencia al viento y para que no terminara con su ropa hecha trizas o en llamas. Naturalmente, este atuendo no era uno que pudiera permitir que otras personas la vieran usar. Sería increíblemente vergonzoso.

Por lo tanto, se cubrió con un camuflaje óptico mientras corría.

Sin embargo, tenía un exceso de tiempo en el camino de regreso. Al partir, había declarado que dedicaría los cinco días completos a cumplir este sueño desesperado y de por vida, por lo que regresar al día siguiente no se vería muy bien. Seguramente, podría encontrar alguna manera de pasar su tiempo durante los próximos cuatro días.

Además, ya había pensado en una forma de poder regresar a casa aún más rápido si fuere necesario y lo consultó con los nanos para confirmar si era posible. Las nanomáquinas lo habían aprobado, por lo que, incluso si pospusiera su regreso hasta el último día, tendría más que suficiente tiempo para volver.

Y así, en el segundo día de sus vacaciones, Mile comenzó su incoherente viaje a casa.

El área en la que se encontraba actualmente estaba lejos de la capital, cerca de las fronteras del país. Era un lugar donde las hadas podían vivir, por lo que tenía sentido que anduviera por estos lados. Mile caminó por un camino que rara vez veía viajeros, recibiendo saludos de los raros transeúntes.

Aunque Mile parecía tener solo doce años, llevaba un atuendo de cazadora de una manera que sugería que no era nuevo, sino más bien, una vieja amiga muy desgastada, por lo que los viajeros no parecían mostrar ninguna preocupación por su bienestar. Si tenía más de diez años, probablemente era una cazadora de rango F, una miembro del Gremio, después de todo.

Y, dado que parecía haber estado viviendo como cazadora durante al menos unos años desde que se unió oficialmente al Gremio, probablemente tenía alguna razón sensata para viajar sola por estos lados. Al menos, así lo juzgarían los adultos, conociendo gran parte del mundo.

¿Hm?

Justo cuando Mile pasaba por un pequeño pueblo, cuyo nombre no conocía, vio una aglomeración bastante extraña de personas.

Por un lado, había unos veinte granjeros, y, por otro lado, unos diez hombres que parecían soldados. Se enfrentaban a una distancia de varios metros. Los soldados no habían desenvainado sus espadas, pero los granjeros blandían azadas, espadas y hoces. El ambiente era claramente tenso.

La situación no tenía absolutamente nada que ver con ella, pero Mile nunca había sido alguien que simplemente pasara por alto este tipo de escena. Por lo menos, tenía un poco de tiempo—de hecho, demasiado tiempo en sus manos.

Dicho eso, ella no saltaría a conclusiones sin antes comprender completamente las circunstancias. Se camufló de inmediato con magia y lentamente se acercó a la escena.

“¡Váyanse a casa! Obviamente, no se cumplirán las demandas de nadie, ¡así que no tenemos nada que discutir con ustedes!”

“Bastardos, saben que esto es un acto de insurrección, ¿no es así? ¡Lo que están haciendo no puede ser retirado! Ya saben eso, ¿no?”

Esto no parecía ser un caso de soldados invadiendo desde un país extranjero o miembros deshonrados del ejército recurriendo al vandalismo y atacando una aldea. Aunque la razón aún no estaba clara, parecía que el señor feudal de estas tierras había exigido algo de los aldeanos. ¿Se habían elevado sus impuestos tan alto que les era imposible vivir? ¿O el señor feudal les había hecho alguna otra petición irrazonable?

“En primer lugar, todos ustedes entienden que lo que exigen es ridículo, ¿no?! ‘¡Necesitan reducir drásticamente nuestros impuestos’, no jodan! La tasa de impuestos en este  territorio no  es muy diferente de los que nos  rodea, y no son  injustos. Además, ¿realmente creen que podríamos reducir los impuestos solo en esta aldea? Si hiciéramos algo así, no habría forma de explicarlo a las otras aldeas, y, de todos modos, no hay razón para eso en primer lugar. ¿Por qué demonios pedirían algo así?”

Aparentemente, eran los aldeanos quienes tenían un interés para pelear.

“¡Cállate! ¡No vamos a pagar impuestos hasta que se cumplan nuestras demandas!”

Los granjeros blandieron sus herramientas. De mala gana, los soldados tomaron sus espadas. A este ritmo, la lucha era inevitable.

Mile miró a su alrededor y seleccionó un árbol, trepando hasta la cima. Sacó una máscara de su inventario y se la puso. De hecho, era la máscara que había usado en la anterior exhibición.

Con la máscara bien apretada, lanzó su hechizo de ocultación y adoptó una postura imponente sobre una gran rama, gritando a los granjeros y soldados, “¡Cesad esta batalla de una vez!”

“¿Eh…?”

Una niña pequeña, que usa una peculiar máscara, había aparecido de la nada sobre un árbol. Al escuchar su declaración, todos dejaron de moverse y miraron sin expresión la copa del árbol.

“¡¿Quién eres?!” exigió el hombre que parecía ser el comandante de los soldados. Aunque todos los soldados se sorprendieron, los granjeros se mantuvieron serenos.

Esto tiene mucho sentido. Nadie que apareciera de esta manera, en un momento como este, podría ser otra cosa más que un aliado de los débiles. Y a pesar de su extraña apariencia, su presencia tan imponente significaba que debía tener plena confianza en sus habilidades. Naturalmente, los aldeanos estaban encantados con este refuerzo inesperado.

“¡Hup!”

Mile saltó del árbol con un grito, aterrizando entre los dos grupos. Luego se volvió para mirar a los granjeros y dijo: “He venido a prestar mi ayuda al lado superior. ¡Me llaman, la Enmascarada Superior!”

“¡¿¡¿¡¿Qué demonios es eeesssooooooooooo?!?!?!”

Por fin, esta era una pregunta en la que las dos partes enemigas podían ponerse de acuerdo.

Había algo que Mile siempre se había preguntado acerca de los libros y el animé que vio en su vida anterior: ¿por qué los personajes principales siempre se unían al lado que estaba al borde de la derrota?

Unir fuerzas con el lado superior significaba que la lucha terminaría pronto y que no habría más bajas en el campo de batalla, no más esposas que perderían a sus esposos, y no más hijos que perderían a sus padres. Reforzar el lado perdedor solo significaba que la batalla se prolongaría y que el número de muertes aumentaría en ambos lados.

Por supuesto, sería un asunto diferente si se trataran de soldados extranjeros invasores o bandidos atacando aldeas—en otras palabras, grupos a los que no se les podía permitir ganar.

Pero si el lado superior fuera una fuerza regional que operara dentro de su propio territorio, y cada lado tenía sus propios reclamos, y una posición que era justa, al menos desde su perspectiva, entonces, ¿cuál sería el punto de alinearse con el lado inferior y contribuyendo así a la muerte y destrucción innecesaria? Aunque sin ninguna interferencia adicional, este conflicto pronto terminaría con la inminente batalla de todos modos…

Ambas partes en esta lucha tenían vidas y familias, y los soldados simplemente estaban cumpliendo con su deber manteniendo los principios de su excelente profesión.

Peleaban para proteger a sus familias y probablemente habían sido reclutados por la Corona o por su señor feudal. Incluso si la causa por la que lucharan fuera ser injusta, eso estaba en manos de los altos mando, no en los hombres de acá.

Además, solo un tonto volvería a encender una batalla apaciguándose y ver a más hombres caer simplemente porque estaban influenciados por ella o tenían algún vínculo con uno de los lados—como, tal vez, alguna belleza pidiendo su ayuda.

En todos los casos, era mejor terminar una batalla lo más rápido posible. Si resulta que los superiores eran corruptos, se podría lidiar con ellos en otra coyuntura. Así era como pensaba Mile, al menos.

¿En cuanto a cómo ‘lidiar’ con un funcionario corrupto? Bueno, podría ser envenenado, o eliminarlo cuando esté en alguna excursión, o dispararle, incendiarlo o quedar atrapado en una trampa—las posibilidades eran infinitas.

De todos modos, si las cosas continuaran de esta manera, la mayoría de los granjeros probablemente serían asesinados, y el resto serían capturados. Probablemente habría algunos heridos e incluso muertos entre los soldados también. Si eso sucediera, ni los aldeanos capturados ni los otros aldeanos podrían simplemente dejarlo pasar. Por lo tanto, era preferible ver a todos los granjeros capturados, ilesos.

Incluso si Mile se aliara con los granjeros y ayudara a repeler a los soldados, estos regresarían después con una fuerza aún más fuerte. Si los granjeros lograran repelerlos de nuevo, se enfrentarían a una fuerza aún más fuerte y la situación continuaría deteriorándose cada vez más.

En primer lugar, también vale la pena señalar que, Mile no tenía intención de quedarse con los granjeros—ni tenía mucho interés en enfrentar al señor feudal y todo su ejército. Si eso sucediera, probablemente se revocarían sus calificaciones como cazadora y terminaría siendo una chica buscada.

En ese momento, si se revelara su verdadera identidad como noble de una tierra extranjera, seguramente se convertiría en un problema en las relaciones exteriores.

Para poner fin a todo esto, no tenía más remedio que enfrentarse a los granjeros y defender la decisión que los soldados habían tomado para sofocar esta insurrección.

“Mis buenos soldados, tienen mi gratitud por su excelente servicio. ¡Me gustaría ver a sus enemigos capturados e ilesos, así que dejen este asunto a, la Enmascarada Superior!”

“V-vale…” el comandante asintió en contra de su mejor juicio, asintiendo vacilante.

Al ver cómo esta misteriosa chica enmascarada, que pensaron que era su aliada, estaba ahora del lado de los soldados, los granjeros quedaron muy conmocionados.

“¡Como sea, solo es una niña! ¡No es gran cosa!”   gritó el líder de los granjeros, sin darse cuenta de que se trataba de una línea que solo decían los villanos.

“¡Aquí voy!” dijo Mile, con una sola espada de madera apareciendo de la nada en su mano…

***

“Se acabó…”

“S-sí…”

Alineados en el suelo ante ellos había diecisiete granjeros, capturados y atados. Estaban haciendo demasiado alboroto, por lo que también habían sido amordazados.

Los once soldados miraban con asombro.

Parecería que nueve de los soldados eran reclutas normales, uno era un suboficial y nombrado al último y más alto rango. Los dos últimos eran probables refuerzos de cualquier escuadrón. Había que contar con alguien para tomar medidas importantes, y ese deber no podía ser asumido por cualquier recluta.

“Muy bien, tengo una solicitud,” dijo Mile.

“¿Una recompensa?” preguntó el comandante. “No tengo dudas de que nuestro enfrentamiento habría provocado lesiones—incluso muertes, si las cosas hubieran salido mal. Aunque hayas entrado como intrusa, el hecho es que realmente nos ayudaste. Además, dado que ninguno de los bandos resultó herido, no tenemos que informar que los granjeros trataron de usar la fuerza contra nosotros. Nadie resultó herido, y no hubo acción militar de la que hablar, todo gracias a la influencia de una chica misteriosa. Naturalmente, tienes todo el derecho de exigir una recompensa de nuestro señor feudal, buena señorita. Le informaremos todo a él, así que si desea viajar con nosotros…”

De hecho, afortunadamente no había habido nada que pudiera denominarse ‘acción militar’. Incluso sin su interferencia, lo que habría estallado apenas podría haberse llamado una ‘batalla’, después de todo.

Sin embargo, Mile simplemente negó con la cabeza.

“No tengo reparos en viajar con ustedes, pero lo que solicito no es dinero. Yo deseo que tome nota de que estos granjeros que capturé se rindieron por su propia voluntad. Tengo la impresión de que esta era su intención desde el principio…”

Para un grupo de granjeros oponerse a las fuerzas militares de un señor feudal era un acto controvertido. Si el asunto hubiera sido inevitable, habría sido una cosa, pero sus impuestos no se hubieran aumentado, ni serían más altos que los de cualquier otro feudo, y las esposas o hijas de ninguno estaban siendo arrebatadas. Simplemente se negaban a pagar sus impuestos—en un acto de protesta personal y sin fundamento. Mile no podía imaginar que esas personas fueran tratadas con amabilidad.

“Sí, estos hombres también son ciudadanos de este territorio. No podría soportar ver a alguien colgado innecesariamente, y hacerlo solo significaría que nuestra recaudación fiscal disminuiría. Tampoco puedo ver que eso sea beneficioso para nuestro señor feudal.”

Al escuchar la respuesta desapasionada del comandante, Mile pensó, pensé lo mismo. Por supuesto, esto normalmente no sería el caso. Normalmente, los granjeros serían castigados sin piedad, serían un ejemplo para mantener a todos los otros pueblos a raya.

¿Era este comandante particularmente  amable? ¿O era  el señor  feudal  de estas tierras simplemente una buena persona?

Los granjeros solo podían murmurar, gracias a las mordazas en la boca, pero si se les hubiera permitido hablar, entonces la conversación sería un caos. El comandante eliminó la mordaza de solo uno de ellos, a quien consideraba el líder. Al ver esto, los otros granjeros pensaron: ‘Bien. Él entenderá lo que queremos decir’, y todos se callaron.

“Muy bien, ¿por qué no tenemos una conversación? En primer lugar, ¿estoy en lo cierto al pensar en ti como el líder de este grupo? ¿Eres el representante oficial de esta aldea?”

El granjero, un hombre de unos cuarenta años, respondió: “Sí, eso es correcto. Soy el hijo del anciano de la aldea y el representante en funciones, mientras mi viejo está en cama.”

“Entonces, ¿por qué repentinamente exigen unilateralmente que reduzcamos sus impuestos? Debes haber sabido que eso nunca se concedería.”

“Eh. ¡No puedes engañarme! ¡Sabes tan bien como yo que, si suficientes granjeros como nosotros exigiéramos, nuestro señor feudal tendría que escuchar nuestras demandas!”

“¿Qué?”

Tanto Mile como el comandante quedaron atónitos, dejando inconscientemente una pregunta en su confusión. Aunque los otros soldados no tenían voz en el asunto, también estaban desconcertados.

“¿Ya ves? ¡Justo en el blanco! ¡Mira cómo entran en pánico!” dijo el granjero.

Sin embargo, la razón por la que Mile y los demás estaban atónitos no era decididamente porque el análisis del granjero había dado en el blanco. No, ni por cerca.

“¿Q-qué está hablando exactamente este hombre?”

“No tengo idea. ¡Oye, el de ahí! ¿Te importaría decirme exactamente cómo es que llegaron a esta conclusión?”

“Hehe. Vale. Te diré exactamente qué es lo que sabemos,” dijo el granjero, mientras comenzaba su discurso. “Escuchen. Ahora, obviamente, nuestro señor feudal vive de los impuestos que recauda de nosotros los campesinos. El salario que les pagan y el dinero que se destina a la Corona también proviene de eso.”

Por supuesto, también se aplicaban impuestos a los comerciantes y tarifas de peaje, pero como sea, pensaron el comandante y Mile. En su mayor parte, lo que dijo el hombre era correcto, y ambos asintieron en silencio.

“Entonces, si decimos, ‘baje nuestros impuestos’, ¿qué creen que sucedería?”

“Serías rechazado,” respondió Mile de inmediato.

“Bueno, entonces, ¿qué pasaría si decimos, ‘si no hace lo que le decimos, no pagaremos nuestros impuestos en absoluto’, entonces qué?”

“Enviaría una fuerza de supresión.”

Esta vez, Mile y el comandante respondieron simultáneamente.

Eso era un hecho real y un resumen de su situación actual. El comandante mismo era el líder de dicha fuerza subyugante.

Aparentemente, este comandante había tratado de resolver la situación a través de la negociación en lugar de la fuerza, pero no sería nada inusual para él, deseando poder contar la represión de una insurrección entre sus logros, haber eliminado por completo a las fuerzas de los granjeros.

“Hehehe. Así lo pensarías, ¿verdad? Pero eso no es más que un farol. Si realmente nos capturan y matan, no podrían recaudar impuestos. Incluso recaudar un poco menos de impuestos de nosotros es mejor que no recibir nada. Por lo que, eventualmente, nuestro argumento tiene que pasar. Incluso justo antes, no es como si nos hubieran atrapado. Todo lo que hiciste fue agitar un poco tus espadas. Así que, creo que también entiendes esto. Ahora bien, ¿vas a darte prisa y desatarnos o qué?”

“………”

Mile, el comandante y los otros soldados quedaron atónitos.