Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 6

Capitulo 54: Caza de Hadas

Parte 1

 

 

Hoy era un día de descanso para las chicas. No era el día de descanso que venía una vez por semana, según lo definido por el calendario, sino más bien un día que habían decidido tomar.

Después de todo, no había ninguna razón para que todos en el mundo tuvieran los mismos días libres, y eso significaba que los comedores y las tiendas no estaban completamente llenos una vez por semana. Por lo que las chicas tomaron sus días de descanso como quisieron, según lo permitían las circunstancias laborales.

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De hecho, durante los siguientes cinco días, Pacto Carmesí no viajaría en grupo, sino que cada una haría lo que quisiera. No importaba cuánto les agradasen sus compañeras de grupo, o qué tan bien se llevarán, era importante tener un poco de tiempo privado de vez en cuando.

Creo que está en algún lugar por aquí…

Según la información que había estado reuniendo de aquí y allá, Mile ahora se encontraba merodeando en un denso bosque cerca de un pequeño pueblo a cierta distancia de la capital. Cuando Mile estaba completamente sola, podía cubrir incluso distancias considerables en muy poco tiempo, gracias a su inmensa velocidad.

“¡Nanos!”

¡A SUS ÓRDENES, MILE-SAMA!

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“Empecemos por acá.”





¡ENTENDIDO!

Con eso, las nanomáquinas se pusieron a trabajar, y pronto el suelo comenzó a levantarse ante Mile, la tierra se movió hasta que se materializó una forma.

Era una chica alada, de unos 20 centímetros de altura—una figura a escala perfectamente precisa de un hada que Mile había diseñado y coloreado, según la información que había extraído de las referencias ilustradas y de los cuentos contados por los ancianos.

Claro, las nanomáquinas habían ayudado; sabían cómo era una genuina y, por ende, habían hecho pequeños ajustes para que la figura fuera casi igual a la real, basado oblicuamente en la guía de Mile.

Como Mile había decidido desde el principio que preferiría no pedir directamente a las nanomáquinas, los pequeños seres se quedaron vacilantes por su cuenta.

Aunque deseaban que Mile fuera un poco más asertiva en la utilización de sus servicios, por supuesto eran conscientes de la razón por la que no lo hacía, y al considerar que su razonamiento era justo, respetaron su criterio.

Por alguna razón, las alas de hadas de esta figura estaban hechas un andrajo y su ropa estaba manchada con algo rojo como la sangre.

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Flap flap

Y luego, se movió. Aparentemente no era solo una figura sino un golem. ALGO ASÍ, ¿ENTONCES?

“¡Sí, es perfecta! ¡Una tormenta perfecta!”

Esta frase era una a la que Mile se había aferrado desde su vida anterior. Aunque había terminado su vida sin poder usarla una vez más en alguien que no fuera su propia familia, afortunadamente, ahora tenía las nanomáquinas aquí para apreciar su humor.

Mile luego dio la vuelta a la pequeña hada golem, que era un tamaño más pequeño que Cham Huau de Aura Battler Dunbine, y ató un hilo fino, fuerte y casi invisible a su espalda. Era el hilo que ella había creado previamente para usar como hilo de pescar.

“¡Despega!”

“¡Mah!”

Al leer los pensamientos de Mile, el golem controlado con nanomáquinas se agitó al oír la palabra de control.

“Golem, Golem… ¿Gowappa 5?” Mile murmuró algo incomprensible para sí misma.

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Cuando se trataba de asuntos que solo las nanomáquinas conocerían, Mile se contenía estrictamente de depender demasiado de su información, al igual que en su trabajo con Pacto Carmesí.

Sin embargo, ella también se había permitido una excepción a esa regla; es decir, en casos donde la vida de alguien corriera peligro o cuando no molestaría o tendría un efecto negativo en otras personas y fuera simplemente para su propia diversión más que para beneficio personal. En estos casos, estaba bien trabajar junto con las nanomáquinas de vez en cuando.

Además, se había dado cuenta de que, si pasaba demasiado tiempo sin llamarlos, se volverían irritables y comenzarían a inventar razones para entablar conversación.

“No funciona…”

***


 

No importa en cuántos lugares diferentes intentara, los resultados eran los mismos. Cada vez, hacía volar al golem con la cuerda mientras se escondía debajo de los árboles. Luego se movió a un lugar diferente y repetiría el mismo experimento.


Desde el momento en que Mile supo que las hadas existían en este mundo, se había vuelto la meta de su vida conocer una.

Aparentemente, en el pasado había sido relativamente común encontrarse con un hada, y como resultado, varios cuentos aún permanecían en el recuerdo cultural—historias de niños pequeños perdidos a quienes las hadas dieron miel y bocadillos antes de guiarlos de regreso a las afueras del bosque o las hadas que ofrecían a los aldeanos las soluciones a sus problemas…

Sin embargo, parecía que quienes capturaban y vendían las hadas, o trataban de encarcelarlas y exhibirlas, habían comenzado a aparecer cada vez con más frecuencia.

Como resultado, las hadas gradualmente dejaron de aparecer ante los humanos por completo. Sin embargo, no parecía que todas hayan sido aniquiladas por alguna calamidad—sino que simplemente habían dejado de mostrarse a los humanos, por lo que se deduce que todavía debe haber alguna forma posible de hacerlas salir. Quizás por un método como el que Mile estaba intentando actualmente…

Cuando el sol empezaba a ponerse y Mile pensaba en irse a casa, apareció un hada sola. “¡Santo cielo! ¿Qué sucede, linda? ¡Estás cubierta de sangre! ¡Oh que horroroso! Tus

hermosas alas… ¿Algún humano te ha hecho esto? Ven, volvamos a nuestro nido secreto…” Era como si hubiera salido de la nada.

El hada llamó al golem en forma de hada, sus alas revolotearon cuando se acercó a la cosa inestable y la abrazó preocupada, tratando de soportar su peso. Justo entonces…

¡Agarrar!

“¡Eeek!”

El hada dejó escapar un grito de sorpresa al ser sujetada por sus brazos y piernas. “¡¿Qu—?!  ¡Suéltame!  ¡Ambas  nos  vamos  a  caer!  ¡Ya  estás  a  salvo!  ¡Por  favor cálmate!”

Aparentemente, ella todavía pensaba que la otra criatura era un hada herida.

La espalda del golem se abrió con un chasquido, y cuatro brazos más se extendieron desde la abertura, agarrándose firmemente a las extremidades del hada. Con esto, el hada finalmente se dio cuenta de que no era uno de sus parientes, sino una especie de espectro desconocido, que había tomado la forma de una de sus compañeras. Se puso pálida y su boca se abrió de par en par.

“¡¡¡Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeek!!!”

Mile comenzó a enrollar su carrete, atrayendo tanto al golem como al hada hacia ella.

Sabía sobre la pesca con señuelos de su vida anterior, y así, basándose en esos mismos principios, había decidido crear un señuelo en forma de hada. Usaría un golem disfrazado de hada herida para atraer a un hada preocupada y así capturarla.

Era brutal. No había duda de que esto empujaría la posición de los humanos aún más bajo a los ojos de todas las hadas.

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“¡Alguien, ayuda! ¡No me comaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassss!”

Dadas sus muchas extremidades, y el hecho de que se movía como atraído por una cadena, la hada parecía suponer que se trataba de una especie de monstruo con forma de araña que imita a un hada. Cualquier criatura que se tome la molestia de imitar a su presa podría tener uno de los dos objetivos:

1) Comerla.

2) Usar veneno para paralizarla y usar su cuerpo para desovar sus huevos.

No había otras explicaciones plausibles. Al ver cómo la criatura la atraía viva, sin mostrar signos de querer matarla, a pesar de una captura exitosa, el hada no podía imaginar su destino como algo más que el número dos, un destino más deplorable que la muerte. Y así, una vez más, comenzó a gritar a toda prisa.

“¡¡¡¡Geeeeeeeeee!!!! ¡ALGUIEN QUE ME AYUDE! ¡¡¡QUIEN SEAAAAAAAAAAA!!!”

Mientras el hada se acercaba, medio enloquecida del miedo, Mile la llamó para tratar de calmarla.

“No hay que preocuparse. No soy un monstruo, soy un humano. Así que, no hay necesidad de que…”


A mitad del discurso de Mile, el hada de repente dejó de gritar. “¿Un humano?”

“¡Sí, soy un humano!”

“¡¡¡GYAAAAAAAAAAAAAAAH!!!”

Después de un grito aún más desesperado que el primero, el hada se calló de repente. Pensando en esto como curioso, Mile la miró para ver que estaba echando espuma por la boca, con los ojos en blanco. Aparentemente, en lo que respecta al hada, en comparación con tener huevos implantados en ella por un monstruo arácnido y ser comida viva por su cría recién nacida, la captura a manos de un humano era un destino mucho más horrible.

¡¿¡¿Qué tanto miedo han infundido los humanos a las hadas?!?! Se preguntó Mile. Lo suficiente como para que nunca se mostraran frente a los humanos, por lo menos.

***

 

 

“¡Oh! Era so-solo un sueño…”

Millelina, la chica hada, se despertó sobresaltada y dándose palmaditas en el pecho. “¡Oh,  ¡qué  sueño  tan  espantoso  fue  ese…  pensé  que  había  sido  capturada  por  un

monstruo  que pretendía ser  un  hada,  cuando  en  realidad  resultó  ser  un humano!  Qué pesadilla… Sinceramente, esa pesadilla es suficiente para el resto de mi vida…”

Estaba empapada de sudor, pero ahora que se daba cuenta de que era solo un sueño, una sonrisa apareció en el rostro de Millelina.

“Lamento mucho informarte, pero desafortunadamente esto no es un sueño…”

Millelina levantó la vista reflexivamente a la voz para ver toda su visión oscurecida por un rostro humano gigante.

“¡¡¡GYAAAAAAAAAAAAAAAH!!!”

“Oh, se desmayó de nuevo…” Mile parecía preocupada. “¡Oh! Fue s-solo un sueño…”

Millelina, la chica hada, se despertó, dándose palmaditas en el pecho. “Oh, qué sueño tan terrible fue…”

“Lamento mucho informarte, pero desafortunadamente esto no es—”

“¡GYBADADAFRASDHAHAAH!”

“¡Ah, ahí va de nuevo… ¡Muy bien, ya es suficiente!”

Esto solo podría continuar por tanto tiempo. Si continuaban así, antes de que Mile lo notara, sería de noche. Para poder avanzar al siguiente paso mientras aún había luz, Mile sacudió desesperadamente a Millelina para que se despertara.

***

 

 

“…Entonces, están son las cosas.”

“¿No me capturaste solo para venderme o exhibirme?”

“¡Por supuesto que no! Realmente solo quería hablar contigo…”

Millelina todavía estaba aterrorizada al despertar, pero después de que Mile hablara de todo el plan, Millelina finalmente pareció calmarse un poco.

“¿No vas a robar mi hígado o mi shirikodama?”

“¡¿Qué crees que soy, un kappa?!”

Aparentemente, había muchos rumores extraños en el mundo de las hadas. Era equivalente a una calumnia.

“¡En el mundo humano, eso es algo que se dice que debe hacer un tipo de hada!”

Mile no estaba mintiendo. Tales historias fueron contadas en Japón. También era cierto que se decía que los kappas eran dioses caídos, o bien un tipo de hada. Sin embargo, Millelina, al escuchar esto, gritó consternada. “¡¿Q-q-q-qué?! ¡Qué rumor espantoso! ¡Eso es calumnia!”

“¡¡Yo soy quien debería decir eso!!”

Unos diez minutos más tarde, las dos comenzaron a hablar entre ellas nuevamente.

“De todos modos, con quien realmente me gustaría hablar es con un jefe o algún otro anciano—quien tenga el recuerdo más claro de los detalles del pasado. Así que, me llevarás a tu pueblo…”

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“¡Como si fuera hacerlo! Tal vez no estés interesada en nuestros hígados o nuestras almas, ¡pero el hecho es que los humanos nos han capturado e intentado vendernos antes!”

“No, pero te estoy diciendo… Espera, ¿‘intentado’? ¿Nunca se han vendido hadas en realidad?”

Hace algunas décadas, muchos mercantes malvados y otros sinvergüenzas habían venido a cazar a las hadas. Antes de eso, a Mile le habían dicho que los humanos y las hadas tenían una coexistencia pacífica… Ella había supuesto que las hadas, que, a diferencia de ahora, habían confiado en los humanos, habían sido capturadas en masa.

“Fuimos capturados, muchas de nosotras lo fueron. Pero por alguna razón, cada vez que caía la noche, las carretas o tiendas donde se guardaban a nuestros hermanos y hermanas capturados se incendiaban y las hadas capturadas se desvanecían. Y luego, por alguna razón, cuando nuestros captores se arrastraban de regreso a la ciudad, lo que descubrían era que sus hogares y negocios, y los hogares y almacenes de las personas ricas e influyentes que habían hecho pedidos de hadas, habían sido quemados también. Por alguna razón…”

“Parece que, después, por los humanos que venían a capturarnos dejamos de aparecer. Por. Alguna. Razón. Aunque, bueno, también es cierto que dejamos de mostrar nuestras caras a los humanos, de todos modos…” terminó Millelina con una sonrisa burlona.

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