Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 6

Capitulo 51: La Carta

 

 

Durante los siguientes tres días, Pacto Carmesí se centró solo en las solicitudes estándares diarias. Por el hecho de que Mavis obtuviera un poco de experiencia práctica en la batalla con sus nuevas técnicas, y por hacer algo que no las hiciera destacar tanto como sus últimos dos trabajos, supusieron que sería bueno seguir haciendo más trabajos serviles por un tiempo.

Con el corte de cobre, entre otras cosas, Mavis, Reina y Pauline, que generalmente se enorgullecían en tener más sentido común que Mile, habían empezado de a poco a pensar— más bien demasiado—de una forma similar a Mile, mejor dicho, de una forma incorrecta.

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“Realmente lo has hecho bien, Mavis,” dijo Reina. “¡Ese ‘Wind Edge’ tuyo está a la par con la magia real de viento! A este ritmo, cualquiera supondrá que es magia de viento normal—no tendrán idea de que en realidad es la técnica secreta de Mile ‘Cañón Espiritual’. Además, esa ‘hoja anti-magia’ puede incluso defenderte de mis Fireballs. ¡Podrías cortar los disparos de alguien y atravesarlos! Honestamente, ¡también puedes llamarla ‘Asesino de Magos’!

De hecho, aunque Reina había estado frenando sus ataques mientras se enfrentaba a Mavis, ayudándola a practicar a defenderse de la magia, Mavis había logrado salir corriendo, cortando las llamas y deteniéndose justo antes de bajar su espada sobre la cabeza de Reina.

Si bien ninguna de las dos terminó herida, por supuesto, Mavis estaba ligeramente angustiada al descubrir que su cabello estaba un poco chamuscado. Mile lo reparó rápidamente con magia.

“Aun así, si apenas puedo seguir el ritmo de un mago que se está conteniendo, entonces…”

“Tonta, nadie va a lanzar grandes hechizos en un combate cuerpo a cuerpo. El único momento en que puedes disparar un gran hechizo es en el primer disparo o como un hechizo de larga distancia. En cualquier batalla normal, el enfoque de un mago va a estar en hechizos elementales como Fireball, pensando que pueden dispararlos de manera rápida y continua. Puedo decir sin lugar a dudas que la primera vez que un nuevo oponente ve a un portador de espada, de repente desviar o atravesar sus ataques y abalanzarse hacia ellos, esa batalla terminará de un solo golpe.”


“Ah—¿En serio?”

Mavis se rascó la cabeza, avergonzada.

Mientras tanto, Mile fingió no escuchar la conversación. Por mucho que a Reina le impresionara que la técnica se pareciera a la magia de viento, el hecho era que, en verdad, era una verdadera magia de viento.

Al menos a este ritmo, no había ninguna posibilidad de que alguien descubriera el secreto de la técnica, no en lo más mínimo. Sin embargo, existía la posibilidad de que otro secreto—es decir, que Mavis, no debería haber podido usar la magia—se descubriera.

Bueno, si eso sucediera, Mavis podría decir que tenía una espada mágica imbuida con magia de viento y que solo podía ser usada por quién la espada reconoció como  su verdadera portadora.

En cuanto al origen de la espada, todo lo que tenía que hacer era inventar una historia de una bendición divina de una ‘diosa en forma humana’, como un ‘anciano misterioso con un ojo’ o una ‘mujer celestial que apareció en un lago.’

Naturalmente, nadie de ningún estatus estaría dispuesto a desafiar la voluntad divina tratando de arrebatarle tal objeto. Creer en la existencia de una espada divina significaba creer en la interferencia directa de los dioses.

Además, cualquiera por cuenta propia podría imaginar qué tipo de castigo divino se le aplicaría si tratara de desafiar a los dioses y poner sus manos sobre tal regalo.

Esta era una sociedad subdesarrollada donde la magia existía, después de todo. Era natural que la gente creyera en los dioses también.

En realidad, era solo debido a la interferencia a gran escala de un grupo de seres que bien podrían ser dioses, que la magia pudiera existir, por lo que una creencia en lo divino probablemente estaría justificada.

Oh, pensó Mile, pero en ese caso, ¿no comenzará la gente a pensar que Mavis es alguna heroína legendaria elegida por los dioses?

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Bueno, eso no es malo. No es realmente tan importante.

Realmente es un gran problema.

Un problema tan grande que causaría un revuelo en todo el país—más bien, en todo el continente.

Al volver al Gremio, Mile retiró las muertes del día del almacenamiento y las puso en fila en el mostrador de cambio.

“Me alegra que no nos hayamos encontrado con ellas de nuevo,” comentó Mile.

“Sí, afortunadamente,” asintió Mavis.

Las dos se referían al grupo de cinco chicas, las Sirvientas de la Diosa. El viejo en el mostrador de cambio dio una sonrisa irónica al escuchar estas palabras.

Ninguno de los dos grupos tendía a quedarse mucho tiempo en el rincón del comedor del Gremio, por lo que al menos la posibilidad de que se encontraran no era muy alta. Ambos tomaban sus diversos descansos en otro lugar y se iban en viajes nocturnos, y tales.

“Aquí tienen señoritas, su pago. Cielos, realmente sabes cómo buscar, ¿verdad? Sí que es una bendición tener una magia de almacenamiento capaz como esa, ¿eh?”

Las orejas de otros cazadores comenzaron a captar ante las palabras del viejo.

Para que las chicas ganaran lo que deberían, desafortunadamente, les era imposible ocultar el hecho de las capacidades de almacenamiento de Mile. Por lo tanto, ya se había convertido de conocimiento público en el Gremio. Y ahora, los cazadores que eran conscientes de este hecho comenzaban a desear al Pacto Carmesí cada vez más.

Sin embargo, la exhibición del corte de cobre había dejado un impacto duradero, y cuando se combinaba con la humillación que enfrentaron los Defensores del Convenio y Colmillos Plateados, no había un grupo cerca que se atreviera a sugerir que Pacto Carmesí uniera fuerzas con ellos, y mucho menos tratar de incorporar a todos sus miembros.

Por lo menos, no había otros grupos con la confianza para tratar de mostrar una habilidad tan impresionante como el truco de la moneda ni para tratar de mantenerse al día con la velocidad, si ni siquiera Colmillos Plateados pudieron hacerlo.

Por supuesto, esto no significaba que los demás habían renunciado a tratar de acostumbrarse por completo al Pacto Carmesí. Todavía había una posibilidad de que, si se acercaban a ellas, no como sus sempais sino como un grupo agradable de camaradas, podrían convencer a las chicas de colaborar con ellos en un trabajo.

Además, si uno se hace amigo de una de las chicas, tal vez podría ser invitado a unirse al grupo y tener su propio harem…

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Pacto Carmesí consistía en solo cuatro miembros, y el número ideal de un grupo era cinco o seis, lo que significaba que realmente estaban cortas de uno o dos miembros.

Todavía les era posible agregar más miembros. De hecho, deberían hacerlo. Y realmente, no había ninguna razón por la cual esos nuevos miembros no deberían ser hombres. No era inusual ver grupos con cuatro hombres y una o dos mujeres, así que, ¿qué habría de malo con lo contrario?

¿Sus aliadas actuales? ¿A quién le importaba? Después de ganarse el corazón de una de las chicas, podrían organizar un gran grupo para todos. Los otros chicos les agradecerían con lágrimas en los ojos.

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Ahora bien, ¿a cuál apuntar?

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¿A la genial y serena Mavis, a quién se le podría acercar como usuario compañero de esgrima? ¿La pequeña y mansa Mile, que tenía magia de almacenamiento y excelentes habilidades con la espada? Pasarían tres o cuatro años hasta que ella estuviera en edad de casarse, pero probablemente sería un poco pronto pensar en eso de todos modos.

Y, por supuesto, era difícil descuidar a la gran Pauline o la esbelta Reina. Con una maga de novia, nunca se tendrían que preocupar por las lesiones y la magia también era útil para todo tipo de cosas.

De alguna manera, sintiendo todos estos anhelos, deseos, ambiciones y sueños salvajes que se arremolinaban en el aire a su alrededor, Pacto Carmesí comenzó a inquietarse, y tan pronto como terminaron sus asuntos, se movieron rápidamente para abandonar el lugar.

Sin embargo, justo antes de salir, Mile de repente se detuvo como si acabara de recordar algo. “Ah, lo siento chicas, ¿pueden esperar aquí un minuto? Hay algo que necesito hacer. ¡Ya vuelvo!”

En lugar de dirigirse a su destino habitual, la ventana de aceptación de trabajo, ella se dirigió hacia un mostrador con el que tenían poca familiaridad: el que trataba con clientes que hacían solicitudes y otros miembros del público en general.

Había hecho algo por el estilo al menos una vez antes—al enviar esa carta, o más bien, el paquete, en el que se había juntado con el elfo anciano. Por lo que, esta vez, las demás no pensaron en ello, esperando pacientemente justo en frente de la entrada hasta que Mile terminara lo que necesitaba.

“Disculpa, ¿creo que hay un paquete para mí? Debería estar dirigido a ‘Miami Satodele’, con esta rama como destino…” dijo Mile en voz baja para que nadie más pudiera escuchar. Como este no era el mostrador donde los cazadores aceptaban trabajos y daban sus informes de finalización, sino el que estaba destinado al público en general, la recepcionista, no era No-Hope Felicia.

“Por favor, espera un momento,” dijo la recepcionista mientras se levantaba de su asiento.

Ella desapareció detrás de una puerta por unos momentos y luego regresó con un pequeño paquete. Ella retomó su asiento y luego, frente a Mile, preguntó: “¿Cuál es el apodo del monstruo gigante que ataca a los barcos navegantes, cuyas partes se utilizan para crear medicamentos para las enfermedades de los ojos?”

“¡La ‘Plaga del Oftalmólogo!’”

“Correcto, esa es la contraseña. ¡Acá tienes!” dijo, entregando el paquete.

Por cierto, no existía tal criatura como la que mencionaba el acertijo. Era simplemente una pregunta que el remitente sabía que solo Mile, o, mejor dicho, ‘Miami Satodele’, sabría la respuesta. Era una pregunta sin sentido que nadie más podría responder.

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Mile regresó con las demás, “Siento hacerlas esperar.”

“Volvamos a la posada,” respondió Reina. “Nos tomaremos libre mañana y pasado mañana para un tiempo personal, ¿recuerdas?”

Al escuchar esto, las orejas de los cazadores varones comenzaron a erizarse. Probablemente pensaban que, si las chicas iban a recorrer la ciudad por separado, entonces podrían tener la oportunidad de encontrarse con una de ellas. Sin darse cuenta, dejar que esa información se filtrase en un lugar como este podría resultar en un gran paso en falso por parte de Reina…

Después de que regresaron a la posada, Mile abrió su paquete, examinando las dos cartas que estaban dentro. Una de ellas la guardó, pero la otra la abrió frente a las demás.

“¡Es una carta de Lenny!”

“¡Aguarda ahí! ¿Cuándo exactamente le dijiste que íbamos a.…? Oh cierto, fue ese paquete que enviaste desde la otra ciudad, ¿verdad? Supongo que ya habíamos decidido que nos quedaríamos en esta ciudad por un tiempo para entonces. Bueno, entonces, veamos lo que dice.”





Y así, pasaron la carta.

***

 

 

Una mañana temprano, mientras Lenny limpiaba afuera de la puerta de la posada, un hombre la llamó.

“Disculpa, ¿hay alguien con el nombre de Lenny aquí?”

“Ah, bueno, esa sería yo…”

Para un extraño tener algunos asuntos con la posada tenía sentido, pero no había razón para que ningún adulto extraño tuviera negocios con Lenny, que todavía era una niña.

Aunque ella había respondido tentativamente, su cuerpo se tensó con cautela, agarrando la escoba mientras instintivamente cambiaba a una posición de batalla.

“¡Whoa espera, no soy nadie sospechoso! Solo soy un mensajero; ¡Vine a entregarte un artículo!” dijo el hombre apresuradamente, hurgando en la bolsa sobre su hombro y sacando algo que parecía ser una carta, que le presentó a Lenny.

“¿Qué es esto?”

“¡Solo soy el mensajero! Posiblemente no lo sabría… El envío ya ha sido pagado por el remitente, por lo que no hay ningún cargo para ti.”

Seguramente, el nombre de Lenny y el de la posada estaban inscritos en el reverso del sobre como el destino de la carta. Sin embargo, el nombre del remitente no estaba escrito, por lo que incluso si deseaba devolverlo, no podría. El remitente no debe haber querido que otros puedan saber quién lo envió con solo mirar.

“¿De quién es esto? ¿Y para quién trabajas?” Preguntó Lenny, pero el hombre simplemente negó con la cabeza.

“No puedo responder eso, y no sé el nombre del remitente. Bueno, por supuesto quiero decir, sé el nombre de la persona que me envió esto, pero es posible que no hayan sabido el nombre de la persona que te lo envió a ti, o simplemente no quisieron decírmelo. Así que por favor no me preguntes cómo se llama. Tampoco puedo decirte mi nombre o mi afiliación. Hacerlo interrumpiría el flujo de información y pondría en peligro ciertos secretos.”

Lenny era bastante brillante, así que en el momento en que escuchó esto, se encendió una bombilla en su cabeza. Rompió el sello en el acto, leyó las primeras líneas de la carta y luego lo metió de nuevo en el sobre.

“U-um, ¿será posible que envíe una respuesta a la carta que recibió? ¿Y podría incluir una carta mía también?”

Después de una breve reflexión, el hombre sonrió amablemente.

“Si puedes escribir tu respuesta de inmediato, me encantaría recibirla.”

“¡Por favor, ven conmigo!”

Lenny agarró al hombre de la mano y lo arrastró al comedor aún vacío. Ignorando a su padre sin palabras, instó al hombre a sentarse en una silla y colocó tres tazas de cerveza y algunos bocadillos en la mesa frente a él, y se puso a trabajar desesperadamente escribiendo su carta.

“Me tomará un poco de tiempo tomar todo esto…”

Beber tres tazas de cerveza a primera hora de la mañana era contrario a la política del hombre.

Bueno, supongo que está bien, pensó el hombre. No me voy a emborrachar tanto, y nadie se va a quejar de que regrese inmediatamente después de beberlas. Aunque venga, prefiero no establecer un mal precedente, pero si evito la tienda y el taller y me meto en la oficina por la puerta trasera, debería estar bien… Después de todo, esta pequeña niña parece ser muy importante para ella. Sería cruel apresurarla.

Y así, sin prisa, se llevó la primera taza a los labios.

El hombre recibió la carta al son de las infinitas gracias de Lenny. Se despidió de la niña y dejó la posada.

Caminó por las calles de la capital, que comenzaron a llenarse de gente, a veces se abría espacio entre la multitud, a veces corriendo por callejones estrechos, tomando una ruta absurda y tortuosa para que no pudiera ser perseguido, antes de desaparecer por la puerta trasera de cierta tienda.

“Honestamente, ¿qué pasa con todo el secreto? Bueno, eso es lo que quería, así que seguiré las instrucciones por ahora. Me pregunto a qué podría enfrentarse en estos días… Supongo que esto tiene que ver con el territorio cuando se trata de excentricidades como estas…”

Así, el hombre se sentó en su escritorio, absorto en el trabajo de oficina para que ninguno de los trabajadores tuviera que verlo hasta que el olor de los tres vasos de cerveza desapareciera.

***

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“Dime Mile, te gusta leer libros, ¿verdad? ¿Quieres leer estos?” preguntó Reina mientras entregaba a Mile dos tomos recreacionales.

“¿Eh? ¡¿Por qué tienes estos, Reina?! ¡Son realmente caros!”

De hecho, los libros en este mundo eran ridículamente caros. Incluso Mile preferiría tomarlos prestados de la biblioteca a comprarlos ella misma.

Además, había pocos libros destinados a la recreación.

Las antologías académicas y las autobiografías de los nobles y demás se publicaban con el objetivo de difundir el conocimiento y obtener renombre, por lo que se producía una buena cantidad de libros con poca preocupación por las ganancias. Si la información que contenían era o no la verdad era otra cuestión.

Incluso ciertos tipos de libros de historia, dependiendo del país, se produjeron con un mayor énfasis en la popularidad que la obtención de dinero.

Sin embargo, esto no aplicaba para libros recreativos.

Dado que cada copia tenía que ser reproducida a mano en las tiendas, el precio por unidad no podía reducirse fácilmente, por lo que las obras debían ser unas que garantizarían que se venderían a un precio lo suficientemente alto como para obtener un beneficio suficiente.

Era una industria en ciernes, y como resultado, la cultura literaria en general todavía era un concepto nuevo en este mundo.

Además, los libros eran delicados, y cualquier cosa que pertenezca a alguien, constantemente con el tiempo pronto se haría pedazos—suponiendo que no se tuviera acceso a un reino de éxtasis temporal como el espacio del inventario de Mile. Por lo tanto, era difícil imaginar que la misma Reina compraría un libro así.

“Los tomé prestados. Si pagas una moneda de oro como depósito, puedes pedir prestado un libro durante tres días en la biblioteca de aquí a cambio de tres monedas de plata. Quedarme dentro de la biblioteca donde todos leen en silencio con una mirada seria en sus rostros me da escalofríos, así que presté los libros. Siento que es tan bueno como pagar una tarifa de admisión. De todos modos, como ya pagué el dinero para pedir prestados los libros, pensé que sería más rentable si todas tuviéramos la oportunidad de leerlos. Esta autora es muy divertida—he leído toneladas de sus libros antes, pero parece que hay dos nuevos, así que terminé prestando los dos.”

Mile tomó los libros que le ofreció y leyó los títulos.

Rey Lear. La historia de un viejo rey amado por sus tres hijas.

Las penas del joven Hamtel. La historia de un joven con problemas que no puede vencer a la feroz cucaracha que vino a vivir al patio de su casa.

Autor: Miami Satodele

Mile miró los dos libros, temblando.

“N-no me importa ir al final, así que, um… P-Pauline y M-Mavis pueden leerlos primero…”

“¿Estás segura? Bueno, lees bastante rápido, así que estoy segura de que estará bien si les das la última leída. Mavis, Pauline, ¿quieren leer esto?” preguntó Reina, alejándose de Mile.

Suficiente sudor corrió por la cara de Mile como para llenar una cubeta.

Más tarde esa misma noche, una vez que las demás estaban profundamente dormidas, Mile, que era una lechuza nocturna y siempre la última en irse a la cama, se sentó a escribir, su página iluminada por un hechizo de luz detrás de una barrera cada vez más oscura.

Una vez que llegó a un punto de parada, buscó en su inventario y retiró una carta y la miró de nuevo. Era la otra carta que estaba incluida en el paquete junto con la de Lenny.

Estimada  Señorita  Satodele:  Hemos  recibido  con  seguridad  su  último  manuscrito.

Comenzaremos la fabricación y la reproducción de inmediato.

Los ingresos de los volúmenes anteriores han sido favorables, y se ha hablado de una dramatización. El pago de su manuscrito ha sido enviado a su cuenta en el Gremio de Mercaderes.

Además, la carta secundaria que incluyó se entregó según lo solicitado. Creo que debería ser evidente que lo adjunto es la respuesta que se nos ha confiado.

Estaremos esperando apasionadamente su próximo trabajo. Sinceramente, Melsacus, Orpheus Publishing

Mile quería difundir historias interesantes en todo el mundo, una alegría que para ella era más valiosa que las ganancias que le daba esta aventura secreta. Ella quería presentar historias épicas y hacer sonreír a las personas que la rodeaban.

Y, lo más importante, quería sentar las bases para una iluminación global, una que haría que todos finalmente pudieran entender los puntos clave de sus bromas.





El hecho de que no hubiera una persona en este mundo que entendiera el  genio inherente a ‘Por favor, Kenji, un Animage,’ era desesperadamente trágico.

Miami Satodele esto estaba hecho de una mezcla de tres nombres: Mi-sato, A-dele y Mi-le. Una antología de las tres vidas de Mile. Así era Miami Satodele.

“¡Voy a hacerlo! ¡Voy a difundir mis cuentos populares japoneses—es decir, mis historias del mundo—por toda esta tierra, aunque sea lo último que haga!”

Sin embargo, había una cosa que Mile no sabía.

Tanto Mavis como Pauline habían notado que el contenido de los libros que les había prestado Reina se parecía mucho a cosas que anteriormente habían escuchado solo en los cuentos populares japoneses de Mile, y gracias a esto, solo era cuestión de tiempo antes de que una de ellas descubriera la verdad…

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