Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 6

Capitulo 50: Surge Un Rival

Habían pasado tres días desde el incidente con la familia Aura.

Ese día había terminado siendo un día de trabajo y, técnicamente, habían aceptado un trabajo para después, aunque ese trabajo ya casi había terminado.

Y así, reservaron los dos días siguientes para descansar donde podían esperar hasta que Mavis se recuperara por completo.

Hoy, sin embargo, Pacto Carmesí se dirigió al Gremio para buscar un nuevo trabajo. “¿Son ustedes ‘Pacto Carmesí’ o como sea que se llamen?”

Al entrar en el salón del Gremio, fueron atacadas instantáneamente por un grupo de cazadoras de cinco unidades.

“Ah, sí. Somos nosotras. ¿Hay algo en lo que podamos ayudarle?” Cuando Mavis respondió, la mujer que había hablado se quedó momentáneamente sin palabras, seducida por su suave sonrisa.

¡Whoa! Ella realmente es toda una casanova, ¿verdad?

Mile quedó deslumbrada por la forma perenne e inexplicable de Mavis con otras mujeres.

“¡N-no! ¡No es por eso que estamos aquí! ¡Escuché que algunas intrusas han hecho fiesta por aquí mientras estábamos fuera!” dijo la mayor, una mujer de unos veinte años.

Mavis estaba estupefacta. “Oh no, ¿Es enserio? Eso es horrible de su parte. Los jóvenes deben respetar a sus mayores. No es bueno que las personas sin experiencia se salgan de los límites. Si esas personas no comienzan a prestar atención a las palabras de los ancianos, entonces…”

¡Pft! Snicker… Tehehehe…

Los otros cazadores en el salón parecían tratar desesperadamente de contener la risa, pero Mavis naturalmente no se dio cuenta.

“¿Dijiste A-ancianos?”

La mujer mayor estaba con la cara roja, estremeciéndose. “Oh, ¿Sucede algo?” preguntó Mavis alegremente.

La mujer gritó. “¡¡Estoy hablando de ustedeeeesss!!”

“Ah, eso pensamos.” Por primera vez, incluso Pauline, Reina y Mile se habían dado cuenta.

“¿Eh?”

Solo Mavis no pudo notarlo.

“Muy bien, ¡creo que todas nos deben una explicación!”

Pacto Carmesí se vio arrastrado al rincón del comedor del  Gremio, donde estaban siendo acosadas por un grupo nuevo de chicas, las Sirvientas de la Diosa.

“Lo que quiero decir es, que no tengo idea de cuál es el problema, o al menos que estás preguntando. Por ende, no sé qué decir.”

Debido a que hablaba con una senpai, Mavis trató de ser lo más respetuosa posible. “¡Hablo de que cómo fue que tomaron ventaja de nuestra ausencia para robarnos el

puesto de idols de esta rama del Gremio justo bajo nuestras narices!”

“¿Qué?”

Pacto Carmesí estaba asombrado. No tenían la más mínima idea de lo que estaba hablando.

“Ohhh, quieres decir que hemos estado jugando o que no hemos estado trabajando, ¿verdad?  No, puedo asegurarte  que  hemos  estado  trabajando  mientras  estuvimos  aquí. Aunque nuestro descanso más reciente fue un poco largo, lo admito…”

Aparentemente, Mile había escuchado   ‘idol’  como ‘inactivo’. (Similitud   en pronunciación del idioma original.)

“¡Eso no es lo que estamos diciendo! ¡Estoy hablando de una ídol, una imagen perfecta, algo que adoras!” Una chica que era quizás la segunda o tercera mayor del grupo trató desesperadamente de corregir a Mile. Probablemente tenía alrededor de dieciséis o de diecisiete…

“¡¿Eh?! ¡Si el nombre de su grupo es Sirvientas de la Diosa, y todas sus imágenes deben ser adoradas, ¿eso significa que son discípulas—es decir, avatares de la Diosa misma?!”

“N-no, eso no es…” las Sirvientas de pronto parecían un poco preocupadas.

Cabe recalcar que, Mile ya sabía la respuesta a su propia pregunta. Incluso ella podría ser un poco cruel de vez en cuando.

Y así por fin, Pacto Carmesí se sentó a escuchar la historia completa.

Citando su condición de grupo mayor, las Sirvientas de la Diosa pagaron sus bebidas.

Al menos en ese sentido, estaban al tanto de sus deberes como personas mayores.

Las Sirvientas de la Diosa. Eran un grupo de cinco miembros compuesto por chicas, una rareza entre los cazadores.

Estaba Telyusia, la espadachina, de diecinueve años; Philly, la lancera, de diecisiete años; Willine, espadachín, y Tasha, la portadora de Arco con dagas, ambas de dieciséis años; y, por último, pero no menos importante, Lecelina, la maga favorablemente llamada ‘multiusos’ (o tal vez más apropiadamente llamada ‘la chica de mil usos’), de catorce años. Lecelina todavía era de rango D, pero todas las demás eran cazadoras de rango C. Sin embargo, recientemente habían sido promovidas…

La escena: un pequeño pueblo agrícola en el campo, con nada más que montañas y campos y ningún buen hombre para salir de paseo.

Tres chicas jóvenes que no podían soportar vivir sus vidas en un lugar así tomaron sus cuchillas y bastones de madera y se dispusieron a convertirse en cazadoras, en busca de una vida de emoción y aventura.

Eran idiotas.

Aunque enfrentaron muchos peligros y dificultades, por algún milagro lograron sobrevivir, y se encontraron con otras dos chicas jóvenes que también habían salido de su aldea por su cuenta. Antes de darse cuenta, habían crecido hasta convertirse en cazadoras de rango C.

Normalmente, cualquier persona tan imprudente habría sido ya aniquilada, pero tal vez realmente tenían un poco de habilidad—o tal vez tuvieron mucha suerte…

También estaba el hecho de que habían llegado a un rango C a una edad tan inesperadamente joven, en un país que no tenía nada como la Hunters’ Prep. Y eran un grupo de mujeres jóvenes. Naturalmente, los grupos masculinos las rodeaban como moscas—tal como lo hacían con Mile y sus compañeras.

Pero entonces, Pacto Carmesí había aparecido.

Eran un grupo de cuatro hermosas chicas jóvenes. Tenían dos magas poderosas. Tenían habilidades con la espada a la par de un rango B. Tenían menos que el número estándar de miembros. Y parecían bastante ignorantes del mundo.

De hecho, los grupos masculinos habían encontrado un nuevo premio para apuntar.  “¡De  alguna  manera,  todas  ustedes  entraron  y  lograron  un  trabajo  de  marca  roja,

obtuvieron una bonificación y recibieron una petición de un noble en su nombre! ¡¿Qué hilos tocaron?!” dijo Philly enfurecida, la lancera de diecisiete años.

“Jones, de los Defensores del Convenio, a quien yo estaba tan cerca de enganchar, rechazó mi invitación a cenar, ¡diciendo que una chica a la que ‘piensa que podría ir en serio’ había llegado!” gritó Telyusia, la espadachina de diecinueve años y líder del grupo, que estaba en la edad de casarse.

“¡¿Y cuál es el problema, hacer que algo tan terrible les suceda a esos encantadores viejos de Colmillos Plateados?!”

Aparentemente, Tasha, la arquera de dieciséis años, sentía cariño por los hombres mayores.

Mile, que nunca había podido conversar realmente con ningún hombre además de su propio padre, y Reina, que había pasado sus primeros recuerdos viajando con su padre, el vendedor ambulante y el resto de su joven vida viajando con Rayo Carmesí, ambas eran fanáticas de hombres de una edad más distinguida, también. Si las tres se dan cuenta de esta preferencia, seguramente el trío podría convertirse en buenas amigas.

“¡Y se robaron a la gente que nos compra comida y nos da dulces!” dijo la enfurecida Lecelina, la maga de catorce años.

“………”

Willine, la espadachina, ya había dicho su parte y solo las miró en silencio.

“¡¿¡¿¡¿Cómo pudieron hacernos esto?!?!?!” gritaron todas las chicas.

“Ah…” los hombros de Mile, Pauline, Mavis y Raina se desplomaron de desilusión.

“Oh, pero—um, ¿Quiénes son exactamente los Defensores del Convenio y los Colmillos Plateados?” preguntó Mile.

Las otras tres también inclinaron la cabeza. Los nombres Defensores del Convenio y Colmillos Plateados no sonaban para nada. Además, aunque el grupo había escuchado muchos rumores y chismes sobre las Sirvientas de la Diosa anteriormente, debido a que el grupo no estaba presente en ese momento, las chicas no se habían molestado en prestar atención.

No habían estado hablando en voz baja, por lo que, entre los otros cazadores presentes, había muchos que podían escuchar claramente de qué hablaban las chicas, y en este punto, había varios de los que habían estado observando directamente el suceso para acercarse a las chicas y ofrecerles una explicación.

Este gesto no era simplemente por amabilidad; era una excusa para acercarse a las chicas, cargada con el motivo oculto de hacer que el grupo recordara sus caras.

“Entonces, ¿estás diciendo que esas sucias plagas que intentaron interrumpir nuestro trabajo, diciendo que no podríamos manejar la incertidumbre y el peligro por nuestra cuenta eran los ‘Defensores del Convenio? ¿Y esos tipos sospechosos que intentaron seguirnos fueron los ‘Colmillos Plateados’?

“¿Q-qué…?” Telyusia se quedó sin palabras ante la contundente valoración de Reina. “Jones no es… ¡Los Defensores del Convenio no son tan débiles como grupo!”

“¡No hablen de Colmillos Plateados como si fueran un montón de pervertidos!”

Cuando Telyusia y Tasha dieron sus furiosas objeciones, Pauline soltó su lengua de víbora. “Pero los Defensores sí intentaron entrometerse en un trabajo que tomamos, a pesar de no asumir la tarea por su cuenta, y tan pronto como Mavis y Mile les mostraron su truco de cortar cobre, retrocedieron de inmediato. Claramente, no solo buscaban algo más, sino que también son buenos para nada. ¿O deberíamos interpretar eso de otra manera?”

“Er…”

“Y luego, un grupo de viejos seguía en secreto a un grupo de señoritas, manteniéndose a una distancia constante. Si eso no califica como comportamiento sospechoso, ¿entonces qué sería?”

“Err…”

Telyusia y Tasha se quedaron en silencio, incapaces de responder a los argumentos de Pauline.

Los otros cazadores, llenos de simpatía por los Defensores del Convenio y los Colmillos Plateados, miraron a Felicia, quien había sido la que involucró a ambos grupos, con la esperanza de que ella les proporcionara algún tipo de defensa. Sin embargo, Felicia permaneció en su asiento en el mostrador, sin moverse, sin siquiera pestañear.

¡¡¡¡Típico de No-Hope Felicia!!!!

Al parecer, la única gracia salvadora en esta situación era que ni los Defensores del Convenio ni los Colmillos Plateados estaban presentes en este momento…

“Entonces, ¿hemos terminado ya? Todas hemos determinado que no tenemos nada que ver con ninguno de esos grupos, y tenemos la intención de seguir sin tener nada que ver con ellos.”

“Ngh… Hasta ahora, han reconocido quiénes son los Defensores del Convenio y Colmillos Plateados—¡pero necesito que reconozcas que no tenían malas intenciones hacia ustedes! ¡Hasta que puedan hacer eso, no hemos terminado!”

Reina intentó concluir la conversación, pero Telyusia, que parecía ser la líder de las Sirvientas de la Diosa, no parecía dejarlas ir tan fácilmente. De hecho, ella claramente lo dijo.

Y luego vino su declaración de guerra.

“¡Es hora de mostrarte cuál de nuestros dos grupos es superior!”

“¡Si!” sus compañeras se unieron al grito de batalla.

“Ah…”

Al aumentar la tensión entre las Sirvientas, las chicas del Pacto Carmesí comenzaron a relajarse.

Esto realmente no era una cuestión de qué grupo era más fuerte.

La razón por la que todos los hombres habían estado revoloteando alrededor de las Sirvientas de la Diosa hasta ahora no era por sus habilidades o sus aptitudes—sino porque esperaban convertirlas en novias. Nada más y nada menos.

Las chicas acababan de convertirse en rangos C, lo que significaba que estaban en el último peldaño hasta donde llegarían como rango C.

Tener cinco chicas así en su grupo limitaría los trabajos que podrían tomar, y sus partes individuales de las ganancias serían menores. En otras palabras, en lo que respecta a otros grupos, claramente había más mérito en invitar mejor al Pacto Carmesí—que tenía esgrima de rango B, y preciosas habilidades mágicas de combate y otros talentos—que las Sirvientas de la Diosa.

En cuyo caso, ¿deberían invitar selectivamente solo a los miembros que les interesaban? Eso lanzaría debates sobre a quién deberían llevar.

Además, incitarían a la ira de los miembros restantes de las Sirvientas, de quienes hayan extraído a sus miembros… Y cualquiera que se dejara robar no era improbable que traicionara a sus nuevos compañeros y los dejara también. Y, si se reubicaran, una guerra podría estallar sobre esas chicas…

De hecho, no había duda de que tal cosa podría separar a sus dos grupos.

Esto significaba que, mientras las Sirvientas permanecieran juntas, simplemente pasar el rato con una o dos de ellas estaría bien. No importaba a quién se acercaran, sería una bendición…

Sin embargo, las relaciones humanas eran, un asunto frágil y delicado, y que las cosas salieran mal no era nada raro.

En general, si bien un grupo podría considerar traer a las capaces chicas de Pacto Carmesí como miembros-grupo-luchadoras-amor-intereses, las Sirvientas de la Diosa eran mejores candidatas para ‘mujerzuelas con las que te diviertes un rato’.

Aun así, la proporción general de cazadoras era comparativamente baja.

La mayoría de las mujeres jóvenes normales tenían la misma opinión que la hija mayor de aquella posada, pensando que los cazadores eran un montón de matones que podrían morir en cualquier momento.

Por lo tanto, para muchos de los cazadores, las señoritas de las Sirvientas de la Diosa eran lo mejor que podrían obtener, ya sea como posibles amantes o candidatas para matrimonio.

Si un cazador se casara con una de ellas, nadie podría quejarse si se cambiara al grupo de su esposo, y no sería inusual que se jubilara y viviera como ama de casa o que trabajara como dueña de una pequeña tienda o algún otro trabajo seguro, esperando el regreso de su esposo.

Pero entonces, Pacto Carmesí había aparecido.

Tenían dos mujeres espadachines que podían derribar a un ogro de un solo golpe y también dos magas capaces de rango C. Además, eran jóvenes y lindas, con habilidades repartidas de manera uniforme entre las cuatro. Parecían saber poco del mundo, y era natural que los sistemas de ataque de los hombres se apuntaran a ellas en lugar de a las Sirvientas de la Diosa.

Incluso si las Sirvientas lograran aplastar al Pacto Carmesí en alguna batalla simulada, su posición no cambiaría.

Y, por supuesto, la mayoría del personal del Gremio y los otros cazadores sabían que las Sirvientas no tenían la menor posibilidad de derrotarlas para empezar.

“Muy bien,” dijo Reina. “Vamos a terminar esto—¡gnh!”

Mavis rápidamente le tapó la boca con una mano. “¡Posiblemente no podríamos! ¡Todas somos novatas y no podríamos estar preparadas para enfrentarnos a veteranas como ustedes!

¡Es tan obvio que incluso molestarse en intentarlo sería tonto!”

Habían venido a un pueblo donde nadie las conocía. Iban a vivir una vida honesta y directa como cazadoras normales de rango C en busca del conocimiento. Al recordar esto, Mavis hizo todo lo posible para calmar la situación—dejando de lado la demostración previa del corte de cobre.

Mile y Pauline tenían la misma opinión que Mavis, por lo que Mile puso una barrera de sonido alrededor de la cabeza de Reina antes de que ella pudiera seguir objetando, no quería ganarse el desprecio de otros cazadores, y Pauline bloqueó físicamente a Reina de la vista de las otras chicas. Entonces,

Mile indirectamente restringió a Reina con su fuerza sobrehumana. Reina luchó y pateó, pero el agarre de Mile no flaqueo, y la agitación de Reina, junto con sus inútiles intentos de hablar, fueron ignorados en su mayoría.

“B-bueno, siempre y cuando lo reconozcan. Es mejor que no las veamos caminando

¡Como si fueran las dueñas del lugar otra vez!”

Y luego, como si ya hubieran aceptado un trabajo por el día y solo estaban dando vueltas por la sala del Gremio en aras de enfrentarse al Pacto Carmesí, la líder de las Sirvientas de la Diosa se fue rápidamente, seguida de sus cuatro compañeras.

¡¡¡Aguarda, aguarda, aguarda!!! Los empleados del Gremio y otros cazadores protestaron en silencio. Las Sirvientas de la Diosa definitivamente habían escuchado sobre ese incidente de corte de cobre de antes—¡y escucharon cómo menospreciaron a los Defensores! ¡Y luego está el hecho de que eran tan rápidas que Colmillos Plateados no pudieron seguirles el ritmo! ¡Y que completaron un trabajo de marca roja y obtuvieron una solicitud personal de un noble! ¡¿¡¿Cómo podrían saber todo eso y aceptar su renuncia tan fácilmente?!?!

Estas eran chicas que salieron de su pueblo con solo cuchillas y bastones de madera en sus manos. Tal vez debido a que estaban tan enojadas que parecían haber olvidado su conversación hace un rato. Por supuesto, su objetivo había sido demostrar su superioridad desde el principio, por lo que tal vez simplemente se habían olvidado de todo lo que contradecía ese ‘hecho’…

En cualquier caso, el personal del Gremio y los otros cazadores presentes compartieron un solo pensamiento: Bueno, eso es asunto de otras personas. Es mejor no pensar demasiado en ello…

Todos volvieron a sus asuntos anteriores: en el caso de los empleados del Gremio, al trabajo, y en el caso de los cazadores, a la busca de trabajo, comer y beber.

Y en cuanto al Pacto Carmesí…

“Hagamos  un  exterminio  básico  de  monstruos  hoy.  Será  una  buena  práctica  para Mavis.”

“¡¡¡Muy bien!!!”

Reina finalmente parecía estar pensando con claridad. Al igual que una líder del grupo…

No, un momento, ¡esa fue Mavis la que habló!”

“¿Te gustaría explicarme de qué se trataba ese asunto anterior?” Reina, aparentemente, todavía estaba molesta por ser retenida y cerrado la boca herméticamente.

Claramente, Mavis realmente era la elección apropiada para líder del grupo. Por lo que Mile y Pauline estaban de acuerdo en esto.

Y aunque ninguna de ellas lo dijo, todas llegaron a la misma conclusión a la vez.

Apuesto a que esas chicas van a ser un dolor de cabeza a partir de ahora…