Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 6

Capitulo 49: La Casa Aura

Parte 4

 

 

Una hora después, nueve personas—Pacto Carmesí y toda la familia Aura—fueron reunidos en la habitación de Leatoria, la hija menor de la familia Aura.

Sentada en la cama, solo visible su mitad superior, estaba Leatoria, una belleza delgada y efímera de trece o catorce años.

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Debido a que era común que los nobles desearan asociarse solo con las personas más bellas—casándose con plebeyas atractivas y convirtiéndolas en hijas adoptivas de hogares nobles, e incluso trayendo a los hijos de amantes a su línea de herencia—naturalmente había muchas personas hermosas entre hogares nobles. De hecho, eran una raza de élite.

Una exigua porción se extendía ante la niña postrada en cama. Incluso esa pequeña cantidad era más de lo que Leatoria podría comer.

Además, ya había consumido una taza de la medicina del día, por lo que gran parte de la comida estaba destinada a permanecer en el plato. Colocados ante los demás había galletas horneadas y una tetera con tazas de té negro.

Bundine ya había dado a conocer a Leatoria sobre la venida del Pacto Carmesí. “Gracias por todo lo que han hecho por mí,” dijo a las chicas.

Pauline sacudió su cabeza y manos, indicando que no fue mucho y le contó la divertida historia del intercambio con el mercante. Como nunca salía de la residencia, Leatoria nunca había hablado con nadie más aparte de su familia y sirvientes. Al escucharla reír por primera vez después de mucho tiempo, su familia sonrió aliviada.


Me alegra haber escuchado a Bundine… pensó el Barón, pero tal vez era muy prematuro.

“Barón”, dijo Mile, “tengo una solicitud. ¿Podemos romper el rango por un momento?”

“¿Romper el rango? ¿A qué te refieres?” El Barón inclinó la cabeza confundido.

Romper el rango. La frase en sí misma implicaba algo roto, como confianza o respeto, pero, naturalmente, eso no era lo que realmente significaba.

La ruptura del rango se refería a lo que sucedía después de las reuniones donde las personas estaban obligadas por la etiqueta, en deuda con ciertas reglas y modales por la posición de los asistentes. Romper el rango era cuando la gente decía: ‘Dejemos de lado nuestras diferencias de estatus por un tiempo y relajémonos todos’ En otras palabras, no significaba: ‘Ya no nos respetamos los unos a los otros’, sino más bien, ‘Divirtámonos sin preocuparnos por el rango y las reglas’.

Por supuesto, en los tiempos modernos de Japón, se tendría, por ejemplo, un nuevo empleado que exagera un poco y se pelea con su jefe o decide golpear la cabeza calva del gerente de la división—pero en tales casos, se cosecha lo que se siembra.

Como esto no era una fiesta, quizás ‘romper el rango’ no era la frase correcta, pero Mile no podía pensar en otro término para ello. Por supuesto, el Barón—y el resto de la gente de este mundo—nunca habían escuchado ese término, por lo que incluso eso no tenía sentido, de una o de otra manera…

Finalmente, Mile se explicó torpemente tan simple como pudo. “Quiero decir, por favor, perdónenos si hacemos algo grosero.” No era lo mismo que el significado japonés en absoluto, pero el Barón aceptó alegremente.


Y entonces, Mile se puso en acción.

“¿Puedo probar esa comida?” preguntó Mile, señalando el plato que estaba delante de Leatoria, que, debido a su lenta alimentación, todavía estaba casi lleno.

“¿Eh…? ¡Oh, claro! ¡Adelante!” La niña quedó perpleja por un momento, pero aceptó rápidamente.

“¡Mile! ¡Sé que eres glotona, pero esto no propio de ti! ¡¿En qué piensas, para arrebatarle la comida a una persona enferma?!”

“¡¡¡No-non-o es asíiii!!!” gritó Mile ante la absurda acusación de Reina, con su rostro sonrojado. “¡Es importante confirmar lo que hay en la comida de alguien cuando se investiga una enfermedad! ¡Ese es el primer paso!”

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“¿Eh? ¿E-es eso cierto?”

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Al juzgar por la ira de Mile, Reina determinó que debía decir la verdad y retrocedió. “Venga, en serio… de todos modos, déjame probar un poco,” dijo Mile mientras se

levantaba de su silla, acercándose a la cama de Leatoria. “Um, esto es carne, ¿verdad? Simplemente carne, cocida, no a la parrilla, sin jugo, y… Aquí hay un huevo, y acá un hongo. También hay verduras cocinadas… Y, ¿lo qué estás bebiendo con esta comida es vino diluido y leche? Hm…”

Mile probó cada porción poco a poco y luego pensó. “Leatoria-san, ¿tienes alguna preferencia alimenticia?” El Barón, detrás de Mile, fue el que respondió.

“Dejando de lado las preferencias, esto es generalmente lo que le servimos. Leatoria no puede comer mucho, así que, si se llenara de pan y tal, entonces no podría comer otras cosas. Pensamos que es mejor dejar de lado otros alimentos básicos como los granos y servirle carne, huevos, verduras, hongos y leche, para que tenga una comida equilibrada. Además, la calidad del agua por aquí no es muy buena, por lo que servimos su vino diluido con agua para acompañar la comida. El vino es bueno para la  circulación sanguínea, después de todo. Y, por supuesto, también la hacemos beber leche. ¿Hay algo malo con eso?”

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“Hm…” Después de pensar por un momento, Mile finalmente dijo, “Bueno, al menos podemos estar seguros de que no contiene veneno.”

“¡¡¡Obviamente, noooooo!!!” gritó toda la familia Aura.

Parecían un poco dolidos de que alguien tuviera alguna duda en el manejo de sus sirvientes y los asuntos de su patrimonio.


“Es por eso que le advertí que rompería el rango…” murmuró Mile, pero al menos ahora que esa investigación preliminar se había completado, podía regresar a su deber original.

Por supuesto, este deber era, entretener a Leatoria con historias de cosas fascinantes que habían sucedido durante sus vidas como cazadoras mientras la niña terminaba lentamente su comida.

Nadie le había pedido a Mile que lo hiciera, pero hay pocas personas que entendían la soledad de estar encerrados, sin nadie con quien hablar, excepto su propia familia, mejor que ella.

Cuando Mile quedó atrapada en el momento—al ver cómo Leatoria, tan hambrienta de entretenimiento, estaba comiendo sus historias—entró en sus cuentos populares japoneses, la comida que estaba en la boca de Leatoria salió volando en una espléndida exhibición, pero eso no se pudo evitar.

Cuando Leatoria finalmente terminó de comer y todos se levantaron para salir de la habitación, Mile dijo, “Me gustaría examinar un poco más a Leatoria-san, así que me quedaré un poco más. Oh, estoy segura de que eso suena preocupante, así que si su esposa o una de sus hijas quisieran quedarse con nosotras…”

Se codicioso cuando otros sean temerosos y se temeroso cuando otros sean codiciosos,

decía el dicho de la Tierra. Había modismos similares en el idioma de esta tierra. “Te lo encargo entonces. Wilomia, ¿si gustas…?”

La hermana mayor de Leatoria, Wilomia, una chica de quince o dieciséis años, asintió y retomó su asiento. Los otros tres miembros del Pacto Carmesí también salieron, dejando a Mile, Wilomia y Leatoria solas en la habitación.

“Vale, por favor desnúdate.”

“¡¿¡¿Quéeeeeeee?!?!”

Las dos hermanas gritaron, sorprendidas por la repentina solicitud.

“¡¿Que está pasando?!” gritó el Barón, abriendo de nuevo la puerta ante la conmoción. “¡No pasa nada, señor! ¡Y también, tenga en cuenta que realizar un examen médico

podría significar que Leatoria podría necesitar abrir su camisón! ¡Incluso si es su hija, correr a su habitación sin llamar es increíblemente grosero!” dijo Mile enfurecida.

“Oh, lo siento…”

El Barón se disculpó tímidamente y se retiró de la habitación.

“En fin, de todos modos, ¡no me refería a nada raro! Entonces, si gustas…”

“Perdónanos.”  Las  hermanas  se  disculparon  sinceramente  por  sus  reacciones  de sorpresa.

“Ahora bien, continuemos. Necesito revisar tu cuerpo por cualquier hinchazón o decoloración. Por favor, no pienses que tengo intenciones extrañas…” dijo Mile.

Leatoria se desabrochó el vestido y Mile la examinó detenidamente.

Mile, por supuesto, no tenía el mismo nivel de conocimiento que un médico profesional. Solo sabía tanto como cualquier estudiante promedio de instituto—o quizás un poco más debido a su afición por la lectura. A pesar de todo eso, ella todavía era prácticamente novicia. Sin embargo, con al menos tanto conocimiento como una persona japonesa promedio, aún podría determinar algo. No había nada que perder al intentarlo. Y así, Mile le hizo a Leatoria una serie de preguntas mientras realizaba su examen de prueba.

Watashi Nouryoku Volumen 6 Capitulo 49 Parte 4 Novela Ligera

 

“¿Qué tipo de síntomas tienes ahora en comparación con cuando tenías buena salud?”

“O-oh, um, bueno…” Leatoria respondió tranquilamente. “Siempre he sido delgada, pero cuando me enfermé perdí el apetito y ahora apenas puedo comer algo. Me siento somnolienta todo el tiempo; Tengo palpitaciones y falta de respiración. Mis piernas se sienten entumecidas, y apenas tengo fuerza en mis extremidades…”

Desafortunadamente,  la  pérdida  de  apetito,  somnolencia,  fatiga  y  debilidad  eran síntomas comunes de la mayoría de las enfermedades. Esto no le indicaba a Mile casi nada.

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“Muy bien, por favor quédate sentada en la cama y baja las piernas aquí.”

Leatoria obedeció, colgando sus piernas de un lado de la cama, mientras que Mile examinaba su mitad inferior.

“¿Oh? Están un poco hinchados, ¿no?”

“Ah, sí, supongo que sí…”

Mile se acercó un poco para ver mejor.

¡Thunk!

“¡Eek!”

Mile golpeó la rodilla de Leatoria con la empuñadura de la espada atada a su cintura, y el golpe resultante resonó por toda la habitación.

“E-eso duele…”

“¡Oh no! ¡Lo siento mucho!”

Mile se retiró rápidamente, disculpándose. “Hm…”

Sin embargo, algo se sintió extraño. “¿Oh? Hay algo…”

En realidad, Mile de repente tuvo la impresión de que no había suficiente de algo que debería haber estado allí…

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“¡Ajá!”

Con un grito, Mile sacó la espada de su cintura, todavía dentro de su vaina, naturalmente. Agarró la espada por la vaina y una vez más golpeó la rodilla de Leatoria con la empuñadura.

¡Thwack!

“¡Aah!”

Leatoria dio otro—casi demasiado adorable—chillido.

“¡Solo estás jugando!” protestó Wilomia, pero Mile estaba demasiado preocupada para darse cuenta.

¡Thwack!

“¡Ngh!”

¡Thwack!

“¡Eep!”

Finalmente, Wilomia agarró a Mile por los hombros. “¡Detente!”

“¡Ajam, lo siento! Me dejé llevar un poco…”

“¡¿¡¿Así que realmente estabas jugando?!?!” gritaron las hermanas al unísono.

“¡N-no, creo que lo he encontrado! ¡El nombre de tu enfermedad y la causa de ella!”

“¡¿¡¿Quéeeeeeeeeeee?!?!”

De hecho, en un giro de los acontecimientos más bendecidos, esta enfermedad era una que incluso una niña normal de secundaria, con casi ninguna experiencia práctica en exámenes con pacientes, podría nombrar y diagnosticar fácilmente.

Era una enfermedad que había causado tantas bajas a los japoneses en el pasado distante que se le nombró como ‘dolencia nacional’.

Y,  por  alguna  razón,  era  una  enfermedad  de  la  cual  las  personas  adineradas  eran víctimas habitualmente.

De hecho, esa enfermedad era Beriberi.

Dicho esto, Mile no pudo nombrarla solo por observar los síntomas. Sin embargo, la mayoría de la gente sabía que se podía diagnosticar el beriberi comprobando los reflejos de las rodillas, que era algo que casi todos hacían solo por diversión como niños. Incluso Misato y su hermana lo habían hecho en su juventud.

Mile le dio a Leatoria la autorización para devolver su ropa a la normalidad y salió de la habitación, dejándola con Wilomia.

“¡Señor Barón, tengo otra solicitud!”

Al escuchar su llamada, reaparecieron el Barón, Bundine y Pacto Carmesí, que habían estado esperando en otra habitación.

“Me gustaría reunirme con su chef. Me gustaría saber el proceso mediante el cual prepara la comida de Leatoria.”

“¿Eh…? Bueno, claro, está bien. Ven por aquí.” Pronto llegaron a la cocina.

El personal de la cocina se puso nervioso mientras se enfrentaban a toda la familia Aura (menos dos) y Pacto Carmesí en una fila.

Hubiera sido una cosa si hubieran sido llamados a una audiencia con su empleador, pero era impensable que el mismo Barón irrumpiera en la cocina sin avisar, con toda su familia y sus invitados a la par, a menos que fuera para presentar una queja. Además, por la forma en que se organizaron, los que habían venido a quejarse no podías ser otros que dichos invitados.

Un noble podría tener una vergüenza terrible sobre sí mismo como resultado de la comida que sirvió a sus invitados. No había forma de que el personal de la cocina no supiera cuán grave era esta circunstancia.

“Er, u-um…” El chef ni siquiera podía formar palabras.

Mile bajó la cabeza. “Perdóname. Esperaba que me dijeras cómo es que preparas la comida de Leatoria-san.”

“¿Qué?” todo el personal de la cocina preguntó al unísono.

“No hay necesidad de rehacer la comida ahora. Solo esperaba que pudieras hablarme del proceso, paso a paso. Si pudieras narrarlo para mí, como, ‘luego corté esta parte en cubos’ o, ‘luego pelé la cáscara de esto…’”

“¡Ah, sí, por supuesto!”

Eso era simple. Hasta hace solo unos segundos, el chef había estado temblando por temor a que hubieran venido a condenarlo, por lo que esta era una tarea que con gusto emprendería.

“…Luego, hiervo las verduras hasta que estén blandas, las escurro y luego las remojo en el caldo preparado…”

“Mm-hmm…”

“Luego lavo la carne en rodajas finas con agua…”

“¿Qué? ¿La lavas?”

“Ah, sí. La señorita Leatoria tiene una constitución débil, así que la limpiamos y nos aseguramos de que no esté demasiado chamuscada…”

“………”

“Pensé que la comida que comíamos tenía carne de cerdo, así que ¿por qué Leatoria come carne de res?”





“Ah, bueno, a decir verdad, cuando la familia se mudó de nuestro territorio natal a la capital, fue testigo de cómo se sacrificaban cerdos en una de las aldeas donde nos detuvimos en el camino. Desde entonces, no ha podido comer carne de cerdo.”

“Ya veo. ¿Hay alguna otra comida que a Leatoria-san no le guste? O tal vez, ¿algo que evites servirle?”

“Bueno, sí, ya que estamos tan tierra adentro, no servimos mariscos a nadie. Aparte de eso, la señorita no debe comer pan, maíz ni nada con sabores u olores fuertes, como ajo, cebollino, cebollín o cebolla. Lo que puede comer es pequeñas cantidades de carne de res, verduras, huevos, hongos y leche…”

“Mm-hmm, sí, ya veo. ¡Muchas gracias!”

Y con eso Mile salió de la cocina, con los demás detrás de ella.

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