Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 6

Capitulo 49: La Casa Aura

Parte 3

“Nos gustaría invitarlas formalmente, como invitadas honorables, a la residencia de la capital de la familia Aura,” dijo Bundine al Pacto Carmesí, después de preparar un mensaje a la residencia con el propósito de pagar a aquellos que habían prestado su dinero a su causa.

“¿Estás seguro de que está bien? No soy muy buena con los nobles,” dijo Reina. “¿Eh?”

Las otras tres estaban desconcertadas. Al escuchar su confusión, una comprensión de repente se extendió por la cara de Reina. Ahora que lo pensaba, entre su grupo había individuos de las líneas de Vizcondes y Condes, que estaban incluso mejor clasificados que un Barón. En el caso del Vizconde, no solo sus números incluían a su hija, sino que, en este momento, la Vizcondesa misma.

“Oh, eh, olvídenlo…”

Uno de cada dos miembros del Pacto Carmesí era noble. Entre los cazadores, los grupos con tal porcentaje eran excepcionalmente raros.

“¡Aceptaremos humildemente su invitación!” respondió Mile. “¿Qué?”

Las otras tres quedaron momentáneamente atónitas al escuchar una  aceptación  tan rápida por parte de Mile, que habían supuesto que no querría tener nada que ver con ningún otro noble. Sin embargo, como Mile lo deseaba, todas aceptaron.

No importa cuán bajo sea el rango de un Barón, si el mayordomo de una casa noble iba a hacer un recado para su amo, era un hecho que no lo haría a pie. No importa cuán transitable pueda haber sido la distancia, eso no importa.

Y así, aunque no era tan agradable como la que se habría utilizado para los miembros de la familia del Barón, un carruaje llevó a Bundine, con Pacto Carmesí a remolque, hacia la residencia capital de la casa del Barón Aura.

Aunque Bundine había venido en el asiento de pasajeros, permitió que Pacto Carmesí tomara asiento en el viaje de regreso, mientras él viajó junto al conductor. Había mucho espacio para él en los asientos de los pasajeros, pero probablemente sentía que era inapropiado viajar junto a sus invitadas.

No podría haber tenido forma de adivinar que la mitad de ellas eran nobles, de hogares que estaban mejor clasificados que el suyo, por lo que la decisión probablemente solo mostró un poco de cortesía de su parte, ya que supuso que las chicas se sentirían más cómodas al viajar junto con solo sus compañeras. “Bien, ¿qué buscas, entonces?” preguntó Reina.

No había forma de que Mile hubiera querido hacer algo tan molesto como visitar la casa de un noble sin razón. De hecho, su respuesta fue directa e inmediata, sin ningún intento de enmascarar la verdad.

“Quiero aprender más sobre la enfermedad de la hija… Dado que esas hierbas eran principalmente medicinas no procesadas, estoy segura de que fortalecerían la constitución de cualquiera, pero no son una especie de panacea mágica que cure cualquier enfermedad en un solo trago. Además, estaba pensando que la enfermedad podría ser algo para lo que ya encontraron un tratamiento en mi país…”

“Bueno, sabía que sería algo como eso.” Mavis y Pauline asintieron también.

“Mm, bueno, eso depende de la enfermedad. Ya que, si nos equivocamos en una cosa como esta, podríamos terminar en la horca como asesinas.”

De hecho, a diferencia de las lesiones, aplicar magia curativa a una persona enferma, si se hace mal, podría deteriorar su estado más rápidamente e instar al paciente a su muerte. Esta era otra razón por la cual la magia rara vez se usaba para enfermedades.

Además, la fiebre y la tos eran respuestas necesarias al cuerpo tratando de combatir una enfermedad. Si la fiebre comenzaba a acercarse a los 40 grados centígrados, era importante bajarla para proteger el cerebro y las funciones reproductivas, excepto en el caso de una enfermedad grave, cuando generalmente era mejor tratar de dejar los síntomas.

Debido a que Mile le había enseñado algunos de los fundamentos del conocimiento médico básico, Pauline sabía que era posible tratar la enfermedad con magia hasta cierto punto, si tenía cuidado con cómo la usase.

Sin embargo, esto aún no era algo en lo que pudiera embarcarse descuidadamente cuando involucraba a otras personas, particularmente a una noble. Incluso si el hechizo muestra algunos resultados, si falla y el paciente no se cura por completo, el mago podría terminar cargando con la culpa.

“De todos modos, estaba pensando en husmear y ver cómo estaban las cosas…” dijo Mile, sonriendo tímidamente. “Ah, cierto, Pauline—eso me recuerda. ¿Por qué te molestaste con todo eso, con la multitud? Si necesitabas diez monedas de oro, podríamos haberle prestado esa cantidad…”

“¡¿Qué?! No, no podríamos haber hecho eso,” respondió rápidamente. “Si solo le damos dinero por lástima, esa no sería una negociación—eso no es un negocio. En momentos como ese, debes seguir luchando, en una negociación adecuada, para mantener las normas del comercio. Además…”

“¿Además?”

“Si él se levanta y corre con el dinero, sería una gran pérdida. ¡Nunca prestes dinero a familiares o amigos, y mucho menos a extraños! ¡No importa en qué circunstancias puedan estar pasando!”

Wah…

Al final, Pauline seguía siendo Pauline después de todo.

Después de llevarlas al salón y servirles té y dulces, Bundine desapareció de la habitación. Naturalmente, necesitaba explicar la situación a su maestro y persuadir  al hombre para que las viera.

“Esto está muy bueno…” murmuró Reina a través de un apresurado bocado de dulces, sorbiendo té.

“Están realmente buenas…” asintió Pauline.

Para Mavis, que había crecido como la amada hija de un conde rico, y Mile, que había comido muchas cosas deliciosas tanto en su vida anterior como en esta antes de que su madre muriera, tales obsequios eran algo normal. Sin embargo, para Reina, la hija de un vendedor ambulante, y Pauline, cuyo padre mercante detestaba el lujo a pesar de su éxito financiero, la cocina que tenían ante ellos era de clase alta.

“Nos dieron toda esta comida—sería grosero desperdiciarla.”

Las palabras de Reina eran muy razonables, pero estaba claro que estaba intentando tomar más de una cuarta parte de lo que estaba sobre la mesa para ella.

“¡Hey, espera un minuto!”

Mile saltó para proteger su propia porción. No importa la cantidad de comida deliciosa que haya comido en el pasado, en los últimos años se había distanciado un poco de las golosinas sabrosas. Además, Mile tenía un metabolismo muy rápido y ya había comenzado a tener hambre. Aunque ella era típicamente amable y generosa con todas las personas, esta era el área en la que no cedería lo que era suyo, particularmente no a Reina.

“Aguanta, ahí. Estaba a punto de…”

“¿De qué estás hablando? Esto es mío…”

“¡Ya has comido más de una cuarta parte, Reina!”

“Grrrrrrrrrngh…”

Con Pauline saltando a la refriega, la atmósfera se volvió peligrosa.

“Um, perdónenme, pero puedo traer un poco más, si lo desean…”

“¿Eh?”

Mile y Reina se volvieron para ver a una criada parada en la habitación, con una expresión de preocupación en su rostro. Naturalmente, ningún mayordomo veterano dejaría desatendidas a sus honorables invitados durante tanto tiempo. Le había ordenado a una criada que se quedara con ellas.

“Por favor perdónanos. S-si gustas…” Pauline, que había pensado que su porción iba a terminar completamente agotada, solicitó tímidamente. Las mejillas de Reina también comenzaron a enrojecerse.

“Por favor, chicas,” dijo Mavis. “Traten de no avergonzarnos. Se los ruego…”

Aparentemente, como hija de un noble, no podía soportar presenciar un comportamiento tan vergonzoso.

Sin embargo, Mile, la hija de otro noble—o más bien, en este momento, una noble titulada—parecía no tener tales reparos.

“Siento mucho hacerlas esperar. El Barón Aura desea sinceramente reunirse con ustedes, señoritas, y extender su gratitud…”

Una vez que Pacto Carmesí había terminado su segunda ronda de dulces, Bundine finalmente reapareció para llevarlas a una habitación separada.

“Las saludo cordialmente, y muchas gracias por hacer su viaje. Soy Harval von Aura, cabeza de la Casa Aura. Debo agradecer profundamente su ayuda. Con su ayuda, se pudo asegurar la medicina que necesita mi hija, Leatoria, y han salvado a nuestra familia de ser humillada por un mercader. En cambio, debo decir que, este hecho ha traído honor a la familia Aura. Así que, me gustaría que se unieran a almorzar con nosotros como muestra de agradecimiento.”

“¡¡¡Con mucho gusto!!!” respondieron los miembros del Pacto Carmesí—todas excepto Mavis, que estaba haciendo una mueca.

Para Reina y Pauline, comer la misma comida que los nobles era una oportunidad única, el tipo de cosas con las que normalmente solo se soñaba… Bueno, hubo un momento después del llamado ‘incidente de los bandidos’, cuando habían comido en la mansión del señor feudal, pero esa no era la comida de los nobles sino un banquete preparado para los plebeyos, por lo que no contaba.

En cuanto a Mile, a pesar de que había disfrutado de una cocina realmente exclusiva, esas delicias ahora solo eran recuerdos de su tiempo como Adele. Todavía tenía que probar algo así en su vida actual como Misato, —ejem, Mile.

Y así, para todas, excepto Mavis, que había tenido muchos años para cansarse de esa comida—y que, además, como caballero, encontró la virtud en una vida más moderada— esta era una experiencia que no debía dejarse pasar.

“Oh, por supuesto, no piensen que pretendemos recompensar todo lo que han hecho con nada más que comida. Tal comportamiento atroz sería una vergüenza en nombre de la familia Aura. Tengan la seguridad que también recibirán una recompensa más acorde,” dijo el Barón.

Esta vez, la reacción de las chicas fue aburrida.

Al ver cómo sus invitadas estaban relativamente impasibles por la promesa de recompensas, a pesar de estar tan ansiosas por disfrutar la deliciosa comida de la familia, la sonrisa del Barón se hizo más profunda.

“En ese caso, ¿podríamos pedir que llame a esto una solicitud personal, posterior a la finalización?” Mavis pidió al Barón en lugar de las otras tres, cuyas cabezas estaban demasiado llenas de pensamientos en comida como para reaccionar a tiempo.

“¡Ah, claro! Si así lo desean…”

“Entonces, por favor, eso es lo que nos gustaría.”

Una solicitud directa y personal de un noble. Incluso si se etiquetara como tal solo retroactivamente, eso les daría una gran cantidad de puntos para su promoción.

Procesarlo a través del Gremio significaba que tendrían que pagar una comisión, pero para Pacto Carmesí, que no sufría por los gastos de subsistencia y que valoraban la reputación más que la riqueza, esto no era un problema. (Por supuesto, salvo por Pauline, que sin duda valoraba la riqueza sobre la reputación). El Barón sabía todo sobre el Gremio de Cazadores.

Por lo tanto, todo lo que necesitó fue la solicitud de Mavis para que el Barón comprendiera que, a pesar de ser un grupo de jóvenes cazadoras, Pacto Carmesí no quería dinero y que pronto buscarían un ascenso.

“Bueno, entonces, hablemos de ello en el almuerzo. Mi familia se unirá a nosotros también. Si descubrieran que tuve la oportunidad de escuchar las hazañas de un grupo de jóvenes cazadoras, ¡nunca me salvaría! Ahora bien, Bundine, cuento contigo para atenderlas hasta entonces.”

Con eso, el Barón Aura salió de la habitación.

“Fue increíblemente educado con nosotras, unas plebeyas, ¿no?” dijo Mile. “Sí,” Mavis también asintió, “parece una buena persona.”

Reina y Pauline sintieron lo mismo. Desde entonces hasta el almuerzo, pasaron el tiempo con Bundine, escuchando historias de la Casa Aura.

***

Debido a que las chicas habían dejado la posada bastante tarde para empezar, no pasó mucho tiempo hasta la hora del almuerzo. Cuando la sirvienta vino a decir que el comedor estaba preparado, Bundine, que había estado haciendo compañía al grupo, las condujo a la mesa. Aunque se habían engullido no una sino dos porciones de dulces, todas las chicas estaban hambrientas.

Al entrar en el comedor, encontraron al Barón, su esposa, un hombre y una mujer de unos diecisiete o dieciocho años, y una chica de unos quince ya sentados. Toda la familia del Barón, o al menos, sus tres hijos, todos parecían increíblemente saludables. No había señales de una joven doncella enferma en ningún lado.

“Muchas gracias por invitarnos hoy.”

Cuando entraron en la habitación, Mavis dio un saludo noble. Como estaba en pantalones actualmente, no hizo una reverencia sino una inclinación de noble. Todavía no era una caballero, por lo que no podía saludarlos como lo haría un caballero.

Mile, sin embargo, hizo una reverencia. En verdad, la moción originalmente no era más que incidental, con la intención de proteger el vestido de tocar el suelo mientras se ejecuta la verdadera intención: bajar el cuerpo. Como Mile no estaba vistiendo una falda larga, la acción era innecesaria. Sin embargo, como era costumbre en su época de Adele, tiró de la falda mientras se inclinaba… De todos modos, era lo suficientemente lindo como para que a nadie le importara—siempre y cuando no mostrara demasiada pierna.

Reina y Pauline, mientras tanto, inclinaron la cabeza, como lo harían los plebeyos. Al ver esto, la familia parecía bastante sorprendida.

Un plebeyo no debería estar saludando a un noble como lo hacían los nobles. Tal comportamiento era, de hecho, altamente ofensivo. Saludar a la familia de la manera normal para los plebeyos, como lo habían hecho Reina y Pauline, era lo que se esperaba. Sin embargo, aquí había dos que saludaron a la manera de los nobles, en forma natural, como una práctica normal.

¿Cuál podría ser el significado de esto?

Por supuesto, no faltaban antiguos nobles entre los cazadores o incluso los nobles actuales que estaban disfrutando de un poco de libertad hasta que tuvieran que suceder a sus padres.

Había otros que se unieron a un grupo para superarse. Además, no era extraño que los segundos hijos y otros hermanos menores, que no tenían ninguna posibilidad de sucesión y no tenían la constitución para un trabajo difícil como secretario municipal o caballero, tomaran la vida de un cazador… Sin embargo, esto era algo más inusual para las chicas.

Aun así, aunque estaban conmocionados y un poco preocupados, el Barón sabía que no debía presionar en la historia personal de un cazador, por lo que las preguntas de la familia no fueron formuladas.

El Barón ocultó su sorpresa y les pidió que se sentaran. “Bueno, le doy la bienvenida. Les agradezco con la mayor humildad sus esfuerzos por ayudar a mi hija, Leatoria, y por salvar la Casa Aura de la desgracia de ser menospreciada por un humilde mercante. Por favor, tomen asiento y disfruten de la comida.”

Otra sorpresa, aunque permanecieron sentados, la esposa y los hijos del Barón inclinaron la cabeza hacia las chicas mientras tomaban asiento.

Incluso si su familia fuera de rango inferior, e incluso si fueran bastante afectuosos a alguien que no estaba empleado, normalmente sería impensable para una familia así inclinar la cabeza ante los plebeyos. ¿Quizás se debió a que la chica llamada Leatoria era muy adorada por su familia?

Por supuesto, era igualmente probable que esto se debiera a que la familia ahora estaba segura de que Mavis y Mile también eran nobles…

La comida era de primera categoría.

Incluso si fueran nobles, la casa de un Barón no podría tener suficiente comida para un festín como este todos los días. No eran miembros de la realeza o incluso nobles de alto rango, después de todo. Además, si comieran alimentos tan ricos en tales cantidades diariamente, se volverían gordos e incapaces de servir como soldados en tiempos de guerra, y no vivirían mucho tiempo.

Sin embargo, hoy, aunque no habían tenido tiempo de comprar nuevos alimentos, el chef claramente había usado toda la comida. Se les había presentado una gran cantidad de comida. Reina y Pauline, incluso mientras trataban de ser hiperconscientes de sí mismas y de sus modales, se lo tragaron todo. Mile, ocupándose de los modales inculcados en su vida anterior, así como de los que había aprendido de su madre en esta vida antes de fallecer, comió su comida en silencio—aunque a una velocidad anormal.

Mavis solo comió su comida a un ritmo normal y con modales normales y de noble, mientras compartía una conversación con la familia Aura.

“¡Oh! ¿Así que tienes tres hermanos mayores, Mavis-san, ¿pero no hermanas?”

“Ah, sí. Eso es correcto.”

Mientras las otras continuaban comiendo en estado de trance, el Barón reunió toda la información que pudo de Mavis, el blanco más fácil.

Por supuesto, Mile estaba prestando atención mientras aspiraba su comida, pero se mantuvo fuera de la conversación. Realmente no había razón para ocultar este tipo de información, y mientras no revelaran sus nombres o sus países de origen, no importaba quién supiera que ella y Mavis provenían de hogares nobles.

Naturalmente, no dejarían que esa información se filtrara a canallas—o incluso otros cazadores—pero sería muy poco probable que otros nobles, especialmente aquellos que ya estaban en deuda con ellas, intentaran algo gracioso con nobles de otro país. Si no quisieran que se conociera su rango y estatus, Mavis y Mile no habrían saludado a la familia como nobles en primer lugar.

De hecho, había una razón particular por la cual Mavis y Mile no habían intentado ocultar su estatus de noble. Habían venido a examinar la condición de la joven Leatoria, que estaba enferma; dependiendo de lo que encontraran, a Mile le gustaría intervenir, y para eso necesitaba que el Barón confiara en ella.

¿Qué jefe de una familia noble confiaría su preciada hija en las manos de una plebeya a quien acababa de conocer por la mañana, después de todo?

Después de comer hasta saciarse, las tres se sintieron más confiadas, uniéndose a la conversación con el Barón.

Mavis ya le había contado a la familia la esencia de lo que habían experimentado desde que llegaron a este país, así que después de dramatizar algunos episodios de sus vidas como jóvenes cazadoras, con chistes que harían reír a una joven noble, Mile le contó al Barón sobre las tendencias recientes con respecto a los dragones ancestrales como agradecimiento por su comida.

Después de todo, se correría la voz pronto desde el Gremio y el palacio. Naturalmente, ella lo usó como rumor, sin divulgar que ellas mismas habían sido parte del incidente.

En un momento de relajación, el Barón presionó a Mile sobre sus antecedentes, haciéndola confesar que era hija única.

Y por fin, trajeron a la charla el asunto en cuestión.

“Entonces, sobre su hija, la que necesita la medicina…” dijo Mile.

“Ah, Leatoria come en su habitación. Odiaríamos hacerla comer sola, por lo  que nuestras comidas difieren un poco en horario con ella, así podemos tomar el té y comer dulces mientras ella come. Leatoria come una comida diferente de la nuestra y come poco, así que por supuesto no vamos a comer como se debe todos juntos…”

La mirada del Barón bajó poco a poco y su comportamiento se apagaba, con el rostro nublado por la angustia de un padre.

Pareciendo casi desconsiderada, Mile preguntó, “¿Importaría si los acompañamos?”

“¿Qué?”

Toda la familia se sorprendió. Bundine, que había permanecido parado en silencio todo el rato, hizo un sonido. Bundine era un mayordomo veterano y no era el tipo de hombre que hace tal cosa sin razón alguna. Cuando el Barón miró a Bundine, el mayordomo asintió con la cabeza.

Esta era la forma en que Bundine decía: Acepte su pedido. El Barón, habiendo entendido esto, decidió tener fe en su mayordomo.

“Muy bien. Tal vez si alguien de tierras extranjeras mira la condición de Leatoria, pueda que note algo que nosotros no hayamos hecho. Por favor, hágannos el honor.”