Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 6

Capitulo 46: Demonios

Parte 2

Finalmente, Mile gritó desde las gradas improvisadas: “¡Vale! ¡En sus marcas, listos, a luchar!”

“¡Ice Javelin!”

“¡Earth Wall!”

Un muro de tierra se levantó para proteger al demonio del carámbano de hielo de Pauline. Un escudo contra la barra de hielo, un hechizo más físico que mágico, era necesario. Conjurar una roca requeriría una cantidad considerable de energía mágica, pero la tierra no era nada. Ambos hechizos eran simples, con los encantamientos completos omitidos.

“¡Ice Needle!” Pauline atacó de nuevo, esta vez murmuró un breve hechizo con una voz suave. Las pequeñas agujas de hielo que aparecieron, fueron rápidamente disipadas por una explosión de magia de viento.

“……….”

No muy angustiado por el ataque, y sin mostrar signos de conjurar un hechizo, el demonio comenzó a acercarse a Pauline, que ahora estaba inmóvil.

“Es inútil,” dijo. “La magia de una pequeña niña humana nunca podría tocarnos, y cualquier hechizo nuestro seguramente romperá tus barreras. ¿Qué piensas? ¿Qué tal si te rindes? De esa manera no tendrás que lastimarte, ¿verdad?”

Pauline sacudió la cabeza de lado a lado, las lágrimas salían de sus ojos.

Por supuesto, si ella tomara la peor parte de la magia de un demonio, se rompería fácilmente a través de cualquier barrera que pudiera conjurar.

Claro, si ella lo recibiera.

“Bueno, te daré una oportunidad. Intentaré acabar con esto rápido. Espero no lastimarte mucho.”

El demonio blandió su mano derecha con arrogancia, adoptando una postura lánguida de lanzamiento de hechizos, pero Mile no hizo ningún movimiento para intervenir. “Agua, ata alrededor de las extremidades de esa chica y congela para—”

Mientras, comenzaba a encantar su hechizo…

“¡Gwah!” se detuvo, con una expresión de absoluta incredulidad en su rostro cuando el sudor comenzó a fluir de todo su cuerpo. “¡¡Gyaaaaah!!”

Se agarró el trasero y comenzó a retorcerse en el suelo.

Pauline parecía estar temblando por esto, incapaz de hacer nada.

Sin embargo, ese no era el modus operandi de Pauline. De ningún modo. “Estaba intentando tanto no reírme que casi lloro…” Aparentemente, Pauline no

temblaba de miedo, sino que en realidad contenía la risa. Mientras fingía terror, había comenzado a lanzar en secreto y en silencio un hechizo ‘picante’ de corto alcance debajo de los pies de su oponente. Una débil corriente de aire lo elevó a la parte superior de sus piernas, apuntando directamente a sus membranas mucosas más sensibles.

“¡¿Q-qué pasó?! Qué diablos acaba de…”

Los demonios espectadores entraron en pánico. Aun así, miraban cómo su compañero lloraba, y se retorcía en el suelo ante ellos, sin mostrar signos de estar listo para intervenir y perder la ronda.

Y luego, Pauline comenzó otro hechizo.

“¡Espada de hielo, perfora el corazón de mi enemigo! Ice—”

“¡Suficiente! ¡Suficiente, nos rendimos! ¡Se acabó el encuentro!”

La cara del líder demonio se retorció ante esta muestra de fuerza excesiva, y rápidamente llamó al final del combate.

Si podemos ganar los siguientes tres, entonces habremos ganado, pensó, aunque una premonición inevitable de fatalidad comenzó a aparecer dentro de él…

Ganadora de la primera ronda: Pauline de Pacto Carmesí.

La siguiente, será entre Reina y un chico demonio de unos doce o trece años.

De hecho, aunque el chico pareciera de la misma edad que Reina, al igual que el primer contrincante, no había forma de saber su verdadera edad. Recordemos, que Reina tiene dieciséis años.

Ambos se pararon uno frente al otro.

A diferencia de Pauline, que recurría a trucos sucios, Reina era una maga que encaraba todo de frente, una devastadora fuerza de la naturaleza. Sin embargo, esto significaba que era idónea para luchar contra un oponente con una magia más poderosa. Como un demonio por ejemplo…

Naturalmente, Reina estaba al tanto de esto. Aunque, sin importar este duelo tan desfavorable, ella no tenía más opción que luchar. No era que siempre eligiera luchar con oponentes sobre los que tenía la ventaja.

“¡Fire Lance!”

Esta vez, el chico demonio fue el primero en atacar. Acaba de presenciar una tragedia en el encuentro anterior, por lo que estaba comprensiblemente en guardia.

“¡Barrier!”

Por supuesto, Reina, no estaba limitada por el hecho de ser una maga de combate y lanzó un hechizo protector que había tenido en espera.

Sin embargo, no importa qué tipo de magia defensiva fuerte tenga contra el ataque de un enemigo, no garantizaba la victoria—especialmente contra un oponente que la superaba en fuerza y habilidad mágica. Si la defensa no fuera perfecta, sería mejor desperdiciar energía, lanzando hechizos desde el principio. Aun así, el primer hechizo de Reina fue defensivo.

La barrera que Mile le había enseñado era mucho más fuerte que una normal. Así que sin importar lo fuerte que sea el hechizo del demonio, no la atravesaría tan fácilmente.

“¿Qué…?” el demonio estaba sorprendido. De alguna forma, la niña humana se las había arreglado para bloquear su hechizo.

“¡Firebomb!”

“¡Magic Wall!”

Esta vez, el chico demonio fue quien tuvo que defenderse del ataque de Reina.

“¡Flare Storm!”

“¡Barrier!”

“¡Hellfire!”

“¡Wall!”

El encuentro continuó mientras sus ataques volaban de un lado a otro, sin poder romper la barrera de su oponente. Si las cosas continuaran de esta manera, era seguro suponer que sería un desastre para Reina, que estaba un poco atrás del chico demonio en poder mágico. Tanto el chico como Reina se volvían más conscientes de este hecho.

Después de unas innumerables rondas, era de nuevo el turno de Reina. Sin embargo, ella no encantó su hechizo.

A cambio, se acercó a su oponente a toda velocidad. “¿Eh?”

El chico se quedó atontado por un momento, pero rápidamente lo entendió.

“Ya veo, te diste cuenta que tu magia no es rival para la mía y por lo que mejor vienes a atacarme directamente con tu báculo, ¿verdad? Ya te diste cuenta que soy un demonio, ¿no? La magia puede ser mi especialidad, pero también he dominado los conceptos básicos del arte del báculo. Si esperas que un mago como yo, se quede corto en un combate marcial contra una niña humana como tú esta—”

El chico balbuceaba sin parar hasta que, de repente, el báculo de Reina voló de sus manos y aterrizó en el suelo frente a él, confundiéndolo.

“¿Eh…?”

¿Tiró su báculo justo antes de un ataque directo?

¿Qué significa esto? ¿Por qué lo haría?

No había forma de que una niña con las manos vacías, especialmente una maga, cuyas habilidades físicas no eran especialmente su fuerte, pudiera derrotar a un demonio golpeándolo o estrangulándolo.

Quizás porque estaba tan agitado por esta acción incomprensible, la respuesta del chico se retrasó. Su certeza de que podía vencer a una niña humana débil y desarmada con un golpe de su báculo era un testimonio de la ingenuidad de su juventud, que lo dejó paralizado.

¡Apretar!

“¿Qué…?”

Cuando se dio cuenta de lo que en realidad sucedía, encontró a Reina aferrada a él con fuerza.

Es-esto es…

El chico se puso rojo. Hasta la fecha, nunca había tenido novia, por lo que nunca había tenido la oportunidad de abrazar a una chica, ni siquiera de tomarse de la mano con ninguna chica que no fuera su propia hermanita. Y ahora, la dulce fragancia de una chica flotaba en sus fosas nasales…

Su visión se volvió borrosa. Justo entonces, escuchó la suave voz de la niña en su oído.

“Ataque Suicida: Megaten.”

¡Bwooom!

“¡¡Gaaaaaaaaah!!”

Ambos fueron envueltos en una llama rugiente. “¡W-wall! ¡¡¡Magic Waaaaaaaall!!!”

El chico intentó desesperadamente crear una barrera mágica, pero hasta ahora solo había usado el hechizo para erigir un muro entre él y su oponente o para crear un escudo protector sobre sí mismo. Nunca había intentado usarlo para evitar un ataque que estaba directamente relacionado con él.

Por lo tanto, el muro no hizo más que atrapar tanto a Reina como a la llama dentro de la barrera—con él— haciendo que sus esfuerzos carecieran de sentido.

Reina, sin embargo, había sido entrenada para tal situación. Primero, bajo la tutela de Mile, había practicado la creación de una barrera mágica que se formaba cerca de su cuerpo.

En segundo lugar, era natural que ninguna llama conjurada por su propia instrucción se dirigiera hacia ella. Una vez que Reina había dominado tanto la barrera como las llamas, Mile le había impartido una técnica suprema, un movimiento especial que se usaría solo cuando su vida estuviera en riesgo. El Ataque Suicida: Megaten.

Era un ataque milagroso en el que se ataca al oponente con el propio cuerpo y golpeaba mientras el oponente se sorprendía por el movimiento repentino.

Naturalmente, Mile había nombrado el hechizo.

“¡¡¡Gyaaaaaaaaaah!!!” con una barrera mágica que no le protegía de nada, al chico demonio no le quedaba más que gritar.

El líder demonio, que se había paralizado ante la impensable escena, salió corriendo con una mirada desesperada en su rostro antes de saltar directamente a las llamas y separar a los dos. Dos demonios más convocaron apresuradamente un hechizo de agua, apagando a la pareja ardiente. El cuarto también se lanzó al frente a pesar del dolor de sus heridas. Una vez que el niño se separó de Reina, las llamas de su ropa se extinguieron rápidamente y los demonios comenzaron frenéticamente un hechizo de curación.

“Todos interfirieron, así que supongo que la victoria es mía.” Ninguno de los demonios pareció importarle la jactancia de Reina. “Muy bien, es hora de la ronda tres: ¡la batalla de tenientes!”

El demonio líder hizo una mueca ante el anuncio de Mile. Por supuesto, en este punto su equipo no tenía posibilidades de ganar. Incluso si ganaran las dos rondas siguientes, la batalla de tenientes y jefes, el resultado sería un empate al menos. Y con la probabilidad de perder cualquiera de las rondas, sería su derrota.

Ellos, una banda de demonios—los pocos elegidos que habían sido seleccionados y confiado de un deber sagrado—estaban a punto de perder ante un grupo de niñas humanas que apenas habían dejado la guardería. La vergüenza sería una marca de fuego, una marca negra que se verían obligados a llevar por el resto de sus vidas.

Debido a la resistencia general de los demonios y la fuerza de su magia curativa, los dos que habían perdido ya estaban curados. Mile prestó una mano adicional usando magia para disipar las partículas de las especias del hombre en la primera ronda, por lo que parecía haber recuperado por completo sus sentidos.

Sin embargo, aunque sus quemaduras y otras lesiones físicas habían sido sanadas por completo, las heridas en su moral eran bastante profundas…

Por ahora, los dos se sentaron entre los espectadores. O más bien, se vieron obligados a hacerlo. Ver los próximos encuentros sería una buena lección—y, además, los demás tuvieron la impresión de que, si no los obligaban a hacerlo, probablemente se acurrucarían, llorando en la esquina de algún lugar.

En cualquier caso, aunque la habilidad mágica realmente no tenía nada que ver con la edad, era un asunto muy diferente cuando se trataba de las artes marciales. Los dos demonios restantes lucharían con la espada, por lo que la catástrofe como las dos primeras rondas estarían fuera de discusión.

O así pensaba el demonio líder. Al igual que cualquier persona sensata. “¡Mavis Von Austien, espadachín líder del Pacto Carmesí, entra ahora al ring!”

“¡Reltobert, espadachín. ¡Es la hora!”

Solo porque los demonios eran una raza mágica, no significaba que todos fueran magos. Así como había magos entre la gente bestia generalmente no mágica, había entre los demonios aquellos que eran débiles en magia, empuñando espadas o lanzas en la línea del frente, sirviendo como arqueros y similares.

Este espadachín, Reltobert, era uno de esos demonios. Sin embargo, gracias a su destreza física, que aún superaba con creces la de cualquier humano, había sido entrenado para convertirse en un temible combatiente.

Mavis tenía absoluta confianza. Mientras tuviera su técnica secreta definitiva a su disposición, no podía imaginarse perder ante nadie más que Mile. Ella no perdería con ningún hombre bestia. Ella no perdería con ningún dragón ancestral. Y, naturalmente, no perdería ante ningún demonio.

“¡Técnica Secreta, True Godspeed Blade!”

Su estándar Godspeed Blade solo poseía la velocidad de un cazador de rango B, o tal vez un rango A de rango inferior, en el mejor de los casos. A una velocidad tan lenta, no tendría ninguna posibilidad de asimilarse con un espadachín demoníaco. Sin embargo, con la True Godspeed Blade, podría invocar la velocidad de un rango A experimentado. Tal poder era suficiente para enfrentarse incluso a su hermano mayor. Eso pensaba Mavis.

¡Shing!

¡Clang, cling, cling!

Después de unos cuantos ataques, abandonó por completo esa posibilidad.

¡Es inútil! ¡No puedo hacer algo como esto! ¡Está jugando conmigo!

Mavis no era del tipo que confiaba demasiado en sus habilidades, pero si fuera por el bien de sus amigas, comería tierra si fuera necesario.

Sin embargo, en este caso, no era suciedad lo que tendría que comer. Si no eso. Sacó una sola cápsula de su bolsillo. Abrió la tapa y dijo una pequeña oración.

“¡Cuento contigo, Micross!”

Tragó el contenido de la cápsula y luego encaró a Reltobert. “¡Aquí voy!” gritó. “¡EX True Godspeed Blade!”

“¿Qué es eso, algún tipo de estimulante? ¿De verdad crees que esa pequeña porción va ayudarte a igualar la diferencia de poder de nuestras razas, el contraste entre nuestros cuerpos y años de entrenamiento que pasé mientras eras una niña de Papi? Pensé que eras prometedora para ser una simple mocosa humana, pero veo que eres un fraude si confías en drogas para levantarte…”

Reltobert volvió a blandir su espada, como si hubiera perdido todo interés en la pelea. “Como sea, ya estoy aburrido. Ataca, terminemos con esto.”

“¡¡¡EX True Godspeed Blade, 1.4 speeeeeeeeeed!!!”

¡Whoosh!

“¡¿Qué?!”

¡Crack!

¡Click!

¡Cling!

¡Shing shing shing!

“¡Im-imposible!  ¿Cómo  puedes  ser  más  rápida  que  yo?  ¡Una  simple  niña humana como tú! ¡De ninguna manera! ¡¡Esto no puede ser!!”

Reltobert perdió completamente la calma. Era un demonio que había elegido el camino de la espada, pasando muchos años de entrenamiento, con la confianza y la bravuconearía a la altura. Sin embargo, aquí estaba, incapaz de seguir el ritmo de una frágil niña humana, tal vez sin siquiera veinte años fuera del vientre de su madre. Por supuesto que no podía creerlo. Y, naturalmente, no podía permitirlo.

No era que no soportaba dejar que su oponente mostrara tal exhibición de fuerza. No podía permitirse a sí mismo quedar tan corto.

“¡¡Raaaaaaaaah!!”

Si no podía seguir el ritmo de su velocidad, la abrumaría con una fuerza de corte absoluta. Si él hacía eso, su postura se desmoronaría y ella perdería todo impulso en su próximo movimiento.

Con esto en mente, se balanceó con todas sus fuerzas.

“¡Imposible!” Su swing se interrumpió, Reltobert dio un paso atrás. “¡¿Por qué?! ¿Cómo puedes ser más rápida que yo? ¿Cómo puedes golpear más fuerte?

¡Eres solo una niñita, ni  siquiera tienes veinte años! ¡¿Por quéeeeeeeeeeeeeeeeeee?!” gritó.

Mavis respondió en voz baja, en perfecta imitación de la frase práctica de Mile. “¿Por qué? ¡Es porque mi corazón está ardiendo!”

“¡Maldicióooonnn!”

El hombre había abandonado todo orgullo. No solo estaba angustiado—estaba desesperado. Su grupo ya había perdido dos rondas. Necesitaba ganar. Sus responsabilidades como demonio eran más importantes que su orgullo. Además, no podía permitir que su grupo, una banda de demonios, perdiera contra un grupo de niñas humanas por tercera vez consecutiva. No traería ese tipo de vergüenza a su raza.

Dio un brusco paso al frente y soltó un hechizo sin palabras. “¡Fireball!”

“¡Ggh!”

La postura de Mavis vaciló mientras se movía para esquivar la bola de fuego. En ese momento, Reltobert lanzó otro ataque.