Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 6

Capitulo 46: Demonios

Parte 1

 

 

Watashi Nouryoku Volumen 6 Capitulo 46 Parte 1 Novela Ligera

 


Previamente

  

Cuando la hija mayor del Vizconde Ascham, Adele Von Ascham, tenía 10 años, tuvo un terrible dolor de cabeza y de esta manera, recordó todo.

Ella recordó que, en su vida anterior, era una chica japonesa de dieciocho años llamada Kurihara Misato que murió mientras intentaba salvar la vida de una niña y luego conoció a dios…

Misato tenía habilidades excepcionales y las expectativas de las personas cercanas a ella eran altas. Como resultado nunca vivió su vida como ella hubiera querido. Así que cuando conoció a dios, hizo una súplica apasionada…

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“¡En mi otra vida, por favor haz mis habilidades promedio!”

Pero, aun así, todo salió mal.

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En su nueva vida, ella podía hablar con las nanomáquinas y a pesar que sus poderes mágicos técnicamente eran promedios, era el promedio entre un humano y un dragón ancestral… ¡6,800 veces más que un hechicero!

En la primer Academia que asistió, ella hizo amigas y rescató a un niño, como también a una princesa. Se registro en la Hunters’ Prep School con el nombre de Mile y en el examen de graduación lucho de tú a tú contra un cazador de rango A.

¡El grupo que formó con sus compañeras de clase, Pacto Carmesí, hizo un debut impresionante! Pero un problema tras otro ha venido a toda velocidad—

¡desde golems, soldados extranjeros invasores y padres que protegen demasiado a sus hijas, hasta dragones ancestrales, las criaturas más fuertes del mundo!

Y luego, de pronto, hubo un enfrentamiento entre Pacto Carmesí y las amigas de Mile de su primera escuela, ¡¿Wonder Trio?!

Mucho ha pasado, pero ahora Mile va a vivir una vida normal como una cazadora novata junto con sus aliadas.

¡Porque ella es perfectamente normal, una chica promedio!

 


***

 

 

“De-demonios…”

Las cuatro chicas estaban aturdidas. Estaban seguras que lidiaban con gente bestia, pero sus oponentes repentinamente habían revelado su identidad como demonios.

“¡¿Qué?! ¡Pero dijeron que ya sabían nuestras identidades, ¿no?!”

Los demonios se quitaron las capuchas suponiendo que ya habían sido descubiertos, estaban igualmente sorprendidos.

“¡Lo sentimos! No intentábamos mentir ni nada…” Mile se rascó la cabeza con una disculpa. “Pero ya tenemos una idea de lo que sucede, ¿Por qué no nos cuentan el resto?”

Aunque Mile lo pidió cordialmente, era normal que no accedieran fácilmente.


“¡Deja de joder! ¡Ustedes nos dirán lo que saben! ¡Atrápenlas!” ordenó el líder.





Cuando lucharon con la gente bestia, habían supuesto que sus oponentes eran demonios antes de revelar su identidad por lo que se habían preparado. Esta vez, era, al contrario, y Pacto Carmesí no estaba preparado. La pelea comenzaría, y presenciarían—la fuerza sobrehumana de los demonios, lo narrado en las leyendas. Pacto Carmesí estaba desconcertado, pero, por supuesto, había una entre ellas que podría resistir.

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“¡Compis, no tengan miedo! Cada vez que aparecen demonios en las leyendas, siempre surge un héroe entre los humanos. Esto significa que en las historias su poder es más que una mera exageración—posiblemente no sean tan fuertes. Después de todo, es raro que un héroe sea tan poderoso en la realidad como lo cuentan las leyendas. Los demonios no son diferentes. ¡Pueden ser más fuertes que la gente bestia, con más magia que los elfos y más resistentes que los enanos, pero son nada más que otro tipo de humanoide!”

Por decreto de Mile, Reina y Mavis se enderezaron un poco, con su resolución renovada. Sin embargo, Pauline tenía una pregunta: “Pero… ¿no significa eso que siguen siendo superiores a los humanos en todos los frentes?”

Reina y Mavis palidecieron de nuevo.

“¡Por favor, mantén tu lógica fuera de eessstttoooooooooo!” gritó Mile

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Hm, pensó. Esto es malo. Hay cuatro en cada bando. Si se vuelve una batalla de uno contra uno, algunas podrían resultar heridas e incluso morir, creo en todas, pero hay una posibilidad de un millón, y es posible que alguien no tenga más remedio que intentar dar un golpe mortal a su oponente. ¿Qué hago?

¡Eso es!

El plan perfecto había sido trazado en la mente de Mile. “¡Esperen un momento!” gritó.

Los demonios se detuvieron.

“¿Qué? ¿Van a rendirse?” preguntó el líder.

Mile negó con su cabeza. “No es eso. Solo pensaba, si entramos en una pelea como esta, no sería muy… estética, ¿verdad?”

“¿Eeehhhhhhh?”

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Todas las voces presentes, salvo la de Mile, sonaron al unísono. Incluso Reina y Mavis, estaban confundidas esta vez.

“¿A qué exactamente—?”

“¿Te refieres con ‘estética’?”

“¿Qué diablos le pasa?” preguntó el líder de los demonios. Por primera vez Mavis no pudo responder.

“Lo que necesitamos es un torneo de uno contra uno,” dijo Mile.

Todos estaban confundidos ante esta propuesta, así que explicó: “¿No creen que sería un sacrilegio para nosotros tener una batalla tan gloriosa como esta y dejar a todos concentrados en sus propias batallas, sin llegar a presenciar los combates de sus camaradas?”

Dos demonios, que parecían particularmente entusiastas ante la palabra batallas, asintieron.

“Entonces, este es el plan. Cada uno de los bandos enviará un luchador por turno, mientras los demás observan sin interferir. Tendremos cuatro emparejamientos. Cualquiera que gane tres rondas será el vencedor. El lado perdedor   se   considerará   como capturado. Si terminamos con un empate, dictaminaremos que la destreza de nuestros grupos es igual y nos conferiremos en igualdad de condiciones. ¿Como suena eso?”

“Danos un momento.”

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Los demonios tuvieron una discusión entre ellos. “Muy bien,” respondieron. “No tenemos objeciones.”

Lo más que probable, supusieron que las posibilidades de que unos demonios como ellos perdieran ante un grupo de niñitas humanas era… bueno, ya deberían saber la respuesta. Además, el torneo propuesto sería una buena forma de pasar el rato. Pacto Carmesí tampoco tenía objeciones, ya estaba acostumbrado a dejar las negociaciones a Mile, al menos cuando el comercio no estaba involucrado.

“¿Estamos todos de acuerdo, entonces?” Y así, se estableció todo.

“Pauline estará en la vanguardia, Reina estará detrás de ella, Mavis es el teniente y yo seré la gran jefa.”

Mile organizó su alineación en orden de fuerza, con los miembros más fuertes en último lugar.

El otro bando probablemente estaría haciendo lo mismo. De vez en cuando, un enemigo puede cambiar a propósito, enviando su segundo contra la vanguardia del otro lado, su teniente contra el segundo del otro lado y su jefe contra el teniente del otro lado.

Luego, una vez asegurada su victoria con esos tres encuentros, su jefe ya no sería de utilidad. Sin embargo, Mile pensó que era poco probable que los demonios hicieran tal cosa.

“M-Mile, ¿estás segura de que está bien hacerme la teniente? ¿N-no sería mejor que esté en la vanguardia?” Mavis tartamudeó nerviosamente.

Mile simplemente sonrió. “No te preocupes, Mavis, ¡no hay forma de que puedas perder! ¡Eres una aspirante a caballero, después de todo!”

“Su-supongo que tienes razón. ¡Sí, tienes toda la razón!”

La expresión tensa desapareció de su rostro y una sonrisa apareció.

Los dos equipos elaboraron un conjunto de reglas, con disposiciones que permitían que, si los espectadores juzgaban que el luchador de su equipo estaba en peligro, pudieran suspender el encuentro o intervenir para proteger a su compañero de los ataques del enemigo—aunque en ese caso, la ronda se considerará como una derrota para su bando.

Esta parte de las reglas, por supuesto, había sido idea de Mile. Proporcionó una manera de lograr la victoria sin que ninguna de sus amigas sufriera heridas graves o murieran en esta batalla.

Incluso si terminaran perdiendo el torneo en general, no sería un gran problema. Mientras pudieran terminar sin que nadie saliera herida o muerta, en el peor de los casos tendrían que contarles a los demonios la verdad sobre asumir el trabajo y repasar los detalles del incidente anterior. Esa no era una gran pérdida. Incluso si volvieran a la ciudad solo con la información de que estaban lidiando con demonios esta vez, su trabajo sería considerado como un éxito.

Además, dado que los humanos ya sabían sobre la investigación llevada a cabo por la gente bestia y demonios a instancias de los dragones ancestrales, los demonios no tendrían razón para detener al Pacto Carmesí. Una vez que hayan dado su información, probablemente serían liberadas.

Y si no fueran liberadas, siempre podrían escapar, por supuesto. Huir después de haber sido capturadas no constituiría romper su promesa.

No es que Mile tuviera la más mínima intención de perder en primer lugar.

En una pequeña llanura donde se abría el acantilado, Pauline estaba frente a un demonio de unos treinta años. Aunque, si parecía tener treinta años, las edades de los demonios no se alineaban con su apariencia, por lo que las chicas no podían estar seguras de la edad que tenía.

Pauline parecía estar temblando—tal vez por miedo o nervios. Cuando habían supuesto que los hombres bestias eran demonios la última vez, habían sentido una sensación de temor, incluso de desesperación. Esta vez, había sido todo lo contrario al principio—habían pensado que sus oponentes eran hombres bestias y que su victoria sería rápida y fácil. Sin embargo, aquí frente a ellas había una banda de demonios. Ahora Pauline tenía que enfrentarse a uno de ellos en una prueba de magia, frente a frente. Ningún ser humano asumiría que una victoria directa estaba garantizada.

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Todos los espectadores se sentaron juntos, Pacto Carmesí y demonios por igual. Sentarse en dos grupos los habría hecho más vulnerables a cualquier hechizo secreto, y de esta manera podrían obtener información unos de los otros mientras hablaban entre ellos.

El demonio que previamente había sido atravesado por la bala de Mile, había sido arrastrado por sus compañeros y ahora también se sentaba entre los espectadores.

Aunque sus heridas habían sido curadas, la magia que usaron los demonios no era el poder poco natural que Mile y Pauline ejercían. Por lo tanto, aún pasaría un rato antes de que recuperara su fuerza. Por ahora, estaba fuera de combate en lo que respecta a la batalla.

 

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