86 [Eighty Six]

Volumen 8: Humo de Pistola en el Agua

Capítulo 5: La Torre (Al Revés)

Parte 5

Los dos únicos que quedaban de las unidades que abordaron la Noctiluca con él.

“Hay dos cañones enemigos, Sir Fox. No puede derrotarlos solo.”

“El enemigo es inteligente… Todavía tienen algo bajo la manga.”

La frialdad de la chica inhumana y el tono carente de emoción de su camarada fueron como salpicaduras de agua fría sobre sus acalorados nervios. Al darse cuenta de que volvía a tener una visión de túnel, dio un largo respiro.

“Lo siento… Gracias.”

Verethragna lo observó de forma pausada.

“Tú te encargas de las armas principales, Rikka… Tú te encargas del golpe final.”

 La Noctiluca terminó de girar, volviendo a su estado original. La cubierta volvió a desplazarse horizontalmente y luego comenzó a inclinarse en la dirección opuesta.

Había girado el timón hacia el otro lado, girando la proa en dirección al Stella Maris, que de repente había perdido velocidad. Se estaba acercando al barco enemigo, mostrando toda la intención de matar.

Ni siquiera un Reginleif podía moverse cuando la cubierta estaba completamente inclinada. Este era el único momento en el que podían acercarse a los cañones de riel, y Yuuto no tenía intención de dejar pasar esa oportunidad. Sus ojos, tan fríos y carentes de emoción como el sensor óptico de Verethragna, estaban fijos en los cañones de riel mientras hablaba.

“Verethragna a todas las unidades dentro de la fortaleza. Intento destruir los cañones principales del enemigo. Designaré el cañón de proa Frieda y el de popa Gisela. Comenzaré con Frieda… Cuento con ustedes para eliminar los cañones de tiro rápido de estribor.”

No tuvo tiempo de dar prioridad a la eliminación de los cañones de tiro rápido, ni de esperar a que llegaran refuerzos.

La cubierta se inclinaba, acercándose rápidamente al punto en el que correr por ella sería imposible.

“… Lerche.”

“Siempre lista.” Respondió con un movimiento de cabeza, su voz como el piar de un pájaro.

“—Vamos.”

Cargaron hacia adelante. Chaika le llevaba una ligera ventaja. La cubierta de la Noctiluca se inclinaba hacia el centro, y desde su posición en la proa, casi parecía que la cubierta se inclinaba sobre ellos. Atravesaron a toda velocidad la superficie quemada y se apresuraron a acercarse a la torreta de proa que les dominaba.

Saltaron a diestro y siniestro, evadiendo las miras de los cañones enemigos con un sprint animal, realizando giros bruscos que un humano nunca sería capaz de realizar.

Todavía había algunas armas de fuego rápido activas. Algunos de ellas giraban a corta distancia, dirigiéndose a Chaika. Pero en el momento en que estaban a punto de disparar, sus consortes en la Torre Espejismo dispararon a los cañones.

Una descarga concentrada de proyectiles APFSDS de 88mm golpeó la cabeza no blindada de los cañones, penetrando y estallando sobre ellos. Mientras la explosión a quemarropa hacía saltar en pedazos las torretas, Chaika corrió sin miedo entre los escombros.

Las torretas de 800mm representaban el principal armamento de la Noctiluca. No dejaría que unos míseros Feldreß los destruyeran. Con un fuerte y ominoso silbido del viento, Frieda de proa y Gisela de popa giraron al mismo tiempo. Las torretas de treinta metros de largo y 800mm de calibre giraron para enfrentarse a dos Feldreß demasiado pequeños en comparación.

Les apuntaron, y entonces…

“—¡Yuuto! ¡Déjanos encargarnos de Gisela!”

Al momento siguiente, cuando ambos cañones de riel —incluso Gisela en la popa— se volvieron hacia la proa de la nave para apuntar a Chaika, un nuevo escuadrón saltó a la popa de la nave.

La distancia entre la Torre Espejismo y la Noctiluca era ya demasiado grande para que los Reginleifs pudieran saltar por cualquier medio. Pero llegaron a través de los restos del Denebola, la nave que se había sacrificado para detener el avance de la Noctiluca.

La Noctiluca arrastró su carcasa de acero sin vida tras de sí mientras se movía, y había servido de escalón entre la Torre Espejismo y la enorme nave. Cuando no pudieron saltar lo suficiente, utilizaron anclajes de alambre para acortar la distancia y llegar a la cubierta.

El Cyclops de Shiden lideró la carga, seguido por la totalidad del Escuadrón Brísingamen, a excepción de cinco de sus unidades que habían sido dañadas en la batalla, y Melusine, que se quedó atrás en la parte superior de la fortaleza.

Como piratas que abordan un barco enemigo, las chicas aterrizaron en la cubierta e inmediatamente se aferraron a la torreta que tenían delante.

Los cincuenta cañones antiaéreos y los veintidós de tiro rápido estaban arruinados. Las demás torretas formaban una superestructura en forma de escalera que conducía a las torretas principales.

Disparando de nuevo sus anclas para apoyarse, los Reginleif utilizaron las puntas de sus patas para trepar por el poco terreno que tenían. Con las chicas rodeándole más allá de los treinta metros de longitud de su cañón, Gisela no podía disparar. Y con Gisela en su camino, Frieda tampoco podía apuntar.

Sin más remedio, Gisela hizo girar su largo cañón, con el viento silbando mientras se movía. El propio cañón era una masa gigantesca de varios cientos de toneladas, que embistió a una desafortunada y descuidada unidad. El Reginleif se dobló y rodó hacia el mar. Pero los Juggernauts, que ni siquiera tuvieron tiempo de gritar el nombre de su camarada, siguieron subiendo.

La torreta de Gisela giraba de un lado a otro como un caballo corcovado, derribando algunas otras unidades como si estuviera matando moscas. Pero finalmente…

Chaika había llegado justo delante del cañón de riel de la proa, Frieda.

Cyclops subió al cañón de riel de popa, Gisela.

Sobre cada uno de los cañones, las alas plateadas destinadas a aliviar el calor se habían desplegado, colgando sobre ellos como las cuchillas de una guillotina. Se deshicieron como la nieve, convirtiéndose en cables conductores para el combate cuerpo a cuerpo. Esta era la última arma de autodefensa que tenía el Morpho cuando se enfrentó a Shin en el último piso de la Torre Espejismo. Todavía tenía esa última carta en la manga por si el enemigo conseguía acercarse a él.

Chaika y Cyclops estaban demasiado cerca de los cables conductores, lo que significaba que la táctica de Lena de desactivar los cables con bombas incendiarias no era viable como lo fue contra el Morpho. Sin embargo…

“—¿Crees que puedes quitarnos la alfombra debajo de nuestros pies con esa táctica exagerada, monstruo del metal?”

Chaika se detuvo en su sitio y disparó. Sus piernas chirriaron contra la cubierta de chaflán cuando frenó de golpe, apuntando a los cables conductores que se balanceaban hacia ella. La espoleta temporizada estaba programada para dispararse con un retardo mínimo, en el aire. Agotando toda su munición, la explosión protegió a Chaika de los cables, destrozándolos en el proceso.

Sin embargo, Chaika también fue alcanzada por su propia explosión y cayó al suelo. Los proyectiles tenían una distancia mínima de activación, para asegurar que la unidad que los disparaba no quedara atrapada en el radio de la explosión. Sin embargo, Lerche había desactivado ese ajuste. Con la explosión teniendo lugar casi directamente frente a ella, no había garantía de que saliera ilesa.

Salpicada por los fragmentos de su propio disparo a bocajarro, Chaika había sido destrozada como una muñeca de trapo y se derrumbó sin poder hacer nada. Pero como si surgiera de su sombra, la unidad de Yuuto, Verethragna, se deslizó a través de la tormenta de cables conductores y fragmentos de proyectiles.

Sólo había veinte metros más hasta la torreta. Estaba lo suficientemente cerca del cañón de treinta metros de largo como para estar en su punto ciego. Sin embargo…

Lo sabía. Tan cerca y tan lejos… 

… Yuuto pudo ver por el rabillo del ojo cómo la torreta se dirigía hacia él. Había comenzado a girar para alejar a Chaika y ahora estaba a punto de golpearle. Estaba a punto de llegar a la parte trasera de la torreta, donde probablemente estaba el núcleo de control. Las puntas del cañón, que parecían lanzas, se acercaban a él en un barrido lateral.

Con su concentración forzada, el tiempo parecía ir a paso de tortuga. Sin embargo, una vez que se dio cuenta, su Juggernaut no sería capaz de resistir un golpe de un arma tan masiva y pesada.

Pero hacía años que se había desprendido de cualquier sensación de miedo o temor. La muerte de sus compañeros era una conclusión inevitable. Hasta que se unió al Grupo de Ataque, el hecho de que ninguno de ellos podría sobrevivir le parecía dolorosamente obvio.

El cañón se acercó, estaba a pocos momentos de golpearlo. Pero por alguna razón, Yuuto recordó su intercambio con Theo en la Torre Espejismo. Una torre en la que cuanto más alto subías, más te desprendías de tus emociones, deseos y sufrimiento. Un lugar de limpieza, donde uno ascendía hacia la muerte.

Estar en el Sector Ochenta y Seis se sentía como una subida constante a esa torre. Pero ya no estaba escalando. Ya no estaban dentro de los límites letales del Sector Ochenta y Seis, así que no tenían que vivir como si se precipitaran a la muerte.

En cuyo caso, tal vez tampoco tuvieron que desechar sus emociones y deseos, así como esencialmente, todo menos su orgullo.

La torreta de Frieda se acercó para golpearle como un arma contundente. Pero no tenía medios para destruirla ni para defenderse de ella. Así que la ignoró, fijando sus ojos en otro objetivo. Los cables conductores que debían ser silenciados si querían destruir a Frieda. Disparó su torreta de tanque de 88mm contra la base de las alas de mariposa, desde donde se extendían.

“—Shiden, yo me encargaré de los cables.”

Mientras el resto de sus consortes evacuaban a los niveles inferiores, ella se quedó en el último piso de la Torre Espejismo, Carla Tres. Un sector del piso tenía sus andamios inclinados hacia afuera, como el pétalo de una flor rota. Melusine se había escabullido hasta la punta de ese lugar, tratando de acortar su distancia con la Noctiluca.

A pesar de no ser su fuerte, Shana apuntó con cuidado mientras se preparaba para disparar a distancia. Había subido demasiado alto para saltar y abordar al enemigo y, para colmo, no sólo el viento era demasiado intenso para disparar con precisión, sino que su equilibrio era terriblemente inestable.

Como no estaba acostumbrada a este tipo de disparos, un paso en falso podía hacer que las patas de su unidad se rompieran, o que resbalara y cayera.

Pero tenía que enfrentarse a este peligro y acercarse. Por muy arriesgado que fuera, si no lo hacía, perderían y morirían.

Este mundo no necesitaba a la humanidad. E

ste mundo y su gente estaban llenos de malicia y crueldad. Kurena lo había visto por sí misma hace un momento, pero Shana no necesitaba perder a alguien querido ante sus ojos para saberlo.

El mundo era cruel. Le clavaba a uno un cuchillo en el corazón con una sonrisa siniestra, como si te dijera que estarías mejor muerto. Y precisamente por eso se negaba a morir. Nunca podría amar a este mundo, y por eso tampoco obedecería sus palabras.

Intentaba disparar a la parte trasera de Gisela en diagonal desde arriba. Apuntaba a la base de la torreta, a un hueco en su blindaje desde el que se extendían los cables. Iba a disparar desde su posición en la Torre Espejismo, que ya estaba casi fuera de la vista de la Noctiluca, impactando con precisión un proyectil APFSDS justo en ella.

Los cables se desparramaron, retorciéndose como las entrañas de una serpiente moribunda. Cyclops corrió a través de ello, deslizándose hacia la parte trasera de la torreta y soltando un disparo en el núcleo de control del cañón de riel.

“Muérete, grandísimo hijo de puta.” 

Clic.

 La munición de 88mm voló por el aire, atravesando y penetrando la parte trasera de la torreta de Gisela. En lugar de un grito, salió líquido a borbotones. El cañón de riel de 800mm del lado de popa pareció doblarse hacia atrás mientras salía fuego de él y, por fin, se desmoronó en su sitio.

Mientras tanto, en el lado de proa, los cables conductores de Frieda se separaron de su núcleo. El proyectil HEAT que le golpeó encendió los cables conductores, haciéndolos perder el control y caer al suelo sin fuerzas.

Pero incluso sin sus cables, la propia Frieda seguía muy viva. Para eliminar las unidades enemigas que se habían acercado a ella, hizo girar su gigantesca torreta en rápidos barridos.

“Me deshice de su arma de autodefensa… Tú encárgate del resto.” Dijo Yuuto mientras Verethragna se alejaba de un salto hacia un lado.

Sin embargo, su intento de esquivar fue inútil, y el cañón de Frieda lo alcanzó enseguida, haciendo caer al Juggernaut de diez toneladas como un guijarro.

El Para-RAID de Yuuto se apagó.

Sin levantar la voz en un grito, Yuuto y Verethragna cayeron en picado al mar bajo ellos.

Y a cambio de esa feroz conclusión…

“Sí. Déjalo en mis manos, Yuuto. Tú también, Lerche.”

Atravesando las llamas que aún pendían del aire, Laughing Fox apareció sobre Frieda. Mientras Chaika se arrastraba por la superficie y Verethragna hacía de cebo, Laughing Fox había utilizado las llamas como cobertura para ascender por encima de Frieda utilizando su ancla de alambre.

Con su torreta y sus sensores ópticos enfocados hacia la cubierta, este acto de coordinación tridimensional tomó a Frieda por sorpresa. Y ahora su armamento de autodefensa había sido eliminado.

Sin embargo, la propia Frieda —el cañón de riel— aún no había disparado. Giró su torreta en forma de lanza, apuntando a Laughing Fox. Unos hilos de electricidad recorrieron el cañón con un zumbido y, al momento siguiente, una atronadora explosión sacudió el aire.

El sensor óptico de Laughing Fox lo miró desde arriba, reflejando la boca del cañón de 800mm que lo fulminaba. Aunque fuera un cañón gigante, seguía siendo una unidad de la Legión. Su velocidad de reacción era endiabladamente rápida. Y para destruir el núcleo de control del cañón, tendría que llegar a la parte trasera de la torreta.

No tengo otra opción.

 Una abertura gigantesca, lo suficientemente grande como para que una persona se deslice dentro. En su interior había un proyectil de 800mm preparado para disparar. Theo se fijó en él.

Clic.

 El cañón de ánima lisa del Reginleif disparó, sonando como si acabara de golpear una placa de metal. Puede que se tratara de una torreta, pero el agujero seguía siendo de 800mm de ancho. El hueco del cañón en forma de lanza era lo suficientemente grande como para que cupiera un proyectil de tamaño medio.

Pero justo antes de disparar, había ajustado ligeramente su mira. El ángulo estaba un poco desviado. El proyectil de 88mm recorrió la mitad de la trayectoria inversa a la que tendría el proyectil de 800mm. Pero justo cuando pasó por la mitad del cañón, hizo contacto con el líquido que formaba el campo electromagnético, desgarrando el proyectil al atravesarlo.

El fusible se activó y luego estalló.

Parte del líquido que formaba el campo electromagnético salpicó. Se trataba de una torreta de varios cientos de toneladas, y aunque un proyectil de 88mm estallara en su interior, no se destruiría. Pero si el fluido de su interior volara por los aires, provocaría un cortocircuito y haría que la corriente eléctrica se volviera loca.

Y, por desgracia para Frieda, el proyectil de 800mm que había cargado para hacer volar al insecto que se deslizaba delante de ella tuvo un fallo en el fusible de su carcasa exterior y se disparó entre los raíles.

Esto sólo sirvió para intensificar la explosión, produciendo un estallido ensordecedor. El proyectil estalló antes de poder cargarse y acelerarse con energía cinética, por lo que carecía de toda la potencia que le permitía volar la fortaleza. Pero la gran energía que habría desatado una gran cantidad de metralla explotó dentro de Frieda. Por muy resistentes que fueran los raíles, no pudieron soportar esa onda expansiva.

Como un gran árbol partido por un rayo, los raíles se doblaron en direcciones opuestas al dividirse el cañón. Los raíles destinados a propulsar los proyectiles del cañón de riel se deformaron de maneras que ya no les permitían cumplir su función.

El cañón de riel pereció de forma indecorosa, en parte como producto de la casualidad.

Pero el resultado fue el mismo. “Frieda… ha sido eliminada.”

Pero justo cuando Theo empezó a considerar los objetivos restantes, una onda expansiva sacudió el aire.

“¡¿Theo?!”

Una explosión a bocajarro hizo que Laughing Fox volara hacia la proa del barco. Al ver esto, Shiden, que estaba sentada encima de la torreta rota de Gisela, alzó la voz conmocionada. Tras rodar dos veces, Laughing Fox se puso en pie tambaleándose. Hablando a través de la Resonancia, Theo gimió mareado.

“U-Ugh… Ah, estoy bien. Estoy bien.” 

“Dios… Hoy has estado a punto de morir más veces de lo habitual…”

Pero aparentemente, con esto, habían silenciado los dos cañones de riel de 800mm. Lo único que quedaba era destruir los cañones de tiro rápido que quedaban, pero mientras ese pensamiento pasaba por su mente…

… fue entonces cuando se dieron cuenta de que la Noctiluca empezaba a moverse para que su lado izquierdo mirara al dañado Stella Maris.

La Noctiluca había acortado la distancia entre las naves por su cuenta, y no tardaría en acercarse y disparar al súper transporte. Si querían destruir los cañones de tiro rápido, tendrían que darse prisa.

Pero entonces Theo se dio cuenta de algo y levantó la voz con tensión.

“¡Ah…! ¡Shiden! ¡Reúne al Escuadrón Brísingamen y aléjate de eso! Es—”

 Gritó una ronca advertencia a través de la Resonancia. Esa voz le recordó a Shiden una imagen que casi había olvidado: el rostro de la batalla con el cañón de riel de hace un año. De cómo pasó por alto la conclusión de la batalla de pesadilla al amanecer, entre el Morpho y Undertaker —aunque no había sabido que era él— desde lo alto del Gran Mur.

Y cómo terminó esa batalla.