86 [Eighty Six]

Volumen 8: Humo de Pistola en el Agua

Capítulo 5: La Torre (Al Revés)

Parte 2

Si hubiera una forma de eliminarlos de forma decisiva… “Tenemos que acercarnos. Tenemos que abordar la nave.”

La Noctiluca estaba ligeramente fuera del alcance que un Reginleif podría saltar. No podían saltar hacia ella. Mirando a su alrededor, Theo buscó algo que pudieran utilizar.

Allí. 

“Laughing Fox a todas las unidades. ¡Estoy abordando al enemigo! ¡Cúbranme!”

Empujó las palancas de control de su unidad hacia delante. Laughing Fox saltó como una flecha. En lugar de saltar por los pisos, saltó al exterior de la Torre Espejismo, utilizando su movimiento tridimensional para viajar aún más rápido. Disparó su ancla hacia delante para estabilizar su unidad, moviéndose verticalmente por la torre.

Una transmisión de Raiden no tardó en llegar a su oído.

“¡No seas loco, Theo! ¡Te estás dejando llevar por el pánico!”

“Está bien. No estoy en pánico.”

Eso era mentira. Estaba aterrorizado, y lo sabía. No podía negar el bulto de emoción que ardía en su corazón, abrumándolo y quitándole la razón.

Shin debería haber encontrado su salvación. Podía ver su futuro… Podía haber sido feliz, y estaba perdido.

Sin piedad. Con demasiada facilidad. Con demasiada rapidez. Este era el único tipo de igualdad que realmente existía. Y si ese era el caso…

Los  que  no  podemos  salvarnos,  probablemente  seremos  consumidos  sin  piedad.

Realmente moriremos.

“Pero… este no es un momento en el que pueda hacer una locura.”

Si quería contener el deseo de gritar el bulto ardiente en su corazón, tenía que hacerlo.

Siguió corriendo hacia abajo hasta que divisó lo que parecía una tabla de saltar, colocada en diagonal sobre el mar. Seguramente se trataba de algún tipo de andamio que había sido doblado por la mitad por la caída de las vigas.

“¡Ve…!”

Aterrizó en él con precisión y, sin interrumpir su impulso, corrió hacia el borde y saltó desde la punta.

“Escuadrón de artillería, cambien la munición a perdigones antipersonales. ¡Disparen en cuanto hayan cargado!”

Al ver la caída de Laughing Fox, Lena dio inmediatamente esa orden. Al igual que las bombas incendiarias, trajo esta munición para contrarrestar el camuflaje óptico. Esto no podía ayudar a penetrar la cubierta de la Noctiluca, que incluso podía soportar el bombardeo, pero las llamas podían cegar sus sensores.

Theo no podía esquivar en medio del salto, por lo que dio esa orden para asegurarse de que no lo derribarían. A lo lejos, la Noctiluca estaba cubierta por una floreciente nube de llamas y humo. Sin embargo, el sonido de la explosión tardaría un momento en llegar hasta ellos.

“¡Continúen disparando! ¡Mantengan el bombardeo hasta nuevas órdenes!”

Tanto el grito de Theo de que abordaría al enemigo como las órdenes de Lena de cubrirle llegaron a Kurena a través de la Resonancia. Seguía congelada en el Nivel Carla, al que había evacuado para escapar del bombardeo del cañón de riel. Una parte de su mente comentó que debería ayudar a cubrirlo, pero no podía moverse.

Su visión estaba aturdida y desenfocada. La pantalla montada en la cabeza seguía los movimientos de sus ojos y la retícula se arremolinaba en su lugar.

Verla le provocaba dolor de cabeza. La mano derecha le temblaba y no podía apretarla. Ni siquiera podía sentir la palanca de control que sostenía.

Después de todo… Shin había caído. La única persona que ella pensó que nunca la dejaría. Al igual que los muchos compañeros que había conocido antes y después de conocerlo.

Al igual que Kaie, Haruto, Kujo y Kino lo hicieron hace dos años en el Sector Ochenta y Seis. Al igual que sus padres, que fueron golpeados hasta la muerte por los soldados como parte de una broma… Al igual que su hermana, a la que quería más que a nada pero que nunca volvió.

Sólo Shin era el único que siempre volvería. El único que nunca se iría de su lado. ¡El único que no la abandonaría…!

“¡No… no, no… no me dejes…!”

Se quedó inmóvil. Sus músculos no se movían y todos sus pensamientos estaban en blanco. No podía moverse. Pero sus manos no dejaban de temblar, y sus ojos seguían vagando, negándose a fijarse en nada. Sentía que no podría ni siquiera disparar un proyectil si lo intentara.

Porque estar junto a él era el único lugar al que pertenecía. No tenía nada más. Aunque perdiera su orgullo, seguirían siendo camaradas. Eso no cambiaría. Y sólo eso sería suficiente para seguir adelante.

Algo corrió hacia Gunslinger. Una sombra blanca como el marfil, como hueso pulido. Una araña esquelética que merodea por el campo de batalla en busca de su cabeza perdida. Un Reginleif.

… Buscando su cabeza perdida. Buscando la cabeza robada de su hermano. Pero ella no sería capaz de vagar por el campo de batalla en busca de ella sin compañía como él podía… No sería capaz de encontrar el paradero de Shin.

El sensor óptico rojo del Reginleif se volvió hacia ella. Rojo, como los ojos de cierta persona. Tenía la marca personal de una doncella con escamas y alas. Melusine, la unidad de Shana. Al parecer, el Escuadrón Brísingamen vio que no tenían suficientes manos en la cubierta para manejar a los Phönix y se unió a ellos en el Nivel Carla.

Pudo escuchar la fría voz de Shana conectarse a la Resonancia y hablarle.

“Kurena, ¿qué estás haciendo? Tenemos que cubrirnos—” 

Pero justo cuando hablaba, Shana se dio cuenta de por qué Kurena no hacía nada. Ni siquiera se esforzó en ocultar su irritación, chasqueando la lengua y dejando un solo comentario a través de la Resonancia.

“Si no vas a disparar, quítate de en medio. Estás estorbando.” 

Esas palabras la golpearon más fuerte que cualquier otra cosa. Sí, era cierto. Estaba estorbando… estaba siendo inútil.

El peso de diez toneladas de Laughing Fox dibujó un arco mientras se elevaba por encima del abismo azul. Al alcanzar el cenit de su salto, comenzó a caer en el aire sin nada debajo. Le faltó poco para alcanzar la cubierta de la Noctiluca.

Theo disparó un ancla de alambre, que se enrolló alrededor de un mástil de radar, y la hizo retroceder para compensar la distancia que no tenía.

Al notar su imprudente carga, los cañones antiaéreos fijaron sus miras en él. Pero en el momento en que su línea de fuego se volvió hacia él, los proyectiles volaron y estallaron uno tras otro. Sus llamas y ondas de choque ofuscaron la línea de fuego, ocultando a Laughing Fox de la Noctiluca.

Theo recuperó el ancla de alambre que había enrollado alrededor de la nave enemiga y luego disparó otra ancla en la dirección opuesta.

Se clavó en el costado del barco mientras la otra ancla volvía ruidosamente a su lanzador. El retroceso y la gravedad sacaron a Laughing Fox del alcance de los cañones antiaéreos.

El cable fijo lo mantuvo colgado mientras se movía hacia abajo sobre el agua. Al enrollar el cable, subió y bajó de un salto a la cubierta de la Noctiluca.

Los cañones antiaéreos dispararon en persecución de Laughing Fox, sus balas se clavaron en la cubierta. Laughing Fox esquivó los disparos y se escondió detrás de un montón de vigas que había en la cubierta, probablemente piezas del andamiaje de la Torre Espejismo.

Supongo que el Morpho no estaba dispuesto a derribar los pisos porque esta cosa estaba justo debajo de nosotros.

Poco después, otros siguieron su ejemplo, utilizando sus anclas para abordar el barco. El Chaika de Lerche, el Verethragna de Yuuto y los Alkonosts supervivientes. Los perdigones antipersona formaron pantallas de humo que los ocultaron de los cañones antiaéreos, y pronto se pusieron a cubierto en los mismos lugares que él.

Theo pudo ver cómo las vigas que utilizaban como peso elástico se doblaban bajo su carga y rodaban estrepitosamente. Chaika, que estaba escondida más cerca de Laughing Fox, envió una mirada de reproche en su dirección.

“¡No debería hacer tales aventuras imprudentes, Sir Fox…! ¡Si tanto desea ver esta clase de temeridad solo encárgueselo a Sir Reaper!”

“Guarda tu chirrido de ira para más tarde, pajarito… ¿Saben lo que tenemos que hacer, verdad, chicos? Aplastaremos los cañones de riel. Eso debería permitir que los cruceros y el súper transportador se acerquen y eliminen esta cosa con sus cañones.”

Incluso si se dispersaran alrededor de los trescientos metros de longitud de la Noctiluca y se sumaran al bombardeo, el cañón de 88mm del Juggernaut era como una tiradora de guisantes contra esta enorme nave. Si querían hundir esta cosa, tendrían que destruir de forma definitiva el núcleo de control, y lo único que podía conseguirlo era un disparo a corta distancia de una torreta de gran calibre.

Dicho esto, penetrar el blindaje de los cañones de riel también sería difícil. Los Juggernauts tendrían que disparar sus torretas de 88mm a corta distancia, y para ello tendrían que deshacerse de los enemigos que la custodian.

“Así que primero, tendríamos que deshacernos de esas molestas armas de fuego rápido…”

“Deshacerse de los cañones antiaéreos es lo primero, Rikka.” Dijo Yuuto con tranquilidad. “Nuestras unidades son las únicas que están encima de la Noctiluca. No deberíamos esperar ningún refuerzo, y tratar de destruir los cañones de tiro rápido con estos números sería un suicidio.”

Theo exhaló. Yuuto tenía razón. Su trampolín había desaparecido y, además, los únicos que podían hacer las piruetas necesarias para subir a la nave eran la vanguardia, que eran expertos en ese tipo de acrobacias. Hablar con Yuuto siempre era como hablar con una máquina, pero su sensatez era útil en momentos como éste.

“También les dije a los chicos de la fortaleza que concentraran el fuego en los cañones antiaéreos, pero no podemos dejarlo en sus manos. Sería más eficiente si nos deshacemos de los cañones.”

“Creo que también podemos dejar que la flota se encargue de los cañones de tiro rápido. Pero incluso un disparo a bocajarro podría no ser suficiente para hundir esta nave, a menos que se apunte directamente al núcleo de control…”

Después de todo, la cosa tenía trescientos metros de largo. Incluso el Stella Maris y los cañones de 40cm de los cruceros de larga distancia sólo podrían perforarlo. Se trataba de un acorazado, y probablemente tenía sistemas de control de daños a la altura de su tamaño y estatus. En otras palabras, aunque el casco se abriera, disponía de mecanismos destinados a minimizar la cantidad de agua que entraba.

Según lo que les dijo Ishmael, los barcos de propulsión nuclear como el Stella Maris tenían sus motores fuertemente blindados. Tanto que incluso si un avión se estrellara contra él —lo que tendría la misma fuerza que el impacto directo de un torpedo— no dañaría el reactor.

Dado que la Noctiluca no tenía chimeneas ni embudos visibles, probablemente también funcionaba con energía nuclear. Así que aunque apuntaran al motor, no haría mucho daño.

El procesador central era la única debilidad de esta monstruosidad mecánica. Lo único que podía silenciarlo definitivamente, aunque uno no lo adivinaría por su exterior.

Vika se conectó a través de la Resonancia Sensorial. Era probable que haya estado escuchando a través de Lerche.

“Yo me encargaré de la investigación y el análisis con respecto a eso. Ahora que los Phönix han sido desplegados, incluso podemos infiltrar cosas del tamaño de un Sirin.”

La cabina de varios Alkonosts se abrieron y un pequeño grupo de muñecas mecánicas con forma de chicas descendió a la cubierta.

“Dudo que haya algún pasillo o escotilla que conduzca a su procesador central, pero entrar en su interior puede darnos una idea que no podremos obtener desde el exterior… Puede que se trate de una unidad de la Legión, pero si la disposición sigue alguna lógica, las instalaciones internas deberían estar colocadas más o menos igual que en una nave de guerra existente. Si asumimos que se trata de un acorazado o de un buque de asalto anfibio, podemos aventurar algunas conjeturas sobre la disposición.”

Theo no tenía ni idea de lo que era un buque de asalto anfibio.

“… No es como si te entendiese del todo, pero si puedes lograrlo, contamos contigo, Príncipe.”

“Me imagino que soy el único que podría lograrlo. Milizé y sus ayudantes de control tienen las manos llenas, así que soy el único con tiempo libre para llevarlo a cabo.”

Habló en un tono distante, pero luego añadió, con una pizca de fastidio:

“Si Nouzen estuviera aquí, no tendríamos que pasar por todo este problema para averiguar dónde está el núcleo de control.”

“…”

Aquel golpe presuntuoso y despreocupado hizo que Theo apretara los dientes. Vika se había autodenominado muchas veces Serpiente de Grilletes sin corazón, y ahora Theo por fin entendía por qué.

“Sí, bueno. Ahora se ha ido… Así que tenemos que resolver esto por nuestra cuenta.”

Se asomó por detrás de la cubierta. Más allá de los cañones antiaéreos y de tiro rápido asomaba el arma que abatió a Undertaker: su asesino, el cañón de riel.

Y para derribarlo…

“Primero, nos encargamos de los cañones antiaéreos.”

“Bien.” Dijo Yuuto. “Prefiero que no me disparen por la espalda, así que empecemos por deshacernos de los del lado de la proa.”

Esta fortaleza hecha de vigas ofrecía a los Phönix mucho terreno para aprovechar. Saltaron en movimiento tridimensional, desplazándose tanto horizontal como verticalmente para atacar.

Para atraerlos, algunos Juggernauts se adelantaron, actuando como señuelos. Armados con torretas de tanque que hacían hincapié en la fuerza de penetración, el único armamento que tenían que podía barrer a larga distancia eran las ametralladoras pesadas acopladas a sus brazos de agarre.

Éstas no eran adecuadas para luchar contra los Phönix, que estaban destinados a cazar a las vanguardias centradas en el combate de alta movilidad.

Para empezar, el Phönix superaba al Reginleif en términos de movilidad. Los modelos fabricados en serie eran más grandes y parecía que su peso era mayor, pero su agilidad era la misma que la del original. Sus armazones estaban mejor blindados y, al parecer, se había aumentado su rendimiento para que estuviera a la altura.

Y aunque los proyectiles de la torreta de 88mm se movían a gran velocidad, estaban diseñados para concentrar su fuerza en un punto en su misma punta, y no podían esperar acertar con eficacia. Y así…

“¡Raiden, adelante!” 

“¡Claro!”

Cuando los Juggernauts señuelo pasaron a su lado, Raiden y su pelotón temporal se pusieron en pie, disparando sus cañones automáticos y ametralladoras dobles. Este pelotón temporal de Juggernauts tenía cañones automáticos de 40mm cargados en sus armas de montaje.

Una lluvia de acero cubrió toda la zona en la que preveían que los Phönix intentarían huir. Atraídos por su presa en el rango de bombardeo, los Phönix fueron alcanzados por el bombardeo de frente.

Una torreta de tanque no era adecuada para manejarlos. Y como los Juggernauts eran más lentos que los Phönix, si los perseguían, no podrían librarse de ellos. Así que, en lugar de eso, aprovecharon la persecución y la utilizaron para atraerlos a la zona de muerte.

Esta  era  una  táctica  que  ya  habían  establecido.  Habiendo  previsto  que  los  Phönix producidos en masa podrían ser incluidos en esta operación, Lena aumentó el número de personal que tenía armas más adecuadas para manejarlos. Además de los cañones automáticos, cada unidad estaba asistida por Juggernauts con una configuración de cañones de perdigones.

Los lanzadores de cohetes múltiples de la unidad de supresión de área tenían al Phönix registrado en sus datos de seguimiento de objetivos. Además, todos los ordenadores de los Juggernauts se actualizaron con los cálculos de los patrones de velocidad y movilidad del Phönix original.

Y así, un grupo de Phönix corrió hacia la línea de fuego, donde fueron destrozados por las balas. Por supuesto, con Shin ausente, no pudieron confirmar que sus voces se habían apagado… lo que significa que apartaron la vista de sus restos solo cuando se convencieron de que ninguno de los Phönix se hacía el muerto.