Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 5

Capítulo 13: La Estrella De Los Plebeyos

Parte 1

 

 

“Bueno, honestamente no puedo explicar por qué terminó de esa manera, pero el proceso de selección para el Concurso de Nuevos Escritores es por fin historia pasada. Kaizu, Fuwa, gracias por su arduo trabajo. A todos los demás editores también, gracias por leer todos esos manuscritos y por redactar todas esas hojas de evaluación. Buen trabajo muchachos. ¡Salud!”.

“¡¡Salud!!”.


Después de que Godo terminara el brindis con su oscura y profunda voz, todos levantaron sus vasos, orgullosos del arduo trabajo que acababan de terminar.

Fue una corta hora después de que el proceso de selección terminara cuando Haruto, Kaizu, Miyako y el resto de la editorial de GF Bunko se sentaron dentro de un elegante restaurante de yakiniku para celebrar el final del proceso de selección.

Se repartieron entre todos vasos de cerveza, Sake y Shochu mientras los editores se felicitaban entre sí y colocaban con entusiasmo la carne traída en grandes platos sobre la parrilla que estaba en el centro de la mesa.

Mirando los montones de carne roja marmoleada y las gruesas lenguas de vaca—claramente costosas— Miyako se sintió obligada a hacerle con cautela una pregunta al cercano Toki.

“Disculpe… ¿Esto le parece correcto? ¿Pedir toda esta carne tan costosa?”.

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“¡Ja-ja-ja, está bien! ¡Todo se va a la cuenta de la compañía!”.

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Toki, con un vaso mediano de cerveza en mano, ya estaba un poco pasado de copas.

Por  seguridad, las editoriales suelen poner en sus cuentas de gastos las salidas a cenar con los escritores u otros asociados.

Sin embargo, esto tiene sus restricciones: un máximo de 5.000 yenes por persona, según criterios de Gift Publishing. Y aunque te mantuvieras por debajo de ese límite, si generabas gastos muy a menudo, Contabilidad te llamaba para reprenderte y preguntar si los gastos realmente eran por negocios.

“Pero cada plato de este tipo vale más de cuatro mil yenes…”.


“Ahh, yo pagaré lo que ya no cubra la compañía”, dijo Godo, concentrado en su vaso de whiskey puro. “¡Así que no sean tímidos!”, él por sí solo ya se veía como un líder de la mafia; emparejarlo con whisky le quedaba tan bien que daba miedo. Si hubiese tenido un cigarro habría sido perfecto, pero él no era fumador.

“Así se habla, jefe”, dijo un editor cercano mientras llamaba la atención de un camarero y le pedía un poco de sake y un plato de yukhoe coreano.

“Bueno, en ese caso… Um, unos fideos chinos fríos y una ensalada, por favor”. Miyako no podía permitirse comprar algo demasiado caro.

Pronto, carne estaba siendo cocinada de un extremo de la mesa al otro, creando un apetitoso aroma el cual se extendía por todo el salón privado.

“¿Miyako, quieres algo?”, Haruto preguntó desde su asiento adyacente, empuñando un par de pinzas. “Oh, gracias. Escoge cualquier cosa”.

“¡Entendido!”.

Recogiendo el plato de Miyako, Haruto trató de elegir  unos cuantos cortes bien cocidos para ella, cuando: ¡Twing!

Un par de pinzas intervinieron su camino.

“¡¿Eh…?!”.

“Aguarda, Fuwa”, dijo Makina Kaizu con una cara seria mientras agarraba la carne que buscaba Haruto. “Eso es mío”.

“Oh, uh, lo siento…”.

“Está bien. Ahora ya sabes”.

Con el confundido Haruto observando, Kaizu colocó trozo tras trozo en su plato, y luego comió todos los pedazos de carne a una asombrosa velocidad.

“…Sí que comes mucho, Kaizu”. Haruto rio mientras repartía la carne restante entre él y Miyako.

“Offph…”.

Kaizu volvió su poco saludable rostro hacia Haruto, tragando la caliente carne en su boca, y tomó un trago de té oolong. “…No hay nada que ame más que comer con el dinero de otros. Y cuanto más caro, mejor”.

“Oh… ¿En serio?”.

Su franca honestidad impresionó a Haruto.

“…En casa no como más que brotes de soja verde”, Kaizu continuó mientras tomaba más carne para el segundo round. “Así que cuando la editorial invita, como todo lo que puedo. Para ser honesto, no me gusta esa sensación cuando la carne altamente marmoleada se derrite en mi lengua. Creo que los filetes baratos que se venden en el supermercado son más deliciosos que estos. Pero, aun así, pido el trozo más caro de todos modos. Porque ellos invitan”.

Casi parecía valiente, o galante si así quisieras decirlo, al hablar, prosiguiendo con un pedido de galbi de alto grado (el corte más costoso).

“Ya veo…”.

Deberías comer lo que te guste, pensó Haruto mientras pedía un poco de arroz.

“¿Arroz? ¿Arroz en un restaurante de yakiniku…? Ustedes los novelistas bestsellers realmente son una especie diferente”.

“¿Eh?”, preguntó Haruto, sin haber entendido el sarcasmo.

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“Oh, creo que lo entiendo”, dijo Miyako “Si estás en uno de esos buffet de ‘todo lo que puedas comer’, no querrías comer arroz porque te llenarías más rápido”.

“Ah, parece que alguien aquí es de mi especie”. Kaizu le hizo un gesto melodramático a Haruto. “Espero algún día volverme lo suficientemente rico para ordenar arroz en un restaurante ‘todo lo que puedas comer’ y prender mis cigarros con billetes de diez mil yenes…”.

“¡¿Cu-Cuál es el problema de pedir un poco de arroz?!”, gritó Haruto. “¿A quién le importa? ¡Me gusta comer arroz con yakiniku!”.

“…Oh, lo siento, lo siento. No lo dije para molestarte. Come lo que quieras, Fuwa… Disfruta de tu arroz mientras contemplas la cómica escena de nosotros, los plebeyos, tragando carne sabiendo que esta será nuestra única oportunidad…”.

“Nngh…”.

Haruto apretó los dientes mientras Kaizu agarraba un poco más de carne de primera calidad, le aplicaba un poco de salsa y se la comía.

“Je-je-je… Ugh, se está derritiendo… Puedo sentir los jugos por toda mi boca… Esto sabría mucho mejor con arroz…”.

“¡Entonces ordena un poco de maldito arroz!”.

Haruto se quejó, sin darse cuenta de lo amigable que se había vuelto con este veterano autor.

***

 

 

La fiesta empezó tarde, así que la última llamada llegó demasiado pronto en este restaurante. El grupo apenas había satisfecho sus apetitos antes de retirarse.

“Parece que los jóvenes editores irán a otro lugar”, Godo les dijo a Haruto y Kaizu. “Muchachos, ¿que planean hacer?”.

“… ¿Ese otro lugar será igual de elegante?”

“Nah, probablemente el mismo izayaka de siempre”.

“Dahhh, entonces mejor me voy a casa”, dijo Kaizu quejándose. “Todos los jugos de esa carne me están revolviendo el estómago…”.

“¿Y te ibas a aguantar si íbamos a otro lugar elegante?”,  preguntó Haruto, claramente irritado.

“Bueno, sí”, Kaizu, de rostro casi verde, asintió con la cabeza.

Godo suspiró. “…No quiero que llegues a vomitar al tren. Déjame llamar un taxi. Vives muy cerca…”.


“Si alguien me va a acompañar a casa, ¿puedo pedirque sea Kirara o Miyako?”.

“Cállate, estúpido”.

“Um”, intervino Miyako, “creo que yo tampoco seguiré con el segundo round”.

Su declaración decepcionó visiblemente a algunos de los editores masculinos, tanto que Miyako se sintió obligada a decir “¡No puedo, chicos!” con un poco más de fuerza. Estas sesiones nocturnas siempre terminaban con al menos uno de ellos desnudándose, así que ella hacía todo por evitarlas siempre que fuera posible.

Con Haruto también optando por no participar en el siguiente round, la fiesta posterior al proceso de elección llegó a su fin. Los editores comenzaron a caminar hacia el distrito de entretenimiento local mientras Godo llamaba a un taxi.

“Gracias por todo”, le dijo Haruto a Kaizu, quien estaba subiendo a bordo del taxi. Kaizu respondió con una pálida y dolorosa sonrisa.

“Je-je-je … Que te vaya bien con Miyako…”.

“¡¿Qu-qué—?!”.

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Kaizu había hablado lo suficientemente bajo como para que sólo  Haruto pudiese oírlo. Haruto se sonrojó instantáneamente.

“…Oh, ¿tenía razón…? Ah, la juventud… Espero que todos se mueran…”.

Haruto miró fijamente con la boca abierta mientras Kaizu y Godo lo dejaban con esas palabras de despedida dichas con total sinceridad.

“Bueno”, dijo, “supongo que será mejor que nos vayamos también”.

“Seguro”.

Él y Miyako comenzaron a caminar hacia la estación. Entonces él abrió la boca otra vez, tratando de sonar lo más casual posible.

“Oh, en realidad… Sabes, hay un bar de cervezas belga justo por aquí”.

“Oh, ¿en serio? Nunca antes he entrado en un bar”.

“¿En serio?”.

“Con mis amigos de la universidad siempre vamos a beber a un izakaya barato, y cuando estoy con ustedes chicos, siempre bebemos en casa de Itsuki”.

“Sí, es verdad. Bueno, pues, beber fuera a veces es bueno”.

Él ya podía sentir que necesitaba ayuda de algún salvavidas mientras luchaba por mantener la conversación a flote.

“Un bar es diferente de una izakaya, ¿no?”.

“Um… No sé la definición exacta, pero como dice el  nombre, debe haber una barra adentro, y te hacen todo tipo de cócteles”.

“Sí. Aunque algunos izakaya también tienen barras. Y también sirven cócteles”.

“Cierto. Pero aparte de eso… supongo que cuenta como bar si hay un cantinero dedicado tras la barra”.

Miyako se rio un poco de esto. “¿Oh? Esa definición fue bastante arbitraria”.

Un momento… ¡Creo que esto va bastante bien! Haruto se armó de toda la confianza que pudo encontrar.

“Entonces, umm… ¿Quieres ver cómo es? ¿Ese bar?”.

“Oh, seguro. Suena bien”.

Miyako asintió. Fue una decisión fácil para ella.

***

 

 

Haruto había invitado con éxito a Miyako a una ‘cita’ a solas, pero no tenía planes reales de intentar algo con ella inmediatamente. Esta era, después de todo, la primera vez que hacían algo ellos solos.

Ella solía pasar por casa de Nayuta (Haruto no era invitado, por supuesto) después de estar un día entero en casa de Itsuki junto a Nayuta y Chihiro, y aunque volvieran juntos a casa, se separaban justo en la estación, ya que tomaban diferentes rutas de tren para volver a casa.

Él había querido estar a solas con ella durante un tiempo, ya que quería ser para ella algo más que sólo ‘uno de los amigos de Itsuki’, pero era demasiado difícil para él  dar el siguiente paso.

Esta noche era diferente. Nayuta no estaba allí; tenían algo de qué hablar: el Concurso de Nuevos Escritores; y Kaizu acababa de darle ese último y decisivo empujón. Si no la invito ahora, ¡¿entonces cuándo?!

Sus emociones eran fuertes en ese sentido, sin duda gracias al alcohol, y finalmente lo llevaron a dar el paso. Beber a solas con la chica que te gusta—un pequeño paso para un normie, pero un gran salto para Haruto.

El bar de cerveza belga estaba situado en el sótano de un edificio de uso mixto; Haruto había ido allí una vez antes con algunos de los otros escritores.

Él generalmente prefería beber en casa, así que sólo había ido a bares unas pocas veces con sus colegas del trabajo, lo que significaba que todavía no estaba muy cómodo con entrar a bares. Hizo todo lo posible por ocultar su nerviosismo mientras abría la puerta.

Dentro había un espacio diseñado para parecer una taberna europea rústica, con paredes, techos, sillas y mesas de madera. La iluminación tenía un tono oscuro, añadiendo a la atmósfera un toque elegante.

Más de la mitad de los asientos estaban ocupados por un variado grupo de clientes, incluyendo grupos de hombres de negocios, parejas de treinta y tantos años, mujeres jóvenes y hombres mayores quienes bebían a solas.

Era un negocio en crecimiento, pero aun así el ambiente era algo relajado y refinado. Junto a la registradora había una gran nevera llena de cervezas artesanales, en su mayoría belga; los clientes pagaban por ellas mientras bebían, llevándolas de vuelta a sus mesas para disfrutar.

Miyako miró con curiosidad su alrededor. “Eh. Así que esto es un bar”.

“No se parece mucho a la idea típica de la gente sobre un bar, pero sí. Es todo cerveza, y no creo que haya un cantinero de verdad”.

“Lo sé. Pero ya sabes, cuando me imagino las tabernas en las que estamos durante nuestras sesiones en juegos RPG, pienso en un lugar como este”.

“¡Oh, es verdad! La historia del juego es más o menos europea medieval, así que probablemente tengas razón. Excepto que allá no tienen neveras”.

Se aseguraron asientos para ellos mismos mientras hablaban.

“Oye, ¿cuándo jugaremos otra vez?”.

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“Hmm, el mes que viene, supongo. El imbécil de Itsuki dejó con vida a un NPC que se suponía debía ser asesinado, así que tengo que repensar un montón de cosas. Creo que Nayu también está tramando algo raro, así que tengo que estar preparado para lo que venga”.

“Suena más difícil de lo que parece”, dijo Miyako. Su mirada de disculpa hizo que Haruto cambiara rápidamente de tema.

“Ah, bueno, si sale muy mal, simplemente sacaré el poderoso hechizo Disculpas”.

“¿Disculpas?”.

“Sí. La habilidad definitiva del GM. Si ellos intentan algo totalmente fuera de mi imaginación, y decido que no puedo manejarlo, me disculpo y pretendo que eso nunca paso”.

“¡Ja-ja! Eso es muy poderoso”.

“Pero no quiero usarlo mucho. Apuesto mi orgullo como escritor profesional a que puedo soportar sus tonterías”.

“Espero con ansias ver eso”.

Esas palabras hicieron que el corazón de Haruto se acelerara. Era sólo una frase pasajera, pero para él, fue un repentino rayo de luz. El amor es una completa locura, pensó.

“Déjame traer una cerveza. ¿Quieres algo en especial?”.

“Sorpréndeme”.

“Está bien”.

Él se paró frente al refrigerador, comparando las únicas y extravagantes etiquetas de las botellas. Muchas eran nuevas para él y parecía que valían la pena probarlas, pero, para empezar, eligió una que conocía—Framboise Boon. Esta era una cerveza de frutas a base de frambuesas, la cual generaba un tono rojo brillante en el vaso, con una cabeza  ligeramente rosada para   darle un hermoso contraste. El refrescante aroma agridulce de las frambuesas era un adelanto de la propia cerveza, con un perfecto equilibrio entre dulzura y acidez. La gente la llamaba la Reina de las Cervezas Frutales.

Haruto hizo que la camarera le sirviera la cerveza, pidiendo unos mejillones al vapor en vino blanco también, antes de volver a su asiento.

“Muchas gracias. ¿Cuánto es?”.

“Oh, no, yo lo pagaré.”

Miyako agitó la cabeza. “No, déjame pagar esto. Acabo de recibir mi sueldo”.





“¿Oh? Bueno…”.

Por ahora, él sugirió que Miyako pagara un tercio del total de la cuenta. Ella inmediatamente se comprometió.

“Bueno, por un largo día de trabajo”, dijo. “El tuyo fue más largo que el mío, Fuwa”.

Chocaron sus vasos, tomaron un trago, y ambos dieron un suspiro de satisfacción. El yakiniku en la fiesta anterior fue maravilloso, pero no había precisamente un ambiente tranquilo allí. Ahora, estaban realmente en un ambiente ideal.

“Ahhh… Esto es realmente bueno”, dijo Miyako, desde el fondo de su corazón. Eso provocó que Haruto suspirara aliviadamente. Continuaron disfrutando durante un corto periodo de tiempo hasta que un balde de metal lleno hasta rebosar de mejillones llegó a su mesa.

“¡¿Un balde?!”, Exclamó Miyako, con los ojos bien abiertos.

“Supongo que así es como normalmente sirven los mejillones en Europa. Es alrededor de un kilo en total, pero esta es una porción—la mitad del peso es sólo la concha del mejillón, así que no creo que sea difícil de terminar”.

Haruto recogió un mejillón mientras explicaba. La sal, las cebollas y las hierbas de la sopa casera se unieron con el vino blanco para darle un ligero toque a los mejillones, haciéndolos rebosar de sabor. La cerveza era un gran acompañamiento, por supuesto.

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La cerveza belga venía en tantos tipos—agría, ácida, amarga—que los alimentos para acompañarla eran tan infinitos como el número de marcas de cerveza existentes, pero los mejillones en vino blanco se mezclaban bien con la mayoría de los tipos de cerveza, así que, si tenías la intención de cruzar varios tipos de cervezas en una sola noche, esta era la mejor comida con la que podías acompañar. Fuera por esa razón o no, Haruto no tenía idea, él había escuchado que Bélgica era el país que más mejillones consumía en todo el mundo.

Miyako copió los movimientos de Haruto, tomando una concha y comiendo su contenido. Eso la hizo sonreír. “Oh, me gustan. Creo que he comido mejillones enlatados en vino blanco antes, pero estos en serio son mucho mejores”.

“Sí, aunque los enlatados tampoco tienen mal sabor. Tal vez podamos encontrar algunos y hacer que Chihiro los cocine la próxima vez que vayamos a ver a Itsuki”.

“¡Buena idea! Apuesto a que Chihiro podría encontrar una forma aún mejor de cocinarlos”.

Con un precio razonable y pocas calorías, los mejillones no sólo iban bien con cerveza, sino también con vino, sake, shochu, y podían sazonarse tan libremente que funcionaban perfectamente como plato principal en lugar de un aperitivo con cerveza. El platillo multiusos definitivo. Realmente deberían ser más populares en Japón.

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