Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 5

Capítulo 1: El Novelista Está Loco Por Las Hermanitas IV

Una mujer caminaba por una tranquila y aparentemente desierta calle. Era una chica bastante joven, de unos veinte años, pero el cansancio en su rostro hacía que sus rasgos atractivos fuesen opacados.

Habían pasado dos años desde que había conseguido un trabajo en una empresa de comercio aclamada como una de las más grandes del país.

Día tras día, llegaba temprano al trabajo y volvía a casa por la noche, su jefe la reprendía injustamente por cosas que estaban fuera de su control y sus compañeros de trabajo se esclavizaban, determinados a salir victoriosos en la carrera hacia el éxito. El ambiente general en la oficina era totalmente sombrío.

Ella quería abandonar esta rutina diaria desde hacía bastante tiempo, pero le faltaba la determinación para renunciar por completo. Un suspiro débil escapó de sus labios.

Luego notó algo extraño. Estaba demasiado tranquilo. No había nadie a su alrededor; ni siquiera un solo vehículo circulando. A pesar de lo tarde que era, ella se dirigía a una estación en el centro de la ciudad. ¿Una calle tranquila, aparentemente desierta…? No podía recordar ni un solo momento de sus viajes diarios que encajara con esta situación.

“¿Do…? ¿Dónde estoy…?”, se preguntó nerviosamente.

“Je-je-je-je…”.

Instintivamente se  dio  la vuelta para enfrentar  la fuente de la risa siniestra. Allí encontró a una hermosa joven, de trece o catorce años, tal vez incluso más joven.

Su rostro estaba bien formado y era bellamente simétrico, como una muñeca minuciosamente tallada; su larga cabellera dorada fluía suavemente como un arroyo de montaña y sus ojos brillaban de un rojo deslumbrante en medio de la oscuridad que la rodeaba.

No había ni una pizca de ropa en su cuerpo; su piel resplandecía de un blanco espléndido bajo la pálida luz de la luna.

La mujer contempló la hermosa vista de otro mundo que tenía delante, casi olvidándose de respirar. La chica simplemente se rio de nuevo de forma espeluznante.

“Jee-jee-jee… Quiero que te conviertas en mi…hermanita”.

Antes de que la mujer pudiera siquiera jadear confundida, la chica se lanzó hacia adelante a la velocidad de un lobo salvaje, hundiendo sus afilados colmillos en la yugular de la mujer.

“Ahh…”.

La sangre caliente se filtró de la herida al mismo tiempo que una punzada de incalculable placer interrumpía cada uno de los pensamientos de la mujer.

“Ahhhh… Ah, ah, ahhh…”.

Su cuerpo temblaba a un ritmo extraño; su cara se retorcía en éxtasis mientras dejaba escapar lascivos gemidos uno tras otro.

La chica lamía vorazmente la sangre que salía del cuello de su víctima, saboreando hasta la última gota. La expresión que tenía era demasiado lasciva y encantadora para esa cara tan inocente.

Probando la sangre de la mujer, sus brazos comenzaron a moverse lentamente. Una simple y ligera caricia de sus pequeñas manos fue todo lo que necesitó para arrancarle la parte superior e inferior del atuendo de negocios a la mujer para luego arrojarlo a la calle.

Cuando le quitó los labios del cuello, ambas estaban desnudas como el día en que nacieron.

Ella le dio a la mujer otra mirada codiciosa y expectante. En algún momento de su apasionado ataque, los ojos de la mujer se habían tornado del mismo tono carmesí que los de la chica.

“Felicidades”, la chica señaló en silencio, limpiándose la sangre de sus labios con el dorso de la mano. “Ahora eres mi… hermanita”.

Así nació la más reciente de una serie de uniones profanas—una nueva incorporación a la Tenebrosa Hermanitandad de las Inmortales…

***

“Hmmmmmmmmmm…”

Al terminar de leer el manuscrito de más o menos cuarenta páginas, Kenjiro Toki emitió un gruñido de preocupación. Itsuki Hashima, el novelista para el que trabajaba como editor, estaba cortésmente sentado al otro lado de la mesa y este examinaba su cara para evaluar su reacción.

Esta pieza era una muestra de La tenebrosa Hermanitandad, la más reciente novela de Itsuki. Contenía un extenso resumen del mundo en el que se desarrollaba la  historia,  su  atmósfera,  y  las  personalidades  de  su reparto principal; y aunque era corto, estaba bastante completo, con un arco de historia entero de principio a fin.

Aunque esto era sólo una parte del camino hacia el lanzamiento oficial de una nueva serie, no podía ser llamado ‘trabajo en proceso’. Era el trabajo de un verdadero profesional.

De hecho, de entre todos los manuscritos que Itsuki le había propuesto a Toki últimamente, éste era indiscutiblemente el más cuerdo hasta ahora. A diferencia de Viviendo con una hermanita, anterior propuesta de Itsuki y una novela demasiado apartada de la realidad como para tener sentido, esta vez Toki entendió perfectamente cuáles eran los temas y los objetivos de la novela.

Pero…

“No sé, es…”, Toki frunció el ceño. “Un poco…común y corriente”.

“¿Común y corriente?”, Itsuki respondió, con las cejas en alto.

“Sí. Quiero decir, no es por echártelo en cara, pero todo lo que hiciste fue tomar la palabra vampiro y reemplazarla por hermanita. De lo contrario, es sólo otra historia de vampiros del montón. Recibimos algunas de estas novelas sobre batallas contra vampiros casi todos los años en nuestro concurso para escritores novatos”.

“Oh”.

“Estoy un poco interesado en ver a dónde quieres llegar con esto de la ‘hermanitandad’, pero no hay ninguna verdadera… razón para convertir a la mujer en su hermanita en lugar de en un vampiro. No hay nada extraordinario. No es una mala idea, pero ahora mismo, es sólo un simple juego de palabras. El protagonista también es  bastante  atractivo,  pero  siento  que  es  demasiado perfecto como para ser interesante. Tal vez fue a propósito, pero se parece a Sieg de Combate de hermanitas, así que no se sentirá muy novedoso para los fans de Hashima. Su enemiga es una de esas lolis góticas de chorrocientosmil años, nada original”.

Toki tuvo la atención de Itsuki durante la primera parte de su tranquila crítica. Pero llegando al final, pudo ver las manos del autor temblando, antes de un:

“¡¡Ahhhhhh, graaahhhhhhh!!”

Toki se mantuvo indiferente ante sus gritos. “Así que sí, como dije al principio… común y corriente”.

“Nrrrrgghhhh…”, Itsuki hizo una visible expresión de disgusto mientras apretaba los dientes. “Siempre te quejas de que mis ideas son locas o de que mis personajes son abortos de la naturaleza. ¡¿Por qué crees que me contuve esta vez…?!”.

“No, definitivamente pude ver que te contuviste”. Toki asintió. “Pero creo que te contuviste demasiado. Necesitas la cantidad justa y cómoda de originalidad. Ni demasiadas locuras, ni demasiadas reservas, una novela que no ahuyente a los lectores; algo que un grupo más amplio de lectores pueda disfrutar”.

Itsuki desvió la mirada con resentimiento, molesto por esta valoración de su trabajo.

“No es que piense que este trabajo esté mal hecho o algo por el estilo. Definitivamente tiene el nivel de calidad que se esperaría de alguien que se gana la vida con esto… pero comparado con Combate de hermanitas, o con, digamos, ImoSube, la novela que fue lo suficientemente buena como para conseguir un anime, este trabajo no es realmente suficiente para el público. Eso es lo que quería decir”.

Estas palabras conciliadoras provocaron una ligera sonrisa en la cara de Itsuki. “Je, Je, Je… Ya veo. ¿Así que es una obra maestra que podría ser fácilmente publicada si fuera escrita por cualquiera de los novelistas al azar que encuentras en la calle, pero no es suficiente viniendo de alguien como yo, el salvador de la industria editorial y el que mantiene vivo el negocio de las novelas ligeras por cuenta propia? ¡Bien! ¡Supongo que entiendo tu punto de vista entonces! Es mucho para un hombre, te lo aseguro, pero tendré que aceptarlo como mi destino. ¿Cómo llaman a esto? ¿Noblesse oblige? ¿El deber de los elegidos de esta era moderna? ¡Ah, es difícil ser parte de la nobleza…! je-je… ¡Ja-ja-ja-ja…!”

Toki suspiró con resignación. A pesar de todas las quejas, Itsuki pareció aceptar lo suficiente la valoración recibida. Él incluso estaba riendo.

“En fin, trata de revisar este trabajo un poco. Y no olvides tus obligaciones con ImoSube y Combate de hermanitas”.

Cuando Toki se levantó y se dio la vuelta para salir de  la habitación, la mujer que lo acompañaba también se puso de pie.

“…Sigue trabajando duro, Itsuki”.

Miyako Shirakawa, refinada estudiante universitaria, asintió con la cabeza en dirección a Itsuki mientras seguía a Toki en su camino de salida.

***

“Vaya… Ser editor puede ser difícil a veces, ¿eh?”, Miyako preguntó mientras regresaban al departamento editorial. “Uno no puede simplemente tirar tierra al trabajo de los demás. Tiene que complementar con algunos cumplidos también”.

“Sí, supongo”, respondió Toki con una sonrisa vacía. “Tengo que mantener a los autores energizados y motivados. De eso se trata mayormente este trabajo”.

“Ya veo…”.

“Y realmente, Itsuki Hashima está en el lado más sencillo a la hora de trabajar. Le tiras un hueso o dos y él solito se anima”.

“Oh, no sé si Itsuki es así de fácil…”.

Ella no pudo evitar decir eso. Ella sabía, después de todo, que Itsuki estaba lidiando con una gran cantidad de dificultades en su mente. El hecho de que Toki lo menospreciara así la desanimó un poco.

“Sí, puede que no. Quiero decir, él sabe que sólo lo estoy adulando, así que imagino que muchas de las cosas que hace son para inspirarse. Pero, de cualquier manera, si me das un novelista capaz de incrementar su motivación a través de pura fuerza de voluntad, no podría pedir mucho más”.

“¿Él en serio es así?”, preguntó Miyako, un poco sorprendida. “Entonces, ¿algunos autores son más difíciles de tratar que él?”.

“Oh, sí”, fue la respuesta inmediata, una sonrisa irónica para hacer comprender su punto. “Muchos”.

“¿Muchos…?”

“Imagino que tarde o temprano te encontrarás con ellos en este negocio, Miyako… pero cuando lo hagas, ten cuidado”.

“Tener cuidado, ¿cómo…?”, Miyako preguntó con una mirada de preocupación. Ella todavía tenía sus dudas sobre este trabajo y Toki no era de ayuda.