Isekai Ryouridou (NL)

Volumen 11

Capitulo 4: El Día De La Reunión

Parte 5

 

 

“¡Vaya, me preguntaba cómo serían las cosas cuando apareciera el Conde Cyclaeus! ¡Ciertamente me alegro de que todo haya terminado sin problemas!” Polarth exclamó mientras íbamos en su carro tirado por totos.

Era un carruaje en forma de caja hecho completamente de madera, por lo que no había preocupación de que el conductor escuchara a escondidas.

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“Supongo que con toda probabilidad las reuniones en el castillo llegaron a su fin y todos estaban preparados para disfrutar de un banquete de celebración, solo para que Sir Cyclaeus recibiera algún tipo de informe. Ese hombre valora las cenas por encima de todo, así que no puedo imaginarlo dejando una para regresar a su mansión de otra manera. Pensando en ello, el juicio del hombre Zasshuma de que este asunto no podía esperar hasta mañana resultó ser completamente correcto, ¿no es así?”

Polarth parecía estar en una especie de estado maníaco ahora que se había liberado de la intensa mirada de Cyclaeus. Sin embargo, honestamente, todavía no sabía nada sobre lo que pensaba este hombre o cuáles eran sus objetivos. Aun así, desde que se refirió a Zasshuma como ‘ese hombre Zasshuma’, no podrían haber estado demasiado cerca. Le pregunté sobre eso.

“Por supuesto. Sir Kamyua es el único con el que tengo vínculos. Solo escuché el nombre de ese hombre Zasshuma a través de él. Y dijo que tomara las palabras del hombre como si fueran suyas”.

“Ah, ¿entonces nos ayudaste por tu conexión con Kamyua?”

“Sí, de hecho. Es un hombre verdaderamente divertido, ¿no? Es intrigante escuchar las historias de sus viajes a varios países, e incluso cuando trata con un noble, nunca recurre a los halagos. Incluso se ganó la aprobación del infame y directo Sir Melfried”.


Honestamente, el propio Polarth parecía carecer de la arrogancia característica que esperaba de los nobles. No era como si esta pequeña interacción que habíamos tenido fuera suficiente para que yo realmente conociera al hombre, pero se mostró serio y carente de cualquier tipo de lado oscuro oculto.

Como Ai Fa estaba sentada allí en un cortés silencio a mi lado, había sido mi voz y Polarth llenando el interior del carruaje por un tiempo.

“Aun así, no puedo  decir que disfruto colocarme en medio de  tales problemas a la ligera. ¿Quién sabe qué sería de mí si desafiara abiertamente a Sir Cyclaeus? ¡Sí, ese fue ciertamente el riesgo de toda la vida!”

“Estoy realmente agradecido. Si no fuera por su ayuda, es difícil decir dónde habría terminado”.

“¡No pienses en ello! Aunque pueda ser un noble, ¡después de todo soy simplemente un segundo hijo! Si no tomara riesgos como este de vez en cuando, ¡pasaría toda mi vida viviendo en las sombras!” Dijo Polarth, acercando su rostro sonrojado al mío. Y mientras el carruaje se balanceaba, sus mejillas regordetas se agitaron. “¡En cualquier caso, parece que de ahora en adelante compartiremos lo mismo! ¡Ayudémonos unos a otros para crear un mañana más brillante! ¿Puedo contar contigo para eso, Sir Asuta del clan Fa?”

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“¿Eh? Ah sí.”

¿Qué esperaba exactamente de mí allí?

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Quiero decir, él me salvó de todo ese dilema, así que ciertamente estaba dispuesto a hacer todo lo que pudiera para ayudarlo… Pero, honestamente, no podía decir lo que estaba pensando, lo que me dejó un poco incómodo.

“Bueno, dejemos las cosas complicadas para otro momento. Después de todo, deberíamos llegar pronto a las puertas del castillo. ¡Por fin te reunirás con tus preciosos camaradas!”

El carruaje ciertamente ya había estado funcionando durante bastante tiempo. Pero cuando corrí la cortina de la pequeña ventana, ni siquiera pude distinguir los edificios de la ciudad del castillo.

“Ah, pero ¿el puente levadizo no está levantado por la noche, así que no puedes entrar o salir de la ciudad del castillo?”

“¡No hay problema! Dejando a un lado todos mis defectos, ¡sigo siendo miembro de la casa Daleim! Aunque soy simplemente el segundo hijo,

¡manejar tanto no es ningún problema!”

“¿En realidad? Estoy muy contento de escucharlo”.

Puede que Ai Fa ya estuviera a mi lado, pero quería que la mayor cantidad posible de personas supieran que estaba bien. Dora debe haber regresado a casa desde hace mucho tiempo, pero como mínimo quería ir a ver a los dueños de la posada y pasar por el asentamiento de Ruu.

“Por cierto, Lady Ai Fa… ¿Qué haremos con la ropa y los accesorios que le presté? No creo que deba haber ningún lugar para cambiar entre aquí y las puertas del castillo”, dijo Polarth mientras se volvía hacia la cabeza de mi clan.

Realmente no había ni un atisbo de desdén hacia la gente del borde del bosque en su mirada. Y, afortunadamente, tampoco parecía estar lanzando a Ai Fa ninguna mirada lasciva, lo que definitivamente fue un alivio.

“Entonces, ¿no te importaría si espero hasta mañana para devolverlos? Aunque les confié mi ropa a mis compañeros, no me sentiría cómodo cambiándome en este carruaje”.

“Bien, puede que seas una cazadora del borde del bosque, ¡pero de hecho todavía eres una mujer joven! En cualquier caso, no me importa lo más mínimo. Sin embargo, los tomé prestados del almacén del tesoro de la mansión sin permiso, por lo que resultaría bastante problemático si faltara un solo anillo”.

“Comprendido. Me aseguraré de que todo te sea devuelto”.

“¡Correcto! ¡Por favor, hazlo!”

Polarth parecía estar de muy buen humor, mientras que Ai Fa permanecía perfectamente inexpresivo.

Después de su llorosa reunión conmigo, Ai Fa había recuperado su composición, una vez más parecía que tenía nervios de acero. El área alrededor de sus ojos estaba ciertamente un poco roja, pero con solo una linterna en la que confiar para obtener luz, ese no era el tipo de cosa que nadie notaría.

“Sir Polarth, hemos llegado a la puerta principal”, anunció pronto el conductor a través de la ventana, después de haber detenido el carruaje.

“¡Correcto!” Polarth respondió con un cordial asentimiento y salió.

¿Estaba negociando con los guardias que vigilaban las puertas? En cualquier caso, después de unos minutos, un portero con una lanza enorme miró distraídamente el interior del carruaje.

“De hecho, he contado dos pasajeros. Esos dos saldrán por las puertas del castillo, mientras que el resto volverá pronto, ¿correcto?”

“¡Eso es exactamente correcto! ¡Ahora, adelante, baja el puente!”

Este carruaje estaba siendo custodiado por tres soldados montados en totos, pero aparentemente una vez que pasamos las puertas, Ai Fa y yo regresaríamos solos a la ciudad postal.

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No, espera, Donda Ruu supuestamente está esperando afuera, ¿verdad?

¿Qué tan enojado estaría conmigo por esta gran equivocación? Honestamente, me sentí feliz de estar en una situación en la que podría preocuparme por esos asuntos.

“¡Ahora, es hora de tu regreso triunfal!”

Pensé que las palabras de Polarth eran un poco exageradas, pero en cualquier caso, estábamos listos para movernos de nuevo. El puente levadizo descendió con un fuerte ruido metálico, ruido metálico, ruido metálico y luego el carruaje reanudó su traqueteo. Y en menos de diez segundos, se detuvo de nuevo.

“Hemos llegado. No puedo imaginar que esté en peligro, pero tenga cuidado de camino a casa. ¡Y saludos también a ese líder del clan!”

Después de que Ai Fa y yo agradecimos a Polarth, bajamos del carruaje.

Todavía estábamos en lo alto del puente en ese momento. Era grande, probablemente de cuatro o cinco metros de ancho, y tenía barandillas que llegaban hasta la altura del pecho instaladas a cada lado. Como era un puente levadizo, naturalmente se extendía sobre un profundo foso.

Debido a que la puerta del pasajero del carruaje estaba en la parte trasera, yo estaba mirando hacia la puerta de la ciudad del castillo, así como las paredes circundantes cuando salí.

Esos muros de piedra eran tan altos como un edificio de dos pisos, o al menos de seis a siete metros de altura. Aunque el sol ya se había puesto por completo, había innumerables llamas encendidas sobre los muros del castillo, lo que facilitaba ver cuán imponentes eran.

Las puertas del castillo estaban talladas en esas paredes y parecían una enorme caverna de tono negro. ¿Estaban los porteros sosteniendo antorchas y observándonos? Después de todo, pude espiar algunas llamas rojas parpadeando dentro de esa boca oscura y abierta.

Mirando alrededor, parecía que esas llamas continuaban salpicando la parte superior de las paredes en la distancia.

Esas sólidas estructuras protegían el castillo en el corazón de Genos, así como la ciudad del castillo habitada por nobles y comerciantes adinerados. Y eran también lo que me había aislado de mis compañeros.

¿Entonces Jeeda se subió a esos? Eso es realmente impresionante, pensé mientras Polarth nos saludaba desde el interior del carruaje.

“¡Entonces, nos volveremos a encontrar en un futuro cercano! ¡Que la casa de Daleim y la gente del borde del bosque prosperen juntos!”

Los tres guardias montados en totos y los totos que tiraban del carruaje luego hicieron un elegante giro en U y se dirigieron de regreso al puente.

Con eso, el mundo fuera de los muros del castillo apareció a la vista, y lo que se reveló fue una vista realmente inesperada.

Y al mismo tiempo, estallaron los vítores. “¿Q-Qué…?”

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Fue una tormenta de vítores tal que sentí que podría hacer que mis oídos zumbaran.

Pero eso no fue una sorpresa, ya que había docenas de personas esperándonos allí al otro lado del puente levadizo.

“¡Asuta…!”

“¡Es Asuta! ¡Realmente ha vuelto!” Apenas pude distinguir esas palabras.

“Vamos. Los guardianes de la ciudad del castillo se sentirán incómodos si los obligamos a esperar mucho más para levantar el puente”, dijo Ai Fa, agarrándome del brazo y caminando rápidamente hacia adelante. Pero incluso mientras ella medio tiraba de mí, todavía no podía comprender la situación en absoluto.

“¡Asuta…!” gritó una figura, corriendo entre la multitud. La esbelta chica del borde del bosque llevaba su largo cabello negro en trenzas… En otras palabras, era Reina Ruu.


“¡Oh Asuta, estoy tan contenta de que estés bien…!”

Una vez más, la ropa del borde del bosque con la que me había cambiado recientemente estaba empapada de nuevas lágrimas.

Sin embargo, Ai Fa no desaceleró su paso en lo más mínimo, así que terminé siendo arrastrado por mi brazo, con Reina Ruu arrastrada conmigo.

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“¡Asuta! ¡¿Estás bien?! Esos nobles no te hicieron nada raro, ¿verdad?” gritó un hombre grande, agarrándome tan pronto como logramos cruzar el puente levadizo.

Cuando un chirrido anunció que el puente levadizo se estaba levantando detrás de mí, en mi sorpresa, exclamé: “¿D-Dora? ¿Qué diablos está pasando aquí?”

“¡¿Realmente necesitas preguntar?! Santo cielo, de verdad eres otra cosa…” dijo Dora mientras lloraba lágrimas varoniles.

Y a sus pies, Tara estaba sonriendo y llorando mientras decía: “¡Asuta!”

“Todos los que tienen vínculos contigo aquí en la ciudad postal fueron informados de que estaba pidiendo prestada la ayuda de un noble para entrar en la ciudad castillo. Por supuesto, también se les ordenó estrictamente que no dijeran una palabra sobre nuestro plan hasta después de que cayera el sol, para que los guardias no se dieran cuenta. Eso era necesario, para asegurarse de que Cyclaeus y su hija no pudieran salir de esto”, explicó Ai Fa, ya que ella era la única que seguía tranquila y serena. “Y luego, una vez que se puso el sol, todos vinieron corriendo hasta las puertas del castillo. Eso no es nada de lo que sorprenderse. Después de todo, todo el mundo estaba pensando en ti, Asuta”.

Ahora que estaba viendo mejor a la multitud, decir que había docenas parecía estar subestimando, ya que tenía que haber más de cien aquí… A lo sumo, podrían haber sido 150 o así.

La mitad de ellos eran personas del borde del bosque, mientras que la otra mitad provenía de la ciudad postal. Y como varios de ellos llevaban antorchas, se tiñeron con una luz naranja.

La mayoría de ellos gritaba de alegría y los que no tenían lágrimas en los ojos.

Sheera Ruu estaba allí. También Lala Ruu.

Y Vina Ruu. Li Sudra.

Milano Mas. Nail.

Naudis. Yumi.

Y un gran número cuyos nombres ni siquiera conocía.

Y de la multitud, dos jóvenes se acercaron lentamente: Ludo y Shin Ruu.

“Asuta… ¿Entonces estás bien?” Ludo Ruu cuestionó con un sincero suspiro. “Es un gran alivio. Pensé que terminaría arrepintiéndome de haber sido tan descuidado por el resto de mi vida”. Luego, mientras inclinaba profundamente la cabeza, susurró: “Le doy las gracias al bosque…”. Esa fue la primera vez que vi al chico lucir tan manso y dócil.

Y luego, estaba Shin Ruu.

“Asuta…” dijo mientras se tambaleaba hacia adelante. Cuando se dio cuenta, Reina Ruu se apartó de mí, todavía llorando.

Shin Ruu siempre estaba tan tranquilo y sereno, pero ahora me agarró por los hombros y parecía al borde de las lágrimas.

“Shin Ruu…”

“Lo siento… no era lo suficientemente fuerte…”

Shin Ruu era un poco más bajo que yo, así que no fue tan diferente de cuando Reina Ruu me abrazó mientras envolvía sus brazos alrededor de mí y sollozaba. Era un hombre de los límites del bosque, pero lloraba en público.

Y atormentado con el pensamiento de cuánta culpa le había hecho sentir al chico, sentí que iba a empezar a llorar también.

“Está bien. Yo soy el que no pudo protegerse a sí mismo, después de todo. Por favor, deja de preocuparte, Shin Ruu”.

Aun así, Shin Ruu siguió sollozando por un buen rato más.

Sin embargo, finalmente, Lala Ruu se acercó y le dio una palmada en la espalda.

“Eso es suficiente, ¿no crees? Y para que lo sepas, si sigues llorando así mañana, te enojarás contigo”. Y luego, miró en mi dirección y me lanzó una sonrisa. “Me alegra que estés bien. Y parece que lo estás haciendo bien, Asuta”.

“Sí. Gracias, Lala Ruu”.

Aunque su sonrisa se veía igual que siempre, los ojos de Lala Ruu estaban claramente rojos.

Mientras tanto, gente de la ciudad se acercó por detrás de ella.

“Incluso mi hija logró escapar del daño, pero fuiste y fuiste secuestrado, maldito tonto”, gruñó Milano Mas enojado con una mirada aterradora en su rostro.

“Seriamente. Y pensar que te preocupas por mí,” Yumi se rio entre dientes con una expresión indescriptible.

“Asuta… fui tan descuidado… ni siquiera sé cómo disculparme por eso”, dijo Nail, luciendo como si estuviera a punto de romper a llorar también. El dueño de la posada creía que debía comportarse de la manera más inexpresiva posible, por lo que definitivamente era la primera vez que lo veía así de mal.





“En cualquier caso, me alegro de que estés bien”, gritó Naudis mientras se estremecía un poco ante todos los cazadores del borde del bosque que gritaban y se alejaban.

Sí, tanto la gente del borde del bosque como la gente de la ciudad postal estaban reunidos allí, celebrando mí regreso. Realmente fue una vista extraordinaria.

No podía haber tanta gente que aceptara a la gente del borde del bosque como Milano Mas y Nail, por ejemplo. Pero impulsados por los mismos sentimientos compartidos, todos se habían reunido a mí alrededor.

Gracias a mi propio descuido había caído en manos de un noble, e incluso después solo podía esperar a que me salvaran, sin siquiera pensar en planes efectivos por mi cuenta. Realmente era un idiota total y, sin embargo, todos se habían reunido aquí, riendo y llorando, y algunos incluso se enojaron.

El grupo de sureños que levantaban vasijas de vino de frutas y se reían a carcajadas seguramente eran los carpinteros que habían ayudado al Viejo.

Como siempre, los orientales tenían sus capuchas ensombreciendo sus rostros hasta el punto de que no se podía saber qué expresiones estaban haciendo.

Y los occidentales fueron definitivamente los menos numerosos, pero todavía había alrededor de 20 presentes. Eso incluía a los clientes habituales que veía a menudo en los puestos, así como a gente como los vendedores de telas y artículos de metal.

Por último, había tantas personas presentes en los límites del bosque, todas riendo y balanceándose sobre antorchas y cosas por el estilo. Había hombres y mujeres en la multitud, y rostros familiares y rostros que no reconocía del todo bien. Pero todos tenían una expresión alegre y tranquilizadora en sus rostros.

Además, mirando de cerca al fondo, había más de diez soldados rodeándolos a distancia, sosteniendo largas lanzas. Este era el tipo de reunión enorme que fácilmente podría terminar en el lado equivocado de las leyes de Genos.

Aun así, finalmente me quedé allí como un idiota, sin saber qué hacer… Sin embargo, al poco tiempo, tres figuras se acercaron como si se dieran cuenta de eso.

Dos de ellos eran enormes, mientras que el otro no lo era. Fueron Donda Ruu, Gazraan Rutim y Rau Lea.

“Asuta, me alegra ver que estás bien”, gritó Gazraan Rutim, agarrando mi mano con fuerza.

“¿Tú también, Gazraan Rutim…? Realmente lamento haberte preocupado”.

“No lo estés. Solo verte vivo y bien es suficiente”, respondió con una suave sonrisa.

Y a su lado, Rau Lea inclinó su rostro hacia adentro.

“Caray, no me preocupes así, Asuta. Quiero decir, ya estábamos al borde de nuestro enfrentamiento con los nobles… Bueno, aun así, supongo que hizo las cosas interesantes a su manera”. Rau Lea también era el mismo de siempre. Tenía la misma sonrisa y aire a su alrededor, y sus ojos azul pálido permanecían agudos como los de un perro de caza. “Estos últimos días, hemos estado corriendo por toda la ciudad postal desde la mañana hasta la noche. Así que tendrás que darnos algo terriblemente sabroso para igualar el peso”.

“Bien, lo siento. Te prepararé toda la comida que quieras”.

“Solo estoy bromeando, tonto. Es natural correr así por un camarada”, respondió Rau Lea, extendiendo la mano y haciendo crujir mi cabello.

Y luego, estaba Donda Ruu.

El hombre nos miró con ojos como una bestia salvaje y resopló: “Hmph, no parece que estés herido de ninguna manera. Tendrás que informarnos de los detalles en el borde del bosque”.

Entonces, sin siquiera darme tiempo para responder, Donda Ruu se volvió hacia la multitud reunida allí. Y con voz atronadora, gritó: “¡Asuta del clan Fa ha sido recuperado a salvo de la mansión del noble! ¡Mis disculpas por la conmoción que hemos causado en la ciudad postal durante estos últimos cinco días! Como una de las principales cabezas de clan del borde del bosque, Donda Ruu, ¡tienes mi gratitud y mis más sinceras disculpas!”

La gente del pueblo se encogió un poco al escuchar esas palabras. Pero pronto volvieron a ponerse de pie y los vítores estallaron una vez más.

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“¡Me alegro de que estés bien, Asuta!”

“¡Prepáranos otra comida sabrosa también!”

“Si esto te enfermó de la ciudad y decides refugiarte en el borde del bosque, ¡entonces todos irrumpiremos detrás de ti!”

Con eso, sentí que mi pecho se contraía y no podía animarme a responder. Y así, puse todo lo que estaba sintiendo en una profunda inclinación de cabeza.

Por fin, había regresado a estas personas, todas tan preciosas para mí.

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