Isekai Ryouridou (NL)

Volumen 11

Capitulo 4: El Día De La Reunión

Parte 3

Y eso fue porque mi mirada estaba fija en la mujer junto a Polarth, desde el mismo momento en que entré en la habitación.

Ella era bastante joven, además de extraordinariamente hermosa. Además de una coraza plateada, tenía una hermosa falda larga que se extendía desde las caderas hacia abajo. Y lo que se podía ver de sus piernas a través de la abertura en el costado fue positivamente cautivador.

Sobre sus hombros llevaba un chal bordado con patrones complejos, pero su cintura tensa estaba completamente expuesta.

Su cabello largo tenía plata y joyas trenzadas con buen gusto. Y los trozos de plata en forma de media luna que colgaban de sus orejas brillaban especialmente a la luz del candelabro.

Además de todo eso, sus dedos tenían numerosos anillos y sus muñecas tenían finas pulseras de plata balanceándose sobre ellos. Si ella no fuera tan hermosa, ese nivel de extravagancia habría resultado desagradable.

Sin embargo, ella realmente era impresionante.

Nunca había conocido a nadie tan adorable como ella en los diecisiete años de mi vida.

Para colmo…

La mujer tenía el pelo largo y rubio, los ojos azules llenos de más fuerza que nadie y la piel del color del chocolate cremoso.

“Parece que no hay ningún error”, dijo la mujer con una voz que no era especialmente fuerte, pero era tan firme como el acero. “Ese hombre es miembro de mi casa, Asuta del clan Fa. Con ese hecho aclarado, les pido que me permitan regresar con él”, declaró Ai Fa en un tono autoritario, vestido con ese magnífico atuendo.

***

“¿De qué se trata exactamente todo esto?” Lefreya preguntó mientras yo estaba allí tan estupefacto que ni siquiera podía hablar. Su voz, mientras tanto, temblaba con tanta rabia que sonaba como si estuviera a punto de explotar.

“No veo qué hay que explicar. Bueno, supongo que esto terminó siendo una especie de ataque furtivo, así que al menos me disculparé por eso”, respondió el joven noble sentado junto a Ai Fa con una voz extrañamente alegre. Todo el tiempo, mis ojos permanecieron fijos en la cabeza de mi clan. “Parece que el joven es Asuta del clan Fa, el chef del borde del bosque que fue secuestrado por rufianes en la ciudad postal hace varios días, causando una gran conmoción. Si ese no fuera el caso, esta noche simplemente habría terminado con un cumplido por la deliciosa comida”.

“¿De qué se trata exactamente todo esto?” Lefreya repitió en el mismo tono.

“Bien ahora. Yo diría que, considerando las circunstancias, deberíamos ser nosotros quienes hiciéramos esa pregunta. Después de todo, un chef del borde del bosque de todos los lugares está aquí en la mansión del Conde Turan, practicando su oficio. ¿Cómo llegó exactamente a ser algo así?”

“¡Soy libre de emplear a quien quiera como chef!”

“Sí, es tal como dices. Puede contratar a alguien de Sym o Jagar, o incluso Mahyudra o en el extranjero para preparar su comida si así lo desea. Sin embargo, creo que se requiere algún tipo de explicación sobre la precisión con la que un hombre secuestrado por rufianes terminó cocinando en esta mansión, ¿no estás de acuerdo?”

Su tono era perfectamente encantador pero también extrañamente indirecto, vagamente parecido al de Kamyua Yoshu. Sin embargo, su voz carecía de la astucia de Kamyua Yoshu, y parecía más pura y seria. Eso era lo que estaba pensando vagamente mientras mis ojos permanecían fijos en Ai Fa.

“La verdad del asunto es que tuve una discusión con un conocido mío hoy. Me informó que aparentemente, Asuta del clan Fa estaba confinado en la mansión del Conde Turan. Entonces, me preguntó si podía ir y confirmar ese hecho en su lugar. Por supuesto, me reí de la idea como imposible, pero él no tenía a dónde acudir, así que sentí que no tenía más remedio que ayudarlo”.

“En otras palabras, me engañaste… Esa mujer decía ser la hija de un rico comerciante con sangre de Sym, pero en realidad era una persona del borde del bosque”.

“Eso es correcto. Esta es Ai Fa del clan Fa, una mujer del borde del bosque. Le pedí que me acompañara para confirmar la identidad de Asuta del clan Fa, como el más cercano a él. Quizás sea de mala educación decirlo, pero es difícil imaginar que una mujer del borde del bosque pudiera tener una apariencia tan elegante, ¿no es así?”

“Entonces, ¿la casa de Daleim realmente tiene la intención de oponerse a la casa de Turan…?” Lefreya preguntó en un tono siniestro, su mirada arrancada de Ai Fa y de mí.

La joven noble seguía descansando en su sofá. Sin embargo, junto a la chica furiosa estaba Mussel, luciendo igual de enfurecido y agarrando el mango de su espada.

“¿Tiene la intención de agravar sus crímenes, occidental?” Preguntó Ai Fa, su voz absolutamente tranquila mientras controlaba las acciones del hombre. “Usted es claramente uno de los descritos en los avisos de búsqueda que se distribuyen por toda la ciudad postal. Sin embargo, ese otro hombre Sanjura no parece estar aquí”.

“¡¿Quién fue?! ¡Nadie debería haber sabido que este chef estaba aquí en la mansión! ¡¿Quién nos traicionó?!” Lefreya gritó, golpeando con sus pequeños puños la mesa. Los platos y vasos casi vacíos sobre la mesa traquetearon mientras lo hacía. “¡Diel! Le contaste a alguien en la ciudad postal, ¿no es así? ¡Después de todo, no tienes ningún problema en caminar por ese lugar asqueroso!”

“¿Podría detenerse con las acusaciones falsas? Mantuve mi promesa y me mordí la lengua. Aunque no creí lo  que dijiste acerca de que Asuta estuviera aquí por su propia voluntad en lo más mínimo”, respondió Diel con indiferencia. Debió haber estado bastante sorprendida cuando Ai Fa entró por primera vez en la habitación, pero parecía que había fingido ignorancia con éxito hasta este punto. “Además, no he podido poner un pie fuera de la ciudad del castillo durante los últimos días de todos modos, así que no es como si tuviera la oportunidad de delatarte en primer lugar. Y no tengo exactamente ningún conocido casual en la ciudad postal con el que pueda charlar además de Asuta”.

“Por supuesto. Doy mi garantía de que mi hija es inocente. Le quité el pase hace unos días, así que no había forma de que ella abandonara la ciudad del castillo”, agregó el padre de Diel, hablando por primera vez.  En consonancia con su apariencia, tenía una voz realmente dura y obstinada. “También me gustaría hacerle una pregunta. ¿No le dijiste a mi hija que incitaría una ira innecesaria en la gente del borde del bosque si se enteraran de que Asuta estaba trabajando aquí por su propia voluntad, por lo que era mejor no decir nada?”

Lefreya golpeó la mesa aún más, ignorando sus palabras.

“¡¿Entonces quién fue?! ¡Cualquiera que traicione a su empleador merece ser azotado hasta perder el conocimiento!”

“También no estoy seguro de quién fue. ¿Quizás fue alguien que se armó de valor para ir en contra de su empleador con el deseo de salvarlo de acumular más delitos?” Polarth dijo con una sonrisa, aparentemente recuperado de la mirada de Mussel.

Era una sonrisa de aspecto perfectamente inocente, pero también una que me decía que resultaría irritante como enemigo. A pesar de que aparentemente era impensable que la familia Daleim se opusiera a la casa de Turan, Polarth estaba aquí justo en el camino de Lefreya.

“¿No hay otro asunto que deberíamos discutir en su lugar? Sería un gran escándalo si se supiera que la hija del incomparable Conde Turan hizo que secuestraran a un hombre de la ciudad a la fuerza”.

“¡Hmph! ¡Dudo que los otros nobles tengan el descaro de juzgarme por eso!”

“¿Ah, entonces es así? Pero Sir Melfried, líder de la guardia ducal, se ha tomado muy en serio la aplicación de la ley y el endurecimiento de la disciplina últimamente. Cuando se enfrenta a la determinación de ese hombre de respetar la ley, incluso la joven hija del conde Turan…”

“¿Qué, estás diciendo que me detendrán y me azotarán?” En ese momento, la expresión de Lefreya cambió nuevamente. Su rostro estaba tenso por la ira, pero ahora estalló en una sonrisa traviesa. “Veo. Eso es realmente divertido… ¿Qué tipo de cara haría mi padre, si eso sucediera, me pregunto?”

“Absolutamente no permitiré que se encuentre con tal destino, Lady Lefreya,” declaró el Mussel con forma de buey con su voz apagada. E instantáneamente, el temperamento de Lefreya explotó una vez más.

“¡Silencio, tú! ¡¿Quién te dio permiso para hablar?! ¡Cállate, Mussel!” Al escuchar eso, Mussel simplemente bajó la cabeza.

Mientras miraba la mano del asistente que todavía agarraba su espada incluso ahora, Ai Fa tranquilamente comenzó a hablar de nuevo.

“Cuando se trata de criminales, estos asuntos deben dejarse en última instancia a las leyes de Genos. Sin embargo, te pido que me permitas regresar con Asuta”.

“¡No puedes! ¡No puedo dejar que ese hombre se vaya hasta que mi padre regrese!”

“¿Qué tiene que ver el conde Turan con este asunto? Me imagino que desearía que todo se resolviera de la manera más limpia posible…” Polarth intervino, sonando bastante preocupado.

Y junto a él, Ai Fa miraba resueltamente a Lefreya. “No me importa nada más que sacar a mi miembro del clan de este lugar aquí y ahora”.

“¡Te lo dije, no puedes! Hasta que el padre regrese—”

“Esto es una gran conmoción, ¿no es así…?” una voz lúgubre intervino desde más allá de la puerta interior, que pronto se abrió.

Al poco tiempo apareció un pequeño anciano acompañado de tres robustos soldados.

“¿De qué se trata todo este alboroto…? ¿Y qué están haciendo estas personas desconocidas aquí en mi mansión?”

Fue Cyclaeus.

El mismo noble malvado finalmente estaba de pie ante mí.

Esta estaba resultando ser una noche tan loca que sentí que me mareaba.

El hombre realmente se parecía a lo que había descrito Gazraan Rutim. Aunque su cabeza era bastante grande, su cuerpo era pequeño como el de un niño. No podría haber sido más alto que Lala Ruu como mucho.

Y alrededor de ese pequeño cuerpo, vestía una levita blanca exagerada. Además, tenía más accesorios que los demás presentes. De hecho, con solo mirar desde el cuello hacia abajo, estaba tan adornado como cualquier mujer.

Sin embargo, su rostro estaba tan pálido que parecía enfermo y estaba cubierto de innumerables arrugas. Aunque cuando se trataba de caras arrugadas, el jefe del clan Sudra se llevó el pastel en mi mente. Este rostro era mucho más sombrío y obstinado, como una especie de bestia espeluznante en lugar de un ser humano adecuado.

Su cabeza era grande como una berenjena y su cabello castaño era delgado y carecía por completo de brillo. Pero en comparación con el tamaño de su cabeza, su rostro era pequeño, con ojos hundidos brillando como agujas.

Tenía la nariz tersa, los labios pálidos, la piel flácida a pesar de lo delgado que parecía y, sin embargo, una mandíbula firme. Cuanto más lo miraba, más misterioso parecía el hombre.

Sin embargo, eso seguramente no se debió solo a su apariencia inusual. Sus ojos eran del mismo color marrón rojizo que los de su hija, pero estaban llenos de un egoísmo poderoso y penetrante que abrumaba a quienes lo veían.

“Vaya, si no es Lord Cyclaeus… ¿No se suponía que debías regresar mañana por la mañana? Eso fue lo que me dijo mi padre…”

“Había un asunto que me tenía algo preocupado, así que después de invitar a los presentes en la reunión a una última fiesta, regresé temprano”, respondió Cyclaeus con una sonrisa verdaderamente enigmática. Tal como había dicho Gazraan Rutim, esa sonrisa ocultaba los verdaderos pensamientos y sentimientos del hombre. “Pero, ¿qué negocio es exactamente lo que te trae aquí a mi mansión, hijo de Daleim? ¿Y dices que me visitaste sabiendo que estaba fuera…?”

“B-Bueno, hubo algunas circunstancias bastante complicadas que me llevaron aquí…” murmuró Polarth.

A su lado, Ai Fa interrumpió bruscamente, “Entonces, ¿eres Cyclaeus? Qué fortuito conocerte aquí. Cyclaeus, vine a esta mansión para recuperar a mi miembro del clan, que había sido secuestrado por criminales. Este hombre, Polarth, simplemente me prestó su ayuda en esa tarea”.

Ai Fa realmente nunca dudó, sin importar a quién se enfrentara.