Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 4

Capitulo 35: Las Ruinas

Parte 1

Después de que todos recuperaron el aliento, se alejaron de los hombres bestia. Comenzó la tribuna 5 contra 3, entre los tres dragones ancestrales y Pacto Carmesí Más Una. Conversaron cerca del gran agujero en el suelo. Los dragones ancestrales no habrían encajado dentro de ninguna estructura, por lo que no tuvieron más remedio que mantenerlo abierto.

Berdetice, que se sentó en el suelo frente a los humanos, enfurecido durante la pelea, pero ahora estaba muy calmado. Esto era una gran bendición.

Wence, quien, tal vez debido a su juventud, era imprudente y de sangre caliente, estaba callado ahora, lo que era nada más que asombroso.

Shelala, mientras tanto, estaba muy serena. Parecía increíblemente intrépida con alguien que se había rendido en el momento en que pensó que el peligro podría caer sobre ella.

“En primer lugar, me gustaría confirmar algo,” dijo Mile. “Ustedes, los dragones ancestrales, fueron sin duda los que le dieron la orden a la gente bestia de operar en este sitio, ¿verdad? Además, ¿ustedes tres no están operando independientemente sino en conjunto con todo su clan?”

“Eso es correcto,” Berdetice respondió a la pregunta de Mile claramente. O, al menos sinceramente. Quizás era una criatura íntegra o el tema era de poca importancia o simplemente pensaba que no era un problema si los humanos lo supieran.

A decir verdad, simplemente estaba rezando para que luego no se arrepintiera por no mantener la boca cerrada.

“¿Cuál es exactamente su objetivo?”

Ya sea que se tratara de una conversación o un interrogatorio, Mile se desempeñaba como representante del Pacto Carmesí. No había nadie más que hiciera las preguntas correctas.

La Dra. Clairia también había preparado algunas preguntas, en caso de necesidad, pero por ahora seguía siendo una espectadora, simplemente observando a Mile trabajar.

El representante de los dragones ancestrales era Berdetice, que parecía ser el mayor.

Los otros dos no parecían tener interés en participar en la conversación.

“Estamos llevando a cabo una excavación exploratoria,” respondió Berdetice, pero las posibilidades de que no mintiera y no dijera la verdad eran igualmente probables. En casos como este, el interlocutor tenía que confiar en su conocimiento, intuición y fuerza.

“¿Qué están buscando?”

Su respuesta se retrasó un poco. De hecho, no fue una grandiosa respuesta en absoluto. “…Ruinas.”

Excavando ruinas en busca de… más ruinas.

Esto no parecía ser una mentira, pero fue una respuesta evasiva. Y Mile no estaba dispuesta a aceptar y dejarlo así.

“¿Que estás buscando? ¿Tesoro? ¿Inteligencia? ¿Algún tipo de herramienta o un rey demonio? ¿Un espíritu maligno, un monstruo, un arma, algún objeto mágico, una máquina antigua?”

Berdetice guardó silencio. Claramente, habían llegado a un punto del que no deseaba hablar.

“Si no vas a hablar de esto, entonces no podemos tener mucha conversación.

¿Cómo crees que los humanos se tomarán a esos hombres bestia—por encima, a los hombres bestia que se asociaron con los dragones ancestrales como equipo— invadiendo tierras humanas para realizar algún tipo de operación sospechosa? Si esto se considera un acto de agresión, estallará una guerra a gran escala. Una guerra entre humanos, dragones ancestrales y bestias seguramente tendrá bajas tremendas en todos los lados.”

“¡No tenemos tal intención!”

“Si la tienen o no, esa es la situación que están amenazando con provocar. Supongamos que un día, algunos humanos, elfos y enanos deciden unirse e invadir el territorio de los dragones ancestrales sin previo aviso. Luego comienzan algunos trabajos de construcción sospechosos. Los dragones ancestrales que van a investigarlo son atacados y luego uno tras otro desaparecen. Si un humano le dijera a los dragones: ‘Oh, no tenemos malas intenciones’, ¿los dragones realmente les permitirían continuar sin molestarlos?”

“Si ese es el caso, entonces verías a muchos humanos dando vueltas bajo esa pretensión. Asumirían que podrían hacer lo que quieran dentro de su territorio.

¿Quieres seguir y redactar un contrato diciendo eso ahora?”

“¿Q-Qué tontería es esta?”

“¿No estás haciendo exactamente lo mismo?” Berdetice guardó silencio.

“Tu respuesta puede significar la diferencia entre una guerra y evitar el conflicto por completo. Por favor, piensa detenidamente antes de responder.

Después de lo que parecía una eternidad, Berdetice finalmente abrió la boca.

“…Una ‘civilización perdida’.”

“¿Hm?”

“Se dice que, en este mundo, en el pasado lejano, hubo una tierra que albergaba una civilización altamente avanzada. No es más que una leyenda… Bueno, se pensaba que no era más que una leyenda, pero ahora…”

“¿Pero ahora?”

“Creemos que hemos descubierto pruebas de su existencia.”

“¡¿Qué?!”  gritó  la  Dra.  Clairia  desde  el  costado.  “N-no  me  digas  que  han descubierto pruebas de la existencia de ‘La Civilización Perdida’?”

“¿Sa-sabías de esto, Clare?” Mile trató de hacer una broma reflexiva, pero solo hizo que la académica se molestara.

“¡No empieces a darme apodos extraños!” dijo la Dra. Clairia. Ella respiró hondo y se aclaró la garganta.

“La Civilización Perdida”, explicó, “fue un reino legendario que prosperó en el pasado lejano. Mientras el resto de la humanidad se sentaba en casa, estas personas observaban el mundo.

Se dice que fueron al fondo del mar y volaron por el cielo. Que incluso se elevaron más allá del cielo para tocar las estrellas. Nunca conocieron el hambre ni la guerra. Era el tipo de tierra divina que incluso los propios dioses podrían considerar apropiada para vivir.

“Debido a que las estaciones cambian tan rápidamente entre los humanos, el conocimiento de estas personas se ha perdido. Sin embargo, entre las especies de vida más larga, como los elfos y los dragones ancestrales y entre los espíritus y similares, su leyenda sigue viva.”

Cuando la Dra. Clairia dijo ‘volaron por el cielo’ la cara de Reina se crispó. Mile, sin embargo…

“¡¿Q-Quieres decir que los espíritus realmente existen?! ¿Como las ha-hadas?” Como siempre, se había aferrado a la parte menos relevante.

La académica era, comprensiblemente tranquila. “¡¡Eso no tiene nada que ver con la conversación!! De todos modos, este es un gran descubrimiento, si es cierto. Dragones, ¿qué tipo de prueba encontraron? ¡¿Dónde lo encontraron?! ¡¿Dime?!”

Al ver a Clairia balbucear y tirar espuma en la boca, el dragón ancestral Berdetice se preocupó.

“N-No lo sé. Ninguno de nosotros somos académicos por oficio. La gente dragón no pueden caminar por todo el lugar investigando, así que reclutamos demonios y gente bestia para que realicen excavaciones en nuestro lugar. Luego vamos al sitio para confirmar lo que han encontrado. No somos nada más que el enlace. Esta vez incluso involucraron a niños… ¡Er, no importa!”

Al ver que Shelala lo fulminaba con la mirada, Berdetice cambió rápidamente el tema.

“De todos modos, recibimos una misiva de la gente bestia que habían descubierto algo y entonces nosotros tres—yo, mi aprendiz, Wence y Shelala, que engatusamos al jefe y los ancianos para que la dejaran venir— a inspeccionar sus hallazgos. Eso es todo. Además, los resultados de nuestro hallazgo son que el artefacto aquí fue un ‘fracaso’.”

“¿Gente dragón?” Mile ladeó ante la frase desconocida. Sin embargo, mientras lo pensaba, comenzó a considerar. Los humanos no se consideraban a sí mismos como una especie animal cuando hablaban de su propia raza, por lo que no era tan extraño que los dragones se refirieran a sí mismos como ‘personas’ también.

Antes de que pudiera convertirse en una reflexión más frívola, Mile volvió a la realidad.

“¿Un fracaso?” preguntó ella.

“En efecto. No es más que un artefacto hecho en algún momento después de la ‘Época Perdida’, por un pueblo que deidificó a la gente de la época. Hay algunos dibujos fantásticos e incomprensibles que se descubrieron en las paredes de lo que podría ser un gran templo, pero no parecen significar nada.”

“No tenemos más uso para este lugar. Le pediremos a la gente bestia que se retire. ¡Así ya no les molestarán!”

Berdetice intentó concluir la conversación allí, pero esto no podía terminar de manera tan simple.

“¿Ya terminaste, dices? Entonces, ¿vas a comenzar en otro lugar, entonces? ¿Vas a invadir secretamente algún otro lugar y comenzar a capturar a su gente?” cuestionó Mile.

“…”

“¿Y no solo tienen gente bestia sino también demonios a su servicio?”

Berdetice, que de repente se dio cuenta de que había dejado escapar información innecesaria, se calló.

“¿Y con qué propósito están buscando exactamente esta ‘civilización perdida’?¿Qué pretenden hacer?”

“¡No lo sé! ¡Incluso si lo supiera, no podría contarte todo al respecto!”

Eso probablemente era cierto. Los prisioneros de guerra a menudo no decían nada y lo que les había dicho hasta ahora era probablemente todo lo que consideraba seguro contar para evitar una guerra.

Además, existía la posibilidad de que realmente no tuviera todas las respuestas. No era exagerado pensar que a un subordinado no se le hubiera dado la historia completa.

Por la apariencia del dragón ancestral y sus modales, uno podría confundirlo con un dragón de importancia.

Sin embargo, a juzgar por su conversación, claramente no era nadie especial, al menos en lo que respectaba a los dragones ancestrales. Era un muchacho humilde, todavía verde detrás de las orejas.

Cuanto menos se diga acerca de su aprendiz y la heredera de los dragones que simplemente había venido por curiosidad, era mucho que mejor.

Obtener más información de ellos sería inútil. Capturar y entregar dragones ancestrales al señor feudal local probablemente era igualmente inútil. Convertirse en enemigo de un clan de dragones todavía era posible y podría resultar desastroso.

En todo caso, saber cuándo algo estaba a punto de convertirse en otra cosa era mucho más crucial—y mucho más difícil—que el momento inicial de cuándo comenzó esa cosa.

Mile entendió esto por las noticias, los informes históricos y los registros de guerra que había absorbido durante su vida en la Tierra.

Tal como estaban ahora, como simples cazadores de rango C, su deber no era capturar dragones ancestrales y comenzar guerras entre diferentes razas.

Esas cosas eran para que la gente importante de la tierra decidiera y para que las personas de posición equivalente—o que habían sido recompensadas adecuadamente—se comprometieran.

Por lo menos, no era una tarea para cuatro cazadoras novatas a quienes se les había pagado unas pocas docenas de monedas de oro.

“Entendido. Bueno, muéstranos estas ruinas y luego nos iremos,” dijo Mile. “Si realmente no tienen más asuntos en este lugar, abandónenlo rápidamente. Si puedes, intenta salir de aquí antes de que lleguen los soldados del rey y esto se convierta en un gran desastre.”

“Le diremos al señor feudal de esta región lo suficiente para evitar problemas, pero esa información terminará yendo al palacio. Tendrán esto en mente como referencia para futuros encuentros. Probablemente estarán en guardia. ¿Estás de acuerdo con eso?”

Después de reflexionar un momento, Berdetice asintió.

“Por favor, hazlo, entonces.”

Mile miró a izquierda y derecha. Reina, Mavis, Pauline y la Dra. Clairia también asintieron.

La Dra. Clairia había llegado a esta conclusión como investigadora de un señor feudal, como académica y como elfo. La decisión de aceptar vino naturalmente.

“Señorita Shelala, ¿nos mostraría el camino?”

“Ah, ¿Yo?”

Shelala parecía sorprendida de ser llamada, pero para Mile, ella era la elección obvia. Ir bajo tierra ante los ojos de tres dragones ancestrales, que podrían atacarlas en cualquier momento era una mala elección—casi tan mala como ir solo con alguien tan poderoso como Berdetice. Si podían traer al dragón más débil como rehén—ejem, una guía efectiva—entonces ella era la mejor opción.

Aun así, Mile silenciosamente puso una barrera sobre ellos. Por si acaso. “Muy bien, ¿Vamos?”

Con la chica dragón (aunque no se podría distinguir por simple apariencia) Shelala como su guía, el grupo descendió al gran agujero. Después de atravesar algunos escombros y tierra inestable que probablemente fue desplazada cuando el agujero se abrió por primera vez, llegaron a un espacio abierto. Desde allí, entraron en un área que parecía un gran salón. Este era probablemente el ‘templo’ que Berdetice había mencionado.

Debido a que Shelala era tan grande, no podía entrar al salón. Si la forzaran, el templo probablemente se derrumbaría sobre todos ellos.

Para evitar esto, Shelala metió el cuello por la abertura. Incluso antes de que llegaran a la superficie hace rato, parecía que los tres dragones solo habían asomado la cabeza para ver.

“Bien, señorita Shelala, lo que le he adherido al cuello es un cordón muy delgado, pero increíblemente fuerte. Si mueves el cuello demasiado rápido, entonces…”

Mile dibujó una línea en su garganta.

“¡Ee-eeeeeeeeeek!” Aunque se podía pensar que Shelala era bastante audaz, una vez que su vida estaba en juego, era una cobarde.

Con esa amenaza para asegurarse de que el dragón no escapara, Mile y las demás entraron al salón.

“¡Luz!”

Con el hechizo de Mile, la luz se esparció por todo el espacio. “E-este lugar es…”

A medida que la luz crecía, el pasillo aparecía a la vista. No era especialmente espacioso. No había altar ni artefactos religiosos a la vista. Un espacio completamente vacío las rodeaba.

Sin embargo, pronto pudieron ver por qué Berdetice había llamado a este lugar un ‘templo’.

Las paredes. Todas las paredes de esta sala con forma de cúpula estaban cubiertas de murales.

Estos murales no se habían hecho con pincel y pintura. Eran magníficas obras maestras de azulejos, formadas por una miríada de piedras de colores y una minuciosa forma sobre cómo unirlas. Eran productos de un trabajo que requería cantidades de tiempo y esfuerzo inimaginables.