Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 4

Capitulo 27: Dieciséis Años Desde…

 

 

Watashi Nouryoku Volumen 4 Capitulo 27 Novela Ligera

 

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Previamente

 

Cuando Adele Von Ascham, la hija mayor del Vizconde Ascham, tenía 10 años, tuvo un terrible dolor de cabeza y de esa manera, recordó todo.

Ella recordó como, en su vida anterior, era una chica japonesa de dieciocho años llamada Kurihara Misato que murió mientras intentaba salvar la vida de una niña y luego conoció a dios.

Misato tenía habilidades excepcionales y las expectativas de las personas cercanas a ella eran altas. Como resultado nunca vivió su vida como ella hubiera querido. Así que cuando conoció a dios, hizo una súplica apasionada.


“¡En mi otra vida, por favor haz mis habilidades promedio!” Pero, aun así, todo salió mal.

En su nueva vida, ella podía hablar con las nanomáquinas y a pesar que sus poderes mágicos técnicamente eran promedios, era el promedio entre un humano y dragón antiguo… ¡6,800 veces más que un hechicero!

En la primer Academia que asistió, ella hizo amigas y rescató a un niño como también a una princesa. Se registro en la Hunter’s Prep School con el nombre Mile y en el examen de graduación lucho de tú a tú con un cazador de rango A.

Mucho había pasado, pero ahora Mile va a vivir una normal como una cazadora novata con sus aliadas al lado de ella.

¡Porque ella es perfectamente normal, una chica promedio!

***

 

 

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Han pasado dieciséis años desde que Reina abrió los ojos por primera vez. Así es, Reina tiene dieciséis años ahora.


Mavis con diecisiete, es la mayor del grupo. Reina, con dieciséis es la segunda. Luego estaba Pauline con quince y por último Mile, que tenía trece. Oh y muy pronto será el cumpleaños de Mavis.

Ahora que Pauline por fin tenía quince, dejaba nada más a Mile como menor de edad.

Sin embargo, ya que podrías volverte un miembro del gremio a los diez años y este país no tenía restricciones en cosas como votar o beber alcohol, era muy poca la diferencia si alcanzas la edad oficial de la adultez (quince años) o no.

La distinción más importante aquí—ya sea en términos de empleo, asuntos legales o responsabilidad parental—era si ya se había cumplido diez años. Esa era la edad en que los niños normalmente comenzaban a tratar de ganarse la vida honestamente, aunque la mayoría de ellos, aparte de los cazadores, encontrarían empleo solo como aprendices y como mensajeros y no ganarían mucho.

Marcela y las demás serán de tercer año ahora, pensó Mile. Me pregunto cómo le irá a Crooktail y las demás…

En lo que respecta a Mile, todos sus antiguos compañeros de clase tenían un puntaje más bajo que el gato. Solo el Wonder Trio le importaba realmente a ella.

Ahora tengo trece años. Heh. Cumplo años antes, así que el resto probablemente todavía tengan doce años. Ahora que lo pienso, si todavía estuviera en Japón, estaría en mi segundo año o en la secundaria ahora.

Ese es el año en que se supone que las personas contraen el síndrome de la secundaria—la arrogancia adolescente que llaman chuunibyou. Pero eso ya no tiene nada que ver conmigo.

Después de todo, tengo la fuerza de un dragón, inmensos poderes mágicos y pequeñas criaturas misteriosas que solo yo puedo ver para responder a todas mis preguntas. Y los recuerdos… de mi… vida pasada…

Mile se derrumbó sobre la cama.

***

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“Ha habido muchas solicitudes raras últimamente,” murmuró Reina, de pie frente al mural de trabajo del gremio.

En adición a las típicas solicitudes de caza, órdenes de exterminio y trabajos de escoltas, había trabajos de investigación también.

Investigar monstruos en las montañas.

Investigar por qué los monstruos del bosque han comenzado a aparecer cerca de los pueblos y aldeas.

Buscar grupos que se habían perdido, con recompensa adicional al rescatarlos, descubrir la razón de su desaparición, recuperar las pertenencias de los difuntos, etc.

Varios de los trabajos de investigación, incluidas las solicitudes de selección y eliminación de monstruos de alto rango que se acercaron a los asentamientos humanos, parecían converger en un solo pueblo.

“¿El pueblo de Helmont? ¿Por qué suena familiar?” preguntó Mile. “¡Porque acabamos de capturar al wyvern ahí!” respondió Reina. “¡Oh cierto, el pájaro misterioso, Lobreth!”

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“Todos los trabajos cercanos son muy normales. Son bien pagados, pero son algo aburridos.”

Mavis y Reina, tras escuchar las palabras de Reina, se apresuraron a ver. En efecto, se sintieron de la misma manera. Sin embargo, estaban en el gremio, rodeadas por cazadores que daban lo mejor de sí para para ganarse la vida a diario. Decir tales palabras como ‘Estos trabajos son muy normales y aburridos’ o ‘Supongo que son bien pagados’, era inaceptable. Era seguro crear problemas.

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Después de todo, no todos tenían magos y espadachines por encima del promedio en sus grupos o poseían cantidades absurdas de magia. Casi nadie ganaba tanto mientras hacía las solicitudes normales de exterminio o recolección.

Reina pronto se dio cuenta de esto y logró parecer avergonzada. Afortunadamente, ninguno de los otros cazadores la había escuchado o al menos nadie parecía estar mirando en su dirección. Las cuatro dieron un suspiro de alivio.

“D-De todos modos, estas deben ser solicitudes bastante impopulares, recirculadas hasta la capital,” dijo Reina antes de corregirse apresuradamente. “¡Encargarnos de estos trabajos nos daría muchos puntos para el gremio!”

Sí, es poco probable que esa frase apacigüe los problemas.

En lo que respecta a los otros cazadores y al gremio, contar con un grupo joven y hábil que tome los trabajos sobrantes, incluso para los veteranos que no les interesaban—que ni siquiera valían la pena—era algo bueno. Aumentaba el prestigio del gremio de la rama de la capital.

Por supuesto, cuando se trata de sus verdaderos motivos, cualquier hombre o mujer joven se sentiría insatisfecho con asumir trabajos aburridos y normales solo para ganarse la vida. Para los cazadores de mediana edad con cónyuges e hijos, el trabajo no era más que un medio para mantener a sus familias. A los jóvenes cazadores les resultaba mucho más fácil convencerse de ‘¡quiero hacer un gran trabajo!’ O ‘¡Quiero dar a conocer mi nombre!’

Naturalmente, Pacto Carmesí— con Reina incluida, apuntaban a ser rango B y Mavis, que soñaba con convertirse en un rango A y alistarse como caballero—tenían inclinaciones similares.

Bueno, tal vez esa no era la forma correcta de decirlo. Mile y Pauline tenían poco interés en tales cosas e incluso sacando a las jovencitas, los deseos de promoción de Mavis y Reina no eran especialmente fuertes.

Pacto Carmesí se sintió aliviado, asumiendo que nadie más había escuchado las palabras de Reina. Pero, por supuesto, ese no era realmente el caso. El gremio no era especialmente grande, por lo que cuatro cazadoras novatas notables—que también eran chicas lindas—estaban de pie haciendo un alboroto que atraía la atención. Además, sus voces agudas se escuchaban lejos.

Todos pretendían simplemente no haber escuchado nada.

¿Qué harían los novatos con los trabajos problemáticos y sospechosos, que incluso los veteranos consideraban indignos de su tiempo? ¿Qué historia fascinante escucharían las chicas que no solo tuvieron éxito en el trabajo de caza de wyvern— considerado una ‘marca roja’, un trabajo en que verías ‘la sangre roja de tus aliados fluir y poniendo marcas rojas en tus registros’—sino que lo habían hecho sin un rasguño?

Los cazadores y empleados del gremio de cazadores de la rama de la capital escucharon con gran atención, desviando las miradas, fingiendo no importarles.

“Entonces, ¿Cuál deberíamos tomar?”

Mientras Reina murmuraba, Mile apuntó a una de las publicaciones. “Reina, mira…”

‘¡Súper Oferta Especial! Al aceptar la tarea de resolver los problemas en Helmont, los cazadores solo pueden asumir tantas tareas como se sientan capaz de hacer, en cualquier momento, sin tarifas ni penalizaciones por incumplimiento o fracaso. Los salarios se pagan en proporción al éxito del trabajo.’

“¿Q-qué es esto? ¡Es la primera vez que veo una publicación con términos tan convenientes!”

“¿No significa eso que no hay nadie cerca para tomar los trabajos? ¿O que el peligro es grande en proporción a la paga o que la probabilidad de fracaso es alta?” preguntó Pauline.

“Sí,” asintió Mavis, “No hay que confundir eso. Además, probablemente estén buscando involucrar a varios grupos a la vez.”

“Esta es otra de esas, ¿no? De lo que Laylia estaba hablando antes.”

“Sí, un trabajo de ‘marca roja’, ¿verdad? Rojo, como el color de la sangre que fluirá o la ‘marca roja’ en tu registro… ¡Pero, aun así!”

“¡Tomaremos este trabajo especial de ‘marca roja’!”

Anunciaron las cuatro al unísono. Al escuchar esto, Laylia, la recepcionista, se encogió de hombros. Su rostro cayó de una manera que indicaba perfectamente que había renunciado a la vida. Mile, al ver las palabras ‘Súper Oferta Especial’, de repente se sintió bastante confundida.

Me pregunto si viene con papas fritas… 

 ***

 

 

“¿Ustedes de nuevo?”

Seis días después.

Cuando llegaron a Helmont nuevamente, Pacto Carmesí se detuvo para ver al maestro del gremio, que anteriormente había explicado la situación del wyvern.

“Bueno, gracias por su último trabajo, tengo una buena idea de lo que pueden hacer. Sin embargo, este trabajo podría ser más peligroso que el anterior. Varios grupos han fracasado en volver y han sido registrados como desaparecidos. No diré más, pero será mejor que dejen esto así. Hay muchos otros trabajos que tomar y no importa cuán habilidosas sean, no es sensato asumir trabajos problemáticos y peligrosos mientras carece aún de experiencia. Deberían tomar trabajos como este después de haber tenido más tiempo para crecer. Todavía son jóvenes—no hay necesidad de apresurarse.”

El maestro del gremio no menospreciaba al Pacto Carmesí, sino que las exhortaba por una genuina preocupación.

“Aun así,” respondió Reina, “ya aceptamos el trabajo en la capital.”

“No,” dijo el maestro del gremio. “Pueda que hayan tomado el trabajo en la capital, pero se originó aquí. Si personalmente juzgo que ‘los candidatos para el trabajo no son adecuados’, entonces el contrato puede ser disuelto. No han fallado de ninguna manera, por lo que no tendrán que pagar ninguna multa y cubriremos sus gastos de viaje desde y hacia la capital, así como el incumplimiento de la tarifa del contrato.

“¿Qué opinan? Si eso les parece bien, podemos proseguir y hacer eso.”

La propuesta del maestro del gremio era demasiado amable. Si aceptaran, significaría asumir pérdidas por parte del gremio, sin obtener ganancias. Simplemente dejar las cosas como estaban, por otro lado, no le costaría al gremio ni un solo cobre, ya que el pago por el trabajo ya se habría dejado de lado.

Era una propuesta hecha por el bien de las chicas, a costa del gremio.

Sin embargo, la forma en que el maestro del gremio sugirió que se rindieran les dio a las chicas un mal presentimiento. Aunque las alentó a rendirse, en verdad, las cuatro tuvieron la sensación de que simplemente dudaba en rechazarlas.

Pero entonces:

Reina ofreció una severa negativa. “Nosotros la rechazamos. Si teníamos la intención de rendirnos después de llegar tan lejos,” explicó, “no hubiéramos aceptado el trabajo en primer lugar. Estuvimos de acuerdo con la plena conciencia de los pros y los contras, por lo que, ¿realmente cree que simplemente nos daríamos la vuelta porque alguien nos lo pide? Además, ¿por qué ‘es peligroso’ nos da una segunda oportunidad?”

Al ver a las demás asentir, el maestro puso una cara abatida pero extrañamente esperanzadora. Sin embargo, desapareció en un instante. El rostro serio del maestro del gremio regresó.

“No se excedan. En el momento en que sientan que están en peligro, abandonen la investigación y vuelvan aquí. Esa es mi estipulación como su empleador, que no pueden rechazar. Si no les parece, entonces es mejor que se rindan ahora. ¿Vale?”

La cara y la voz del maestro del gremio eran serias, pero Pacto Carmesí no era tan denso como para perder su verdadero significado. Las chicas asintieron.

“Bueno, realmente nos ayudaron con ese wyvern. Gracias a ustedes, incluso nuestro señor feudal finalmente ha llegado a reconocer lo que los cazadores hacen y ahora parece un poco más favorable hacia el gremio. Así que realmente tenemos que agradecerles por eso.”

“Supongo que es mejor que lo completen. Pueden encontrar más detalles sobre cada trabajo individual en el primer piso. Pero primero, comenzando hace poco, los avistamientos de monstruos en el bosque y las montañas se han vuelto más raros. Los monstruos que normalmente se pueden encontrar sin problemas han desaparecido y los monstruos que nunca antes han residido aquí han comenzado a aparecer. Numerosos grupos de caza han resultado heridos. Hay grupos que no han regresado en absoluto y es probable que…”

Una mirada oscura se extendió por la cara del hombre. En otras palabras, algo probablemente había sucedido a esos cazadores.

“¿Son esos los grupos que debemos buscar?” preguntó Mavis. Él movió su cabeza.

“No. Si un cazador se lesiona o pierde mientras trabaja o caza, es su responsabilidad. Solo las personas que toman trabajos que están fuera de su alcance deberían estar en riesgo. El gremio no se esfuerza por buscar a esas personas, aunque su familia y otros conocidos cercanos ocasionalmente aportan dinero para enumerarlo como una solicitud oficial.”

“Los que estarán buscando son parte de un equipo oficial de investigación del gremio. Están compuestos por cazadores veteranos, conocedores del bosque y sus monstruos; dos académicos; y un empleado del gremio que los acompañaba como escolta.”

Pronto descubrieron que este empleado del gremio tenía cierta habilidad mágica.

Incluso si solo pudiera usar una cantidad moderada de magia generalizada, contar con ella cuando no estuvieran involucrados cazadores podría ser de gran ayuda. Los no cazadores a menudo hacían demandas egoístas, pero tales problemas generalmente se neutralizaban rápidamente cuando los usuarios de magia estaban allí. Además, era útil saber que, en caso de que algo saliera mal, no tendrían que preocuparse por cosas simples pero importantes como encontrar agua.


Si la empleada en cuestión fuera una mujer joven, los hombres tampoco tendrían ninguna objeción a que ella los acompañara. No, no en lo más mínimo.

El maestro del gremio describió el plan del equipo de investigación, los artículos que tenían la intención de investigar y los monstruos que les gustaría eliminar si surgiera la oportunidad. Podrían confirmar el resto de los detalles y recibir mapas y materiales de la recepcionista en el primer piso, más adelante.

Cuando las cuatro se levantaron de sus asientos para irse, el maestro del gremio les dijo.

“El empleado del gremio que se unió al equipo de investigación…” Las chicas se detuvieron y se volvieron para mirarlo. Él continuó.

“Ella es… ella es mi hija. Así que… por favor.”

Para salvar a su hija, quería que alguien, quien sea, tomara el trabajo y la buscara. Incluso si hubiera pasado lo peor, quería que alguien confirmara su fallecimiento y le devolviera el cuerpo. O al menos algún recuerdo de ella.

El maestro del gremio habló con sus emociones en conflicto: el dolor y la desesperación de un padre, aferrándose a cualquier esperanza que hubiera; y el deber de un maestro del gremio, no dispuesto a enviar a las jóvenes cazadoras a una muerte innecesaria.

Ellas entendieron cómo se sentía. Las cuatro le dieron al maestro del gremio, cuya cabeza estaba inclinada, un pulgar hacia arriba.

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“Absolutamente—” dijo Mavis.

“¡Haremos realidad su deseo!” dijeron al unísono.

Por supuesto, esto resultó ser una línea que habían ensayado antes de tiempo para tal evento.

Afortunadamente, como en Japón y la mayoría de las áreas de habla inglesa de la Tierra, un pulgar hacia arriba indicaba una respuesta positiva en este país. Sin embargo, siempre era importante usar tales gestos con cuidado, ya que podrían ser ofensivos en ciertas regiones y países. De hecho, había algunos lugares donde la bandera blanca era el llamado a una batalla a muerte, no un alto al fuego.

Dejando al maestro del gremio detrás, las cuatro chicas se marcharon.

La hija del maestro del gremio se había ofrecido como voluntaria para escoltar al equipo de investigación, pensando que la única otra mujer en el equipo—una joven estudiante—podría estar sola si ella fuera la única chica. O eso había dicho el maestro del gremio antes de revelar que la empleada era su hija.


Había corrido un gran riesgo, pero harían todo lo posible para salvarla. Ella valía la pena.

Además, si todas las buenas mujeres murieran jóvenes, el mundo sería un lugar mucho más aburrido.

Con eso en mente, Pacto carmesí juró evitar morir jóvenes, por supuesto.

 

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