Tantei wa mou, Shindeiru (NL)

Volumen 2

Capitulo 3: Recogí A Una Niña Y Luego Me Despidieron

Parte 13

Por Eso No Tenía Derecho A Tocar Su Cabeza

Corrí por las calles de noche.

Afortunadamente, sabía dónde estaba.

Verifiqué la posición a través de mi teléfono y corrí a esa ubicación.

“¿Cerca de aquí?”

Llegué al destino, miré a mí alrededor, pero no había nadie a la vista.

Luego entré a la iglesia con la aguja puntiaguda como característica.

“No veo nada…”

En ese momento, el interior estaba oscuro y no había luces. Solo podía confiar en las luces del celular y continuar adentro.

Y luego, pude encontrar vagamente algo de luz. Debería ser la luz de la luna, brillando a través del vitral en la pared de la iglesia, en un lugar cercano.

Tenía que encontrar a Alicia lo antes posible, así lo pensé, y en ese momento di un paso adelante.

Sentí cierta presencia.

No está cerca, pero en el momento en que tuve este pensamiento, la distancia se cerró en un instante. Es difícil luchar en la oscuridad. Si el enemigo hubiera estado en una emboscada cerca, los ojos ya estarían acostumbrados a la oscuridad. El enemigo tenía la ventaja.

“¿Eso crees?”

Puse mi parche en el ojo a la derecha, el ojo izquierdo está completamente acostumbrado a la oscuridad. Luego apunté con el arma a la persona que tenía delante.

“──Mi pérdida.”

El enemigo levantó la mano obedientemente para rendirse ante mi contraataque.

“Nunca pensé que te levantaría la bandera blanca. Mis estándares han bajado un poco”.

“¿Qué tal si te alegras del crecimiento de tu asistente──Siesta?”

Nos bromeamos y nos encogimos de hombros.

Bajé mi arma y puse mi parche en la posición original. Mi ojo derecho debería estar acostumbrado pronto, más o menos.

“¿Entonces por qué estás aquí?”

“Esa es mi línea. ¿Por qué estás aquí?”

¿No te dije que te fueras a casa a dormir?

“Estaba evacuando a la multitud. Supuse que Hel podría venir aquí, así que hice que los niños se fueran”.

…… Sí, había personal en esta iglesia, junto con muchos huérfanos. Esta fue la iglesia que acogió a Alicia. “¿Por qué crees que Hel vendría aquí?”

“¿Hm? Estás haciendo una pregunta extraña.” Siesta inclinó la cabeza con la mirada habitual.

“Vine aquí porque quiero hacerte esta pregunta”.

“Hay muchas cosas que quiero replicar, pero antes que nada, ¿cómo supiste dónde estoy? ¿Me molestaste o algo así?”

“Eso fue una broma. No te estaba buscando.”

Supongo que se debe a los muchos años de experiencia, Siesta simplemente cambió la conversación, pensó que parecía más aterrador. “Ahora bien, el siguiente es…”

“Oye.”

Estaba a punto de preparar una nueva réplica,

“¿Cuánto tiempo vas a seguir así?” Siesta me miró con sus ojos azules.

Ella no estaba enojada.

Parecía triste, reacia.

De hecho, Siesta estaba mostrando la expresión que mostró hace días, después de que discutimos. “Tú también lo notaste, ¿no?”

¿Qué quieres decir? Incliné la cabeza con una sonrisa irónica.

Dios, siempre con las palabras inescrutables.

¿O se estaba refiriendo a eso? ¿Estaba intentando que dijera algo de información?

“[Jack el Diablo] está buscando su corazón perdido. En otras palabras, solo está apuntando a corazones”.

Ahh, sí. A las cinco víctimas les arrancaron el corazón y un oficial de policía estuvo a punto de morir también.

“Sí, ese oficial de policía resultó herido en el pecho izquierdo. Podría haber sido asesinado si no fuera por el chaleco antibalas, no hay duda de que Hel lo atacó”.

Pero, continuó Siesta,

“¿Qué hay de ella?”

La luz de la luna brillaba sobre Siesta. Los ojos azules me miraron.

“¿Por qué Alicia resultó herida en el brazo derecho? ¿Por qué le disparó el policía?”

Ahh, hablando de eso, el médico dijo que la herida de Alicia fue causada por un disparo.

¿Pero qué hay de eso? ¿Hubo algún problema?

No lo sabía. No entendí nada.

Sí, lo más importante es que deberíamos buscar a Alicia. Ella debería estar cerca.

“¿Ese disparo no se debió a una defensa propia adecuada?”

“Muévete, Siesta. Yo……”

Empujé a Siesta a un lado por sus hombros y bajé por la alfombra roja de la iglesia.

“¿Y había una hoja junto con el arma en la escena? ¿No recuerdas nada?”

No lo sabía. No pude entender nada. No miré para ver si la hoja en la escena se parecía al helicóptero que desapareció repentinamente de nuestra cocina.

“Dime, asistente.”

“¡Más importante aún, apurémonos y busquemos a Alicia!”

Quería irme de aquí lo antes posible, ¡a un lugar donde no pudiera escuchar la voz de Siesta…!

“Tú también lo sabías, ¿no?”

No pude refutar la trágica voz detrás de mí, y solo pude dar la vuelta.

Detrás de Siesta, en lo profundo del santuario, estaba Santa María mirándome.

“¿No es así? La razón por la que pusiste un rastreador en ese anillo fue…”

“¡NO LO DIGAS!”

Mi grito resonó cruelmente en el santuario.

Sí, lo sabía. Yo sabía.

Ya sabía que Hel y Alicia eran la misma persona.