Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 9

Capitulo 4: El Camino De Un Genio

Parte 7

El maná de Hydemary se amplificó con un temblor. Empujó su horno de maná al límite, rompiendo la barrera desde su interior. Ahora que volvía a ser ella misma, eso era una tarea sencilla.

El mundo ilusorio se desvaneció y se disolvió en el interior de una iglesia. La iglesia en sí era probablemente el límite de la barrera. Y una vez que dicha barrera desapareció, la hermosa voz de soprano de un niño bajó de donde estaría el altar.

“Oh cielos, ¿terminaron fallando completamente? Todos ladran y no muerden, ya veo”.

Un hermoso chico rubio vestido de blanco se paró ante Suimei y Hydemary. Él era el responsable de sellar a Hydemary en el ilusorio mundo magenta. Suimei tenía todo tipo de preguntas para él, incluido por qué no había interferido cuando Suimei repelió al dios convocado o cuando rescató a Hydemary, pero dejó todo eso a un lado por ahora.

Suimei y Hydemary estaban atentamente acumulando su maná cuando el chico rubio les hizo una pregunta.

“¿Quién eres exactamente?”

Estaba particularmente dirigido a Suimei, quien dio una respuesta bastante directa.

“¿Yo? Yakagi Suimei de la Sociedad”.

“Ah, entonces eres a ti a quien llaman Evening Starfall. Debes ser el Ejecutor”.

El chico rubio evaluó tranquilamente a Suimei, quien mostró su habitual sonrisa cínica.

“Estás siendo terriblemente casual con esto, ¿verdad? Tu pequeño plan ya se ha estropeado, ¿sabes?”

“Tengo que corregirlo en un punto. Este era su plan, no el mío”.

“Estoy seguro de que todo fue idea de Saix, sí… Pero también tenías un caballo en esta carrera, ¿no es así?”

“En efecto. Pero al final, realmente no me importa”.

“¿Qué quieres decir?”

En lugar del chico, Hydemary fue quien respondió a Suimei allí.

“En resumen, incluso sin asimilarse a un dios, estará contento siempre y cuando derrote al humano que lo repelió”.

“Eso es exactamente correcto. Si puedo derrotarte, que derribaste a un dios, podré cumplir mi objetivo”.

Su ambición había cambiado a la mitad. Por eso no se había molestado en detener a Suimei afuera o cuando vino a salvar a Hydemary. De hecho, en el momento en que Suimei desafió al dios y lo derrotó, hubo un cambio de planes.

Quería mostrar sus habilidades al mundo. Asimilar a un dios era una forma concisa de lograr eso, pero ahora que un humano había repelido al dios convocado… derribar a ese humano sería una demostración aún mejor.

En resumen, este chico no era muy diferente a Hydemary. Estaba atormentado por el vacío creado por la disonancia entre su abundante conocimiento y su falta de experiencia: el dilema de los homúnculos. Todo esto fue para llenar el vacío dentro de él. El corazón de Suimei se sacudió de lástima, pero el chico rubio hizo una declaración audaz desde lo alto.

“Evening Starfall, te derrotaré aquí. No logré asimilar a un dios, pero si puedo derrotar a un genio como tú, llenaré aún más el vacío dentro de mí”.

“Un genio, ¿eh? Debo decir que nunca me había considerado así”.

“¿Estás tratando de burlarte de mí…? Aah, realmente está funcionando. Eso me cabrea. ¿Y cómo te llamarías a ti mismo si no es un genio? Tú que expulsaste la divinidad del mundo. Tú, que derrotaste a dos de la Codicia de los Diez. Tú, que derribaste al dragón rojo que presagiaba el apocalipsis”.

Suimei contrarrestó el tono cada vez más teatral del chico rubio con una sonrisa de autocrítica.

“No soy un genio. Nunca sé cuándo rendirme”.

“Di lo que quieras, pero el mundo te juzga de otra manera”.

Eso era ciertamente cierto. La forma en que uno piensa de sí mismo y la forma en que el mundo piensa en ellos son dos cosas diferentes, y el individuo rara vez tiene control sobre cómo el mundo los estima.

“De todos modos, no soy tu oponente”.

“¿Me estás diciendo que primero derrote a tu discípula? ¿La obra maestra autoproclamada que cayó directamente en mi trampa?”

“La misma. Esta vez, intenta vencerla en una batalla de magia adecuada sin ningún truco astuto. Tú gestiona eso y yo te aceptaré todo lo que quieras”.

“Seguro que me estás despreciando”.

El chico rubio luego se volvió hacia Hydemary, quien le apuntó con su varita.

“Realmente me entendiste bien”, dijo. “Nunca pensé que jugarías una mano así”.

“Solo funcionó porque tu corazón estaba tan desprotegido. Nunca pensé que saldrías de él. Podrías haber escapado de todos esos pensamientos dolorosos si te hubieras encogido dentro de esa barrera”.

El chico rubio comenzó a acumular maná y el paisaje de la habitación comenzó a deformarse.

“Pero todavía eres demasiado descuidado. Esta iglesia es mi campamento. Tengo más de una barrera preparada aquí”.

Con eso, la deformación vertiginosa se hizo más violenta con el chillido agudo de lo que sonaba como metal rechinando. Probablemente fue la agravación de los fenómenos desde el establecimiento de su magia completa. Luego, el niño pronunció las palabras para activar su barrera.

“¡Oh barrera! ¡Manifiéstate!”

Un círculo mágico se desplegó a sus pies y una cúpula de luz de hombre tan blanca como la harina rodeó a Hydemary. Estaba colocado como un muro defensivo, pero no había forma de que una barrera como esta estuviera destinada a la protección.

El niño extendió su mano y lentamente hizo una pantomima de aplastar algo dentro de ella. Siguiendo los movimientos de sus dedos, la cúpula comenzó a encogerse. La barrera que se contraía comprimía el espacio en sí, ejerciendo presión sobre Hydemary con la intención de destruirla.

El chico homúnculo era de hecho un maestro de la magia de barrera. Esto en particular fue una barrera de constricción de tipo activado. Ni siquiera los hechizos de alta penetración podían romperlo desde el interior.

Entonces, ¿cómo lidiaría Hydemary con eso? Suimei simplemente observó mientras se mantenía en guardia.

Hydemary de repente sacó algo del bolsillo de su camisa. Era un artículo mágico favorito de ella, una baraja de cartas. La abrió y esparció ingeniosamente las cartas a su alrededor. Entonces…

“¡Wirbelwind!”

[¡Torbellino!]

Cuando la barrera se contrajo, Hydemary usó magia de viento para soplar sus cartas en todas direcciones. Volaron de un lado a otro, enyesando el interior de la cúpula. Y justo cuando estaban todos en su lugar…

“Kartensoldaten, greift an!”

[¡Soldados de cartas, ataque!]

Soltó su siguiente cántico. Bajo su influencia, las cartas comenzaron a transformarse. Se hicieron más grandes, brotando brazos enguantados y piernas con botas mientras lo hacían.

Eran como los soldados de cartas de Alicia en el país de las maravillas. Algunos llevaban espadas, algunas lanzas y algunos incluso escudos. Todos lucharon con la barrera a la vez, ofreciendo valientemente sus cuerpos para suprimir la contracción.

“¡Hahaha! ¿De verdad crees que puedes detener mi barrera con medios tan simples? Esto es más que una tontería”.

“No creo que esto lo detenga tampoco”.

“¡¿Qué?!”

El maná de Hydemary se hinchó e inundó el área como para ahogar la voz del chico. El aire crepitaba vivo con electricidad, cuyo sonido casi se perdía entre los crujidos del edificio y sus muebles bajo la presión de Hydemary desde dentro de la barrera. El maná que brotaba de ella se convirtió en un torrente de luz, que ascendió al techo de la cúpula como un dragón en ascenso.

“E-Ese maná…”

“¡No durarás si esto es todo lo que necesitas para sorprenderte!”

Hydemary le gritó al chico, quien claramente estaba conmocionado por la manifestación de su maná. Luego sacó un solo libro de la nada.

“¿Un grimorio? No, eso no es…”

“No, no es nada tan impresionante. Es solo un libro de imágenes”.

Con eso, Hydemary le dio al chico un destello de la portada. De hecho, era un libro ilustrado muy gastado decorado con una ilustración en la parte delantera bajo su título en inglés. Las letras estaban escritas en una fuente grande y fácil de leer. Sin lugar a dudas, era un libro para niños y parecía no ser nada más. No tenía ningún valor como objeto mágico. Era, como dijo Hydemary, simplemente un libro de imágenes

“¿A través del espejo?”

“Sip. Esto fue lo primero que me dio mi padre. Simplemente un libro muy querido”.

“Hmph. ¿Y qué vas a hacer con eso? ”

“¿Qué voy a hacer, preguntas? Soy una maga, ¿no? Solo hay una cosa que hacer”.

“Eso no puede ser un objeto mágico. Como si pudieras hacer cualquier cosa con eso…”

“Oh, puedo. Y lo haré. Después de todo, mi magia es… ” De hecho, la magia de Hydemary se originó en la magia.

En general, los hechizos eran combinaciones formalizadas de acciones como oraciones y deseos primitivos. Las acciones exactas requeridas por un hechizo en particular estaban determinadas por su sistema de magia, pero eran constantes. Dichas acciones fueron arregladas y no algo que un lanzador individual pudiera alterar.

A excepción de Hydemary, claro está. Las acciones requeridas para sus hechizos podrían completarse usando cualquier proceso que quisiera, produciendo fácilmente el resultado exacto que pretendía siempre que la entrada coincidiera con la salida. Esencialmente, siempre que proporcionara la cantidad correcta de maná para justificarlo, podría provocar cualquier cosa que quisiera.

La magia de Hydemary Alzbayne se conocía como Die Kleine Spielzeugkiste o “La pequeña caja de juguetes”. Era magia que usaba cualquier cosa considerada un juguete infantil como medio para manifestar sus sueños. En cuanto a los juguetes que los niños usaban para evitar el aburrimiento… Las muñecas, los peluches, las cartas y los juegos de magia eran un juego limpio para ella. Incluso libros ilustrados.

Y así, sosteniendo su libro de imágenes abierto en una mano, Hydemary comenzó a cantar su hechizo.

“‘Twas brillig, y las toves resbaladizas Giró y gimió en el wabe;

Todos mimsy fueron los borogroves, Y los momentos superan. ”

Era un poema sin sentido conocido en todo el mundo, explicado a Alice por Humpty Dumpty, que contaba la historia de un monstruo desconcertante asesinado con el poder de una espada mágica.

Las páginas del libro de ilustraciones de Hydemary se voltearon violentamente mientras ella canalizaba su magia a través de él. Un rayo pálido brotó de él, formando un rayo brillante. Hydemary alcanzó el destello con su mano derecha, proyectando su maná en el libro y sacando una espada a cambio.

“Tomó su espada vorpal en la mano:

Hace mucho tiempo que el enemigo manxome que buscaba…

¡Uno dos! ¡Uno dos! Y de principio a fin

¡La espada vorpal se volvió bocadillo!”

Pero no fue una espada cualquiera la que Hydemary sacó de su libro y lanzó al chico rubio.

“¡¿Crees que esa espada podría romper mi barrera?!”  preguntó con incredulidad.

“Vorpal Sword: ¡Vanity Cutter!”

Era una espada que atravesaba toda la magia y las tonterías con el poder de la verdad. Como en una demostración, Hydemary cortó la barrera contraída con aplomo.

“Esta es  la espada matadora de magia. Todas las falsedades  están destinadas a ser destruidas por él”.

Y así, su espada vorpal se rasgó por debajo de la barrera del chico, reduciéndola a nada antes de que pudiera lograr algo.

***

Las cosas terminaron rápidamente después de eso. El chico rubio probablemente nunca pensó que su barrera de contracción se rompería, y fue asaltado sumariamente por los soldados de cartas que escaparon de ella. Apenas dio resistencia y rápidamente quedó inconsciente.

“Eso fue inesperadamente tonto”, dijo Hydemary.

“Bueno, él se enfrentó a ti…” respondió Suimei con indiferencia.

Los dos homúnculos estaban fundamentalmente en niveles diferentes para empezar. Hydemary era la obra maestra del famoso Doll Master, mientras que el chico rubio, aunque capaz de grandes cosas, poseía tan poca habilidad que su creador lo había despedido.

En ese sentido, este resultado fue inevitable. Debería haber sido obvio desde el principio. En realidad, fue un gran logro que hubiera capturado temporalmente a Hydemary, pero en una batalla de magia absoluta, la balanza se inclinó irremediablemente a su favor.

Suimei ahora estaba mirando al chico colapsado. Con toda la información que había reunido, tenía una idea de la situación del chico. Después de ser creado como parte del experimento de cierto alquimista, fue despedido y dejado vagar por el mundo. Al hacerlo, se había encontrado con Saix Ruger, y el resto ahora era historia.

“Me siento un poco mal por él… Tirado, engañado, y esto era lo que le esperaba al final”, dijo Suimei con un suspiro.

“Estoy de acuerdo.”

“Pero, ya sabes, al final del día, ¿por qué estaba tan ansioso por asumir más de lo que podía manejar? Si quiere lograr algo, ¿qué tiene de malo hacer poco a poco?”

Suimei casualmente tiró eso, y en un giro inusual de los acontecimientos, Hydemary sonrió.

“Estoy segura… quería que la persona que lo creó lo reconociera. Quería ser aceptado. Por eso trató de hacer algo grandioso. Destacar y llamar la atención. Además… lo entiendo”.

“¿Entender qué?”

“Este chico no te tenía. Por eso no ha podido vivir libremente como yo”.

Hydemary también miró al chico rubio. Su tono era comprensivo y su expresión un poco solitaria.

“Suimei-kun… ¿Podría ser un poco egoísta?”

“¿Qué estás pensando?”

“No quiero entregar a este niño a la Asociación de las Mil Noches”.

“No me importa particularmente, pero ¿qué planeas hacer exactamente en su lugar?”

Suimei interrogó a Hydemary en un tono ligeramente estricto. No importa cuán lamentable lo encontrara, soltarlo solo terminaría con otro incidente. Esto no era algo que simplemente se pudiera pasar por alto. Alguien necesitaba asumir la responsabilidad, de la misma manera que Suimei había protegido a Liliana.

“Me gustaría enviárselo a mi padre”.

“Ah, entonces ¿te gustaría que el maestro lo entrenara?”

“Mm. Creo que sería mejor”.

“Eso suena bien y todo, pero ¿estará de acuerdo? Este chico es un completo extraño para él”.

“Estoy segura de que estará bien. Si se muestra reacio, solo tengo que rogarle”.

“¿Por qué ir tan lejos?”

“¿Por qué? ¿Es eso algo que necesitas preguntar?”

Hydemary se detuvo allí por un momento, pero las siguientes palabras que salieron de su boca fueron las de Suimei…

“Para salvar definitivamente a los que no pueden salvarse”. Ya veo. En ese caso, por supuesto que llegaría tan lejos.

“No lo dices, ¿eh? Entonces será mejor que le eches una mano adecuada. Lo va a necesitar”.

Con eso, Suimei levantó al chico rubio inconsciente. Ahora que habían decidido no entregarlo, aguardaba una negociación con la Asociación de las Mil Noches.

El pensamiento era agotador para Suimei, pero valió la pena para apoyar a su discípula que había dado sus primeros pasos para perseguir los ideales de la Sociedad. Fue una buena sensación, y Suimei salió de la iglesia con una sonrisa y Hydemary orgullosamente a su lado.

Afuera encontraron a las chicas, a los magos que habían inmovilizado y a representantes de la Asociación de las Mil Noches que habían venido a recoger sus objetivos, todos esperándolos.