Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 9

Capitulo 3: A La Sociedad

Parte 4

Había desplegado uno de sus hechizos especiales, los soldados de cartas, a la defensiva alrededor del grupo. Toda una baraja de cartas, excluidos los jockers, intentaba frenéticamente contener a los magos que pululaban a su alrededor.

Las tarjetas de tamaño humano, a las que les habían crecido miembros, básicamente formaban una pared divisoria. Pero incluso con su ayuda, Hydemary todavía tenía pocas manos.

Más magos ahora intentaban acercarse desde un ángulo diferente, por lo que desplegó otro hechizo.

“Jetzt kommen, mein niedlicher Teddybär”. [Ahora ven, mi lindo osito de peluche.]

Con un poof típico de la magia escénica, un oso de peluche con un sombrero puntiagudo apareció de la nada. Para empezar, era solo del tamaño de una pelota de fútbol, pero se hacía cada vez más grande con cada parpadeo.

“¡¿O-Osito de peluche?! ¡Mierda!”

“¡Muros defensivos! ¡De prisa!”

“¡S-S-Se está haciendo más grande!”

“¡WAAAAAH!”

Los magos que atacaban desde el flanco fueron aplastados por el osito de peluche de Hydemary  y los dejaron llorando de agonía mientras los regañaban por intentar cortar la fila. Mientras tanto, la fila real en sí no pareció muy afectada.

“Espera, ¿una fila…?”

De hecho, había una fila. Una cola de buena fe. Al mirar más de cerca, Suimei pudo ver una larga fila de magos que conducían a Lefille, quien estaba sentada allí con una mirada complicada en su rostro. Felmenia estaba a su lado, aparentemente de guardia mientras los magos se acercaban a ella uno tras otro.

“¡C-Cabello! ¡Por favor, dame tu cabello! ¡S-Solo una hebra servirá!”

“¿P-Podrías por favor verter tu poder en esta bola de cristal?”

“¡Bien! ¡Nunca volveré a lavarme esta mano!”

“¡Amante! ¡Por favor, sé mi amante!”

“Oh cielos…”

Todo lo que Suimei pudo hacer fue gemir de desconcierto por el clamor de la multitud sobre cómo está avanzada investigación por varias décadas.

La energía frenética de la escena hizo que pareciera una especie de encuentro con celebridades. Los magos, aunque parecían más fanáticos de los misterios, estaban gritando y chillando de alegría emocionada como fanáticos pululando alrededor de su ídolo favorito. Suimei no pudo evitar imaginar la escena de esa manera mientras observaba cómo se desarrollaba el caos.

Pero mientras reflexionaba sobre esa imagen mental, de repente alguien lo llamó.

“¡Yakagi-san!”

Era una voz familiar que pertenecía a una amiga de Hydemary. Era una chica japonesa de la edad de Suimei con el pelo largo y rubio. Llevaba una camisa blanca, chaleco negro, corbata roja y una falda negra ajustada.

Era un atuendo bastante simple, pero se armó de manera vistosa con guantes de vestir, una gargantilla, bordados y otros detalles llamativos. Su rostro también era bastante hermoso y dulce, dos palabras que le quedaban como un guante.

“Oh, hey, Hatsuhana.”

Hatsuhana era un mago afiliado a la Sociedad cuyo trabajo diario era la magia escénica. Trabajó como una especie de mezcla entre una ídol y un mago en Japón. Suimei la llamó por el nombre artístico, Hatsuhana Tenki, por el que innumerables personas la conocían.

Era lo suficientemente famosa como para que sus autógrafos costaran decenas de miles de yenes. A pesar de su fama, siempre adoptó una actitud respetuosa con Suimei… pero estaba claramente agitada en este momento.

“¡No me limites a decir ‘oh, hey’! ¡¿Que está pasando aquí?!” gritó casi frenéticamente.

“No me preguntes”, respondió Suimei sin comprometerse. “¿Qué estás haciendo aquí de todos modos?”

“Llamé a Hime-chan aquí. No podemos manejar esto por nuestra cuenta”, explicó Hydemary.

“¡El familiar de Mary-chan vino de repente a mí, y esto es lo que obtengo por venir! ¡Oye, estás ahí! ¡No hagas cola! ¡Te quemaré!”

Los ojos ardientes de Hatsuhana brillaron con un brillo rojo cuando hizo una amenaza bastante violenta. Se especializó en magia de fuego y era una experta en ataques imposibles de esquivar. Su magia podría rivalizar incluso con el ojo dracónico.

“¡Oh! ¡Magia de combustión!”

“¡Quémame!”

Con eso, los idiotas comenzaron a gatear fuera del letargo y Hatsuhana los trató en consecuencia. Pero como una noticia de espectáculos a la mano de alguna manera comenzó a extenderse, incluso más magos estaban llegando. A este ritmo, la situación en cuestión podría fácilmente salirse de control.

Sintiendo que el dolor de cabeza se acercaba, Suimei se acercó a Lefille. A pesar de que estaba sentada cómodamente en una silla, parecía agotada. Sus ojos apagados eran como los de un pez muerto. Pero tal vez eso solo se esperaba considerando la extraña situación en la que se había visto envuelta.

“Oye, eh, Lefille …”

“Suimei-kun … ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué me tratan así?”

“¿Incluso necesitas preguntar? Es porque eres un espíritu”.

“Nunca pensé que sería tan malo…”

Lefille lo había escuchado más de una vez, pero los espíritus ya no existían en este mundo. Todos se habían ido, y debido a eso, una gran cantidad de magos codiciaba datos sobre ellos. Además, Lefille no era un espíritu cualquiera; ella era mitad espíritu, mitad humana. Un espécimen tan raro sería difícil de encontrar incluso buscando desde la era de los dioses.

Entonces, a pesar del caos, las cosas podrían haber salido mucho peor. Si Lefille hubiera ido a cualquier otra organización, podría haber sido detenida por todo tipo de experimentación cruel en contra de su voluntad.

La gente de la Sociedad se mostró excepcionalmente honrada en ese sentido, dados los ideales de la organización.

Sin embargo, cuando Suimei se colocó al frente de la multitud, los magos reunidos volvieron su atención hacia él.

“¿Es esta chica alguien que trajo aquí, Maestro Suimei?”

“¡Señor Yakagi! ¡Es injusto monopolizar una mina de oro de misterios y guardárselo todo para usted!”

“¡Maestro! ¿Las especialidades de su casa no son la Cabalá mágica, la comunicación divina y la regulación? ¡¿Cuándo comenzaste a estudiar espiritismo, sesiones espiritistas y espíritus?!”

“¡Investigación colaborativa! ¡Propongo que hagamos una investigación colaborativa! ¡Yo personalmente financiaré el presupuesto!”

“¡Aah, maldita sea! ¡Cállense! ¡Todos ustedes, cálmense!”

Suimei encontró todo el clamor demasiado para soportar y estalló en sus compañeros magos. Pero, por desgracia, eran magos ante todo. Haría falta algo más que les gritaran para dejar pasar una oportunidad de investigación como esta.

“¡Como si pudiéramos calmarnos!”

“¡Si! ¡No hay forma de que pueda dormir esta noche! ”

“¡Aaaaah! ¡Señorita!”

El enjambre de magos emocionados no mostró signos de ceder, pero Suimei tenía un horario. De ninguna manera iba a permitir que sus colegas lo frenan hoy.

“¡¿Todos me escuchan?! Tenemos lugares adonde ir, ¡así que ya basta!¡Te lo ruego! ¡Lo que tenemos por delante va a ser lo suficientemente agotador como está!”

“¡¿Qué?! ¡¿A dónde vas?!”

“¡¿Tienes algo agotador que hacer?!”

“¡Boo a los monopolios! ¡Booooo!”

Los enjambres de magos comenzaron a conspirar juntos, rodeando a Suimei en protesta unificada. También miraban a Felmenia y a los demás con ojos curiosos, curiosos por saber qué era exactamente lo que iban a hacer a continuación.

“¡Les digo, tengo que irme! ¡Tengo que ir a ver a ese monstruo misterioso!”

“¡Erk!”

“Oooh…”

Esa única frase hizo que los magos retrocedieran como una ola. Su reacción fue tan extrema que la ansiedad de los visitantes de Suimei alcanzó su punto máximo de repente. El primero que se atrevió a preguntar fue Lefille.

“¿Qué pasa con su reacción…? Estoy empezando a preocuparme mucho”.

“Yo también estoy preocupada, maldita sea”.

“¿Suimei-dono? ¿A dónde vamos exactamente? ”

“Vamos a conseguir que alguien mire el ojo de Liliana”.

Los hombros de Liliana se sacudieron al escuchar eso. Todos los magos cambiaron su atención hacia ella, y Suimei asintió solemnemente. Cuando lo hizo, las miradas de sus colegas se volvieron comprensivas al mismo tiempo. Incluso Liliana lo notó.

“Estoy… realmente… realmente… preocupada”.

“Está bien. No te preocupes. Estará bien. Probablemente… Quizás…” Al final, Suimei no pudo tranquilizarla con confianza.

***

Después de romper el asedio de los magos, Suimei y las chicas de una forma u otra lograron escapar del vestíbulo. Una vez que estuvieron libres, Suimei los llevó a cierto laboratorio dentro del castillo.

Atravesaron una puerta oculta completamente sin sentido en el ala occidental de Alto Schloss y bajaron unas escaleras hasta el sótano, donde encontraron una puerta de madera anticuada.

Un poco más allá se encontraba el laboratorio que pertenecía a un mago de clase magistral que era uno de los miembros más antiguos de la Sociedad.

Suimei se refirió a él como el profesor monstruo, pero no fue el único que pensó de esa manera. Casi todos los magos de la Sociedad lo llamaban monstruo.

Pero el apodo no era por su horrible apariencia. Más bien, era porque era un científico loco al que le gustaba sorprender a la gente y gastarle bromas. Le había ganado una gran reputación.

La única razón por la que Suimei venía voluntariamente a verlo era precisamente lo que había dicho en el vestíbulo: ayudar a Liliana. Suimei había logrado calmar personalmente su ojo demonizado hasta cierto punto usando tratamiento espiritual, pero no pudo curarlo por completo.

Por eso Suimei había decidido llevar a Liliana a un especialista. Había mencionado al supuesto profesor a Felmenia y a las otras chicas unas cuantas veces en su mundo. Pero aunque las habilidades del profesor eran insuperables, tal como lo implicaba la reacción de los magos en el vestíbulo… todavía había mucho de qué preocuparse.

Suimei se paró frente a la puerta de madera y usó la aldaba en forma de ouroboros. La voz de un hombre respondió rápidamente desde adentro…

“¡Oohoohoo! ¡Entren, queridos!”

Dejó a los visitantes de otro mundo con el ceño fruncido.

Y prácticamente tan pronto como entraron, el profesor, un hombre occidental de complexión regordeta, corte de cuenco, gafas, bata de laboratorio y una verruga definitoria en su rostro, demostró un inmenso interés en Lefille. Adoptó una pose triunfante con ambos puños en el aire.

“¡TELESMAAAAAAAA! ¡Mis estrellas, querida! ¡Ningún mago podría ocultar su entusiasmo por esto!”

Inmediatamente después de gritar eso, el profesor monstruo comenzó a perseguir a Lefille mientras movía sus dedos… Después de varios minutos de esto, no estaba claro si estaba escuchando a Suimei hablar o si estaba enfocado exclusivamente en perseguir a Lefille. Lefille ni siquiera podía perder al profesor al convertirse en un vendaval rojo; sus movimientos extrañamente ágiles desmentían su cuerpo regordete.

“¡Sensacional! ¡Espléndido! ¡Qué habilidad tan magnífica! ¡Más! ¡Necesito saber más! ¡Debo estudiar esto más!”

“¡T-Tú pervertido! ¡Primero deja de mover tus manos de una manera tan lasciva!”

“¡Pero estoy súper, duper, ultra interesado en ti! ¡Quiero que seas mi sujeto de prueba! ¡Solo por un momento! ¡Solo un pequeñito, un poquito, un poquito, según mis estándares, por supuesto!”

“¡Nunca!”

“¡No hay necesidad de ser tan tímida, querida! ¡Tengo una gran reputación por ser amable, si lo digo yo mismo!”

“¡Como si pudiera confiar en esa información que viene de ti!”

Lefille estaba gritando en protesta, pero el profesor parecía tan decidido como entusiasta. Su pequeño juego de etiqueta incomprensible a través de la habitación llena de tanques y tubos de ensayo parecía que duraría para siempre… Así que Suimei tomó la señal para finalmente intervenir y detener las cosas.

“Profesor… ¿Podría dejar de bromear?”

“¡Esto no es una broma, querido muchacho! ¡Soy tan súper serio como siempre lo soy en serio!”

“Esto es algo por debajo de usted, ¿verdad, profesor? Así que, por favor, escuche lo que tengo que decir”.

O eso suplicó Suimei, pero el interés del profesor no había disminuido en lo más mínimo.

“¡Vamos, vamos, vamos! ¡No tan rápido, Suimei-kun! ¡Es un espíritu vivo que respira! ¡Es mitad humana, mitad espíritu y 100 por ciento de la materia de la que están hechos los sueños fantásticos!”

“Sí, pero… realmente me gustaría poner manos a la obra, si no le importa”.

Suimei comenzó a irritarse, y el profesor monstruo adoptó una postura de lucha exagerada en respuesta.

“¡Entonces en marcha!”

“¡Argh, maldita sea! ¡¿Qué pasa?! ”

“¡Un encuentro, por supuesto! ¡Con magia, querido muchacho! Si ganas, consideraré tal vez prepararme para escuchar potencialmente lo que tienes que decir. Pero las probabilidades son un gran cero para ti, ¡así que haz tu mejor esfuerzo, te digo!”

“¡¿Ni siquiera tengo la más mínima posibilidad?!”

Eso era obvio. Estaban en ligas completamente diferentes como magos. El profesor tenía más de diez veces la edad de Suimei, y la experiencia significaba fuerza para un mago. Había devastadoramente pocas cosas en las que Suimei tenía la oportunidad de vencerlo.

Tanto Felmenia como Liliana se quedaron atónitas ante el extraño comportamiento del profesor. Después de verlo perseguir a Lefille en círculos, se quedaron boquiabiertos ante su vertiginosa montaña rusa de actividad mientras pasaba a burlarse de Suimei.