Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 9

Capitulo 2: En El Mundo Moderno

Parte 5

Sin embargo, no pudo decir mucho sobre la reacción de Akitsuki, que simplemente había sido, “¿Es así? Entendido.” Pero Akitsuki había estado involucrado con los Yakagis desde la generación de Kazamitsu. Al igual que los padres de Hatsumi, probablemente ya estaba convencido de que todo era posible cuando se trataba de esta familia.

“¡Lo siento, llego tarde!”

Después de que el grupo charló un rato más, Hatsumi se acercó corriendo. No vestía el uniforme que siempre llevaba, sino un conjunto lindo y casual que incluía una falda, una diadema y un ramillete.

“Oh, tú también estás aquí”.

“Hola, Akitsuki-san. Gracias por llevarnos hoy”.

“Pero por supuesto.”

Hatsumi saludó a Akitsuki, luego intercambió buenos días con todos los demás. Entonces, cuando finalmente llegó el momento de partir…

“¿Quién quiere ir de copiloto?”

“¿Copiloto?”

“Oh, me refiero al asiento al lado del conductor”.

Cuando Suimei lo explicó, las tres visitantes de otro mundo comenzaron a inquietarse por la emoción. Estaba claro que todas querían intentarlo, pero eran demasiado considerados unos con otros para ser los primeros en aprovechar la oportunidad.

“¿Están bien ustedes tres con turnarse?”

“¡C-Ciertamente!”

“¡Sip!”

“Si…”

Y, con eso, las visitantes de otro mundo subieron a un automóvil por primera vez. Todas se sorprendieron de lo suaves que eran los asientos. Los carruajes de donde provenían no tenían lujos como asientos acolchados con resortes, por lo que las comodidades disponibles aquí causaron una impresión inmediata.

Cuando todos se instalaron, Akitsuki sacó un sobre de su maletín. “Para ti, joven maestro”.

El sobre no tenía remitente, pero Suimei sabía exactamente de quién era. Era casi idéntica a la carta que había recibido del mensajero el otro día de la Asociación de las Mil Noches.

“¿Por qué tienes esto, Akitsuki-san?”

“Fue entregado a la sucursal esta mañana. Me pidieron que lo pasara mientras estaba aquí”.

“Así que quieren que esto se solucione más temprano que tarde…”

Suimei abrió el sobre y, tal como esperaba, encontró materiales adicionales en la solicitud de cumplimiento anterior.

“…”

“¿Joven maestro?”

“No es nada… ¿Nos vamos?”

Suimei instó a su conductor a encender el auto. La carta era un asunto importante, pero no había nada que pudiera hacer al respecto mientras aún estaba en Japón, por lo que decidió priorizar los planes de hoy.

“Ahora bien, ¿adónde vamos primero?”

“Bueno, comencemos con la tienda frente a la estación para que podamos comprar algunos bocadillos. Después de esto…”

“¡Quiero ir… al acuario!”

Liliana fue la primera en hablar. Por lo general, no era del tipo que exigía nada, pero su deseo de ver más animales era insoportable. La forma en que se balanceaba arriba y abajo en su asiento también era bastante adorable. Suimei se volvió hacia las otras chicas para ver si estaban de acuerdo con la sugerencia, y las cuatro asintieron amablemente.

“Entonces, es el acuario. Parece que empezaremos por ahí, Akitsuki-san”.

“Ciertamente.”

Akitsuki giró la llave y puso en marcha el coche. El motor de combustión interna rugió, y los tres visitantes de otro mundo expresaron su sorpresa al presenciar un automóvil cobrar vida por primera vez.

“¡W-Wah!”

“Ahora esto es…”

“Es asombroso. No hay nada… místico en eso… en absoluto”.

Las tres miraban los asientos y las ventanas, tratando de identificar la fuente de los sonidos y vibraciones. Akitsuki les dio una breve explicación de lo que estaba sucediendo, lo que ayudó a tranquilizarlos.

En cualquier caso, la primera parada del día fue la tienda de conveniencia frente a la estación de tren. Después de elegir casualmente algunos bocadillos para el viaje, finalmente pudieron relajarse y probar los productos. Felmenia se atragantó con lágrimas de alegría al probarlo por primera vez.

“Chocolate… Este debe ser el alimento de los dioses”.

Los alimentos básicos para tal declaración en Japón fueron el chocolate, la mayonesa y el pudín. Y Felmenia casualmente tenía una barra de chocolate en sus manos mientras agradecía exaltada a los cielos.

“Esta cosa de hojaldre… es muy sabrosa. Hom.”

“Pensar que este mundo tiene dulces que rivalizan con el algodón de azúcar y el pastel… Este supuesto helado es excelente”.

Las tres visitantes de otro mundo estaban muy animados mientras probaban sus delicias, o más precisamente, las devoraban de todo corazón. Habían elegido bocadillos dulces y salados que se complementaban tan perfectamente como el buen sake y el pescado. Además, con Hydemary presente, comenzó una animada discusión sobre qué bocadillos eran mejores que otros.

Suimei y Hatsumi vieron a los cuatro divertirse con sonrisas encantadas.

“No coman demasiado, ustedes tres. La comida chatarra es mala para ti si no la mantienes con moderación”, advirtió.

“Supongo que estos son artículos de lujo…” concedió Felmenia.

“Además, se acerca el plato principal. Se lo perderán si se llenan ahora, ¿saben?” Añadió Hatsumi.

“¡Oh! ¡Tienes razón! ¡Todavía queda el pastel!” Lefille gritó emocionada.

Estaba ansiosa por el pastel, e inmediatamente retiró su mano extendida cuando Hatsumi se lo recordó. Mientras tanto, la única chica que no entendía tal moderación ladeó la cabeza de una manera inocente.

“¿Es eso así?” Preguntó Hydemary. “Eres una excepción”, replicó Suimei.

La comida chatarra era un alimento básico para Hydemary, quien aspiraba a vivir el sueño de la infancia. Debería haber sido malo para su salud, pero no parecía plantear el más mínimo problema en el caso de Hydemary. Tal vez era una ventaja de ser un homúnculo, pero ¿cómo funcionaba exactamente eso?

Mientras Suimei reflexionaba sobre esto, vio que Felmenia buscaba otro bocadillo.

“E-Entonces, solo uno más. Sólo una última—”

“Te estoy diciendo que pares”.

“¡¿Aah?!”

Suimei tomó la mano extendida de Felmenia, que temblaba como la de un drogadicto, y confiscó la barra de chocolate que estaba buscando.

“Suimei-donooo, eso es tan cruel…”

“Seriamente. Estos son malos para usted si comen demasiados. ¿Cuántos planeaban tener?”

Suimei decidió hacerle un favor a Felmenia y deshacerse de la tentación él mismo. Pero en el momento en que desenvolvió el papel de aluminio, Felmenia se abalanzó sobre él con un brillo en los ojos.

“¡Om!”

“¡O-Oye! ¡Menia! ¡¿Qué diablos estás haciendo?! ¡Oye! ¡Estás babeando en mi dedo!”

“¡Nom! ¡Es tu culpa por robar mi chocolate, Suimei-dono!”

“¡No te aferres a mí así! Um, Felmenia-san… En serio, ¡detente! ¡Uf, esto no es bueno!”

“¡E-Espera! ¿Qué hacen ustedes dos tonteando?!”

Suimei comenzó a retorcerse por la suave sensación que lo envolvía. Hatsumi, lista para destrozarlos a los dos en un nerviosismo, se inclinó hacia adelante desde el asiento trasero. Sin embargo, en el momento en que lo hizo, Felmenia le lanzó una mirada penetrante que la detuvo en seco.

“¡¿Qué estás diciendo?! ¿No te estabas aferrando a Suimei-dono justo después de que nos teletransportamos aquí?”

“¿Eh? ¡Ah! E-E-E-Eso fue, um… ¡Estaba abrumada por la emoción al regresar a casa! ¡Y todo lo que hice fue apoyarme un poco contra él! ¡No era diferente a una pared!”

“¡¿Así que soy un muro para ti?! ¿No es un poco mezquino?”

Allí, Hatsumi miró desesperadamente a Lefille, que estaba sentada allí ocupándose de sus propios asuntos.

“¡Además! Últimamente solo ha estado cuidando a Lefille, ¿verdad?”

“E-Eso es porque Suimei-kun me está ayudando a resolver algunos problemas… Pero ahora que lo mencionas, supongo que ha estado bastante atento. Gracias, Suimei-kun”.

“¿Eh? Oh, de nada…”

Suimei dio una respuesta tímida, pero Felmenia comenzó a chillar. “¡Injusto! ¡Eso es absolutamente injusto!”

“¡E-Estabas completamente fascinada con los grimorios en el estudio, ¿no es así?!”

“Eso es… En realidad, ¿qué es lo que estás comiendo, Lefille?”

“Algodón de azúcar. Incluso cruje. Es bastante divertido”.

“¡Quiero un poco!”

Con eso, Felmenia cambió su objetivo y se aferró a Lefille. A pesar de que lo estaban haciendo hace unos segundos, ahora misteriosamente estaba siendo alimentada a mano con algodón de azúcar crujiente.

“¿No estaban ustedes dos discutiendo…?”

No había una conexión lógica entre su argumento y la reconciliación, pero al ver que ahora se estaban divirtiendo más o menos, Suimei estaba secretamente encantada de que las cosas iban bien. Sin embargo, el estado de ánimo cambió repentinamente cuando Felmenia notó algo fuera de la ventana y perdió la compostura.

“¡Suimei-dono, Suimei-dono!”

“¿Eh?”

“Q-Qué… ¿Qué demonios es eso?”

Atraída por esas palabras, Lefille también miró por la ventana y frunció el ceño.

“Cielos. Qué forma tan espeluznante. Parece ser una especie de criatura grotesca”.

“¿Eh? ¿Una criatura grotesca?”

¿De qué diablos estaban hablando? Suimei no tenía ni idea. Este era Japón. Japón moderno, nada menos. No debería haber criaturas grotescas caminando por el centro de la ciudad a plena luz del día. Tan desconcertada como estaba Felmenia, Suimei miró por la ventana para ver… la mascota de la ciudad.

“Grotesco en verdad.”

“¿Q-Qué es esa cosa…?”

“¿Y quién es esa mujer a su lado? ¿Ha esclavizado a la criatura? Parece tener una especie de varita en la mano”.

“Una figura tan profana… Es probable que esté bajo la influencia de un gran mal”.

Felmenia y Lefille retrocedieron a la defensiva mientras miraban a la mascota de dibujos animados, que era un cruce entre una medusa y un oso, y al miembro del personal femenino que estaba de pie con ella. Parecía que habían confundido el micrófono en su mano con una varita mágica.

En cuanto a los tentáculos de la mascota, aparentemente parecían la manifestación de un gran mal. Liliana vio a la criatura poco después de que los demás lo hicieran y comenzó a acumular maná para estar preparada para cualquier cosa.

En cuanto a aquellos que sabían exactamente qué era la criatura… Naturalmente, todos estaban un poco decepcionados.

Akitsuki simplemente murmuró, “Oh, Jellybear”, con una sonrisa amarga.

Jellybear era una misteriosa caricatura de un oso con el cuerpo de una medusa, algo basada en los extraterrestres con forma de pulpo que solían ser populares en su día.

Aparentemente, el comité de la ciudad había tratado de capitalizar a los personajes basados en osos que también eran populares y terminó combinando a los dos en esta misteriosa abominación.

Y tal vez porque ese era simplemente el tipo de personaje para el que fue diseñado, Jellybear temblaba constantemente. La incomodidad que se apoderaba de cualquiera que mirara su cuerpo retorcerse te hizo preguntarte qué tipo de magia insidiosa había detrás de él.