Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 3

Extra 2: Niños

Nya.” NdC: Magistral forma de comenzar una Side Story dios.

Como siempre, la voz de Cricket Eater llegó en voz alta desde afuera de la puerta.

Él podría, por supuesto, entrar por cualquier ventana abierta como quisiera, pero cuando las ventanas estaban cerradas, tendría que suplicar, ‘Déjame entrar’, desde el otro lado.

“Un momento…”

Marcela hizo una pausa en sus estudios y se levantó para abrir la puerta. Cricket Eater era el gato que Adele había estado cuidando.

No, para ser más precisos, él era el gato que Adele ‘también’ había estado cuidando.

El gato que vagaba de cuarto en cuarto en el dormitorio de las chicas.

Sin embargo, el gato había tomado un interés particular en Adele y con mayor frecuencia estaba en la habitación de Adele cada vez que estaba presente. Cuando no, estaba deambulando de una habitación a otra para pedir comida, por supuesto.

Y así, todas las estudiantes se referían a la criatura como ‘el gato que cuida Adele’, razón por la cual, después de irse, Marcela había sido la encargada de asumir ese deber… De hecho, no tenía nada que ver con lo que el los humanos querían. Fue simplemente que el gato decidió que la habitación de Marcela sería su próxima morada.

Cuando ella abrió la puerta, Cricket Eater se deslizó en la habitación, con la cola en alto.

Y luego, cuando Marcela intentó cerrar la puerta…

Una forma más se deslizó después. Un pequeño gato negro, con su cola en alto también.

“Huh…?”

Slip, slip, slip, slip. 

Uno tras otro, cuatro más entraron.

Había cinco pequeños gatos negros en total, todos la viva imagen de Cricket Eater. “¡¿Quéeeeeeee?!”

Marcela, nerviosa, agarró a Cricket Eater con ambas manos y lo levantó en alto.

Cuando miró al gato, vio…

“Así que eres un chico, después de todo… ¡¿Entonces qué le pasó a su madre?!!”

Al darse cuenta de que no se podía esperar que el gato entendiera lo que estaba diciendo, Marcela lo cuestionó con una especie de pantomima gesticulada. Ella agarró a uno de los gatitos e hizo un movimiento como dar a luz al gatito y amamantarlo y luego transmitió su pregunta al gato con su lenguaje corporal: ¿A dónde fue ese otro gato?

Si alguien más hubiera visto esto, Marcela se habría avergonzado bastante, pero afortunadamente, no estaba pensando en eso en este momento.

Quizás las minuciosas acciones de Marcela fueron extremadamente claras para Cricket Eater, ya que parecía que el gato había entendido la pregunta. La respuesta de Cricket Eater a la pregunta fue esta:

Apartó la mirada de Marcela y simplemente bajó la cabeza. “¿Eh…?” Marcela miró en Cricket Eater, perpleja.

“¿Fuiste abandonado…? ¿Y los niños fueron expulsados contigo?” Cricket Eater parecía estar a punto de llorar.

“Esto es un problema… Hay seis de ustedes. No puedo seguir cuidando de ti en secreto de esta manera. Afortunadamente, parece que ya no están amamantando, pero a diferencia de ti, un adulto, todavía tienen que comer alimentos especiales. Además, señor, ¿podrá cuidar a estos niños todo el tiempo mientras estoy fuera de clase? Si les quitas los ojos de encima por un momento… Esto no tiene remedio, ¿no? Siempre estás deambulando de un lado a otro…”

Marcela, desesperada, pidió ayuda. Pronto llegaron Monika y Aureana.

“Intentemos que sean adoptados.” Aureana, la primera en hablar, ofreció una solución.

“¿Hm?”

“Normalmente es cruel separarlos de sus padres, pero su madre los abandonó y su padre… él es un maldito. Para estos niños, esta es una opción mucho mejor…”

Al mirar a Cricket Eater, Marcela y Monika asintieron en silencio.

“¡P-por supuesto! ¡Si el niño del gato es del que Adele-san estaba cuidando, entonces con mucho gusto lo cuidaré!”

Era demasiado fácil.

Los gatitos eran casi endiabladamente lindos. Además, si fueran ‘los hijos del gato que se ocupó Adele-san’, podría explicárselo a su padre jugando la carta ‘cuando encontremos a Adele-san’.

Había una posibilidad de que incluso la dejara quedarse con todos ellos. La tercera princesa era más que capaz de cuidar a una mascota por su cuenta y esta era una oportunidad que no estaba dispuesta a dejar pasar.

Con eso en mente, la tercera princesa, Morena, aceptó felizmente a los cinco gatitos en su casa.

Las tres chicas estaban complacidas. “Está de acorde con el plan…”

Justo como Morena había planeado, se le permitió cuidar a los gatitos ella misma. Como lo vio el Rey, cuando Adele regresó, podría ganar su favor, aunque sea un poco y darles algo para discutir. Morena era aficionada a los gatitos y los mimó con todo su corazón.

Luego, debido a que las damas de la corte escucharon mal a Morena llamándolos ‘los gatos del mensajero’ y asumieron que ella estaba diciendo ‘los gatos mensajeros’, como ‘un gato que es un mensajero’, otras personas comenzaron a tratarlos con especial respeto.

Y así, este fue el resultado.

Después de un tiempo, Morena salió de su ensueño lleno de gatitos y apareció una vez más en la puerta de Marcela.

“Por favor sálvame…”

Su cabello estaba despeinado, sus brazos cubiertos de arañazos y cinco gatitos colgaban de su espalda, balanceándose de sus garras clavadas.

“He fallado en disciplinarlos…”

“Ah…”

Y así, el Wonder Trio y Cricket Eater, junto con las otras alumnas que habían cuidado a los gatos en casa, dirigieron una escuela de etiqueta para gatitos durante diez días, después de lo cual devolvieron los gatos en las manos de la princesa.