Spy Kyoushitsu (NL)

Volumen 3

Capitulo 5: Maldad y Conflicto

Parte 1

 

 

Según el informe meteorológico, desde medianoche, llovería hasta la mañana. A las 10pm, el cielo estaba cubierto de nubes densas. El nivel de humedad aumentaba, ya que, dentro de uno mismo, el interior de la garganta se humedecía con cada respiración. Era sólo cuestión de tiempo hasta que empezara a llover. Dentro de esta oscuridad, sin ser tocada por la luz de la luna, comenzaron tres batallas.

Dos de ellas tomaron la iniciativa de esta larga noche.

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***

 

 

En las cercanías del puerto había varios almacenes. Cerca de los muelles para los barcos de carga, había almacenes para guardar temporalmente las mercancías importadas, y en un lugar más alejado, guardaban los viejos barcos en otros almacenes. Normalmente, estos barcos no se utilizaban. Se sentía como un cementerio de barcos, ya que allí llevaban todos los barcos estropeados.

Normalmente, a las 10pm, nadie debería acercarse tan tarde a este lugar. Sin embargo, en un momento como este, los soldados se reunían aquí. El Capitán Werther ordenó que un pequeño escuadrón se colocara aquí por la noche. Él esperaba que el espía a la fuga pueda intentar una demente carrera de regreso a casa.

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Con una expresión llena de tensión, estos soldados caminaban por los alrededores con las armas preparadas— O algo así descubrieron las chicas después de investigar. Dentro del almacén de barco, estaban conteniendo la respiración.

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“Déjenme repasar el plan una vez más”. Tia llamó a las otras chicas. “Sólo podemos usar este puerto para que Matilda-san escape. Está la opción de usar la autopista o la estación de tren, pero mientras ella siga dentro de las fronteras del país, será perseguida en todo momento”.

Lo mismo ocurría si se queda mucho tiempo en esta ciudad. Esta noche, era casi seguro la última oportunidad de ellas.

“Hay un barco de carga que sale a las 11pm. La mayoría de la carga del día ya ha sido enviada, pero lo poco que queda siempre sale por la noche. Haremos que Matilda-san se esconda allí. Después de eso, crearemos una distracción, haremos que todos los trabajadores de aquí sean evacuados, y mandaremos lejos a los soldados del ejército”.

Annett y Elna asintieron. Había un pequeño agujero en la pared del almacén que Monika usó para monitorear lo que pasaba afuera.

“Ahí está, el contenedor azul de hierro. También confirmé el número, es el [3-896]”.

Como se planeó, el paquete llegó. Tia lo revisó por última vez, y luego se dirigió a donde Matilda estaba escondida.

“Um…” Matilda habló, claramente ansiosa. “¿Esto va a funcionar? Te vas a escurrir en la carga…”

“Normalmente, eso no funcionará. Son cajas o barriles de madera. No hay manera de que un humano quepa en ellas”.

“Lo supuse…”

“Pero, el transporte de contenedores se está adaptando poco a poco en este país. Casi la mitad de la carga ya está en contenedores. Con eso, un humano puede deslizarse fácilmente por dentro, haciendo que sea un fácil escape para los espías”.

Servicios de carga estandarizada para una gran eficiencia en el transporte de mercancías. El progreso científico avanza a una velocidad disparatada, conectando los países de este mundo. Esa es una de las razones por las que los espías pueden ahora trabajar en secreto, y más fácilmente de iniciar.

“Pero, ¿los soldados no saben también de esto…”

“En este plazo, cuatro barcos de carga están a punto de salir”.

En cuanto a los otros tres, aún no han terminado de subir la carga. Todavía debe haber incontables contenedores. Si ella se cuela por uno de ellos, debería estar a salvo”.

“Y, la haremos viajar con un barco que se dirija al Reino de Lairat, y no al Imperio”.

De lo contrario, las posibilidades de que la vean son mucho mayores. Primero, escapar de esta situación, y luego regresar al Imperio usando una ruta diferente. Ella debería estar bien por su cuenta cuando regrese al Reino de Lairat.





Como los contenedores están preparados para que no puedan abrirse desde dentro, con ese motivo, Tia le dio a Matilda una herramienta para fugarse, un quemador de gas con una longitud de 50 centímetros.

“Annett hizo esto. Puede quemar fácilmente a través del hierro”.

En pocas horas, Annett creó esto, y le dio el sello de aprobación con un “¡Es un invento confiable de la gran Annett!”, y Matilda lo tomó en sus manos como si fuera algo precioso para ella. Su cuerpo incluso dejó de temblar. Con esto, la estrategia de ellas había sido planeada hasta el final.

Tia regresó con Monika, que curiosamente tenía los ojos bien abiertos.

“………” Se congeló, como si estuviera pensando en algo.

“¿Pasó algo?” preguntó Tia, preocupada por la expresión de Monika.

“…No, para nada”. Monika se encogió de hombros. “Se sentía como si estuvieras haciendo un mejor trabajo dando órdenes que Klaus-san. ¿Qué se siente por primera vez?”

“…Ya me he acostumbrado a tus provocaciones”.

“Después de todo, la responsabilidad como comandante es bastante alta. Si fallas, seremos ejecutadas”.

“No me amenaces así… Está bien, ya he tomado mi determinación”.

Al oír esto, Monika se separó de Tia, agitando su mano con un molesto

“Ehh, qué aburrido”. Pero, Tia no se estremeció por esto. “Para ser honesta, no estoy realmente tan preocupada”. “Ehh, ¿y eso por qué?”

“No te lo digo siempre. Si trabajamos juntas, somos invencibles”. Monika agitó la mano otra vez.

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“Gracias por eso, supongo”.

Con eso, había llegado el momento.

“¡Está funcionando!” Annett habló.

Cuando Tia y las demás se acercaron a la puerta del almacén, vieron que el humo blanco provenía del puerto. El dispositivo que habían instalado al mediodía empezó a funcionar. Usando binoculares, Tia observó la escena. Los soldados del ejército se reunieron en la escena, y comenzaron a evacuar a los trabajadores. La iluminación llenó el cielo nocturno, pareciendo brazos gigantes.

Rápidamente, los trabajadores comenzaron a desaparecer. A continuación, tuvieron que alejar de la escena a los soldados del ejército.

“Qué molestia”. Monika se quejó, sosteniendo un telescopio.

“Sí, hay muchos soldados”.

“No es eso. Tengo un espejo en el tercer muelle”.

Monika había preparado previamente sus espejos, disfrazados de basura para que no se notaran. Usando estos, Monika tenía una visión general de todo el puerto.

“No puedo verlo con los binoculares”. Tia se quejó.

“Es el Capitán del Ejército, Werther Bart. Vino a la escena. He oído que es un prodigio”.

“Eh… he oído que es un buen hombre, pero quien sabe”.

“No me interesa su cara, pero sus habilidades le dan respaldo. Él está dando las órdenes”.

Si Monika dijo esto, entonces debe ser un individuo peligroso. Pero, sin importar quién sea, retirarse no era una opción. Tia estaba a punto de dar un paso al exterior cuando—

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“¡Espera!” Elna saltó sobre ella, empujándola hacia un lado.

—Justo después, el suelo a los pies de Tia se abrió de golpe.

¿Alguien le disparó? Dándose cuenta de que probablemente habría muerto si no fuera por Elna, Tia sintió escalofríos recorriendo su columna vertebral.

¿Qué está pasando…? ¿Han averiguado nuestra localización? Pero, ¿de dónde vino ese disparo?

Escondió su cuerpo dentro del almacén otra vez. Una bala había atravesado el suelo. Parecía que le  dispararon desde una  distancia considerable. Junto al pánico y la confusión, Tia sintió que su sangre se congelaba. ¿Fue esta una táctica del Capitán Bart? No, no puede serlo. Esto debe ser algo fuera de las expectativas de ellas.

Al lado de Tia, el cuerpo de Elna temblaba de miedo, y su rostro era blanco pálido. Tia nunca había visto a esta chica en un estado tan aterrorizado.

“No deberías salir en este momento”. Elna forzó una voz seca. “Elna tiene un muy mal presentimiento de esto”.

“Gracias, Elna”. Tia le frotó la cabeza. “Pero, de todas formas, las cosas ya están muy mal”.

Un sonido de rugido las sobrepasó. Los soldados del ejército asignados en las inmediaciones reaccionaron, acercándose a Tia y a las demás.

“Empezando y ya estamos en aprietos, eh”. Monika tocó el arma que tenía escondida en su bolsillo del pecho. “¿Qué hacemos? A este ritmo, nos rodearán los soldados”.

Si se quedan en el mismo almacén, no tardarían mucho en ser acorraladas. Pero, ignorar la advertencia de Elna y enfrentarse al misterioso francotirador también era demasiado peligroso.

Qué desgracia… es lo que me gustaría decir.

Tia se mordió el labio ante este peligro inminente.

***

 

 

Comenzó la primera batalla—Con la participación de la unidad seleccionada de [Tomoshibi], y la Oficina de Inteligencia del Ejército, dirigida por el capitán Werther Bart.

***

 

 

Shirogumo se retiró de la mira, y ladeó su cabeza un poco confundido.

“¿Ella lo esquivó? ¿Cómo?”


Escondió su cabello en forma de hongo con un sombrero de punto, llevando una máscara en la cara. Claramente parecía una persona sospechosa, pero nadie estaba cerca para verlo. En un hotel cerca del puerto, Shirogumo estaba reptando con su arma lista para disparar. Aunque todavía estaba en construcción, estaba ubicado en el séptimo piso.

Sólo las vigas y el suelo estaban terminados, y las paredes eran las siguientes en ser trabajadas. Usando un nuevo rifle desarrollado por el Imperio, la distancia a la que se podía disparar con precisión a un enemigo era de unos 300 metros.

Sin embargo, la distancia entre el puerto y el hotel en el que se encontraba actualmente redondea hasta un kilómetro.

Normalmente, disparar a alguien a tal distancia sería imposible, pero Shirogumo mejoró su rifle por su cuenta, y después con algo de destreza, se las arregló para convertirlo en algo parecido a un rifle de francotirador.

Sosteniendo el rifle—o, mejor dicho, el rifle de francotirador— Shirogumo comenzó a pensar.

Escuchando la historia de Matilda, Shirogumo decidió dejarla moverse libremente, en lugar de matarla en el acto. Porque sentía que algo estaba mal en esta relación entre ella y su hija, así como las aliadas de su hija.

—¿Un espía que ayudaría a un espía enemigo? Estúpidas y muy ingenuas. ¿En qué estaban pensando?

—¿Falta de experiencia?

Algo no tenía sentido. Lo que se le vino a la mente de Shirogumo fue la información sobre un nuevo equipo de espías que la República había creado. Trataba de un hombre, y siete chicas que eran nada más que desertoras de sus instituciones educativas. Él tenía que investigar eso un poco más.

“Bueno, mataré a una, y veré cómo salen las cosas”.

Él planeó actuar tan pronto como Matilda lo hiciera. Empezó con ese tiro de hace un momento, pero ella se las arregló para esquivarlo. Tal vez sintió el peligro inminente, u otra razón le permitió sobrevivir a eso.

“Los soldados ya se dieron cuenta, así que deberían irse pronto”. Shirogumo miró a través de la mira. “Ahora, ¿te rodearán los soldados, o te dispararé yo—¿Qué será lo que prefieres?”

Matar al objetivo en una posición abrumadoramente superior era un logro fácil para él, y lo que Shirogumo prefirió hacer, fue tomar la ruta con el menor riesgo para él. Después de todo, esta es la República de Deen. Prefiere no encontrarse con el hombre que se supone no debes encontrarte bajo ninguna circunstancia.

“¡…!”

Entonces, Shirogumo captó un intento de asesinato dirigido a él, y rodó sobre su cuerpo. Eso fue de la nada, dejándolo sorprendido. A su espalda había un hombre alto.

“Así que te diste cuenta. Te alabaré por eso, al menos”.

Ese hombre habló, y reveló su identidad. Shirogumo pudo sentir la confianza que emanaba del cuerpo del hombre, ya que ni siquiera tenía un arma en la mano.

“… ¿Eh?” Un grito profundo desde el alma.


Se apresuró a levantarse, pero le temblaban las rodillas. El hombre que estaba delante de él, le mandó una mirada fría.

“Los únicos que reaccionan a mi cara son los espías del Imperio”.

“…No me jodas”.

Por supuesto que Shirogumo sabía de ese hombre. Era el individuo más peligroso que la República de Deen ofrecía. El enemigo que no debes encontrarte bajo ninguna circunstancia.

No importaba cuántos asesinos enviara el Imperio tras él, él se libraba de ellos con facilidad, un monstruo de la vida real. También fue el espía que se coló en el centro de investigación que estaba plagado de trampas, robando el arma biológica— En la República de Deen, su nombre clave era [Kakaribi].

“¡No me joodaaaas! ¿Por qué estás aquiiiiii?” Shirogumo empezó a correr.

Sólo llevando su querido rifle de francotirador, dejó todas sus otras herramientas. No esperaba un encuentro como este. Aunque estaba preparado para todo. Pero, conocerlo en persona fue incluso más aterrador de lo que podría haber imaginado. Por ahora, su objetivo era escapar por las escaleras, pero…

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“He bloqueado las escaleras”.

Sus pies se detuvieron. La única salida posible había sido bloqueada con espuma que parecía tóxica.

… ¿Y esta espuma…?

Era como una pared que se acumulaba delante de él. Debe haber sido obra de alguien más, además de [Kakaribi]. Cuando la tocó con la punta del dedo, empezó a dolerle. Estaba lidiando con el veneno, y dudó. No fue tan imprudente como para saltar directamente a esta pileta de espuma venenosa.

¡Quien haya pensado en esto tiene que tener la personalidad más podrida que haya visto…!

Acuchillándola, la espuma se partió en dos, ni más. Le disparó, se separó, pero no se disolvió. Shirogumo no vio ninguna forma de romper esta pared de espuma. Al mismo tiempo, escuchó pasos que se acercaban por su espalda.

“¿Cómo supiste que estaba aquí?” Preguntó Shirogumo, con la voz temblorosa.

“Por pura casualidad”.

No tenía una razón concreta, y aun así sus palabras desbordaban confianza. La única manera de ponerse al día con la invasión de Shirogumo sería sentirla por intuición.

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“¡Por qué tengo que luchar contra un monstruo como tú!” Shirogumo gritó de rabia.

***

 

 

Comenzó la segunda batalla—Con la participación del espía invasor del Imperio, Shirogumo, y el jefe de [Tomoshibi], Klaus.

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