Spy Kyoushitsu (NL)

Volumen 3

Capitulo 3: Madre e Hija

Parte 2

Usando esta apariencia, un pequeño elogio sería seguramente un buen comienzo de conversación.

“………..”

“…………”

Primero, un silencio muy incómodo reinó entre las dos. Matilda se agarró fuertemente las manos, mirando a Annett. Annett mostró una sonrisa superficial, distraída.

“…………”

“…………”

Otro largo silencio siguió, cuando Matilda finalmente rompió esta atmósfera.

“Um… ¿Annett? Ese es tu nombre, ¿no?”

“¡Sí!”

“¿Cómo te sientes? ¿Estás herida o enferma?”

“¡La gran Annett está perfectamente bien!”

“Me alegra oír eso. He estado preocupada en todo este tiempo. No te he visto en los últimos cuatro años”.

“¡Me pasa lo mismo!”

“Ah, ¿estabas preocupada por mí? Estoy tan fe—”

“¡La gran Annett también estaba preocupada por mi propia condición física!”

“…………”

“…………”

“…………………”

“…………………”

Monika inclinó la cabeza, susurrando un tranquilo “Eh, ¿qué fue eso?”, Elna murmuró “Deben estar nerviosas, Elna lo entiende muy bien”, y Tia comentó “Pero, tienen que empezar a hablar pronto, o todo esto será en vano”. Finalmente, les llevaron los aperitivos y sopa a la mesa, pero ni siquiera eso cambió en algo. Matilda comenzó a comer tranquilamente, sin dar ninguna impresión. Annett ignoró por completo los modales que le enseñó Monika, levantando el plato para beber la sopa, pero su madre aún no dijo nada.

Cuando llegaron los mariscos, Annett habló.

“Odio este pescado”.

“…Eh, ¿por qué?”

“Estos ojos son muy rebeldes”.

“Pero, te los comiste antes, ¿verdad? Con mucha salsa de tomate, nos los comimos jun—”

“La gran Annett no recuerda”.

“Ah, sí… Pero, puedes dejarlo si no te gusta comerlo”.

“Odio  su  aspecto,  pero  son  deliciosos,  así  que  puedo  comerlos perfectamente”.

“………………”

“………………”

“……………………”

“……………………”

“Su conversación no coincide en nada”, suspiró Elna.

“Hasta yo me siento incómoda”, Monika mostró una sonrisa irónica.

“Esperemos un poco más. Eventualmente sucederá”, Tia hizo un puño para soportar la situación.

La cena cambió rápidamente al plato principal, ya que les llevaron biftec de cordero. En el momento en el que se lo llevó a la boca, Tia subconscientemente dijo ‘Delicioso’. Sin importar la situación, deberías ser capaz de al menos dar una impresión honesta—

“………………………”

“………………………”

Como era de esperar, ni Matilda ni Annett dijeron nada. Annett se levantó de su asiento, pidiendo a Elna “Dame la mitad de la carne, por favor”, a lo que Elna se quejó con un “¿Qué es esto, me estás chantajeando?”, y eso fue todo.

“…………………………”

“…………………………”

En ese momento sólo quedaba el postre, todo lo que quedaba era un largo silencio.

“¿Por qué su madre se rindió por completo?” Monika se quejó, mientras mordía un poco de pan. “¿No es esto muy cruel? Está diciendo que quiere recuperar a Annett… ¿de esta forma?”

Tia por instinto quiso no estar de acuerdo, pero Monika decía la verdad. Asumiendo que Tia se uniera, la conversación podría empezar a florecer. Sin embargo, ¿qué significado tenía si un extraño tenía que meterse para iniciar la conversación? Tia hizo la reservación para que madre e hija pudieran tener una conversación normal. Tal vez eso, después de todo, fue sólo una intromisión no deseada.

“Es verdad. Una vez que el postre llegue…”

Tendremos que separarnos de nuevo, es lo que Matilda estaba por decir. La nariz de Elna se movió.

“¿Elna?” Monika dio una respuesta indiferente.

“…Elna siente la desgracia”.

Y, aparentemente ella ya había encontrado la fuente de eso, mientras señalaba la puerta de entrada.

“—Estamos rodeadas”.

***

Tia le dio a Monika un rápido contacto visual. Usando la salsa de biftec sobrante, dibujó un mapa en el plato, marcando la ruta de escape y formación. Monika levantó una ceja en señal de insatisfacción.

Sin embargo, le tiró algo a Tia desde abajo de la mesa. Un dispositivo de transmisión aterrizó en sus muslos. Tomando esto con un pañuelo, Tia se acercó a la mesa de ellas.

“Matilda-san, por favor venga con nosotros. Actuaremos como si estuviéramos visitando el baño, y escaparemos por la entrada trasera”.

Escuchando la voz tranquila de Tia, Matilda levantó la cabeza de inmediato, como si se hubiera dado cuenta de algo. Ella podría haber captado algo también. Mientras tanto, el interior del restaurante comenzó a ponerse ruidoso, mientras ellas se movían. En la entrada trasera había un camarero, así que Tia mintió sobre estar borracha, mostrando un poco de su atractivo sexual para llamar su atención. Usando esta abertura, le hizo una señal con los ojos a Matilda, dejándola llegar al exterior. Una vez que llegó al baño, escapó por la ventana.

<Hay hombres sospechosos en el frente. Tres de ellos> La voz de Monika provenía del dispositivo de transmisión.

<Se dieron cuenta de que no ibas a volver, y empezaron a moverse>

“¿Sabes quiénes son?”

<Al menos no parecen tener una profesión honrada. Si no te das prisa, te perseguirán. Quedan 40 segundos>

Tia confirmó su entorno. Estaban en un restaurante a la orilla del mar, muy lejos para usar un taxi y volver a la calzada del hotel. Incluso ahora que lograron salir, todo lo que tenían de frente era la gran carretera principal, y un acantilado que actuaba como una pared irrompible. No había lugar para esconderse.

“Monika, ¿no puedes quitárnoslos de encima?”

<No es que no pueda, pero definitivamente será una molestia. No quiero descontrolarme cerca de un restaurante>

Si el enemigo no está tan entrenado, hacerles frente sería posible. Dicho esto, crear el caos e involucrar a gente inocente debería ser sólo el último recurso.

<Por ahora, corre a lo largo del acantilado. Hacia el sonido de la campana>

“¿Campana?”

<Sólo hazlo>

Cuando Tia corrió por la parte de atrás y derribando la entrada trasera, se encontró a Matilda con una expresión pálida. Tirando de ella, las dos empezaron a correr.

¿Trato de negociar? No, eso sería demasiado arriesgado en esta situación…

Avanzaron por esta carretera principal que ningún carro la frecuentaba, corriendo hacia la luz de la calzada del hotel.

“¡Oigan ustedes! ¡Dejen de correr!”

Escucharon los gritos y los pasos de los adultos detrás de ellos, emitiendo intenciones de asesinato. Parece que no los dejarán así sin más. En resumen, huir era la opción más segura.

“¡Matilda-san, más rápido!”

“A-Aunque me digas eso…”

Aunque su respuesta fue débil, parecía ser una fuerte corredora. Se las arregló para mantener la adiestrada velocidad de Tia. Sin embargo, su condición física parecía ser un problema, ya que comenzó a jadear por aire. Las voces enojadas de los hombres los alcanzaron lentamente.

“¡…!”

Impactaron a Tia en el hombro. Le habían lanzado una piedra. Le dolió bastante, pero no lo suficiente como para que sus pies se detuvieran.

“¡Capturen a esa mujer también!”

Tia se cubrió los hombros y continuó corriendo.

<No te preocupes. Tengo a alguien dirigiéndose a tu ubicación>

En ese momento, Tia oyó una campana. Un fuerte sonido llenó la noche. Sin dudarlo, se dirigió a donde se originaba.

<Es la mejor posible asesina, capaz de matar sin usar un arma, y sin emitir intención homicida. Es como jugar sucio, ¿verdad?>

Junto a la explicación de Monika, Tia descubrió la fuente de este sonido. Debajo del acantilado había una chica, con un hermoso cabello rubio, casi como una muñeca.

“Qué desgracia…” Haciendo sonar la campana en su mano, murmuró.

“Nombre Clave [Gujin] — Es hora de fraternizar y matar”.

De inmediato, Tia se quedó desconcertada. Ella definitivamente podía estar de acuerdo con la declaración de Monika sobre ‘Jugar sucio’. Era demasiado irregular, demasiado surrealista. En cierto sentido, era una asesina aún más peligrosa que [Shikabane].

Elna miró hacia el acantilado. Justo después, una piedra gigantesca del tamaño de una cabeza humana bajó volando.

***

Las chicas se reunieron en un parque público junto a la fuente de agua. Tia informó que un hombre que las había estado persiguiendo salió lastimado. Pero, no estaba en peligro de muerte. Y que ellas se subieron a un taxi que estaba cerca y lograron escapar.

Monika también informó que el sonido de la piedra golpeando el suelo se escuchó incluso en el restaurante, pero que no causó pánico. Al mismo tiempo, no había más gente sospechosa en los alrededores.

Después de que terminaron de intercambiar información, Tia dirigió su rostro hacia Matilda, quien tenía la cara hacia abajo.

“¿Alguien te tiene en la mira?” Le preguntó directamente. Matilda desvió su mirada. “Eso…”

“No lo digas si no quieres, pero no dejaré que vuelvas a ver a Annett nunca más”.

Puede sonar duro, pero era una conclusión lógica. Tia no podía ceder a Annett a ningún peligro. Al escuchar estas palabras, Matilda se mordió el labio.

“Son cobradores de cuentas”.

“¿Qué sucedió?”

“…Comenzó anteayer”. Matilda comenzó a hablar de manera oportuna. “Terminé mi trabajo, y fui a tomar un respiro al parque, cuando me robaron mi caja de herramientas. Cuando la busqué desesperadamente, ya estaba vendida a una casa de empeños… entré en pánico… Tratando de recuperarla, fui a pedir dinero prestado de la garantía prendaria1 , aposté, pero fallé…”

“Por supuesto que fallarías. Habla a la estación de policía primero, es primordial”. Monika se quejó suspirando.

Este lugar estaba superpoblado de casinos, pero los que están a la cabeza usan cada apertura de la ley para hacer trampa y sacar provecho, así que no hay manera de que puedas hacer algo grande.

“Podrías haberte olvidado de esa caja de herramientas y volver a casa”.

“Pero, esa caja de herramientas contenía algo muy importante para mí”. Matilda empuñó sus manos por la frustración.

“Tia, ya hay que dejarla en paz”. Monika instó. “¿De verdad crees que Annett estaría feliz al encontrarse a su madre de esta manera? Ni siquiera puede hablar con su propia hija, y tiene una gran deuda. Llevémosla a la embajada”.

Las lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos de Matilda. Ella podría lamentar no poder hablar con su hija. Tia no pudo evitar sentirse mal.

“Eres muy ruidosa. Además, Matilda-san es la víctima de un robo, ¿sabes?”

“Ahh, sí” Monika se encogió de hombros, sin tener ninguna mala voluntad.

“…Esa chica es un ángel”.

Una voz enérgica resonó. Por un segundo, no pudieron decir que venía de Matilda. A diferencia de su habitual y débil voz, ella poseía fuerza y convicción.

“¿De qué estás hablando?” Monika dejó salir un arrogante resoplido. Los hombros de Matilda temblaban.

“Huir de los cobradores de cuentas y quién me permitió avanzar al final de mi desesperación fue esa chica… Me pareció un ángel… Me encontré con la hija que supuse muerta. Si esto no es un milagro, entonces no sé lo que es… Puede que hayan sido los nervios, pero sigo amando a mi hija incondicionalmente”. Bajó la cabeza casi hasta la cintura. “Quiero vivir con mi hija de nuevo… Así que, por favor, dame una oportunidad…”

Tia tragó el aliento. Estaba mostrando su lado patético a dos chicas que eran más de diez años menor a ella.

“Eso no explica por qué no puedes ir a la embajada o a la policía…” Monika se quejó, pero finalmente se calló y relajó sus hombros. “… Bueno, entiendo lo que has pasado”. Monika alzó la vista al aire. “Annett, ¿por qué no te decides? ¿Qué piensas de Matilda-san?”

Las miradas de todas las presentes se reunieron sobre Annett. Ella se había quedado callada por un tiempo.

“………………”

Siguió un silencio que se sintió como una eternidad. Finalmente, Annett abrió la boca.

“…La gran Annett la ha visto antes”.

“¿Annett?” Tia ladeó su cabeza ante la confusión.

“Esa caja de herramientas… azul cobalto, como el cielo…”

Matilda se cubrió la boca con ambas manos. Al mismo tiempo, Annett miró al cielo que acaba de mencionar. No estaba viendo algo en específico, y continuó.

“…Hace mucho tiempo, alguien presumía…”

“Tu… tus recuerdos…”

“Pero, en aquel entonces… grande, pesado, sólido, estrecho, doloroso…”

Ahí es donde sus palabras se detuvieron. Annett bajó los hombros, dio un largo suspiro y mostró una leve sonrisa.

“…La gran Annett realmente no puede recordar”. Esa es la única explicación que Annett dio.

¿Está empezando a cambiar lentamente…? Tia sintió una premonición.

¿Nació algo dentro de su corazón que antes estaba vacío? ¿Por conocer a Matilda? Por ahora, Tia decidió aceptar esto. No quería desperdiciar esta oportunidad.

“Matilda-san”. Tia puso una mano en su pecho. “¿Podrías dejarme recuperar esa caja de herramientas?”

Matilda le devolvió una expresión desconcertada.

***

Por la noche, Tia se puso su ropa de misión y dejó el hotel. Su ropa negra se asimiló inmediatamente con la oscuridad de la noche, ocultando su cuerpo. Evitando a otras personas, se arrastró entre las sombras, dentro de esta ciudad donde las luces nunca se apagan.

En la calle principal, como era de esperar, un espectáculo de chorros de agua o de luces a media noche, reunió a muchos turistas. Al ver esto, Tia no pudo evitar sentirse un poco preocupada. En la relativamente segura República de Deen, con un sólido orden público, las pandillas y los criminales seguían merodeando por todos lados, especialmente en ubicaciones fáciles como esta ciudad.

Un malestar recorría su hombro. Era la herida que había sufrido antes por la piedra. Aunque tuvo suerte de que no fuera un arma. Fue e interrogó a Matilda, pero no pudo averiguar con qué organización estaba lidiando. Si ella se involucraba en el combate, podría sufrir una herida fatal.

Tia planeaba hacerles frente. No estaba esperando que las otras chicas se le unieran. Y, en el momento en que lo pensó, una persona familiar apareció frente a ella—Monika.

“¿Qué? ¿Viniste aquí para detenerme?”

“¿Estás hablando en serio?” Monika dijo.

Ella también estaba vestida con ropa de misión.

“¿Por qué vas tan lejos? ¿Cuál es el valor por el que te arriesgas?”

“Te lo dije, ¿verdad? Quiero llenar el corazón vacío de Annett”.

“… ¿Y si como resultado de eso, Annett deja de trabajar como espía?”

“Annett, verás…” Tia sonrió un poco. “Puede volver a ser una chica normal”.

“……”

“¿Monika?”

La chica tenía una mano en su boca, aparentemente pensando en algo. Mirando más de cerca su mano, sostenía un pequeño espejo, revisando detrás de ella.

“Hay muchos soldados”. Murmuró. “Me lo he estado preguntando desde hace un tiempo. Hay muchos soldados en estos lados, desde el mediodía de hoy”.

“¿Qué quieres decir?”

“Algo problemático podría estar pasando en esta ciudad. La verdad es que no quiero actuar descuidadamente”.

Después de que la Guerra Mundial terminó, el trabajo principal del ejército giró en torno a la seguridad cerca de las fronteras del país, la prevención de desastres, el entrenamiento en asuntos militares, y lo más importante—la alerta a posibles terroristas o espías que no pueden ser manejados por la policía. Sin duda se sentía un poco turbulento en esta ciudad, pero…

“¿Vas a continuar?”

“Sí”. Tia asintió.

“Eres una estúpida. A pesar de que te lesionaste”. Monika aparentemente estaba bastante harta.

Las comisuras de su boca se suavizaron, y apuntó al hombro de Tia.

“Si las cosas fueran diferentes, no hubiéramos fallado así. Podría haberme ocupado de Matilda-san, y tú pudiste haber dado órdenes por el dispositivo de transmisión. ¿No habría eso funcionado mejor?”

“Pero, esto es algo que acepté. No puedo darte ningún papel que te ponga en peligro”.

Cuando ella dio las órdenes, Monika tenía una expresión de disgusto en su cara. Sabía que podría haberse ocupado de esto ella sola.

“Otra vez es lo mismo. Me ocuparé del problema que me he impuesto con mis propias manos”.

“…Realmente eres una estúpida”.

“¿Qué?” Tia trató de expresar su determinación, pero fue negada de inmediato.

“Escucha, el hecho de que estás lesionada es mi responsabilidad”.

“Eso no es cierto. Si hay gente que no lo entiende, sólo tenemos que ex—”

“Tus camaradas podrían no verlo de esa manera. Tus acciones imprudentes podrían incomodarme”.

“Ugh…” Tia no tenía palabras para devolverle a Monika. Esa posibilidad nunca había aparecido dentro de su cabeza.

“Yo-Yo lo siento por eso. Pero, dejando de lado a Matilda-san…”

“Por eso, te ayudaré”. Monika le dio un golpecito en el brazo a Tia, que quedó desconcertada.

“Tú…”

“¿Ya lo vas a entender? Tengo mi propio orgullo del cual preocuparme. Si algún camarada que aprecio resultara herido, eso dañaría mi reputación. Pero, tengo que ir tras de ti, así que no se puede evitar”. Monika dejó escapar un suspiro de cansancio. “Sólo por esta vez, te seguiré con esa ingenuidad que tienes”.

Después de eso, otras dos chicas aparecieron de las sombras.