Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 14

Capítulo 4: Una Familia Dividida

El Reino de Friedonia emitió un comunicado denunciando el intento de asesinato. Esto causó una gran conmoción en la Unión de Naciones del Este.

Los partidarios de Fuuga cacareaban a voz en grito que “el Reino de Friedonia ha reconocido la legitimidad de nuestras reivindicaciones”, y se extendían aún más al afirmar que “el Rey Souma es nuestro aliado”.

En respuesta a esto, los países de la facción anti-Fuuga dijeron: “El rey Souma denuncia el intento de asesinato, pero no ha declarado su apoyo a ninguno de los dos bandos”, y “El Reino de Friedonia permanece neutral”.

De estas dos afirmaciones, la de la facción anti-Fuuga se acercaba más a la verdad. Era un hecho que la declaración de Souma no apoyaba directamente a ninguna de las dos facciones. Sin embargo, las afirmaciones de la facción pro-Fuuga tuvieron un mayor efecto.

Entre “¡Souma es pro-Fuuga!” y “¡Souma no apoya necesariamente a Fuuga!”, si nos fijamos en cuál de estas afirmaciones tiene más fuerza, es obviamente la primera. Aunque la interpretación sea exagerada, lo han afirmado de forma definitiva, lo que facilita la llegada a la gente.

La última afirmación, “¡Souma no apoya necesariamente a Fuuga!” deja sin aclarar las intenciones de Souma. Esto se debe a que no pudieron decir: “Souma no apoya a Fuuga” o “Souma es anti-Fuuga”.

El resultado fue algo que Souma había predicho. Había pensado en la frase de Maquiavelo: “Si eliges permanecer neutral, fracasarás la mayor parte de las veces”, grabada firmemente en su cabeza, por lo que había dudado en permanecer neutral cuando se trataba de Fuuga. Por eso eligió un método que hacía parecer indirectamente que apoyaba a Fuuga. Sin embargo, Souma seguía desconfiando de él.

Al mismo tiempo, envió una carta a Julius que, debido a la alianza del Reino de Lastania con el Reino de los Caballeros Dragón de Nothung, se vio obligado a permanecer neutral. Decía: “Si es necesario, nuestro país te dará refugio, así que huye al Reino de Friedonia con la Princesa Tia y todos los demás.”

Hakuya, el Primer Ministro de túnica negra, advirtió de los peligros de acoger a un antiguo enemigo como Julius, pero era estrictamente una advertencia. Nunca pensó que Souma haría algo que entristeciera a Roroa de la forma en que lo haría abandonar a Julius y a la Princesa Tia. Hakuya creía que mientras Julius se preocupara por la Princesa Tia, no volvería a ser ambicioso, pero necesitaba plantear la queja para que Souma tuviera siempre la posibilidad en el fondo de su cabeza.

Publicar una declaración denunciando el intento de asesinato también hizo que los intentos del duque Chima y la facción anti-Fuuga de reclutar estados neutrales para su causa se estancaran.

Aunque, en última instancia, la facción anti-Fuuga llegó a triplicar el tamaño de la facción pro-Fuuga, no pudo reunir más aliados. Las acciones del Reino de Friedonia fueron más que suficientes para decepcionar a Mathew.

Mathew estaba en el Castillo de Wedan, en el Ducado de Chima, quejándose a su hijo mayor Hashim.

“El rey Souma no tenía que hacer eso. Si no iba a ponerse del lado de ninguno de nosotros, debería haberse quedado callado. No esperaba que nos denunciara.”

“Cálmate, padre”, reprendió Hashim al malhumorado Mathew. “El Reino de Friedonia no debe haber estado interesado en intervenir en el conflicto todo el tiempo. Es importante que hayamos podido confirmar que el rey Souma no enviará refuerzos a Fuuga y se mantendrá al margen de esta lucha.”

“Bueno, sí, pero…” Mathew todavía parecía no estar convencido. “De todos los niños que envié al extranjero, los únicos que se unieron a la facción anti-Fuuga fueron Nata en el Reino de Sharn, y Gauche que se fue al Reino de Gabi. Los demás son todos pro-Fuuga o neutrales. ¿Para qué envié a mis hijos al extranjero?”

“Las acciones precipitadas de Gauche han hecho que las miradas sean duras sobre toda la Casa de Chima… Sin embargo, aunque el estado al que lo enviamos se ha unido a la facción de Fuuga, Nike ha vuelto con nosotros”, dijo Hashim en un intento de apaciguar a Mathew.

Era cierto que el cuarto hijo de Mathew, el hermoso muchacho que era un maestro de la lanza, Nike, había sido despedido del país al que había sido enviado cuando se unieron a la facción de Fuuga. Debían tener miedo de acoger a un pariente de Gauche, aunque también fuera pariente de Mutsumi, la esposa de Fuuga.

“Que un poderoso guerrero vuelva con nosotros no tendrá gran efecto en el panorama general”, dijo Mathew, bajando los hombros y apoyando ambas manos en su escritorio. “Nuestras negociaciones han hecho crecer el número de países en la facción anti-Fuuga. Sin embargo, eso no significa que todos sus habitantes se opongan ahora también a Fuuga. Habrá quienes vayan a unirse a los partidarios de Fuuga, y otros que desvíen suministros hacia ellos en todos los niveles de la sociedad. Incluso si lo reprimimos, arriesgarán sus vidas para unirse a él. Es como tratar con fanáticos. Fuuga es prácticamente el fundador de una nueva religión llamada Fuugaismo.”

“Ese debe ser el potencial de Fuuga Haan”, dijo Hashim tras una pausa. Mathew resopló.

“Es una abominación. Tal y como están las cosas, no podemos utilizar nuestros números para rodearlo estratégicamente hasta que se quede sin suministros. Cuanto más tardemos, más países cambiarán de bando para unirse a la facción pro-Fuuga… Parece que realmente no tenemos otra opción que acabar con todo en una batalla decisiva.”

Mathew se puso en pie y se dirigió hacia la puerta.

“Afortunadamente, tenemos una ventaja numérica abrumadora. Ahora, es simplemente una cuestión de cómo invitamos a Fuuga al campo de batalla. Sería un fastidio que se escondiera dentro del castillo y nos obligara a librar una batalla de desgaste…”, murmuró para sí mismo mientras salía del despacho.

Hashim dejó escapar un suspiro exasperado al ver a Mathew marcharse. Entonces, una vez que su padre se fue, un joven delgado y atractivo entró para ocupar su lugar.

“¿Nike?”

“Hermano. Me he cruzado con padre murmurando para sí mismo en el vestíbulo”, dijo el cuarto hijo de la Casa de Chima a Hashim, apoyando su lanza contra el hombro mientras hablaba. “Parece bastante agitado.”

“Lo está. El exceso de entusiasmo de Gauche debe haber estropeado todos sus planes.”

“Y aún así… ¿piensas seguirle cuando actúa así?” Preguntó Nike, con la sospecha en sus ojos.

“¿Qué quieres decir…?”

“Lo que digo es que seguirle la corriente a una apuesta como esta no te conviene. El hermano que yo conozco no acepta apuestas perdedoras, ni siquiera con probabilidades iguales.”

Hashim se encogió de hombros ante esto.

“¿Quién puede decirlo? ¿No eres tú el mismo?” respondió Hashim, mirando fijamente a los ojos de Nike. “Aunque, aunque tu maestro te haya despedido, esperaba que fueras con Mutsumi en su lugar. Te gusta más que papá, ¿no?”

Esta vez, fue el turno de Nike de encogerse de hombros. “Bueno, sí, pero… tenía mis propias razones para venir. Estoy aquí por mi propia voluntad, ¿de acuerdo?”

Hashim miró a Nike durante un rato, pero Nike siempre había sido distante, y Hashim no podía leer sus pensamientos. Sería más exacto decir que Nike no se lo permitía. Hashim se dio por vencido.

“Me parece bien… Como escribí en mi carta, siempre que te abstengas de cualquier acción precipitada.”

“Lo entiendo, hermano. Ahora me voy”, respondió Nike y salió del despacho. Mientras caminaba por los pasillos del castillo de Wedan, Nike suspiró. Había percibido algo inquietante en Hashim. Nuestro hermano tiene algo en mente… Hermana mayor Mutsumi.

Tal y como había dicho Hashim, Mutsumi era la única de la Casa de Chima por la que Nike sentía alguna afinidad. Hasta que nació Ichiha y se le tildó de sin talento, había sido Nike el más perjudicado por el acoso de Nata y Gauche. Mutsumi era la única que lo protegía entonces.

Con el tiempo, una vez que Nike despertó a su don de la lanza, y sus habilidades crecieron, Nata y Gauche dejaron de hablar de él. En cambio, pasaron a atormentar a Ichiha. Por eso Nike no tenía ningún apego a la Casa de Chima. La razón por la que había regresado aquí fue por una petición de Mutsumi.

Una súplica secreta que había mantenido en secreto incluso a su querido marido Fuuga. Nuestra casa está realmente dividida, ¿eh?

Mathew y los ocho hermanos estaban actuando cada uno hacia sus propios fines. Sus corazones estaban tan separados que cada uno tenía que tomar sus propias decisiones. Uno de los resultados de eso había sido el intento de Gauche de asesinar a Fuuga. Incluso su hermano menor, Ichiha, había encontrado un lugar para sí mismo en el Reino de Friedonia, donde estaba creciendo en prominencia.

Me alegro de que Ichiha se fuera al Reino. Mutsumi habría quedado destrozado si se hubiera visto envuelto en todo esto. De todos sus hermanos y hermanas, en cierto modo, Mutsumi era la única que había intentado mantenerse unido a él. Nike quería respetar esos sentimientos, aunque sea.

***

Los estados anti-Fuuga del este de la Unión de Naciones del Este fueron los primeros en levantarse. La fuerza principal que dirigía Fuuga para retomar el Dominio del Señor Demonio estaba al norte de la Unión de Naciones del Este. Formaban una cuña que separaba esa fuerza principal de la base de Fuuga en Malmkhitan.

Fuuga había dejado a la mitad de sus soldados de élite para defender su país natal. La facción anti-Fuuga creía que impidiendo que esas élites se reincorporaran a la fuerza principal, estarían reduciendo la fuerza de las armas de Fuuga.

Además, el planificador de operaciones de la facción anti-Fuuga, Mathew Chima, había estudiado detenidamente la Guerra Elfriedeniana-Amidoniana de 1546.

El rey (entonces provisional) de Elfrieden, Souma Kazuya, había hecho un alarde de atacar la capital del Principado, Van. Esto le permitió atraer a las fuerzas del Principado dirigidas por el Príncipe Soberano Gaius VIII a un campo de batalla favorable donde las destruyó.

Mathew decidió utilizar estos acontecimientos como referencia. Utilizando la tierra natal de Fuuga, la estepa, como cebo, evitaría que Fuuga se instalara en un asedio, y en su lugar resolvería las cosas con una batalla corta y decisiva en un terreno favorable mientras aún tenían la ventaja numérica.

Con los partidarios de Fuuga repartidos por todo el país, les resultaba imposible rodear a la compañía de Fuuga y cortar sus suministros.

Y cuanto más tardaran, más naciones se pasarían al bando de Fuuga. Esto exigía una victoria rápida y decisiva en la batalla. De hecho, Mathew ya había recibido informes de que las fuerzas de Fuuga estaban marchando hacia Malmkhitan. Con el Reino de Sharn en el centro, las fuerzas de la facción anti-Fuuga se dirigieron a la región productora de grano, las Llanuras de Sebal, donde habían establecido su línea defensiva.

Esta región formaba parte del Reino de Gabi.

Era como si un tigre se dirigiera hacia muchas capas de trampas.

Mientras se acercaba el enfrentamiento final con Fuuga, en el interior del Castillo de Gabi, que dominaba las Llanuras de Sebal, Mathew estaba en la habitación que le habían asignado, disfrutando de una bebida a solas. Mientras lo hacía, su cuarto hijo, Nike, vino a visitarlo.

Cuando Nike entró y vio el vaso en la mano de Mathew, frunció el ceño. “Padre… ¿Es realmente el momento para beber?”

“Ahora es exactamente el momento de beber. Ya he hecho todos los movimientos posibles. Ahora simplemente esperamos a ver qué lado favorecen los cielos. Si todo lo que estoy haciendo es esperar, ¿qué mejor manera que con un trago?”

La calma en la voz de Mathew hizo que Nike se sintiera incómodo, e inconscientemente apretó los puños. Mathew parecía sufrir intensos cambios de humor últimamente, pero ahora parecía terriblemente tranquilo. Nike había pensado que mostraría más emoción o inquietud antes de la batalla con Fuuga. Tampoco parecía que estuviera usando el alcohol como vía de escape.

“La batalla con Fuuga… con el marido de Mutsumi está casi encima. ¿No te hace sentir nada?” Preguntó Nike, con su enfado traspasando ligeramente su tono.

Y sin embargo, Mathew no pestañeó.

“Hace tiempo que se me acabaron esas dudas”, dijo Mathew en tono relajado mientras miraba su copa de vino tinto. “Mira la historia de nuestro país, de nuestra casa. Aquí, en esta tierra donde tantas naciones han nacido y luego han perecido, ¿por qué nuestro pequeño estado ha mantenido su independencia utilizando todos los medios a su alcance? Fue únicamente para mantener nuestra línea. Para mantener la independencia de la Casa de Chima, hubo incluso momentos en los que tuvimos que luchar contra nuestra propia familia. Sólo un bando tenía que sobrevivir.”

Mathew hizo una pausa y bebió otro sorbo de vino antes de continuar.

“Luchábamos entre nosotros, y después de la guerra, los ganadores suplicaban que se perdonara a los perdedores. Si no se les concedía, se les dejaba de lado… Nosotros estamos encima de muchos sacrificios de este tipo. Tú y yo.”

Al escuchar las palabras de su padre, Nike sintió como si sus pies cedieran debajo de él. ¿Estoy intimidado? ¿Yo? ¿Por mi padre? Nike estaba seguro de que, en términos puramente marciales, había superado a su padre hace tiempo. De hecho, si tuvieran que luchar aquí, Nike seguramente habría ganado. Mathew no tendría ni la más remota posibilidad de ganar. Sin embargo, a pesar de eso, y de que Mathew no puso ningún énfasis especial en sus palabras, Nike se sintió abrumada por su discurso.

“¿Y ahora me toca pelear con mi hermana, dices?” Nike se obligó de alguna manera a preguntar. Incluso él pensaba que sonaba como un niño petulante.

Mathew se rió despectivamente de sí mismo. “Después de la imprudencia de Gauche, esto era inevitable.”

“¿Y no es culpa tuya que haya actuado de forma tan imprudente, padre?”

“Con el fin de extenderlos por muchos países, como medio de preservar nuestra línea, hablé demasiado de sus dones. Plantar las semillas de la arrogancia que lo destruiría fue ciertamente mi propio fracaso.” 

Suenas tan distante de todo esto, estuvo a punto de decir Nike. Pero no lo hizo. Sin embargo, Mathew parecía ser consciente de sus palabras. A través de esta conversación con su padre, Nike había aprendido que así era como su casa había preservado su línea de sangre.

“Si ganamos esta batalla, incluso en el peor escenario, la Casa de Chima sólo perderá a Mutsumi”, dijo Mathew a la ahora silenciosa Nike. “El Reino de Remus, donde Yomi está prometida al rey, forma parte de la facción Fuuga, pero están lejos de la fuerza principal de Fuuga y de Malmkhitan, por lo que se centrarán en defender sus propias fronteras. No participarán directamente en esta guerra. Incluso Mutsumi, siempre que no muera en la batalla, podría salvarse después de la guerra.”

“Conociendo a Mutsumi, creo que seguirá a Fuuga hasta el final, aunque…”

“Esa es su decisión. Si elige la vida, todavía hay formas de salvarla.”

“………”

“Por el contrario, si somos derrotados aquí, yo soy el único que debe morir.”

“¡¿Qué?!” Los ojos de Nike se abrieron de par en par en estado de shock. Mathew, sin embargo, seguía hablando en un tono relajado.

“Échame toda la culpa a mí. Si dices que sólo seguías mis órdenes, estoy seguro de que Mutsumi rogará por tu vida. Parece que Hashim también está bien considerado por Fuuga. Estoy seguro de que gestionará bien la Casa de Chima.”

“¡Padre! ¡¿Qué estás diciendo?! ¡¿No te importa tu propia vida?!” Protestó Nike, y Mathew sonrió un poco.

“Sólo lo hago como lo ha hecho nuestra familia durante todo este tiempo. Al menos, nuestro linaje seguirá vivo.”

Una vez dicho esto, Mathew escurrió el resto de su vino.

“Ese hombre… arrastrará todo. Destruirá todos los lazos que nuestra casa ha creado, tragándonos por completo. Si nos ponemos de su lado, la vida de todo nuestro clan estará en sus manos. Como jefe de la Casa de Chima, no podría soportar eso.”

“Padre…”

“Si lo piensas, la marcha de Ichiha al Reino puede haber sido una providencia divina. Ahora, no importa lo caótica que se vuelva la Unión de Naciones del Este, nuestra sangre sobrevivirá.”

“¿Providencia divina…? No es propio de ti decir eso, padre.”

Él debía ser más calculador. Planear para cualquier eventualidad, haciendo lo que fuera necesario para evitar el peor resultado, así era como se suponía que Mathew — la Casa de Chima — debía operar. Era casi como si Mathew hubiera decidido que su propia muerte no era el peor resultado.

“No, padre… No me digas que…” Nike empezó a decir, pero no terminó. Mathew se rió.

“Puede que tengas razón. Entonces, Nike, muchacho… No desperdicies tu vida.”

“Ojalá me hubieras dicho eso antes, y de otra manera…”. Nike se dio la vuelta para irse, incapaz de enfrentarse a su padre por más tiempo. “Mi hermana mayor Mutsumi probablemente entiende cómo te sientes mejor que cualquiera de nosotros, padre. Por eso… no quería que los dos acabaran enfrentados.”

“Entiendo…”

“No necesito que me digas que no tire mi vida. Actuaré… según mi propia voluntad.”

Dicho esto, Nike se marchó.

Solo en la habitación una vez más, Mathew se sirvió un nuevo vaso y lo bebió lentamente.