Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 14

Capítulo 11: Un Encuentro y Una Petición

— La Tarde del Día en que Julius y los Demás Llegaron al Reino —

“¿Están bien tus heridas, Pai?” preguntó Ruby, sonando preocupada.

“Sí. El médico me examinó y dijo que estaría bien”, respondió Pai con una risa incómoda.

“Pero he oído que me van a quedar cicatrices.”

“Eh, sí. Mira.”

Pai se quitó la máscara que cubría la zona alrededor de uno de sus ojos, y allí había unas claras cicatrices que parecían arañazos de gato. Eran pequeñas marcas que sólo cubrían la zona alrededor de su ojo, pero eso se debía a que las heridas que se había hecho en su forma dracónica se habían encogido con él en su forma humana.

Naden y Ruby tragaron saliva al ver las cicatrices.

“Ese gran tigre te hizo eso, ¿verdad? Me da escalofríos”, comentó Ruby.

“Supongo que lo único bueno es que no te afectó a la vista”, añadió Naden.

“Ah, ja, ja… Pero Lady Sill me ha dicho que las cicatrices quedan muy bien.”

Naden y Ruby se miraron ante esta flagrante ostentación de relación amorosa antes de que ambos picaran las mejillas de Pai. Luego, para volver a poner las cosas en su sitio, Naden cogió una copa de madera.

“En fin, ya estamos todos aquí y bien, así que brindemos.”

Naden levantó su copa llena de vino, y Ruby y Pai le siguieron.

“¡Ahora, brindemos por nuestro reencuentro! ¡Salud!”

“¡Salud!”

Chocaron sus copas y luego engulleron el vino.

Hoy, los tres dragones de la Cordillera del Dragón Estelar estaban celebrando una “fiesta de chicas” en el restaurante experimental de Parnam, Ishizuka. Todo ocurrió porque Souma sugirió: “Tú y Pai no se han visto en un tiempo, así que ¿por qué no invitar a Ruby y hacer una fiesta en Ishizuka? Le diré a Poncho que vas a ir.” Probablemente intentaba mostrar algo de consideración hacia Naden, cuya única compatriota en este país era Ruby. Pensó que ella debía valorar su tiempo con sus amigos. Naden aceptó la idea con gratitud y los invitó a los dos.

“La última vez que estuvimos todos juntos así fue en el Reino de Lastania, ¿verdad?” dijo Naden después de terminar su vino, y Pai asintió.

“Durante la ola de demonios, sí. Han pasado años, ¿eh?”

“Cuando lo dices así, no parece que haya pasado tanto tiempo desde que nos vimos, pero ha pasado mucho tiempo, ¿no?”. dijo Ruby, emocionándose mientras miraba fijamente su taza.

“Nunca sentimos el flujo del tiempo de esta manera en la Cordillera del Dragón Estelar.”

“Bueno, sí… Debemos haber pasado un tiempo agotador en nuestra tierra natal, pero el tiempo que hemos pasado desde que conocimos a Souma parece más largo.”

“Sí, en cierto modo lo entiendo. Es la densidad de los recuerdos”, dijo Naden antes de engullir un trozo de pollo tatsuta.

Pai asintió. “Todos los días en la Cordillera del Dragón Estelar eran iguales, así que ninguno de ellos se grababa en nuestra memoria. Sólo se comía, se dormía, se estudiaba y se acababan las peleas entre los dos, una y otra vez.”

“Urkh…”

Tal vez porque acababan de recordar esa incómoda época de sus vidas, Naden y Ruby engulleron sus bebidas. Para ahogar los amargos recuerdos. Pai suspiró y sonrió con ironía ante su reacción.

“Comparado con eso, ahora cada día se siente especial. Tengo a alguien precioso para mí, y el tiempo que paso con ella es inestimable… La quiero mucho.”

“Lo entiendo. Cada día que paso con Souma y los demás es especial.”

“A mí me pasa lo mismo con Hal y Kaede”. Naden soltó una risita. “Creo que recordaré estos días durante toda mi larga vida. Si los días pasados sin alguien valioso para ti no se quedan en tus recuerdos, entonces estoy seguro de que la mayor parte de mi vida está pasando ahora.”

“Oye, puedes decir algo bueno de vez en cuando.”

Esa ocurrencia de Ruby hizo que Naden se pusiera roja de vergüenza.

“M-Me estás avergonzando. ¡Wahey!”

“”¡Wahey!””

Para disimular su vergüenza, las tres dragonas chocaron sus copas una vez más. Entonces, después de un tiempo bebiendo y pasando un buen rato, Ruby habló.

“Oh, claro…” Ruby dijo: “Las personas que son preciosas para ustedes dos están en una reunión ahora, ¿verdad?”

Pai la miró fijamente por un momento antes de asentir.

“Oh, sí. Pensé que debía estar a su lado, pero Lady Sill me dijo que ‘aprovechara esta oportunidad para disfrutar.’”

“De todos modos, no hay mucho que podamos hacer durante las negociaciones”. Naden sacudió la cabeza con consternación. “Aunque conociendo a Souma, no la tratará mal.”

***

Alrededor de la misma hora en el Castillo Parnam…

“Buenas noches, Reina Sill.”

“Disculpe nuestra intromisión.”

Liscia y yo habíamos venido a visitar a la Reina Sill mientras se encontraba en el castillo.

“Buenas noches, Rey Souma, Madame Liscia”, nos saludó la reina Sill con una sonrisa y un apretón de manos.

Si la reina de una nación venía a visitarnos, no podía limitarse a dejar a Julius y luego decir: “Bueno, adiós.” Esta habitación era el dormitorio de la antigua pareja real, pero la reina Sill y Pai la ocupaban por ahora.

La reina Sill puso su mano izquierda sobre la mía que sostenía e inclinó la cabeza.

“Debo agradecerte que hayas tratado a Pai.”

“No pienses en ello. Me sentiría fatal si no pudiéramos hacer al menos eso por ti.”

Teníamos que recibirla como una invitada de honor, pero como los caballeros dragón son caballerosos, o, mejor dicho, tienen tendencia a la austeridad, rechazó cortésmente un banquete en su honor.

En su lugar, como había oído hablar de las reformas médicas de nuestro país, pidió que nuestros médicos examinaran las heridas de Pai. Llamé a Hilde y Brad para que hicieran el examen. Concluyeron: “Es una herida dolorosa, pero no profunda, y no amenaza su visión.”

“Escuché que querías tener una reunión hoy…” Dije, y la expresión de la Reina Sill se puso rápidamente seria.

Normalmente, cuando me reúno con la realeza extranjera, se hace en la sala de audiencias o en un salón de recepciones, pero mi esposa Naden era amiga de Pai, el marido de Madame Sill, y quería que fuera más informal, así que me reuní con ella en la habitación en la que les dejábamos alojarse. Pai seguía teniendo un aspecto andrógino, o más bien otokonoko, por lo que me sentía raro llamándole marido.

“Sí. Vamos a sentarnos.”

Me acomodé en un asiento cerca de la mesa que Sill señaló.

“¿Te ha molestado algo durante tu estancia en el castillo?” preguntó Liscia a la reina Sill, y ésta se rió y negó con la cabeza.

“Nada en absoluto, Madame Liscia. Me siento humilde por el trato amable que hemos recibido. Incluso has mirado las heridas de Pai por nosotros.”

“Es bueno oír eso. ¿Has estado ya en la ciudad del castillo?”

“Sí. He echado un vistazo con Pai. Esos programas de transmisión suyas eran interesantes.”

Les había dado a los dos vía libre en la capital mientras estaban aquí, aunque con los Gatos Negros vigilando y protegiéndolos en las sombras, por supuesto. Naden y Ruby querían ponerse al día con Pai, así que los cuatro salieron a divertirse juntos. Sin embargo, el trío dracónico estaba ahora en Ishizuka bebiendo.

De repente, Sill puso una mirada seria y me miró, diciendo: “Sin embargo, si estoy por ahí jugando todo el tiempo, sería un mal ejemplo para mis caballeros, y ahora es una buena oportunidad. Me gustaría hablar contigo en nombre de mi nación.”

Esa había sido mi intención todo el tiempo, así que asentí.

“Lo entiendo. Julius también me habló de ello. Se trata del comercio con nuestro país, ¿correcto?”

“Sí. Habiendo perdido el Reino de Lastania, nuestra ventana al mundo exterior, también perderemos nuestra capacidad de adquirir suministros. Supongo que empezaremos a tener escasez de alimentos y recursos, por lo que me gustaría que el Reino de Friedonia asumiera el papel del Reino de Lastania en el suministro a nosotros.”

Con Fuuga asumiendo el control de la Unión de Naciones del Este, la mitad de la frontera del Reino de los Caballeros del Dragón de Nothung era ahora compartida con su campamento. Si se le ocurriera hacerlo, podría poner límites a los suministros que podían pasar por allí, poniendo una pesada carga sobre la gente del Reino de los Caballeros del Dragón. Sill quería abrir nuevas rutas comerciales para evitar eso; probablemente a través de rutas aéreas en lo alto del Estado Papal Ortodoxo, donde los wyverns no podían llegar.

Me crucé de brazos y gemí.

“Por mi parte, no tengo ningún problema, pero hay una gran distancia entre nuestros países. Aunque se utilicen dragones, sólo pueden transportar una cantidad determinada de cosas a la vez. ¿No serán los precios más altos que cuando se comerciaba por tierra con el Reino de Lastania?”

Ya no podían contar con comerciantes viajeros como antes. Dicho esto, las únicas naciones de la humanidad con las que limitaba el Reino de los Caballeros del Dragón de Nothung eran el país de Fuuga, los vasallos del Imperio, y parte del Estado Papal Ortodoxo Lunarian. Los lunarianos veían como enemigos a la Cordillera del Dragón Estelar, que era el centro del culto a la Madre Dragón, así como al Reino de los Caballeros del Dragón, que estaba profundamente entrelazado. Habían luchado antes con el campamento de Fuuga y con el Imperio, y las relaciones no se habían recuperado todavía. Estaban muy aislados.

“Si fuera yo, consideraría esto una buena razón para arreglar las cosas con el Imperio… ¿Qué te parece? Su emperatriz, Madame María, es una persona de confianza. Considerando el crecimiento del país de Fuuga, creo que vale la pena considerarlo.”

La Reina Sill y María pueden ser flexibles en su pensamiento. Estoy seguro de que se llevarían bien…

Pero la reina Sill negó en silencio con la cabeza.

“Se puede confiar en Madame María, estoy segura. Pero el Imperio es demasiado grande. Parece que Madame Maria tiene las cosas bajo su control por ahora, pero eso puede no ser cierto para el próximo gobernante. Si alguien ambicioso asciende al cargo de nuevo, las hostilidades llegarán fácilmente.”

“Como no compartimos frontera, es más fácil confiar en nosotros… ¿Es eso?”

“Sí. Estoy preparado para que el coste de adquisición de bienes sea mayor. Por supuesto, seguiremos comerciando con todos los países mientras no se corte el transporte marítimo. Piensa que nos estamos preparando para una situación en la que no tengamos otra opción.”

“¿Y se puede pagar un precio que haga que merezca la pena mi tiempo?” pregunté y Sill se rió.

“Por supuesto, pretendemos compensar la diferencia con nuestros cuerpos.”

“”……!””

Cuando Sill dijo eso, los hombros de Liscia se crisparon un poco. Eh, no lo dijo con esa intención… pensé.

“He escuchado a Julius. ¿Quiere usar a los caballeros dragón como mensajeros?”

“¡Oh! Eso es lo que ella… Ejem“, Liscia se aclaró la garganta, tratando de cubrir su vergüenza. La reina Sill sonrió irónicamente antes de continuar.

“Pensé que podría ser una fuente de fondos con la que comprar los suministros que necesitaremos. Un dragón puede transportar una gran cantidad en un solo viaje, y mientras no sean suministros militares, no infringirá nuestro contrato con los dragones. Supongo que habrá demanda, pero ¿qué opinas?”

“Bueno… estoy seguro de que la habrá, tanto a nivel nacional como civil.”

“¡Entonces…!” Sill se inclinó con entusiasmo, pero levanté una mano para detenerla.

Habría demanda, sí. Los dragones tenían el poder de transportar tanto como dos, tal vez incluso cuatro wyverns. Además, tenían inteligencia humana y podían adoptar una forma humana, por lo que eran capaces de entrar en cualquier lugar estrecho, y no necesitaban un espacio de aterrizaje amplio. Si abrieran el negocio aquí, tendrían cualquier cantidad de clientes. Pero…

“Si permitiera que los caballeros del dragón volaran como mensajeros de particulares, esos caballeros dragones tendrían que pertenecer a este país. No puedo permitir que una fuerza aérea extranjera vuele por mi país a su antojo.”

Teniendo en cuenta lo poderosos que eran los dragones, se parecían menos a aviones de transporte y más a grandes bombarderos.

Piénsalo. Por mucho que pudieran transportar, ¿dejarías que bombarderos enemigos completamente cargados volaran alrededor de tu país para hacer entregas? Los dragones podían quemar un pueblo o una ciudad en un instante, así que no tenían la opción de volar sin sus bombas cargadas. Siempre estarían volando con una cierta cantidad de potencia de fuego.

“Sí… Tienes razón.”

Sill no respondió a mi objeción. Dejé escapar un suspiro.

“Confío en ti y en Pai. Pero no sé cómo es cada uno de sus dragones y caballeros. Si incluso uno de ellos comete un acto de indiscreción, o tal vez deja caer accidentalmente su pesada carga, sería un desastre.”

Como ejemplo, Naden a veces actuaba como mensajero como parte de los trabajos esporádicos que hacía por la capital, pero si ocurría algo mientras lo hacía, la familia real sería la responsable. Pero si un caballero dragón perteneciente al Reino de los Caballeros Dragón causara un incidente, no sería tan fácil hacerles asumir la responsabilidad. Definitivamente, se necesitaría una negociación internacional.

Cuando expliqué eso, la reina Sill bajó los hombros.

“Es una queja válida… ¿Fui demasiado miope?”

“No, creo que vas por buen camino.”

“Aun así… esto es un problema. No tendremos forma de adquirir los suministros que necesitamos así”, gimió Sill.

“Está bien”, dije, sonriéndole. “No puedo dejar que vuelen libremente, pero es posible que sólo el Estado los contrate. Estableceremos rutas y horarios de vuelo, y gestionaremos su contenido y peso. Cuando las entidades privadas quieran utilizar sus servicios para… transportar un gran volumen de suministros, por ejemplo, el Estado puede hacer el pedido en su nombre, y luego ustedes lo cumplirán.”

En mi opinión, era similar a tener un programa espacial nacional que alquila equipos para experimentos a empresas privadas.

“Si los pedidos los hace estrictamente el Estado, no los ciudadanos privados, es posible.”

“¿De verdad?” La reina Sill estaba visiblemente eufórica.

Asentí con la cabeza. “Sí, con planes de vuelo adecuados. No ganarás dinero a manos llenas, pero deberías obtener suficientes beneficios para comprar sus suministros.”

“¡Ohhh! Gracias.”

Dejaría que Roroa, Colbert y el Ministerio de Finanzas resolvieran los detalles más finos. Ellos resolverían la compensación apropiada. Esto va a significar más trabajo para Colbert… Lo siento, haz lo mejor que puedas.

Había una demanda real. También ayudaría a unir la alianza marítima que habíamos formado con la República de Turgis y la Unión del Archipiélago del Dragon de Nueve Cabezas. Bueno, con lo fría que es la República, los vuelos tendrían que ser cancelados a partir del comienzo del otoño, estoy seguro.

Me incliné un poco más hacia Sill, bajando el tono de mi voz para decir: “Ahora, yendo al grano, tengo una petición de entrega para ti en nombre de mi país.”

“Hmm… Oigámoslo.”

Decidí contarle a la Reina Sill sobre cierta misión de transporte que se estaba planeando. Cuando se enteró, me miró por un momento sorprendida, luego se le dibujó una gran sonrisa en la cara y se dio una palmada en la rodilla.

“¡Suena interesante! ¡Deja que nos encarguemos de ello por ti!”

“Gracias, Madame Sill.”

“¡Tenemos un contrato, entonces!”

La reina Sill y yo intercambiamos un firme apretón de manos. Fuimos los primeros en formar un contrato oficial con el Reino del Correo de Nothung.