Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 2

Capítulo 7: Nayuta Kani, Trabajando Duro

 

 

Era el atardecer del tercer día en el hotel que su editorial había preparado para Nayuta Kani. Miyako Shirakawa pasaba a saludar después de que Nayuta la había invitado a cenar.

Era una habitación “plus empresarial” dentro de un hotel cerca de cinco minutos a pie de la estación de tren más cerca. Cuando un escritor pedía (o se le exigía estar ahí) una habitación aislada para concentrarse en una fecha de entrega o alguna otra índole, era aquí donde normalmente la editorial los ponía.

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En comparación con otros hoteles, era de un nivel más bajo que los de cinco estrellas, pero no por mucho. Se decía que la clase de habitaciones que las editoriales reservaban para cosas así representaban la posición de la compañía en la industria; ciertamente la de Nayuta era una de peso pesado en el mercado de novelas ligeras, y la habitación de su hotel lo reflejaba. Si ella trabajara para un verdadero líder de primera clase de la industria

como Shogakukan Gagaga Bunko , bien podría esperar una suite pent-house de lujo [Mentira—Editor].

Sin embargo, este servicio no se le facilitaba a cualquier escritor.

Se les reservaba a los mejores entre los mejores, los novelistas que impactarían en las finanzas para todo el año dependiendo de si producían un nuevo libro o no.

A los escritores que no encajaban en esa categoría se les hacía a un lado—“¡Basura como tú debería saber que no se merecen la vida hotelera de lujo a costo de la editorial! Si quieres esconderte en una habitación, ¡tenemos el lugar perfecto para ti!”—y los botaban a una celda del sótano debajo de la oficina de la editorial, equipados con un escritorio, un saco de dormir y baño portátil. Ahí, vivirían el resto de su vida o hasta que tuvieran un manuscrito qué mandar.

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Miyako, quien era completamente ignorante de esto, estaba impresionada. ¿La editorial les da un hotel donde vivir? ¡Los escritores sí que tienen buena vida!, decía maravillada mientras pasaba por la recepción medio lujosa y se encaminaba al elevador medio lujoso.

Luego, atravesó el pasillo medio lujoso y tocó la puerta medio lujosa.

Ellos habían hecho una estadía en un hotel estrecho de bajo presupuesto en su viaje a Okinawa hace tiempo, y durante su viaje grupal de preparatoria se metieron a un ryokan básico estilo japonés, así que incluso un hotel de menos de cinco estrellas era un mundo desconocido para una estudiante universitaria como ella. La puso nerviosa.

“¿…?”

Varios golpes a la puerta no dieron respuesta. Volviendo a revisar el número de habitación una vez más, lo intentó de nuevo. Nada.

“¿Nayu? ¡Soy yo!”, decía, golpeando la puerta un poco más fuerte. Después de un momento, hubo un clic y Nayuta se asomó por la puerta—completamente desnuda.

“Oh, hola, Myaa; entra.”

“¡¿Eh?! Em, está bien”, decía Miyako mientras se apresuraba a entrar. “¡Nayu! ¡¿Por qué no tienes nada puesto?!”

“Estaba a mitad del trabajo”, reportó Nayuta.

“Oh…. Espera, ¡¿eso qué tiene que ver?! ¡¿Por qué estás desnuda?!”

“¿Itsuki no te contó? No puedo escribir novelas a menos que esté desnuda.”

“¡¿Eh?!”

La mirada de horror en Miyako indicaba que no entendía de que iba todo esto. Nayuta hizo un puchero, frunciendo el ceño hacia ella.

“Es gracias a esta maldición que no puedo vivir con Itsuki ahora mismo… y no hay otra cosa que hacer aquí, así que estoy trabajando.”

“Oh… de acuerdo…”

Ella   estaba   consciente  de   que   Nayuta   no   era exactamente normal, y también sabía que Nayuta amaba encontrar cualquier excusa creíble para quitarse la ropa.

No comprendía nada de eso, pero Miyako decidió que Nayuta probablemente no estaba inventándose las cosas.

“Ya casi termino en lo que estoy trabajando, así que, ¿podrías darme un poco más de tiempo?”

“Em, seguro…”

La desnuda Nayuta estiró sus piernas en medio de la  doble cama, colocó su Pomera en el espacio entre sus rodillas, se encorvó frente al teclado y empezó a teclear. Su cara demostraba determinación, seria, nada como la tonta mirada que solía tener.

Combinada con la escasez de ropa, formaba la base de un trabajo de arte fino. Ahora Miyako entendía por qué golpear la puerta no servía de nada. El nivel de enfoque era obvio aun para un observador externo.

Imouto Sae Ireba Ii Vol 2 Capítulo 7 Novela Ligera

 

Entonces así es como Nayuta trabaja…

Miyako se paró ahí por un rato, contemplando la vista. El único sonido que hacía eco en la habitación era el ruido rápido y enérgico del teclado—y entonces, de la nada, Nayuta se detuvo y miró a su amiga.

“¡Myaa!”

“Oh, perdón si rompí tu concentración.”

“¿Eh? No, para nada. Pero te quería preguntar…”

“Sí, ¿qué pasa?”

“Déjame acariciar tus pechos un momento.”

Nayuta la miraba fijamente.

“¿Qué? ¡¿Por qué?!”

“Estoy escribiendo una escena donde se acarician unos pechos, así que quería algo de referencia.”

La cara de Miyako se enrojeció en un instante. “¡C- claro que no! Además, ¿no tienes tú unos? Como… ¿unos más impresionantes que los míos…?”

Nayuta tomó esa señal para inmediatamente empezar a sobarse y amasar sus propios pechos. “Los míos se mueven mucho. No es el sentimiento correcto para el personaje receptor en esto. Pero los tuyos están bien, Myaa.”

“Oh…”

Miyako se aproximó a Nayuta, aún incrédula.

“… Bueno, adelante. Hazlo.”

“Oh, em, no con tu ropa encima. Al natural.”

“¡¿Al natural?! Eso… ¡Eso aún menos!”

“¿Por favor, Myaa?”

Nayuta nunca se había mostrado tan seria en su vida.

Aquellos azules ojos, que no delataban ni una pizca de malas intenciones, atravesaban a Miyako, haciéndola reconsiderar. Ambas eran mujeres; ambas ya habían ido a las aguas termales públicas juntas. Además, Nayuta ya estaba desnuda. Quizás un poco de manoseo no era para tanto.

Eso—y considerando cuántos lectores tenía Nayuta y cuánto tenía que tomar en cuenta por todos ellos, probablemente había cientos—quizás miles de personas por ahí decididas en hacer lo que sea para ayudar a Nayuta Kani con sus novelas.

Quizás Miyako no tenía un gran talento, pero ahora, Nayuta le pedía ayuda con su trabajo de más de cientos de miles de lectores. Y odiaba tener que admitirlo, pero la llenaba con un sentimiento masoquista de éxtasis.

Con la cara roja, murmuró: “E-está bien… hazlo…”

“¡Muchas gracias!”, sonreía Nayuta.

“Bueno… déjame quitar esto…”

Armada de valor, se deshizo de lo de arriba, seguido rápidamente de su brasier.

“Me gusta como lo haces rápido, Myaa.”

“…Mira, sólo por un rato, ¿de acuerdo? ¡Y tampoco seas muy brusca!”

Miyako se enderezó, con el pecho afuera, ocultando los nervios que la hacían temblar.

“Bien. Aquí vamos.”

Ella agarró duro los dos pechos de Miyako al mismo tiempo, y empezó a masajearlos violentamente de un modo y otro.

“¡Nh…!”

Recibida por la extraña sensación de tener a otra persona agarrando sus pechos, Miyako se contuvo de decir algo mientras miraba a Nayuta. La novelista estaba experimentando, ajustando su fuerza y frotándolos desde varios ángulos, algunas veces presionando con la palma plana. Entonces, asintió para sí misma.

“Hm… Bien. Creo que lo entiendo.”

Y entonces volvió a escribir.

“¿Qué entendiste…?”

La confundida Miyako, aún sin nada de ropa en la parte de arriba, miró hacia abajo a Nayuta. Ella volvió como a un estado de trance, escribiendo en el teclado— pero después de un par de minutos, ella se detuvo.

“Fiuuu”,  suspiró  profundamente  con  unas  mejillas sonrojadas dándole una apariencia coqueta.

“¿N-Nayu…?     ¿Ya   acabaste?”,   preguntó    Miyako tímidamente.

Su amiga rompió en una gran sonrisa. “Em, sí. Ya terminé  de  describir  la  parte  con  los  pechos.  Salió bastante bien, creo, así que gracias, Myaa.”

“¿Sí…? Bueno, qué bien. Pero… ¿la parte con los pechos?”

Miyako tenía un mal presentimiento de lo que Nayuta diría a continuación.

“Ahora sigue tu trasero.”

“¡A-ahora que te estás pasando de la raya! ¡No te voy a mostrar eso!”

“Por favor. Eres a la única a la que puedo recurrir para esto, Myaa. Por favor déjame acariciar tu trasero.”

“Ugh…”

Era difícil de resistirse cuando Nayuta lo pedía así.

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“¿Ta-también lo quieres al natural…?”

“¿…Sería mucha molestia? ¿Podrías hacerlo…?” Nayuta la miró como un gatito abandonado. “Aggghhh… ¡sólo esta vez, ¿de acuerdo?!”

Y así Miyako se deshizo de su falda y shorts.

“¡Bien! ¿Ves?”

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Nayuta observó atentamente a la parte inferior del cuerpo de Miyako, casi completamente desnudo.

“…Myaa, ya que hemos llegado hasta aquí, también podríamos  llegar   al    final.    ¿Puedes   quitarte   tus calcetines?”

“¡¿A qué te refieres con ‘también podríamos’?!”

Miyako fue recibida con una mirada perpleja de Nayuta. “No, o sea… ¿estar totalmente desnuda excepto tus calcetines? Se siente como un esfuerzo a medias. Es repugnante.”

“…Oh, cierto, tú eras fan de los libros de Itsuki, ¿no…?”

Cuando  los  personajes  en  los  libros  de  Itsuki  se desnudaban, siempre lo hacían al 100 por ciento. Se quitaban sus calcetines, sus  guantes, y cualquier equipamiento que llevaran. Miyako se lo señaló una vez, comentando  que al menos les  dejara los calcetines puestos, pero fue firme con este punto: “No, eso sería innecesario…En realidad, sería totalmente bárbaro. Como ahogar un filete de primera clase en jarabe dulce”.

De vez en cuando esto le generaba críticas a Itsuki en la red, con críticos escribiendo cosas como: “Este autor no entiende para nada el concepto del fetichismo”. Lo hacía enfurecer cada ocasión: “Esta gente no entiende lo que significa estar completamente desnudo! El panorama completo, ¡sin nada que falte! ¡El concepto de estar ‘completamente desnudo’ mientras se usa calcetines o guantes no puede existir lógicamente! ¡Estos idiotas necesitan regresar al kínder y aprender cómo funciona el idioma, maldita sea!”

“Entonces ¿qué hay de estar totalmente al desnudo a excepción de una diadema?”, preguntó Miyako.

“Oh, eso está bien”, contestó. “¿Cómo es eso diferente?”

“Verás… Cuando se trata de personajes 2D… si cambias el estilo de su pelo, se vuelve difícil diferenciarlos la mayoría de las veces…”, admitió apenadamente.

“Ustedes los escritores realmente son un montón de locos obsesionados con el sexo, ¿verdad…?”

Volviendo al presente, Miyako acababa de quitarse sus zapatos y medias, haciéndola estar totalmente desnuda por primera vez.

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“Bueno, aquí voy”, decía la desnuda Nayuta por igual mientras agarraba su trasero y comenzaba a sentirlo sin hacer comentarios. Esta vez, no estaba esa extraña y placentera sensación que Miyako sintió con lo de los pechos— sólo una reducida comprensión de: Hmm, sí, alguien está rebotando mi trasero.

¿Qué diablos estoy haciendo…? 

Imouto Sae Ireba Ii Vol 2 Capítulo 7 Novela Ligera

 

Que toquetearan y frotaran su trasero le llevó a cuestionarse sobre su vida en la mente.

Después de medio minuto de este abuso sexual simulado:

“………….Hm…”

Terminó, mucho más rápido que el ejercicio con los pechos.

“¿…?”

¿Ya acabó?, se preguntaba Miyako, confundida.

“…Supongo que no necesitaba el trasero después de todo”, susurró Nayuta con una voz frígida.

“¿No lo necesitabas? ¡Hiciste que me desnudara…!”

“Oh, no, no me refería a que tuviera quejas sobre tu trasero, Myaa. Es que no se sintió tan diferente de manosear  mi  propio  trasero,  así  que  no  necesitaba investigar en ti también, es todo.”

“Oh…”

Miyako no lo habría sabido. Ella no se había metido en una comparación de manoseo de traseros en toda su vida.

“Ah, como sea. Oye, Myaa…”

“¿…?”

Los ojos de Nayuta se movieron a otro lado, igual que sus manos.

“¡Uuf!”

“¡¿…Angh?!”

De repente comenzó a tocar las piernas de Miyako.

“Ooooh… ¡Mira esto…!”

“¡O-oye! ¡¿Qué estás haciendo, Nayu?!”

“Tus piernas sí que son bonitas,  Myaa. Son tan delgadas, pero saludables también. Rebosando de energía, pero sin carne extra en ellas. ¿Practicas algún deporte?

“…Bueno, algo, sí.”

“¿Qué practicas?”, preguntó Nayuta, acariciando bruscamente las piernas de Miyako. Eso la puso inquieta. Quería hacer ruido, pero se resistió.

“Anh… E-emm, hacía karate cuando era niña, hasta los catorce años, y luego jugué tenis… nh… y luego básquet en la preparatoria.”

“Vaya. Una chica muy atlética, ¿no?”

“…Realmente no era muy buena en ninguno”, dijo Miyako con una sonrisa de auto desprecio. Era muy apasionada con el karate que había aprendido, empezando en la primaria.

Su sensei le dijo que tenía talento, y siguió así hasta secundaria, pero lo dejó después de que sus amigos de su grupito dijeran que una chica que hiciera karate se vería demasiado violenta como para ser popular.

Así que los siguió al club de tenis—no le importaba mucho ser popular, pero que la expulsaran de su pequeño grupo la aterrorizaba. Luego, cuando entró a preparatoria e hizo nuevos amigos, la invitaron un par de amigas principiantes al club de básquet.

Ella siempre fue rápida con sus pies, así que el tenis y el básquet no le dieron tanto problema hasta cierto punto, pero nunca al nivel de alguien que se dedicaba completamente al deporte.

Cuando iba a algún torneo, estaba lleno de gente aún mejor que la gente de su

escuela. Así que se rindió en tratar, llegando a la conclusión de que alcanzar su nivel le sería imposible. En vez de eso, sólo lo practicaba con sus amigas, pasándola lo suficientemente bien.

Y no era que se arrepintiera de su elección. Pero no podía evitar pensar cada cierto tiempo de lo que sería en estos momentos si hubiera escuchado a su sensei en vez de haberse salido del karate.

Quizás ahora sería una atleta hecha y derecha, apareciendo en torneos nacionales. O quizás se hubiera dado por vencida en el momento que se enfrentara a un oponente con más talento y habilidad que ella.

…O, quizás se habría enfrentado con una desventaja en talento y habilidad, y quizás hubiera seguido adelante, sin ánimos de rendirse.

Miyako ya no tenía forma de saberlo, así que tampoco entendía a Itsuki.

Él estaba rodeado de docenas de autores con más talento, habilidad y destreza a la hora de hacer más dinero que él, pero como escritor profesional, nunca tiró la toalla. Era difícil para Miyako imaginar qué clase de valentía le tomó.

¿Qué diablos estoy haciendo…?, volvió a pensar Miyako.

“¡¿…Hyah?!”

Fue traída de regreso a la Tierra por Nayuta, quien se había salido de la cama para acercarse a Miyako y mordisquear ligeramente uno de sus pezones.

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“¿Q-qué estás…? ¡¿Qué estás haciendo?!”

“Te veías algo deprimida, así que…”

“…Sólo estaba pensando en algo por un momento. No te preocupes por eso. ¿Y cómo tiene que ver parecer algo deprimida con morder mis pezones…?”

Ella intentó cambiar el tema, dándose cuenta de que su cara empezaba a ponerse caliente.

“Bien, Myaa, ¿puedes acostarte en la cama por un momento?”

“¿…?”

Miyako hizo lo que le dijo, relajando su espalda. Era cómodo, más suave que la cama de aquel hotel de Okinawa.

“¿Así está bien?”

“Sí”. Nayuta asintió, antes de saltar encima de ella.

“¡¿E-eh?! ¡¿Qué estás…?!”

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Miyako forcejeaba al sentir que era empujada hacia la cama. Los enormes pechos de Nayuta le cubrían casi toda su visión. “Mee-yow”, chilló dulcemente mientras se acercaba a ella.

Piernas, vientre, caderas, brazos, pechos—piel sonrojada tocaba más piel sonrojada mientras disfrutaban de la temperatura de la otra. Para Miyako, se sentía casi como si ella y Nayuta se fueran a derretir en una misma consciencia. Empezó a preguntarse—si conectarse de cuerpo a cuerpo la puso así, ¿qué pasaría si se conectaran más? Esto hizo que le doliera cada parte de su cuerpo.

“¡Nha… nn…!”

“Ah, ya veo, entonces así es como se siente…”

Aun cuando Miyako empezaba a perder el aliento, Nayuta permaneció perfectamente calmada, como si estuviera al borde de un gran descubrimiento.

“Bien, ¿ahora podrías ponerte encima de mí, Myaa?” Se quitó de Miyako y se acostó de espaldas. “Vamos”, decía, abriendo ambos brazos para invitarla.

“¿Y-yo…?”

Aceptó, dispuesta a hacer todo ahora que se puso encima de Nayuta.

“Ajá… Realmente hace que se te acelere el corazón.”

Nayuta observó el cuerpo de la sonrojada Miyako.

Ser estudiada así era vergonzoso para Miyako, así que llevó su cara tan cerca como pudo a la de Nayuta. Los hermosos ojos de su amiga, la piel pálida y los húmedos labios estaban justo en frente de sus ojos. Sólo un par de centímetros más y sus labios estarían tocándose.

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¿Qué se sentirán los labios de alguien más…? “Em, Myaa…”

Nayuta echó su cabeza para atrás, con algo de timidez.

“Besarnos no, em… Sería mi primera vez, así que…”

“¡No! ¡No te voy a besar!”, tartamudeó Miyako al echar atrás su cabeza. “…Oye, esta es una situación que necesitas  para  tu  novela,  ¿verdad?  ¿Que  no  los  de secundaria leen eso? Es demasiado gráfico para ellos, ¿no?”

“Esto no es para eso.”

“¿Eh?”

Nayuta dio una tímida, pero linda sonrisa. “Esto sólo es una simulación para cuando tenga sexo con Itsuki.”

“¡…! ¡No me uses para eso!”

Miyako prácticamente saltó fuera de la cama.

Nayuta se reacomodó y empezó a moverse inquietamente con vergüenza.

“Ay, pero Myaa, tú tienes tanta experiencia, y yo sigo siendo virgen, así que cuando Itsuki decida ponerme en la cama, no sé si podría evitar volverme loca.”

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“…Por Dios…”

Miyako suspiró.

Aquí estaba esta chica, cautivando a miles de lectores con sus abrumadoras habilidades de escritura, estimulando las emociones de Itsuki y muchas otras personas menos talentosas alrededor de ella (Miyako y sus amigos incluyéndose), pero a veces actuaba como una chica demasiado mimada. Era tan lindo, que apenas ella podía soportarla. Pensó que quizás esa era la razón por la que la figura retórica de hermanita era tan popular.

Realmente querías darle algo a una chica así. No porque Miyako se sintiera inferior a Nayuta, sino porque ella tenía un cariño real y puro por ella. O eso quería creer.

“Myaa, ¿cómo fue cuando tuviste sexo por primera vez?”

“¡¿Wehh?! ¡¿Y-yo?!”

“Sí”, preguntó la curiosa Nayuta a su nerviosa amiga.

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“B-bueno… o sea, la primera vez, estaba muy nerviosa… pero, ya sabes, las cosas siguieron su flujo y salió bien, ¿supongo?”

“Oooh… Así es como funciona, ¿eh…?”

“Sí, em, lo sabrás cuando te pase, Nayu… je… ja, ja, ja…”

“Ya veo. Fascinante.”

Nayuta le dio una mirada de respeto sincero a la incoherente Miyako que se encontraba al límite. Esto sólo hizo que Miyako se sintiera más culpable.

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