Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 8

Epilogo: Una Breve Despedida

En la Ciudad de Kurant, Suimei y los demás lograron su objetivo de rescatar a Elliot. Y después de enfrentarse a Hadorious y Gottfried, sabían que tenían muchas posibilidades de luchar contra ellos… pero se enfrentaron a retirarse cuando la oportunidad se les escapó. Se sintió como una derrota, y el grupo de ellos regresó a la capital imperial.

Todos estaban entusiasmados con los acontecimientos en la mansión de Hadorious a su manera, aunque nadie parecía lo suficientemente valiente como para atreverse a decir una palabra sobre el tema.

Pero una vez que regresaron a la capital, todos se reunieron en la base de Suimei. A ellos se unieron Elliot y Christa, e incluso Graziella, que había terminado con su obligación posterior al combate.

“Realmente no puedo agradecerles lo suficiente”.

Vestida con sus túnicas religiosas, Christa bajó humildemente la cabeza ante Suimei y Reiji. Estaba desanimada por tener que quedarse atrás y esperar su regreso, pero cuando Elliot regresó sano y salvo, su corazón se sintió bastante aliviado.

“Sí, esta vez terminamos causándote algunos problemas, así que también me gustaría mostrarte mi gratitud. Gracias.”

Elliot también ofreció su agradecimiento mientras daba la mano a todos. Finalmente llegó a Reiji.

“En cualquier caso, me alegro de que estés bien, Elliot”.

“Estoy en deuda contigo. Te lo pagaré en forma adecuada y completa algún día, así que llámame si necesitas algo”.

“Haha, fue al revés la última vez, así que llamémoslo incluso”.

“¡Eso no servirá! Mancharía mi honor si dejara que mis deudas no se paguen. Además, el que me debe por eso no eres tú, sino…”

Elliot se detuvo allí y volvió una mirada de mala gana hacia Suimei. “¿Qué? ¿No me dan un apretón de manos?”

“¿Qué es eso? ¿Quieres estrecharme la mano?”

“Sí, tienes razón, pasaré. Tal vez si fueras una chica linda…”

“¿Mmm? A pesar de parecer que no tienes inmunidad para las mujeres, ¿dirías tal cosa? ¿Podría ser que te estás esforzando?”

“¡Cállate! ¡Lo siento por eso!”

Elliot se burló un poco, pero Suimei se encogió de hombros. Elliot luego recuperó la compostura y negó con la cabeza hoscamente.

“Pero pensar que serías tú quien me salvaría… Este debe ser el mayor error de mi vida”.

“Claro que lo es, amigo. Con esto, incluso hemos superado esa cosa con Reiji, ¿me oyes?”

“Realmente tienes una forma grosera de hablar”.

“Cállate, chico bonito. A diferencia de ti, me criaron normalmente”.

Allí, Elliot y Suimei comenzaron a intercambiar insultos. Elliot tenía más que decir con su actitud distante que Suimei con su lengua afilada de boca sucia, pero juzgando que esto nunca llegaría a su fin por sí solo, Reiji intervino.

“Vamos, vamos, los dos, dejémoslo así y pasemos al evento principal”.

“Estás bien. Debo decir que tengo mucha curiosidad por esto”.

“Es la razón por la que todos nos reunimos aquí hoy”.

Elliot y Suimei parecían dispuestos a cambiar de tema, y el grupo caminó colectivamente hacia el otro extremo del espacio abierto fuera de la casa de Suimei.

Era el mismo lugar donde Felmenia había construido la piscina anteriormente, pero ahora mismo, en lugar de un gran tanque de agua, había un gran círculo de magia en el suelo. Graziella solo había oído hablar del rescate de Elliot hasta ahora, así que se puso en cuclillas frente al círculo mágico y lo miró con profundo interés.

“Este es… el círculo mágico que te devolverá a tu mundo, ¿verdad?”

Debió haber investigado fórmulas similares antes, porque las identificó casi de inmediato. Graziella leyó las inscripciones mágicas en el círculo y extendió la mano para tocarlo. El que le respondió, naturalmente, fue Suimei.

“Sí. Así que no te aproveches del hecho de que estaré lejos para alterarlo o borrarlo, ¿me oyes?”

“Eres el hombre astuto que se le ocurrió esto. Ya estableciste una forma de ir y venir, ¿no?”

“Bueno sí.”

Cuando Suimei completó el círculo mágico de regreso, tomó nota mental de las coordenadas para poder ir y venir cuando quisiera. Si simplemente hubiera confiado en que el círculo mágico permaneciera intacto incluso al aire libre, probablemente se habría quedado varado.

Y para evitar exactamente que eso sucediera, tuvo que configurar varias cajas de seguridad, algunas de las cuales eran bastante problemáticas.

“Pero, sinceramente, nunca pensé que la piscina me daría la última pieza del rompecabezas que necesitaba…”

“Debemos agradecer a Lady Felmenia por eso”.

“Sí, pero es un poco irónico”.

Felmenia fue quien los convocó a este mundo, y también fue ella quien completó el cuadro para que regresaran a casa. Suimei no sabía muy bien qué decir al respecto. Pero al escuchar a Lefille decir que se merecía las gracias, Felmenia…

“¡Suimei-dono! ¡Por favor, elógiame!”

Meneó la cola y saltó arriba y abajo como un cachorro emocionado. Suimei dio un suspiro harto.

“Oye, ya te elogié mucho, ¿no? ¿Todavía no es suficiente?”

“Heehee, creo que una vez al día estaría perfectamente bien. Un simple elogio no le costará nada; más bien, le dará una ganancia”.

Suimei no sabía muy bien de qué se beneficiaría, pero ya estaba harto de agradecerle unas diez veces al día.

“Sí, sí, muchas gracias… Como uno esperaría de la gran Llama Blanca Felmenia-sama…”

“¡Hmph, eso es demasiado poco entusiasta!”

Felmenia agitó los brazos salvajemente al no salirse con la suya. Después de que se reveló la identidad de Suimei como mago, parecía que ya no estaba preocupado por las apariencias frente a los demás, y con frecuencia dejaba que su niño interior brillara en momentos como este.

“Bueno, en fin… Oye, anímate ya, ¿quieres, Mizuki?”

Dejando a un lado a Felmenia por el momento, Suimei se volvió hacia Mizuki que estaba haciendo un puchero en toda regla. Sus mejillas estaban tan infladas como podían.

“¡Hmph! ¡Suimei-kun, tonto! ¡Idiota, idiota, idiota! ¡Simplemente haz estallar un hechizo y cae muerto ya!”

De hecho, Anou Mizuki difícilmente pudo contener su resentimiento. Sin embargo, al escucharlo, Felmenia habló en un tono algo amargo.

“Mizuki-dono, eso sería algo problemático… Después de todo, lo seguiremos”.

“No me importa. Estoy segura de que puede explotar él mismo con una precisión milimétrica”.

Como Mizuki insistió en que Suimei debería encontrarse con un destino terrible, esta vez Lefille fue quien se cruzó de brazos y habló en un tono preocupado.

“Pero aun así, si eso sucede, ya no podríamos regresar…”

“¡Todavía no me importa! De hecho, ¡ni siquiera me importa lo que sea! Espero que le pase algo horrible, ¡y solo a él!”

Suimei dejó escapar un gran suspiro al darse cuenta de que el estado de ánimo de Mizuki no mostraba signos de mejorar. Después de la pelea en la mansión de Hadorious, el espíritu misterioso no había regresado y Mizuki había vuelto a su estado habitual. Suimei tuvo que confesar que era un mago, y este fue el resultado.

Realmente era predecible. El día que se lo contó, naturalmente ella no escuchó nada más que él dijo en el carruaje de regreso. De hecho, acababa de empezar a hablar con él de nuevo hace unas horas.

El hecho de que él hubiera seguido siendo un mago en secreto durante tanto tiempo… ¿O simplemente estaba enojada porque él había rechazado su corazón chuuni todo este tiempo?

Había estado monopolizando cosas interesantes y ocultándoselo a ella, y eso era inaceptable. Al parecer, era un delito punible con la muerte, y por  eso, Suimei se había estado disculpando sin parar.

“Por eso dije que lo siento. Vamos, perdóname ya…”

“¡Cállate! ¡Sigue disculpándote! ¡Hasta que mueras! ¡No para siempre!”

“Eso es un poco…”

“¡Ugh, idiota! ¡Malvado, tacaño, idiota!”

Después de menospreciarlo como a un niño, Mizuki una vez más volvió a hacer pucheros. Cuando se quedó en silencio, Elliot se volvió hacia Suimei nuevamente.

“Entonces, ¿te vas ahora?”

“Si. Nos dirigimos de regreso para aclarar algunas ansiedades que se han estado acumulando durante un tiempo”.

“Sí, como la escuela…”

“Y amigos…”

“Mm, y nuestras familias…”

Al escuchar a Suimei hablar sobre la construcción de ansiedades, los que reaccionaron no fueron otros que Reiji, Mizuki y Hatsumi. Había cosas que les preocupaban a todos… Cosas en las que en realidad habían estado tratando de no pensar hasta ahora. ¿Qué les esperaría en casa? Era difícil de imaginar. Y mientras todos contemplaban esto, Lefille habló.

“Lo siento. Dijimos que iríamos todos juntos, pero creo que me quedaré atrás”.

“¿Tan de repente…? ¿Qué ocurre?”

Liliana abrió su único ojo sorprendida, pero Lefille le devolvió una expresión determinada.

“Ninguna cosa. Estaba pensando que debería retomar el entrenamiento que me estaba perdiendo”.

“¿Te vas a quedar atrás y entrenar?”

“Si. Si voy a ocuparme de mis propias ansiedades, no creo que haya atajos. Como espadachina, la única forma de hacerme más fuerte es blandir mi espada”.

Tenía un punto muy lógico, pero Suimei no estaba de acuerdo. “No, deberías venir con nosotros, Lefi”.

“¿Por qué es eso?”

“Nada grande. Creo que debería reunirte con el instructor”.

“¿Instructor?”

“¿Mi papá?”

Suimei asintió con la cabeza tanto a Lefille como a Hatsumi. El instructor del que hablaba Suimei era el padre de Hatsumi y el jefe del dojo al que iba Suimei. Estaba en la cima de las Cien Espadas del Mundo Marcial y era uno de los Cuatro Grandes Sabios de las Artes: la Espada de los Cuatro, Kuchiba Kiyoshiro. Si Lefille realmente quería alcanzar la grandeza con una espada, definitivamente podría soportar aprender una o dos cosas de él.

“El instructor es uno de los monstruos de la generación de mi padre. Creo que probablemente sacarías algo incluso con solo hablar con él”.

“Estoy de acuerdo.”

Hatsumi, que había luchado contra Lefille antes, respaldó a Suimei. Esto pareció despertar el interés de Lefille, y se volvió hacia Hatsumi con una expresión entusiasta.

“El padre de Lady Hatsumi, ¿verdad? He oído mencionarlo de vez en cuando, pero… ¿qué tan fuerte es realmente?”

“Veamos…”

“Sí, es difícil de expresar con palabras…”

Suimei y Hatsumi desviaron la mirada. El director de la Escuela Kuchiba de la Espada Fantasma de Kurikara Dharani, Kuchiba Kiyoshiro.

Era un espadachín poco común que podía realizar el acto inhumano de cortar un rascacielos verticalmente con un solo movimiento de una katana. Estaba tan lejos de ser simplemente ‘fuerte’ que de hecho era difícil de articular.

“Entonces así es como es. Ya vienes, Lefille. Ya está decidido”

“Lo tengo, lo tengo”.

Agarrando el brazo de Lefille, Suimei la acercó al círculo mágico. Cuando lo hizo, Felmenia también saltó con pasos ligeros y se paró a su lado también.

“Estoy deseando ver el mundo de Suimei-dono”. Siguiéndola, Liliana y Hatsumi también se acercaron. “También estoy… deseando… verlo”.

“Tenemos un montón de animales. Cuando lleguemos, ¿deberíamos ir a un zoológico?

“¿Un zoológico…?”

“Es un lugar donde crían todo tipo de animales de todo el mundo”.

Al escuchar a Hatsumi decir eso, el único ojo de Liliana se abrió de par en par y pareció brillar. Ya había una larga lista de lugares a los que podía pensar que quería ir.

El zoológico, las tiendas de mascotas, los zoológicos de mascotas, los cafés para gatos, las obras. Y mientras las chicas se entusiasmaban con sus perspectivas de futuro, había un solo inútil que no podía leer en la habitación y arrojó agua fría por todo el estado de ánimo.

“No vamos a jugar allí. Está bien relajarse un poco, pero no vamos a hacer turismo. Iremos a—”

“Suimei, eres… tan cabezota”.

“Sí, Suimei. Eres tan denso como ladrillos. Obtén una pista.”

“Esto definitivamente no es bueno… Pero también es muy Suimei-kun.”

“Suimei-dono, lo siento, pero no puedo defenderte aquí…”

“¡Tonto! ¡Te dije que es un tonto! ”

“Ugh…”

Al escuchar a los demás llorar a Suimei con críticas, Mizuki se unió. Reiji fue el único que adoptó un enfoque alegre de la situación.

“Haha, vamos, Suimei. No seas tan serio”.

“Cállate, tú. Debe ser agradable despertar nuevos poderes brillantes de la nada y tenerlo fácil”.

Suimei nunca había esperado que Reiji disparara el poder del Sacramento en la undécima hora y alcanzara un nivel excepcional. Ahora tenía un artefacto además del poder de la Diosa.

Se sentía como si se estuviera volviendo un poco engañoso. Sin embargo, Reiji no parecía pensar eso. Su expresión se nubló un poco ante la mera mención de ello.

“Aunque realmente no creo que lo haya tenido tan fácil…”

“¿A pesar de que ahora eres capaz de usar ese ridículo poder?”

“… ¿Realmente estoy escuchando esto de ti, Suimei? ¿Después de ese truco que hiciste?”

Reiji apuntó con una mirada de reproche al hipócrita Suimei, pero apenas sonó como si hubiera algo de energía en su voz. En lo profundo de los ojos de Reiji, Suimei podía ver que estaba meditando sobre algo.

“Oye, Reiji, ¿qué pasa? No tienes ánimo para ti, ¿sabes?”

“Ninguna cosa. Hay algo en mi mente”.

“¿Algo en tu mente?”

Y Suimei tenía una idea de qué era ese algo.

“¿Te preocupa lo que dijo ese tipo? Esa es solo una táctica común de miedo psicológico, ¿sabes? No creo que sea algo de lo que tengas que preocuparte”.

“Eso es probablemente cierto, pero todavía se queda en el fondo de mi mente”.

Suimei se estaba refiriendo a la advertencia de Gottfried sobre que Reiji se había perdido a sí mismo por la Diosa. Suimei tampoco sabía personalmente qué hacer con eso. La subyugación del Señor Demonio les había sido impuesta tan rápidamente…

Era completamente posible que los héroes hubieran sido manipulados o jugados. Pensando en eso de esa manera, Suimei sintió que había muchos motivos de preocupación, y solo podía imaginar que era mucho peor para la persona en cuestión…

“Como pensaba, tú también deberías volver. Vuelve a casa y huele las rosas, y te sentirás mejor en poco tiempo”.

“Estoy seguro de que lo haré, pero…”

“Esto puede sonar extraño viniendo de mí, pero el descanso es importante, ¿no es así? Tuve la oportunidad de relajarme antes de ir a la Ciudad de Kurant y marcó una gran diferencia. De hecho, todo fue gracias a Menia”.

“Decir que todo fue gracias a mí es un poco… Eeheehee”.

Felmenia comenzó a reír con una sonrisa tonta en su rostro. Ignorándola, Suimei se centró en Reiji.

“Así que vamos. Volvamos por ahora, ¿de acuerdo?”

“Entiendo lo que estás diciendo, pero todavía tengo que quedarme atrás. Si nosotros también vamos, es posible que aquí no haya suficientes fuerzas para detenerlo si ocurre algo grave”.

“Pero tú sabes…”

“Lo siento. Déjame ser egoísta aquí”.

Reiji estaba siendo mucho más terco de lo que Suimei esperaba. ¿Estaba tan preocupado por este mundo? Eso probablemente fue parte de eso, pero Suimei no pudo evitar preguntarse si esto estaba relacionado con lo que había dicho Gottfried. Pero mientras Reiji hubiera tomado una decisión, no tenía sentido tratar de disuadirlo.

“Sí, está bien… Si estás seguro, entonces sería injusto de mi parte discutir, ¿eh?”

“Mm. Gracias por entender.”

Reiji le dio una sonrisa a su mejor amigo. Suimei asintió, luego se volvió hacia Mizuki, que aún hacía pucheros.

“Mizuki, ¿estás segura de esto? ¿Tú tampoco quieres volver?”

“Me quedaré. Reiji-kun se queda, así que yo me quedo”.

“Lo siento.”

“Está bien. No te preocupes por eso”.

Mizuki le ofreció una sonrisa de disculpa a Reiji, y Suimei habló una vez más.

“Todo ha vuelto a la normalidad, así que creo que es un buen momento para volver”.

Suimei no estaba seguro de qué estaba mal con su comentario casual, pero el rostro de Mizuki de repente se puso pálido. Le tomó un segundo, un segundo más… Y luego hizo clic. Rápidamente desvió la mirada y se disculpó cuando se dio cuenta de lo que había horrorizado tanto a Mizuki.

“Er, lo siento… Olvida lo que dije.”

“¡Suficiente! ¡Por favor, no quiero su simpatía!”

Cubriéndose la cara con ambas manos, Mizuki bajó la cabeza. La fuente de ese dolor era, obviamente, eso. Suimei y Reiji sabían exactamente qué era eso y no  dijeron nada más, pero naturalmente, aquellos que no conocían el pasado de Mizuki en detalle sintieron curiosidad.

“¿Qué pasa, Mizuki? ¿Io Kuzami, Santo Rey de los Cielos, es tan malo?” preguntó Graziella.

“Tuvimos algunas dificultades, pero Io Kuzami-dono nos salvó más de una vez. Tampoco tengo una impresión tan mala de ella”, repitió Titania.

Como no sabían que el Santo Rey de los Cielos “Io Kuzami” era parte de un pasado que Mizuki quería olvidar, sus intentos de ser considerados solo resultaron crueles. Mientras tanto, Mizuki siendo Mizuki, comenzó a hiperventilar mientras inhalaba y exhalaba repetidamente. E incluso mientras estaba haciendo eso, las dos chicas continuaron tratando de consolar aquí cuando realmente deberían haberse detenido…

“La magia de Io Kuzami fue…”

“Mizuki, no hay nada de qué avergonzarse de estar poseído—”

“¡NOOOOOOOOOOO! ¡Graziella-san! ¡Tia!¡Por el amor de Dios,  no desentrañes más de mi HISTORIA NEGRAAAAAAAAA!”

Incapaz de soportarlo por más tiempo, Mizuki rompió a llorar por su ingenio. “¿No? Pero jugaste un papel tan grandioso… ”

“Si lo hiciste.”

“¡¿Gran papel?! ¡¿Qué papel?! ¡¿Qué hice?!” Mizuki suplicó respuestas, pero Graziella y Titania… “Um, ya ves…”

“Está bien…”

“¡No apartes la vista ahora! ¡Todo tu poder persuasivo se desvaneció a la vez!”

Y mientras eso sucedía, Reiji miró a Suimei con una sonrisa amarga. “Oye, Suimei tiene una muy buena impresión”.

“¡Toma el teléfono, Reiji! ¡No te atrevas a ponerme en un lugar así!”

“No, no, lo escuché yo mismo en el campamento. Tenías esa risa maníaca y todo”.

Allí, Mizuki alcanzó su límite. Sus ojos se pusieron en blanco y se derrumbó en el acto, echando espuma por la boca.

“Detente… No lo desentierres… Si no te detienes, moriré. Simplemente moriré…”

Al darse cuenta de lo extremo de la situación, Suimei sabía que las cosas realmente se pondrían mal si no cambiaban de tema.

“Bueno, lo que sea… ya es hora de que lo active”.

“¡Espera un segundo, Suimei! ¡¿Te estás escapando?!”

“No estoy corriendo ni nada, solo tengo que irme, ¡así que adiós! ¡Sé amable con Mizuki mientras no estoy!”

“¡Espera, cobarde!”

Mientras Reiji le gritaba, Suimei le sacó la lengua e instó a Felmenia a seguir.

“Menia, dejaré la asistencia en tus manos. Pongámonos en marcha antes de que se vuelva extraño, ¿de acuerdo?”

“S-Sí, déjamelo a mí.”

Ignorando que las cosas ya se habían puesto raras, Suimei y Felmenia activaron el círculo mágico juntos. Selphy, que estaba allí para despedir a Hatsumi, la saludó con la mano.

“Que tengas un buen viaje, Hatsumi.”

“Si. Una vez que termine lo que tengo que hacer allí, regresaré enseguida. Entretanto, saluda a Gaius y Weitzer.”

En completo contraste con los otros intercambios que tenían lugar, el estado de ánimo entre ellos era bastante tranquilo y gentil. Reiji finalmente cedió cuando vio que el círculo mágico comenzaba a brillar, y también miró a Suimei con una mirada mucho más suave.

“Cuídate. Sé que me estoy imponiendo un poco, pero te dejo las cosas de ese lado”.

“Suimei-kun, ya deberías saberlo, ¡pero será mejor que me traigas un recuerdo! ¡Qué bueno determinará la cantidad de disculpas que me debes!”

“Sí, sí, lo tengo”.

Ambos lados, tanto dentro como fuera del círculo mágico, se despidieron el uno del otro. Y en poco tiempo, Suimei y los demás fueron tragados por un rayo de luz azul que los llevaría desde este extraño mundo hasta el extraño mundo moderno del Planeta Tierra.