Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 8

Capitulo 3: El Más Fuerte De Las Siete Espadas Contra El Mago Moderno

Parte 7

La desbordante luz azul que el grito de Reiji pareció convocar inmediatamente se calmó. ¿Qué había pasado? Suimei entrecerró sus ojos de ajuste para ver a Reiji parado exactamente donde había estado antes.

“Mi espíritu cristalizado que brilla con la luz azul del Lapis… ¡Oh Espada de Cristal, manifiesta en el mundo dividido!”

Reiji luego comenzó a gritar de nuevo. Le estaba gritando a algo o alguien, pero el objeto que sostenía en su puño apretado respondió. Una luz azul brotó de su mano y tomó la forma de una espada.

“¡O-Oye! ¡¿Cuándo aprendiste a hacer eso?! ”

“¡¿Reiji-kun, es esa el arma legendaria de la que estábamos hablando?! ¡Wow, es genial!”

Era una espada de porcelana blanca incrustada con una gema azul: la espada adornada con el Lapis Judaicus, la espada de cristal Ishar Cluster. Emitía una fría niebla azul y pálidas chispas de relámpagos, y Reiji todavía lo sostenía firmemente en su mano. Rebosaba de un poder silencioso pero absurdo.

“¡Reiji!”

“¡Terminaré con esto! ¡Suimei, retrocede con Mizuki!”

“¡Esperar! ¡No sabemos si esa cosa se puede terminar con un Sacramento!”

“¡Esta bien! ¡Entonces ve!”

“Aprecio la confianza, pero ¿de dónde viene eso exactamente?”

Suimei frunció el ceño y dejó escapar un gemido de agonía. Sabía muy bien que no podía detener a Reiji cuando estaba así. Misteriosamente lleno de confianza, Reiji saltó hacia el golem que había comenzado a recuperarse sin dudarlo. Una Mizuki preocupada se volvió hacia Suimei.

“Suimei-kun, ¿quieres decir que Reiji-kun podría no ser capaz de derrotarlo con esa arma? Se ve totalmente poderoso, asombroso y perfecto…”

“El Sacramento es escandalosamente poderoso, sí. Pero esa cosa tiene un Lapis Judaicus incrustado”.

“¿Un Lapis qué?”

“Esa gema azul alrededor de la empuñadura. Está conectado a la fuente y puede necesitar una pequeña cantidad de maná para extraer toda la energía que se ha consumido en el mundo. Es como una batería cíclica e infinita para el universo”.

“¿La fuente? ¿Energía consumida? ¿Batería para el universo…?

Suimei estaba explicando las cosas a la velocidad de la luz, y Mizuki apenas podía seguirlo. Terminó con más preguntas que respuestas. Un pequeño rastro de humo se deslizó por una de sus orejas y sus ojos comenzaron a girar. Parecía que simplemente se había derrumbado. Suimei luego suspiró y trató de marcarlo.

“En resumen, el golem que Reiji está tratando de acabar encarna parte de la ideología de Nietzsche. Y el arma que Reiji está usando actualmente afirma algunos componentes de esa ideología…”

“Entonces… ¿eso es malo?”

“No sé. Hace un momento usé algo opuesto a la ideología de Nietzsche para comprometer al golem, pero ahora Reiji lo presenta con algo que lo refuerza. Si Reiji puede acabar con él antes de que el Lapis Judaicus pueda hacerlo, estaremos bien. Pero si se restaura su invencibilidad y tenemos que volver a hacerlo todo de nuevo…”

“Espera, ¿podría restaurarlo?”

“En el peor de los casos, comprometerlo no funcionará una segunda vez después de que se haya reforzado y no tendremos cartas para jugar”.

En medio de explicarle las cosas a Mizuki, Reiji apresuró su avance. Estaba cargando directamente contra el golem. Parecía que tenía la intención de atacarlo con seriedad desde el frente sin ningún intento de fingir o deshacerse de él. Y, como respondiendo a cada paso apresurado, el Sacramento comenzó a derramar su poder.

“¡Hey, hey, hey! ¡Te dije que esa cosa era súper peligrosa! ”

“¡Qu-Whoa, eso es…!”

Un viento fuerte sopló a través del patio. No, era demasiado intenso para llamar a un viento. Giró alrededor de Reiji y recogió la luz azul emitida por el Lapis Judaicus antes de dispararse a los alrededores.

Los pilares cristalizados comenzaron a dispararse alrededor de Reiji y el golem como si formaran una especie de templo helado. Era como ver cómo se formaban carámbanos al revés a alta velocidad.

Entonces, un relámpago pálido comenzó a salir de las puntas de los enormes pilares de cristal, coronando el templo helado. El golem fue lo suficientemente lento por el rayo que su enorme cuerpo de tierra quedó atrapado entre los pilares.

El templo helado era más como una prisión para él. Las barras eran tan transparentes como el agua cristalina, pero brillaban azules como el brillante Lapis Judaicus.

Ahora que su enemigo estaba atrapado, Reiji de repente lo apuntó con la espada y la luz azul comenzó a girar. Los cristales azules comenzaron a aparecer en la hoja de su espada, y eventualmente crecieron para formar un gran cristal en forma de espada. Luego…

“¡Las Shiara Cristalizadas!”

El golem encerrado en cristal no tenía forma de evadir el ataque. Por ese inevitable y absoluto golpe de la espada de cristal, tanto el golem como el cristal se hicieron añicos mientras un pálido rayo se esparcía por el patio.

“¡Él lo hizo!”

Al presenciar la derrota del golem, Mizuki lanzó un grito de alegría. Ella y Suimei luego se acercaron a Reiji, quien estaba mirando los cristales que caían con una expresión satisfecha.

“Por el momento, buen trabajo”.

“Mm, pero…”

“Sí, todo lo que hemos derrotado es ese golem problemático… todavía no le he pegado a ese duque idiota, ¿eh? Y tengo muchas preguntas para usted, señor”.

“Haha, sí.”

Ante eso, la expresión satisfecha de Reiji se volvió sombría por alguna razón. Suimei no estaba seguro de lo que pasaba por su mente, pero cuando se volvió para mirar a Hadorious, también tenía una expresión sombría en su rostro.

“Para romper la técnica de ese hombre… Has superado mis expectativas”.

“No seas estúpido. No puedes decir que lo rompimos. Lo configuró intencionalmente para que su punto débil fuera el poder del héroe, ¿no es así? De principio a fin, esto no fue más que una maldita prueba…”

Era demasiado conveniente que la debilidad del golem fuera el poder divino del héroe. Eso tenía que haber sido a propósito, y Suimei pensó que era probable que simplemente lo estuvieran usando como un medio para ver cuánto se había desarrollado el poder del héroe. Estaba echando humo para sí mismo de irritación, pero de repente se detuvo y se enderezó.

“¿Suimei?”

Ignorando al confundido Reiji por un momento, Suimei habló en un tono cortés.

“Creo que ya es hora de que hagas una aparición. O, al esconderse, ¿quizás quiere decir que aún no reconoce nuestras habilidades?”

Reiji, Mizuki y Hadorious miraron a su alrededor confundidos. Pero en respuesta al mago cortés, el hombre al que Suimei estaba llamando, el hombre del espejismo, respondió en voz baja.

“Vaya, vaya… Permítame decirle que está bien hecho, discípulo del Señor Nestahaim. Es apropiado que te felicite por encontrar la respuesta más rápido de lo que pensé que lo harías”.

Ofreciendo esas palabras de elogio, un hombre con cabello largo, ondulado, de color púrpura claro y una gran constitución apareció en la parte superior del techo de la mansión Hadorious. Rápidamente saltó y aterrizó suavemente en el suelo sin el impacto que uno hubiera esperado de tal salto. Luego fue y se paró junto a Hadorious.

“Gottfried-dono…”

Parecía que Hadorious no esperaba verlo, o, al menos, no esperaba verlo revelarse a sí mismo, y se quedó allí con una mirada de sorpresa pegada en su rostro. Al verlo así, el hombre del espejismo, Gottfried, apuntó con sus ojos de color púrpura claro a Suimei y respondió a Hadorious de una manera serena.

“Si se ajusta a la etiqueta, entonces debo complacerme y mostrarme. No es necesario que seas tímido, Lucas”.

Cuando Gottfried dio un paso adelante, Hadorious le respondió con una ligera reverencia. Suimei, mientras tanto, puso su mano derecha sobre su pecho y dio un paso hacia adelante, sus ojos rojos se encontraron con la mirada violeta de Gottfried.

“Mi nombre es Yakagi Suimei. Junto al gran rey mago Nestahaim, progenitor de nuestra magia, soy uno de los muchos que buscan la verdad transitoria. Aunque es descortés preguntar el nombre de un maestro y pionero de los caminos de la magia, me gustaría preguntar tu nombre”.

Y en respuesta…

“Mi nombre es Gottfried Wilhelm Leibniz… Aunque mi cuerpo está empapado de un gran misterio, soy alguien cuyo nombre se ha marchitado”.

“El filósofo que usó a Dios…”

Suimei apretó los dientes cuando se dio cuenta de que había acertado. Había tenido un indicio después de su encuentro en la Alianza, pero ese era exactamente el nombre que esperaba escuchar. Era muy superior en rango que Suimei, un mago que podría clasificarse como uno de los precursores de la magia. Un mago que podría rivalizar con la Codicia de los Diez. El hombre del espejismo, Gottfried, esbozó una sonrisa tranquila y tenue.

“Está bien que te hagas a un lado, discípulo del Señor Nestahaim. Como estás ahora, no puedes hacerme compañía. Si deseas enfrentarte a mí, recupera tu poder original u obtén uno adecuado antes de venir a mí”.

“¿Me estás diciendo que vaya entonces?”

“Por supuesto. Este es mi camino en este mundo. Si desea interponerse en mi camino, termine lo que debe y luego párese frente a mí”.

Después de esas palabras a Suimei, Gottfried volvió su mirada hacia Reiji. O mejor dicho, al Sacramento en su mano.

“Héroe, esa es la espada de Sir Ryzeia. Úselo con cuidado”.

“Usted sabe acerca de esto… No, ¿conoce a ese hombre?”

“Sí. Ese hombre y yo fuimos convocados aquí”.

Gottfried le dedicó una especie de sonrisa nostálgica, y Reiji continuó cuestionándolo.

“¡¿Por qué estáis haciendo esto?! ¡¿Crees que está bien que este mundo caiga en las garras de los demonios?!”

“No lo creo en absoluto, pero todavía es muy pronto para darte todas las respuestas”.

“¿Demasiado temprano?” Suimei arqueó una ceja.

“Si respondes ahora, ¿se convertirá en un obstáculo?”

“Así es”, respondió Gottfried con un movimiento de cabeza.

“Así que no es como si estuvieras echando una mano a los demonios o algo así, ¿verdad?”

“Ciertamente no. Reconocemos que los demonios y el Dios Maligno son cosas que eventualmente deben ser destruidas”.

“¿Puedo creerte?”

“En efecto. Sin embargo, si desea escuchar más, entonces…”

Una vez más, deberían poner todas sus fuerzas en pie. Y mientras estaban en medio de este intercambio, todos los demás, Felmenia, Lefille, Liliana e incluso Titania, Elliot y Hatsumi, aparecieron.

“¡Tia!”

“Reiji-sama, ¿es esta la mente maestra?”

Cuando Titania llegó al lado de Reiji, señaló a Gottfried como el cabecilla y lo miró con los ojos entrecerrados. Gottfried tenía una atmósfera particular indescriptible para él, que probablemente fue lo que la llevó a esta conclusión. Pero su mirada se volvió rápidamente hacia el hombre que estaba a su lado.

“Su Alteza Real.”

Hadorious dobló una rodilla en silencio y Titania frunció el ceño.

“Duque Hadorious, si está de acuerdo con este hombre, me tomaré la libertad de asumir que ahora se opone a mi padre”.

“Juré nunca servir a dos señores. Mi único señor será para siempre Su Majestad el Rey Almadious”.

En respuesta a la seria respuesta de Hadorious, Titania se quedó completamente en silencio mientras evaluaba la situación. Gottfried luego se volvió para dirigirse a ella.

“¿Entonces eres la princesa de este país?”

Titania permaneció en silencio. Gottfried luego asintió.

“Es tal como dijo Lucas. Su espada está orgullosamente jurada a tu rey y a nadie más. Si tuviera que girar mi espada contra tu padre, Lucas volvería la suya contra mí sin dudarlo”.

Al escuchar esas palabras, Titania estaba bastante insegura… Quizás no quería, pero aceptó de mala gana.

“Retirémonos”.

“¿Retirarnos?”

“No hay nada más que podamos hacer aquí. Aunque podamos juzgar al duque, no hay nada por lo que castigarlo. Elliot-dono se quedó por su propia voluntad al final”.

Reiji estaba un poco desconcertado por la sugerencia de Titania y se volvió hacia Suimei.

“Suimei, ¿crees que está bien…?”

“Honestamente, no sé qué deberíamos hacer. Todavía quiero darle un puñetazo a ese tipo, pero ahora que estamos en formalidades, tendré que esperar. Esta situación es demasiado complicada”.

“¿Pero esto está bien…?”

“No se trata solo de ganar o perder. ¿Cuál fue la condición de victoria aquí en primer lugar? Hemos logrado lo que nos propusimos hacer, por lo que cualquier otra cosa será una intromisión excesiva. Si tuviéramos nuestro impulso de antes, sería una cosa, pero…”

La pelea se había calmado y ahora estaban hablando de las cosas, en su mayor parte, como adultos racionales. No había ninguna excusa socialmente aceptable para volver a intensificar las cosas. Cuando Suimei hizo una expresión amarga, Gottfried se volvió hacia Reiji.

“Héroe, permíteme darte una sola advertencia”.

“¿Qué es?”

“Si no quieres perderte, rebelarte contra la voluntad de la Diosa. No hay otro camino delante de ti que ese”.

“¡Estoy luchando por mi propia voluntad! ¡No hay nada más que eso!”

Habiendo tenido una confrontación similar con Hadorious al principio, Reiji gritó involuntariamente en respuesta. Mientras tanto, Felmenia de aspecto preocupado se volvió hacia Suimei.

“Suimei-dono…”

“Hemos terminado aquí. Realmente no podemos hacer nada más. Vamos, todos”.

Suimei miró a cada uno de sus compañeros por turno, y Hatsumi dejó escapar un suspiro de insatisfacción.

“Qué estancamiento para terminar…”

“No tenemos elección. Tendremos que dejar de pegarle a ese hombre para otro momento”.

Lefille también parecía decepcionada con este resultado. Al igual que Suimei, también había estado ansiosa por darle una buena paliza a Hadorious. Pero reconociendo colectivamente que no había nada que ganar con quedarse, todos acordaron irse.

Gottfried se hizo a un lado y, después de llamar a Hadorious, los dos entraron en la mansión. Al verlos retirarse, Reiji se volvió hacia Suimei.

“Suimei, dijo Leibniz o algo así, pero no quiso decir…”

“Así es. El matemático y filósofo que, para probar su propia teoría, llegó a ser conocido como el hombre que usó a Dios”.

Incluso si ese nombre no era particularmente famoso, seguía siendo un ícono de su época. En la superficie, era un matemático, filósofo y científico. Y a puerta cerrada, era un practicante de misterios, un genuino hombre renacentista de búsquedas intelectuales. Sí, ese fue Gottfried Wilhelm Leibniz, el heredero de Ars Magna Raimundi. El mismo hombre que abogó por Ars Combinatoria ante el mundo.