Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 2

Capitulo 18: Interrogatorio

Parte 2

Para alguien que no había visto la batalla, sería una suposición razonable.

Además, para estas tropas, que eran la élite de la élite, era razonable suponer que requeriría poco trabajo vencer a los cazadores, incluso si el grupo era dos veces más grande que el suyo.

Para un cazador promedio de rango C, luchar contra un monstruo era una cosa, pero contra un soldado de élite, la diferencia de poder era absolutamente abrumadora.

Para un cazador promedio de rango C. “Nadie ponga una mano encima de ellos.”

“¿Eh…?”

Todos se sorprendieron ante la orden de Mile. Todos excepto las otras tres chicas de Pacto Carmesí, que dieron un paso atrás lentamente.

Aliento de Dragón y Lobos Llameantes dudaron por un momento, pero al ver la completa calma de sus compañeras cazadoras, se dieron cuenta de que debía haber algún plan. Se unieron a la línea detrás de Mile.

Una vez que estuvo segura de que todos sus aliados estaban a una distancia segura, Mile murmuró magia sin un encantamiento —es decir, uno que podría lanzarse simplemente con el nombre del hechizo.

“Sand Wall”

Aunque era un terreno rocoso, eso no significaba que no hubiera arena debajo de ellos. Mile sabía que incluso si no existiera, las nanomáquinas podrían romper las rocas en algo adecuado.

Un fuerte viento rodeó a Mile y al líder de la tropa de infantería, creando un muro con una tormenta de arena.

Este no era un método de ataque, sino una forma de oscurecer la visión de batalla de sus acompañantes. Esto se había convertido en el tipo de situación donde Mile pretendía hacerlo.

“Venid,” dijo Mile, tendiéndole la mano izquierda.

Incluso las tropas de infantería, acostumbradas a endurecer sus corazones contra cualquier cosa y todo, parecía repentinamente enojado.

“No  nos  provoques.  ¡Te  arrepentirás  de  esta  tontería!”  Gritó  uno  de  los  hombres, desenvainando su espada y apuntándola hacia ella.

Mile sacó su espada y la volvió a meter en su vaina en un movimiento suave, cortando la espada del hombre en dos.

“¿Qué…?”

Mientras miraba con incredulidad los restos de su arma, Mile lo golpeó en el costado.

¡Snap, snap!

 Algo se rompió. Obviamente, no era la espada de Mile.

Ella no tenía interés en un hombre que subestimara a su enemigo en medio de una batalla. El hombre colapsó y se desmayó del dolor y Mile alzó su mirada al líder enemigo. Ofreció su mano de nuevo.

“M-maldita mocosa…”

¡Whshh! 

Uno de los otros entró desde un lado y blandió su espada en un ataque cortante. Llegó sin previo aviso. Era débil y cobarde. Esto no era un juego o una práctica.

Y sin embargo…

¡Cling!

 Aunque no debería haber tenido tiempo para defenderse, la espada de Mile se apresuró a bloquear la espada, dejándola fuera de las manos de su atacante. Él retrocedió, pero su espada no podía mover la de ella ni siquiera un milímetro –era como golpear una barra de hierro con toda su fuerza.

“¡Gaahh!”

El hombre se inclinó y abrazó su propio cuerpo, incapaz de recuperar su espada. Quizás no estaba simplemente entumecido. Tal vez sus músculos, ligamentos o huesos habían sido dañados.

Con un horrible crujido, Mile pateó al hombre en la espinilla. Gritó de dolor y cayó al suelo y las llamas volaron hacia ella.

Era una Fireball. Habían lanzado silenciosamente el hechizo de combate más básico y fácil de usar de cualquier poder. Aparentemente, el lanzador llevaba el mismo equipo que el espadachín, para ocultar el hecho de que había un usuario mágico en medio de ellos.

Usando su mano izquierda vacía, Mile arrancó la bola de fuego del aire y la lanzó. Fue un gesto increíblemente frívolo, realizado sin expresión.

“¡Imposible!” Gritó el líder con absoluta incredulidad.

El mago que había enviado la Fireball permaneció inmóvil, sin palabras. Todo el aprendizaje que había cultivado durante sus décadas como mago acababa de ser arrojado por la ventana.

Por fin, el líder se dio cuenta de que lanzar ataques a Mile era inútil. Los soldados restantes atacaron todos a la vez. Mile volteó sus espadas fácilmente. Al principio, los hombres no perdieron sus cuchillas, pero sus costados quedaron casi completamente abiertos y un golpe del costado de la espada de Mile hizo que sus armas volaran.

El mago frustrado comenzó otro hechizo de combate, pero Mile llegó a su lado en un instante, dejándolo inconsciente de un solo golpe.

El plan de avanzar con los luchadores cuerpo a cuerpo para ocultar su identidad, en lugar de quedarse en la línea de fondo, había fracasado. Por otro lado, incluso si hubiera estado en la retaguardia, los resultados probablemente habrían sido los mismos…

A medida que la tormenta de arena se disipaba, Aliento de Dragón, Lobos Llameantes y por supuesto, Pacto Carmesí, se apresuraron ansiosamente hacia Mile solo para encontrar seis enemigos retorciéndose en el suelo. Ahora era su turno de quedarse quietos, sin palabras.

“¡Venga! ¡Si no nos damos prisa y los interrogamos, no tendremos tiempo para dormir!” Aunque era algo muy típico de Mile, su expresión era áspera y su voz aún agria.

***

Casi había amanecido cuando finalmente regresaron a dormir. Al final, todos, excepto los asignados a vigilar, durmieron casi hasta el mediodía.

Cuando finalmente despertaron y comenzaron a preparar la comida, era hora de almorzar, no de desayunar. Mientras cocinaban, pasó un hombre a caballo. Parecía ser un cazador y viajaba desde Amroth en dirección a la capital.

“Ese debe ser uno de los mensajeros de Fargus. Probablemente veremos otro pronto.” Tal como lo predijo Bart, pronto apareció otro caballo y los pasó.

“Uno debería ir al gremio, el otro al palacio. El resto viajará en carruajes o a pie para que no se destaquen. Hay de los que son rápidos, pero notables, los que son lentos, pero más sutiles y los que están en el medio. Me pregunto cuál de los tres llegará allí.

Enviando seis mensajeros, incluyendo algunos a caballo, sería muy caro, pero ahora no era momento de mencionar eso. Los mensajes debían ser enviados absolutamente sin importar qué. Era una prioridad. Además, los cazadores esperaban que sus gastos fueran cubiertos en adición de su recompensa.

Más tarde, doce jinetes a caballo se acercaron. El grupo se dividía aproximadamente a la mitad entre cazadores del gremio y soldados del Lord local.

“¡Parece que lo lograron!”

Cuando llegaron, un hombre de unos cuarenta años bajó del primer caballo, sonriendo.

“Soy Connelly de las Fuerzas Regionales de Amroth. Sin embargo, hemos estado en apuros desde que los comerciantes dejaron de venir. Los hemos buscado nosotros mismos, pero no hemos podido atraparlos. Las noticias de su victoria son bastante embarazosas. ¡Sin embargo, nos habéis salvado! Nuestro señor normalmente es bastante ahorrativo, pero le gusta abrir su cartera para aquellos que hacen grandes obras. ¡Todos deberían esperar una buena recompensa!”

Bart se sintió aliviado al escuchar la falta de resentimiento en el tono del hombre. No era extraño que situaciones como esta resultaran de mala ostia/pedantes.

Después, un hombre mayor se acercó. “Soy el maestro del gremio de Amroth. Todos han hecho un excelente trabajo. Y aunque este trabajo no se anunció específicamente como una tarea de exterminio, lo trataremos como un trabajo estándar de asesinato de bandidos y les pagaremos de todos modos. Por supuesto, también obtendrán el setenta por ciento de las ganancias de los acuerdos de trabajo forzoso.”

“Ahora, los carruajes escoltados probablemente no llegarán hasta la noche, así que saldremos de nuevo mañana por la mañana. Tienen comida y cosas así en los carruajes, así que no se preocupen si tienen hambre. También hay mucho para beber. Nos mantendremos lo suficientemente sobrios para vigilar. Todos deberían relajarse un poco.”

Una ovación surgió de Lobos Llameantes —ya sea por la recompensa o la promesa de una bebida, no estaba claro. A este punto, probablemente no les hubiera importado si nunca se les pagara un cobre siempre y cuando tuvieran en sus manos algo de beber.

“Estamos agradecidos. Pero hay algo que mejor les explique…”

Bart les contó a los jinetes los detalles. El resto del día pasó sin mucha más notoriedad y los carros de apoyo llegaron antes del anochecer. Lobos Llameantes estaban llenos de comer y beber, mientras que Aliento de Dragón solo tomó parte de la comida.

No importa cuántos cazadores compañeros o soldados amigos estuvieran presentes, no eran tan tontos como para emborracharse.

El cumpleaños de Pauline ya había pasado y ahora tenía quince años, a excepción de Mile, todas las del Pacto Carmesí eran oficialmente adultas —no es que este país tuviera restricciones de edad para beber en primer lugar.

Aun así, las chicas no bebieron nada más que un poco de vino con la cena.

El grupo mercante no había dormido en toda la noche anterior y se fue rápidamente a la cama después de la comida. Aliento de Dragón parecía estar rotando turnos para vigilar.

Pacto Carmesí sabía que estarían bien mientras Mile levantara su barrera y alarma mágica, así que todos se fueron a sus tiendas y se fueron a dormir como siempre. Todos estaban exhaustos y no habría extractos de la serie de cuentos japoneses alterados esta noche.

A la mañana siguiente tomaron un desayuno preparado por las fuerzas de apoyo y partieron, trayendo consigo los siete bandidos, los cadáveres y los soldados.

Ningún bandolero sería tan estúpido como para desafiar a una fuerza tan inmensa, por lo que procedieron a un ritmo relajado, llegando a Amroth seguros al anochecer.

Un grupo se dirigió al cuartel de las fuerzas regionales, donde los prisioneros serían retenidos. Esto no significaba que continuarían atados de pies y manos —su retención ahora sería más como un arresto domiciliario. El comandante y otros oficiales serían confinados en cuartos individuales.

El resto se dividió en grupos, con la interacción entre ellos prohibida para evitar que conspiren o aliaran sus historias antes de tiempo.

Podrían ser traidores cooperativos por ahora, pero aún existía la posibilidad de que trataran de escapar en la primera oportunidad disponible. No había lugar para la negligencia.

Después de entregar a los prisioneros, entregar a los bandidos al gremio y decidir dejar los cálculos finales hasta el día siguiente, los cazadores y comerciantes se dirigieron a su destino final.

“¡Siento mucho la espera! Me alegra mucho que hayan llegado a salvo.”

Era el cliente que había solicitado los servicios de los mercantes en primer lugar. “Como lo prometí, te lo venderé al precio estándar. Así que, espero que…”

“Claro. No te incrementaremos el precio. Los intercambiaremos por el precio estándar.”

Los mercantes dieron palmas con sus manos derechas al lado izquierdo de sus pechos en algún tipo de trato.

“A decir verdad, traemos otros artículos aparte de los que solicitaron. ¿Podría persuadirte que compraras alguno?”

“¿Oh? Bueno, estamos cortos de mercancía, así que con gusto lo haré. Pero. ¿Lo de los carruajes no es todo lo que tienes?” preguntó el mercante comprador.

Los clientes llamaron a Mile. “¡Señorita Mile, si gusta!”

“¡Ah, por supuesto!”

A la solicitud, Mile sacó los productos de su almacenamiento, también conocido como Botín: cerca de dos toneladas (según reporte público) de materiales.

“¿Qu-qu-qu-qué?”

El comerciante retrocedió varios pasos instintivamente, mirando boquiabierto la montaña de bienes que acababan de aparecer de la nada. Una montaña de bienes que los comerciantes sabían que estaban en grave escasez. El comprador saltó hacia ellos.

“E-estos son todos al precio estándar, ¿verdad? ¡Los compraré!”

Este comerciante sabía todo sobre la misión de matar bandidos.

Sin embargo, aunque sabía que se habían realizado esfuerzos para organizar grupos mercantes, no esperaba que tuvieran éxito hasta muy en el futuro.

Si bien no tenía intención de aumentar los precios para su propio beneficio –incluso esta cantidad de mercancía le permitiría hacer montones. Más que nada, haría que sus clientes estuvieran eufóricos. No tenían ningún otro lugar para comprar.

“Esa es magia de almacenamiento, ¿verdad? Pero, por una cantidad tan grande… has encontrado una persona increíble. ¡Estoy celoso!”

Una cámara de almacenamiento mágica que contenía dos toneladas de mercancías y duraría al menos otros cincuenta años. Para un mercante, incluso mil piezas de oro no sería un precio demasiado alto a pagar por alguien como Mile. Estaba verdaderamente celoso.

“No, desafortunadamente, ella no es una de las nuestras. Ella simplemente es una de las cazadoras escoltas que se ofreció a asumir el peso extra. Por lo que dividiremos la mitad de nuestras ganancias de este negocio con la señorita Mile…”

Los ojos de Pauline se abrieron de par en par. Ella atrajo a Mile a su pecho. “¡N-no los escuches, Miley!”

“¡N-no digas eso, Pauline! Ya es bastante malo con solo Reina…” Mile dio palmas a Pauline, cuyos brazos estaban alrededor del cuello de Mile.

“¿Qué hay del dinero?”

“¡E-Es del grupo! ¡Por supuesto!”

Satisfecha con esta respuesta, Pauline finalmente la soltó. “Una cosa más, Miley…”

“Sí, ¿qué sucede?” Preguntó Mile.

Pauline sonrió. “¡Por supuesto que, también tendrás que transportar algunos productos de camino a casa!”