Isekai Ryouridou (NL)

Volumen 8

Capitulo 4: El Amigo Viajero Y La Chica Ahorrativa

Parte 2

Tsuvai simplemente resopló, “¡Hmph!” y cruzó sus delgados brazos frente a su pecho. “Permítanme decirles que va a tomar un tiempo. Incluso puede durar hasta que se ponga el sol. ¿Te parece bien?”

“Eso sería un problema. Después de todo, todavía tengo que prepararme para mañana y preparar la cena”.

“¡Entonces siga adelante y escuche mientras trabaja! ¡Pero no tengo ninguna intención de regresar a la casa de Rutim hasta que escuche una respuesta que me satisfaga!”

Ella parecía cada vez más inquieta.

Teniendo pocas opciones, seguí adelante y comencé mi trabajo de preparación cortando aria en cubos mientras prestaba oído a Tsuvai.

“Asuta del clan Fa… Confiaste esta tarea de hacer cecina a siete clanes, ¿no es así? Me gustaría confirmarle algo al respecto”.

“¿Eh? ¿Querías hablar sobre el trabajo espasmódico?”

“Así es. ¿Qué más hay que discutir?”

Ni siquiera habían pasado seis días desde la muerte del abuelo de Tsuvai, Tei Suun. Y así, estaba medio preparado para que fuera algo relacionado con eso,  pero aparentemente mis preocupaciones habían estado completamente fuera de lugar.

“Pagaste siete monedas blancas y siete rojas por el trabajo, ¿no es así? Y para hacerla se necesitaría la carne de costilla de dos giba grandes… ¿Está todo correcto?”

“Sí, todo eso es cierto”.

Le había pedido un poco menos de seis kilos de cecina a cada uno de los clanes. Para hacer tanto, se necesitarían alrededor de 15 kilos de carne de costilla. Esa fue la cantidad de humedad que se perdió al asegurarse de que se conservara adecuadamente.

“Entonces, ¿por qué solo le pagas al clan Ruu 12 monedas rojas…?”

“¿Eh?”

“Los Ruu venden al Fa un solo giba completo casi todos los días, ¿verdad?

¿Solo paga 12 monedas rojas por eso, pero paga 77 por solo la carne de pecho utilizada en la cecina? Esos números simplemente no tienen sentido”, chirrió con su voz estridente, sus grandes ojos redondos con blancos prominentes mirándome.

Mientras cortaba en cubitos en el aria, dije, “Veamos…” y corrí algunos números en mi cabeza. “En primer lugar, permíteme decirte que siempre me ha molestado lo ridículamente barato que he obtenido carne fresca. Pero como todavía no tiene un precio de mercado establecido, ha estado estancado al mismo valor que los cuernos y colmillos de un giba”.

Para ser más precisos, Mia Lea Ruu me presionó para que aceptara esa tarifa, diciendo que de todos modos no necesitaban la carne y que no les importaría dárnosla gratis.

“Entonces, ¿cómo decidiste el precio de la cecina…?”

“Por eso, puse el mismo precio que el cecina que venden en la ciudad de un animal llamado karon. Entonces, el costo de la cantidad total que solicité es de 600 monedas rojas. Como intermediario y para nuestro trabajo, el clan Fa se lleva el diez por ciento, mientras que el resto se divide entre los siete clanes que ayudaron”.

“Si los siete clanes obtuvieran 77 monedas rojas cada uno… eso sumaría 539 monedas en total, dejando 61 para la casa del Fa. Hmm ya veo. Después de todo, esos cálculos parecen funcionar”.

En ese momento, las ocho mujeres que nos rodeaban comenzaron a verse obviamente confundidas. Probablemente no pudieron mantenerse al día con esos cálculos, y es posible que ni siquiera hayan entendido para qué eran para empezar.

Pero Tsuvai no les prestó atención y siguió metiéndose más en eso.

“En ese caso, ¿no debería igualar el precio de la carne cruda con lo que se paga en la ciudad de correos también? ¿Cuánto cuesta esa carne de karon que mencionaste? Seguramente no son solo 12 monedas rojas por el valor de un animal entero”.

“Todavía no he visitado una carnicería. Pero aparentemente hace una gran diferencia en el costo si solo está comprando para su casa o al por mayor para una posada o lo que sea. No es que sea tan barato como 12 monedas rojas de cualquier manera”.

“Sí, pero ¿de cuánto estamos hablando?”

Esta vez, fui yo quien me pasó las matemáticas por la cabeza.

Al comprar para una sola casa, la carne de karon supuestamente cuesta un poco menos de una moneda roja por cien gramos. Pero para El Great Southern Tree, eso se redujo a 0.37 monedas rojas por la misma cantidad.

Mientras tanto, estaba comprando unos 40 kilos de carne giba del clan Ruu por solo 12 monedas rojas. No sabía muy bien qué tan grandes eran los karon para calcular cuánta carne vendría de una de las bestias, así que todo lo que pude hacer fue asumir que pesaba tanto como una giba.

Así que con eso en mente…

Para uso personal, un kilo serían diez monedas rojas y 40 kilos saldrían a 400.

A granel para uso comercial, un kilo costaría 3,7 monedas rojas y 40 kilos serían 148.

Esa fue una gran diferencia, pero la mayoría de la gente probablemente no compraría 40 kilos para usar en su casa. Después de todo, la razón por la que el precio personal era mucho más alto era porque la gente no compraba tanto a la vez.

“Por ahora, lo he calculado en algo así como 148 monedas rojas al comprar al por mayor para una empresa”.

“¡En ese caso, le estás pagando al clan Ruu menos del 10%!” Tsuvai gimió, lanzándome una mirada seriamente dubitativa. “¿Y no son 148 monedas rojas todavía un poco demasiado bajas, de todos modos? ¿Cuánto sería la misma cantidad de cecina?”

“Al hacer cecina, más de la mitad del peso se pierde en el proceso. Pero si quieres comparar los precios entre la carne cruda y la cecina… Espera un momento, ¿de acuerdo?”

El precio de la cecina de karon era de 1,5 monedas rojas por cien gramos, si no recuerdo mal. Y el precio a granel de la carne cruda era de 0,37 monedas, así que…

“Bien, la cecina cuesta aproximadamente cuatro veces más que la carne cruda”.

“¡¿Cuatro veces?! ¡¿Por qué es tan caro?!”

“Necesitas sal para hacer cecina, por lo que probablemente se reduzca al costo de los ingredientes, ¿verdad? Y luego está la tarifa por el trabajo, además de que las personas que lo hacen y lo venden a menudo son diferentes, por lo que todo eso debe aumentar el precio”.

“Todavía no puedo aceptarlo… tengo la sensación de que me están engañando, de alguna manera”.

Bien, en ese caso, necesitaba cálculos más completos.

Entonces, consideré un caso de convertir diez kilos de carne fresca en cecina. Primero, después de usar las hojas de pico, salar la carne cruda y ahumarla, eso se reduciría a unos cuatro kilos. Y necesita usar el cinco por ciento del peso total de la carne en términos de sal de roca, de modo que resulte en 500 gramos. Y eso costaría tres monedas rojas.

La carne cruda en sí sería de 37 monedas rojas, por lo que llegaría exactamente a 40 al agregar el costo de la sal de roca. Y como la cecina cuesta 1,5 monedas rojas por 100 gramos, cuatro kilos equivalen a 60.

Para la relación costo / precio, ese sería el costo del ingrediente de 40 sobre el precio de venta de 60 por 100, o 66%.

Yo diría que no solo no fue un precio alto, sino que fue extremadamente justo.

Y así, seguí adelante y le transmití esos números precisos y mi conclusión a Tsuvai.

“La carne cruda es de 37 monedas rojas y se vende como cecina por 60. Restando el costo de la sal de roca, se obtienen 20 monedas rojas de ganancia. ¿Y estás diciendo que es barato?”

“Es casi demasiado barato para Genos, diría yo. Después de todo, el principio básico es apuntar a pequeñas ganancias pero rendimientos rápidos. Por ejemplo, si cambiara el costo de la carne de karon a los platos en mis puestos, entonces yo ganaría aproximadamente la misma cantidad”.

Debido a que preparé la carne de antemano para las hamburguesas giba, eso mantuvo la relación costo / precio en un mero 25 por ciento, pero si lo establecía al mismo ritmo que la carne karon, eso subió al 65 por ciento. En otras palabras, esa era la norma para otros puestos que servían refrigerios ligeros.

“Hmm… Entonces, ¿rebajaste el precio de la carne que estás comprando al clan Ruu tan bajo porque querías obtener más ganancias, entonces?”

“No eso no es. He tratado de negociar para pagarles más una y otra vez, pero Mia Lea Ruu me ha cerrado firmemente cada vez. Simplemente dice que, de lo contrario, devolverían el exceso de carne al bosque”.

Quizás esta era una buena oportunidad para fijar un precio justo y razonable para la carne de giba que se vendía aquí en el borde del bosque. Esta chica tenía un sentido económico tan inusualmente fuerte que no pude evitar sentirme así.

“Bueno, entonces, Tsuvai y Ama Min Rutim… ¿Puedo hacer que le informen a Mia Lea Ruu que realmente me gustaría revisar el precio de la carne de giba? Me gustaría comprar carne de otros clanes además de los Ruu en el futuro, por lo que sería bueno establecer una tarifa adecuada”.

“Ooh, ¿entonces estabas pensando en las mismas 148 monedas rojas que la carne de karon? Eso significaría que el precio se dispararía hasta diez veces más en un instante”.

“No me importaría eso. De hecho, diría que eso es lo que deberíamos hacer. Después de todo, mi objetivo final es trabajar de manera constante hacia ese punto en el que la gente del pueblo esté dispuesta a pagar tanto por la carne de giba”.

Con eso, Tsuvai finalmente se quedó en silencio, y luego me miró de arriba abajo mientras yo estaba allí, habiendo terminado de cortar el aria en cubitos.

“…Muy bien. Realmente está apuntando a una situación en la que todas las personas del borde del bosque puedan ganar monedas, en lugar de solo pensar en sus propias ganancias”.

“Sí es cierto. Esto puede sonar ridículamente arrogante, pero el clan del Fa realmente no tiene nada en qué gastar dinero, incluso si seguimos ganando más”.

“Pero si tienes las monedas, entonces puedes comprar cualquier cosa, ¿verdad?”

“¿De verdad? Sin embargo, no creo que puedas comprar bonos y confianza entre las personas”, respondí en tono de broma.

Tsuvai respondió con un “¡Hmph! Pensé que te estaría interrogando hasta que se pusiera el sol, pero parece que ya hemos terminado “.

“Me alegra oír eso. Y también me pareció una conversación muy significativa, Tsuvai —respondí, no por halagos o cortesía, sino por mis verdaderos sentimientos.

Aquí, en el borde del bosque, probablemente Tsuvai era visto como una inconformista por estar tan obsesionada con el dinero.

Pero pensé que si buscamos una prosperidad aún mayor para el borde del bosque, las personas con un firme sentido económico como ella serían absolutamente esenciales.

Y además, yo era fácilmente el mayor inconformista que había, así que fue como si hubiera encontrado a alguien con quien pudiera hablar en el mismo nivel. Honestamente, no pude evitar sentirme secretamente feliz de que la chica hubiera terminado cayendo bajo el paraguas de Ruu.

“Bueno, mi negocio aquí está hecho. ¿Qué quieres hacer ahora, Ama Min Rutim?”

“Veamos… Incluso si nos apresuramos a regresar, no queda trabajo por hacer, así que supongo que también podríamos ver como Asuta cocina”, respondió con una sonrisa de satisfacción. Ante eso, el cuerpo de Tsuvai tembló mientras se veía un poco incómoda.

Fue entonces cuando, sin previo aviso, la puerta se abrió desde el exterior. Y dado que tales acciones solo estaban permitidas por miembros de la casa, por supuesto, era Ai Fa. Una vez más estaba cargando al hombro una giba de 60 kilos o más mientras miraba por la habitación con una mirada penetrante.

“Bienvenido a casa, jefe del clan. Has cogido uno de nuevo hoy, ¿eh?”

Hacía dos días que había reanudado su trabajo como cazadora y ya había traído dos giba. Y ni siquiera se suponía que fuera un período en el que estuvieran prosperando, lo que solo hizo que el logro fuera aún más asombroso.

Había saludado a Ai Fa con una sonrisa, pero ella tenía una expresión increíblemente fría. Luego, murmuró: “Parece que te estás divirtiendo de nuevo hoy”, solo para cerrar la puerta de golpe en lugar de entrar.

¿Qué quiso decir ella con eso? Honestamente no tenía idea.

Supongo que la única diferencia clave con respecto a lo habitual era que actualmente estaba rodeada de nueve mujeres. Quiero decir, siempre había mujeres merodeando, pero supongo que esto era más de lo normal.

“Lo siento, Asuta…”, dijo Ama Min Rutim con una inclinación de cabeza. “¿Eh? Ah, no, no hiciste nada por lo que debas disculparte”.

“¿De verdad?” respondió mientras inclinaba un poco la cabeza, luego se acercó para susurrarme al oído. “Pero aparte de mí y de la mujer Sudra, todos aquí son jóvenes y solteras. Puedo ver cómo eso podría dejar a Ai Fa sintiéndose bastante malhumorada”.

Honestamente, me tomó un poco desprevenido ver la cara de Ama Min Rutim tan de cerca. Siempre fue tan serena y educada, por lo que era raro verla dar una sonrisa tan inocente adecuada a su edad.

Y así, el día 22 del mes azul llegó a un final tranquilo y relajado.